sábado, 8 de octubre de 2011

Filosofía aquí y ahora II. José Pablo Feinmann. Encuentro 2: El Dasein y sus posibles



1 ¿Cuál es la posibilidad de todas mis posibilidades?
2 ¿En qué consiste la existencia inauténtica?
3 ¿Cuál es el fundamento de la existencia auténtica?
4 ¿Cuáles son los elementos que Heidegger señala como propios de la inautenticidad?

1 ¿Cuál es la posibilidad de todas mis posibilidades?

Vamos a continuar con Heidegger. Este es un modo de decir, vamos a continuar mucho con Heidegger porque tenemos que profundizar en la filosofía de Heidegger para entender las filosofías posteriores. 
 
Estamos analizando el ser-ahí, el Dasein, que está arrojado ahí en el mundo. El modo de ser del Dasein es lo que Heidegger llama ser-en-el-mundo. Heidegger es el que inventó las palabras trencito. O sea que el Dasein, el modo de ser del Dasein, es ser-en-el-mundo. A estos modos de ser del Dasein Heidegger los llama existenciarios. Uno de los existenciarios del Dasein, el primero es ser-en-el-mundo. ¿Por qué es ser-en-el-mundo? Porque es ser-ahí, es en el mundo. Ahora esta forma en que es en el mundo es estar en estado de eyección, arrojado en el mundo. ¿Hacia qué está arrojado el Dasein? El Dasein está arrojado hacia sus posibilidades. Nosotros somos posibilidades. El Dasein- va a decir Heidegger- antes que realidad es posibilidad. Pongamos que hay una piedra ahí –siempre pongo el ejemplo de la piedra-, una piedra es, nunca va a ser otra cosa que una piedra. Pero un ser humano no es, siempre está deseando ser otra cosa, está arrojado hacia un futuro, está proyectándose en una posibilidad, somos posibilidad, eso es lo que somos. Somos nuestros posibles. Nuestros posibles nos constituyen.

Digamos, yo estoy ahora grabando este programa y cuando termine de grabarlo puedo elegir miles de posibilidades: puedo seguir acá, puedo irme a tomar un café, puedo volver a mi casa, puedo ir a un cine, a un teatro, puedo irme del país… esas son posibilidades, son infinitas. Ahora hay una posibilidad que es la posibilidad de todas esas posibilidades. Una posibilidad que está en todas y cada una de esas posibilidades es la posibilidad de morir. En todas esas posibilidades puedo morir. Puedo quedarme acá y morir, puedo ir al teatro y morir, puedo irme al extranjero y se cae el avión y me muero en el viaje. Entonces lo que está inserto en todas esas posibilidades es esa posibilidad. La posibilidad de todas las posibilidades: la posibilidad de morir en uno de mis posibles. Esa condición de estar eyectado hacia el futuro es mi posibilidad. Somos posibilidad. Pero hay una posibilidad que está presente en todas: en todas puedo morir.
Este es un aspecto sombrío de la filosofía de Heidegger y va a ser uno de los aspectos de las filosofías existencialistas. Heidegger tiene como poderoso antecedente la filosofía de Kierkegaard, un filósofo danés del siglo XIX que tiene un libro que se llama “El concepto de la angustia” que Heidegger lo debe haber leído intensamente y que en una de sus partes dice el hombre es ese ser que se angustia y es más profundamente hombre cuando más profundamente se angustia. ¿Qué está diciendo Kierkegaard? Está diciendo que es más profundamente hombre porque la angustia proviene de la experiencia de la nada y la experiencia de la nada es la experiencia de la muerte. Entonces si yo afronto la experiencia de la nada, la experiencia de que voy a morir, estoy afrontando la más difícil de todas mis posibilidades, la que no quiero afrontar, la que me da miedo afrontar, la que me angustia afrontar; porque es la nada la que me angustia, la que me revela mi finitud. Me revela esta posibilidad presente en todas mis posibilidades. Como dije: yo de acá me voy a una pizzería, puedo morir, me voy a un teatro, puedo morir, me voy a tomar un colectivo, puedo morir, me voy a la provincia de Buenos Aires, puedo morir. La posibilidad de morir es a la vez la imposibilidad de todas. El hombre es ese ser en el mundo que también es ser para la muerte. Esto es algo que el hombre tiene que afrontar. 
 
En realidad –va a decir Heidegger y esto es genial- el hombre se pasa la vida tratando de ocultarse y de que le oculten que es un ser para la muerte. Que va a morir. Se aturde él y pide “atúrdanme”, porque no quiero tener eso presente. Lo que no quiero es morir.

2 ¿En qué consiste la existencia inauténtica?
A Heidegger le van a criticar que el Dasein no tiene sexo. En realidad, es una crítica infundada porque Heidegger no tiene por qué detenerse en eso. El Dasein es el hombre y es la mujer. Cuando nosotros acá hablando de Filosofía decimos “el hombre” estamos diciendo “la mujer”, lo que pasa es que no podemos estar diciendo todo el tiempo “el hombre y la mujer”. Yo diría “la mujer”. Pero si yo digo “el ser de la mujer es el ser para la muerte” nadie va a entender nada. Lamentablemente esto está instalado. Es trabajo de todos nosotros llegar a un lenguaje, encontrar una palabra que pueda incluir los dos sexos, pero ahora vamos a tener que incluir unos cuantos más. Es cada vez más complejo.
El Dasein es el hombre y la mujer. El Dasein es la realidad humana. El ser del Dasein es ser-para-la-muerte. El Dasein es ese ser que inexorablemente va a morir. Ante esta realidad que es temible y despierta una enorme angustia y esa angustia revela la nada y la nada revela la muerte; el hombre quiere frenarla, quiere negarla. Para negarla se entrega a lo que Heidegger llama la existencia inauténtica. La existencia inauténtica consiste ante todo en negar que el hombre es ese ser-para-la-muerte. Entonces, el Dasein inauténtico se entrega al mundo del “se” –en alemán “das man”, “se dice”, en francés: “on dit”-. Se entrega al mundo del “se dice”. ¿Qué es el mundo del “se dice”? “Se dice” que hay que leer los libros de Jhon Grisham. Se dice que hay que leer los libros de Harry Potter. Se dice que hay que ver tal película, hay que ver tal programa, que hay que leer tal diario. Los que se diga, el Dasein inauténtico –que está determinado desde afuera- lo acepta. Vive en el modo de la pasividad. Hace lo que se dice, lee lo que se lee, opina lo que se opina, y así está inmerso en el mundo de lo anónimo. No es “él”, es el “Uno”. Por eso Heidegger habla de “lo Uno”, el mundo del “se dice”. El “Uno” es lo anónimo.
Entonces el Dasein quiere unirse a ese Uno anónimo para ser uno más y no pensar por sí mismo, y no darse cuenta en algún momento que la muerte inexorablemente va a ser una experiencia suya y que “nadie puede morir por mí”. Entonces, como esto es difícil, el Dasein inauténtico consagra su vida a negarlo ¿Cómo lo niega? Primero dice: la muerte, ah sí, le pasa a los otros, qué cosa, ¡cómo se muere la gente! ¿Por qué se morirá la gente? Y bueno, porque la gente se muere. Les voy a contar una anécdota: yo una vez iba manejando mi coche, hace muchos años, y había una barrera. Delante de la barrera estaba parado un camión, un camión muy grande que no avanza porque está pasando un cortejo fúnebre. El cortejo fúnebre pasa muy lentamente y el camión espera. Detrás del camión hay una línea de coches que no ven al cortejo fúnebre porque el camión es muy grande entonces empiezan a tocar bocina. De pronto el camionero se baja y le dice al primero para que escuchen todos: “¡para viejo, no ves que hay un fiambre ahí!” Memorable frase, filosófica frase del camionero. No hay nada más contundente para negar la muerte que llamarle fiambre a un muerto. No es un muerto, es un fiambre. No es un Dasein que ha finado. No es algo que me va a pasar a mí. Eso es un fiambre. Ni lo nombra, no dice es un cadáver, es un ser humano muerto, es un fiambre. Está bien, es un lenguaje lunfardesco de Buenos Aires. Pero ¿qué quiere decir que es un fiambre?, quiere decir también que ese Dasein ha dejado de ser. Ya no es. Como ya no es, es una cosa. Un fiambre es una cosa. No está animado de existencia.
Entonces, la muerte es un espectáculo también, porque este camionero que mira pasar el cortejo fúnebre en realidad está mirando un espectáculo: pasan los distintos coches, la gente que llora, las flores. Es un espectáculo, van a enterrar a un fiambre. La muerte como espectáculo es la negación inauténtica que el Dasein hace de la muerte. La muerte es algo que le ocurre a los otros, la muerte es un espectáculo, la muerte está afuera, la muerte forma parte de lo “Uno”, de lo anónimo, pero no es algo que me va a pasar a mí. Le pasa a los otros. Esa es la esencia de la existencia inauténtica. Y vamos a ver cuál es la esencia de la existencia auténtica.
3 ¿Cuál es el fundamento de la existencia auténtica?
Si el fundamento de la existencia inauténtica era la negación de la finitud del Dasein, lo que va a fundamentar la existencia auténtica es enfrentar, aceptar esa finitud. El Dasein auténtico sabe que va a morir, sabe que su ser es ser-para-la-muerte, y lo acepta. Eso le da densidad a su existencia, eso le da autenticidad, eso lo lleva justamente a una existencia que no se disuelve en lo “Uno” que es el miasma en donde todos están. No. El existente auténtico está separado del mundo del “se dice”, porque ante todo ha aceptado su finitud. A partir de esta aceptación, él es él. En consecuencia, elige lo que quiere leer, habla de lo que quiere hablar, pero lo fundamental es esto: enfrenta la angustia que le produce el hecho de que nadie puede morir por él. Bueno, está bien, “voy a morir yo por mí”.
En cambio el existente inauténtico, al no poder enfrentar su finitud, enfrenta la vida con una liviandad que es la liviandad de lo inauténtico. De aceptar todo lo que me digan, todo lo que me cuentan, todo lo que me venden, para sofocar en mí la angustia de morir. Entonces, se niega a aceptar que la existencia tiene misterios y que el misterio fundamental –quizás- de la existencia sea esta capacidad asombrosa del Dasein de saber que va a morir y seguir viviendo. En la vida inauténtica, todo misterio –dice Heidegger- pierde su encanto, porque yo no voy detrás de ningún misterio, no voy detrás de nada nuevo, sino que voy detrás de lo que ya se ha dicho, de lo que ya se creó, de lo que ya se estableció. Soy una nada –pero no una nada como la que me revela la finitud-, soy lo “Uno”, soy una cosa que se disuelve en el anonimato del Todo que ha sido creado justamente para que los hombres –y este es un vocabulario un poco personal- no tomen conciencia de nada. Entonces el mundo del anonimato, del “se dice”, del “se habla”, de las habladurías, ese mundo está constituido para que el Dasein no tome conciencia de sí mismo, ni de su destino, ni de su condición de ser-para-la-muerte. 
 
¿Quién construye este mundo? ¿Quién construye el mundo del anonimato que está ahí y posibilita que me incluya en él y yo tenga una vida inauténtica? Ese mundo está constituido por los “poderosos otros”. Entonces –dice Heidegger- cuando yo acepto ese mundo estoy bajo el señorío de los otros. ¿Qué es el señorío de los otros? Bueno, yo voy a poner un ejemplo muy transparente para ustedes. Yo creo que hoy el poder del señorío de los otros está dado por el poder de los medios de comunicación. Ese es el señorío de los otros. Porque a través de los medios de comunicación –y acá tomo una frase de Foucault- “los sujetos son sujetados”. Entonces, si los sujetos son sujetados a través de los medios de comunicación quiere decir que los sujetos son sometidos al señorío de los otros. Porque los sujetos no tienen la posesión de los medios sino que lo tienen los otros. Los poderosos señores otros. Y ese señorío de los otros elimina toda posibilidad de vida auténtica. Yo soy ese tipo que vive repitiendo las ideas que le dicen, las cosas que tiene que comprar, los programas que tiene que ver. Está aniquilada toda posibilidad crítica de la conciencia.
Como ya lo he dicho en algún programa, ese tipo que va al trabajo a la mañana, que almuerza desordenadamente mal, que viaja mal cuando regresa a su casa, y cuando llega a su casa enciende una televisión que le entrega –por decirlo suavemente- basura, ese tipo no puede salir del señorío de los otros. Es una tristeza realmente, porque pasarse la vida bajo el señorío de los otros y nunca decir una palabra propia, es como haber vivido muerto.

4 ¿Cuáles son los elementos que Heidegger señala como propios de la inautenticidad?
Hay algo que Heidegger marca como lo más demoníaco del mundo de la inautenticidad: es la publicidad. La publicidad le dice a todo el mundo lo que tiene que comer, lo que tiene que leer, lo que tiene que usar como traje, el partido político al que tiene que votar, la manteca que es la mejor del mundo, el vino que tiene que tomar. Heidegger detesta la publicidad porque la publicidad trabaja a favor de la inautenticidad de la gente. En realidad, cualquier publicista sabe que miente. La publicidad consiste en mentir lindo para que el consumidor compre. Heidegger odia la publicidad porque, justamente, la publicidad se dirige desde afuera a la conciencia del Dasein que está mirando. Entonces cuando mira la publicidad, la publicidad le dice cómo él tiene que ser. Ahí está algo que Heidegger realmente detesta.
Después lo que Heidegger señala como un elemento fundamental de la existencia inauténtica es la avidez de novedades. ¿Qué pasó de nuevo hoy? ¿Cómo, no paso nada de nuevo? Ustedes observen, a ver, por qué la moda cambia todos los años. Vea la moda del verano. Compre el libro del año. Si usted no lee este libro, usted no está al tanto de nada, no conoce la última novedad. Hay que despertar en usted la avidez de novedades. ¿Qué hace la avidez de novedades? La avidez de novedades hace que no me detenga en nada. Que vaya saltando de una cosa a la otra, porque me hacen saltar de una cosa a la otra. Si despiertan en mí la avidez de novedades, nunca voy a profundizar en nada. Voy a estar saltando de una novedad a la otra sin afincarme en nada. A esto Heidegger lo llama la errancia, que es errar, pasar de una cosa a la otra. La errancia está definida y determinada por la avidez de novedades. Leíste el último libro de Paulo Coelho. ¿No lo leíste? Sacó otro…no estás al día, no estás al tanto, no conoces la última novedad.
El Dasein ávido de novedades pasa de una cosa a la otra porque nunca quiere dejar de estar al día con las novedades. Esto que Heidegger llama errancia es un concepto que ha sido estudiado como un concepto antisemita en Heidegger, porque ustedes piensen que el judío ha sido el errante de la Historia. Hay una novela de Eugenio Sue que se llama “El judío errante”. El pueblo de Israel ha sido el pueblo que ha errado, que ha ido errando a lo largo de la historia. Entonces Heidegger diría –según esta interpretación antisemita- al contrario de la errancia típica del judío, lo que tenemos que conseguir es el afincamiento del alemán en su tierra. No a la errancia, pero sí al amor a la tierra de la patria. Esto lo vamos a ver cuando veamos al nazismo en Heidegger.
De todos modos, no dejemos de lado la riqueza de este concepto (yo planteé cómo puede ser llevado hacia el antisemitismo), la errancia es la avidez de novedades. 
 
Otra cosa que señala Heidegger como típica de la existencia inauténtica son las habladurías. Ah, se dice… pero vos, ¿sabes? No, pero se dice. Pero, ¿qué es lo que se dice? Se dice tal cosa… entonces la voy a decir yo también. Entonces todos terminamos diciendo lo que se dice. Ahora bien, la pregunta es ¿quién dijo lo que se dice? ¿Qué estamos diciendo cuando se dice lo que se dice? ¿Quién nos metió en la boca lo que se dice? ¿Quién tuvo el poder necesario para imponer en la sociedad algo que todos digan? Obviamente, hoy esto lo logran los medios de comunicación, internet, la televisión, son poderosos creadores de habladurías. Y no buscamos –dice Heidegger- renunciamos a buscar nuestra propia voz. 

Tenemos que abandonar las habladurías, no someternos a las habladurías. Si nos vienen a decir: esto es así porque se dice que es así. Yo debería responder: a mí no me consta que sea así. Me consta que se dice que es así, pero yo voy a averiguar si es así. Porque yo tengo mi propia voz. Tengo mi propio juicio. Tengo mi propia condición crítica. Tengo mi propia libertad para elegir y en consecuencia esa libertad me va a dar mi voz auténtica. Mi voz auténtica no se somete a las habladurías, ni a la avidez de novedades, ni a nada de todo aquello que ese mundo de la falsedad, del anonimato, me quiere imponer. Mi voz auténtica surge de mí y es, en ese sentido, subversiva porque altera todo ese orden que está armado para anular a los sujetos.

Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.










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