viernes, 24 de abril de 2009

Cuando llega la noche

Cuando llega la noche
Y se me inunda la pieza de preguntas
Tal vez quiero encontrar un final
Un cierre entre fatal y chistoso para que complete un absurdo.
Un moño dorado que luego dé color a tu futuro regalo.
Porque las respuestas jamás llegan de frente…


Cuando llega la noche
Y veo el negro del teclado
Y el rojo del vaso
Y me pregunto por la historia que me empuja
Y casi no dudo sobre la forma del moño de la primera estrofa


Cuando llega la noche
Y recuerdo tu cara
Tu cuerpo
Tu melodía
Extraño no soportarte… deseo no soportarte nuevamente… quiero no soportarte cerca tuyo.


Cuando llega la noche
Se me hacen palabras las soledades
Y luego sonrío el tango fatal
Que al final de cuentas termina con un brindis
Y abrazos de viejos amigos
Como una burla que uno le juega al destino.
Pero, aún, el amor en exceso mata.


Cuando llega la noche
Te desprecio en tu recuerdo
Y me hago de la fuerza para añorarte fuerte
Y concederte un último baile
A la luz de la Luna
O a la orilla del río
O en tu cama, niña en mil.

Cuando juntas los dedos y lo tomas

Cuando juntas los dedos y lo tomas
todo se vuelve tan serio
todo se vuelve tan rito;
tan pedestal.



Cuando juntas los dedos y lo tomas
evitando un humo sagrado
divirtiendo lo aún muerto;
olvidando.



Cuando juntas los dedos y lo tomas
mirando a los ojos que no te pertenecen
inyectando tu forma;
volviendo al gesto.



Cuando juntas los dedos y lo tomas
te concentras tanto que te olvidas
y vuelves a transitar un camino;
el retorno.






Cuadro político

En vistas de los hirvientes
de nuevo la vieja escuela
la sangre
la vascongada
marea mar
se regala
detiene menor tu canto
se hace parte y quebranto
‘desace’ la sal
en la boca ajena.

Cortesía tu boca



Díctame las poesías más absurdas
las que no te llevan a nada
díctame la suerte acompañada
de una lata de atún
de una alborada
de lo todo que entre tus manos escapa
del sin fin santo, puritano.
Díctame las poesías más absurdas
hija menor de mil
sangre apurada
Gol ancestral de Dios
Amor alada
Cortesía tu boca.


Con Elba

En el nido azul vivía él
y compartía el aroma de las flores
amargas condiciones fatales: no se ocultaban
de pronto el cielo se nubló.


El ángel verde /aquel alado/ vino al rescate
el cielo abrió sus puertas celestes
una luz de quinientos años se hizo del viento
y el cielo derramó una lluvia caliente.


Todo quemado al fin /Tierra, Aguas, Mar/ egipcio volvió
se puso todo como de perfil
y tomaron un tono como de marfil
y se enamoraron del alba; antes canción.

Como amor se ilumina

Losss varios emprendimientos
trabajos de pensamientos
se hacían por la mañana
de noche la madrugada
invitaba al desparpajo
una sociedad de atajos
que nunca cierra la puerta
se hacían de la grandeza
del niño desesperado.



No hay canto ni perdularios
que conozcan todo el centro
más bien se muere el cemento
al ver el pasto tan verde
él sabe que hay detergentes
que limpian las cerranías
más nunca ha habido porfía
tan terca como esmerada
es porfía acostumbrada
a que todo tenga vida.


El altocielo de Chiapas
se reconoce en el cielo
no te apures con esmeros
que están más bien ninguneados
mejor te haces arado
de la palabra bonita
esa que siempre enamora
y como amor se ilumina.









Cómo

Cómo puede ser
que mi corazón palpite
por la nada.



Cómo puede ser
que me ausente
y mi corazón palpite.


Cómo puede mi ego
ser tan fuerte
e intentar doblegarme.


Cómo puedo ser tan ciego
y no observar que soy yo
el que ya no es.


Cómo puedo ser libre
y sólo sentarme
y que las palabras fluyan.







Caricias de ciudad

Cuando la ciudad
que es un veneno ambulante
te acaricia
uno ya no sabe qué pensar.



Entonces vuelves sobre tus apuntes
que algunos llaman vida
y te desconcierta sólo para volver a enamorarte.


Para enamorarte debes estar confundido
El orden contrario es contrario a amor
Si estás lo suficientemente confundido
Podrás vivir en amor.






Bichos


El conejo decía que había historias que volverían a ser contadas.
El lagarto sangraba por su más fino y añoraba el pasado.
El cocodrilo aconsejaba invertir en bonos de la Selva Lacandona.
El primate repetía sin cesar: “el mundo está en orden inverso”.
El niño de un centauro recordaba de memoria la tabla del dos.
El valiente tiranosaurio aclaraba que su nombre era Eurio Genes.
La pandilla de ratones ladrones se declaraba inocente.
Las tortugas decían que su paso era el correcto.
Las guirnaldas amarillas eran las que adornaba al Sol.

Belleza arte velita corazón

Tres poesías al hilo
me prometí
susurrando.
Porque lo dicho no se materializa inmediatamente
ni miente por salir al ruedo de los traidores
no se cansa la canción popular
se ha cansado el juglar
no el pueblo.



Merodeo tu poesía
alcoba furibunda y ñandú
que escondes lo imposible
Belleza arte velita corazón
Azufre todo lo demás
Alto sudor.



Acaso flor tu canto
hembra mi mano desde tu cuello
hasta tu cintura
hasta tu dignidad
tu sexo.



Elevada algarabía
el baile entre tus estrellas
entre los planetas que tan bien pintaste
tu humildad en el silencio
tú que eres.



I
Me aplaudiste en el horizonte
hombreando tu silencio
has clamado por mi presencia
me has agradecido tu vida
y yo, tu recuerdo;
que lo demás se acomode a nosotros.



Has creado la Tierra en un soplido
¿cómo podría terminar lo iniciado?
Van, los ángeles van, los muertos van,
a juntarse con el río que es mi voz;
a enderezar lo bello y ponerlo por sobre todo lo demás.



Corsario, un aventurero del mar,
que por textos se olvidó lo trascendente
se olvidó de lo que calle dice
y abrazó temeroso la escapada
tú, el huidizo, tal vez te has hecho luz.



II
Hombre, te hablo a ti,
Mujer, te aclamo,
Los he creado con santo nombre
y con palabra bonita para que sirva
y con poesía ancestral para el recuerdo.



Tu especie es tu corazón
allí se guardan secretos ancestrales
los que se agolpan en el sentir
los vagualeros, los murgueros,
sentires universales
como amores de esquina.



Hemos nacido del aire
y volvemos en la flor.
Hemos querido queriendo
y hemos hablado canción.
Tantas veces te he nombrado
que no recuerdo quién soy.







A estefanía casotti

¿Qué dolor ocultan tus ojos?
¿Qué extraña pena me llama?
Recuerdo a una niña zapatista,
pequeña, inquieta, distante;
pero una niña alegre.
¡Tanta sonrisa tenía esa niña!


Recuerdo que tal vez no nos encontrábamos seguido,
que se había apresurado el tiempo sobre nosotros,
recuerdo que, en un recreo, los niños se agolpaban para ver sus ojos.
¿Dónde están tus ojos?
Tan llenos de vida, acaso movimiento,
tal vez sólo viento.


Me dio por pensarte,
claro,
fueron tus fotos,
pero fueron tus ojos.
Y acaso un loco poeta, otro niño de aquella época, se haya hecho presente.
Y por eso me avisa que te avise… me dice: “dile”:
‘¡cuánta alegría aún te queda!
¡cuántos soles llevarán tu nombre!
¡cuánta vida te descansa detrás de tus pupilas cansadas!
¡cuánta magia te prometemos, más, te damos, por un gramo de tu felicidad!’

miércoles, 15 de abril de 2009

Así bailaban antes

¿Qué se puede esperar? Casi todo. En cuanto a tu amor, lo desestimo. Sólo porque no te conozco. Sólo porque no la conozco. Sólo porque, muchas veces, es más libre la soledad.

Y Pizarnik que puede dictarme un poema y sin embargo se calla. Me mira y se calla. Le golpea en la cabeza la sola presencia de mi mente en la suya. Se inquieta… como si no fuera consultada. ¿Qué tipo de humanidad perdida no habla con sus profetas? La soberbia ha ganado las calles. Y el silencio, el peor amigo de un poeta, hace las veces de hidra y reproduce sus llegadas. En todos esos lugares vive el silencio.

Y Tejada Gómez que golpea a mi puerta. Él, sin embargo, pasa sin miedos. Me ha dictado las muchas veces que escribí verde. Sabemos que ese color le pertenece para siempre. Y así va sumando uno a uno. Los vocablos, los espacio, las letras, ¡qué detalles de fin de siglo interminable!… modernamente interminable. El negro vuelve en su poesía que lo describía todo. Escuchen, sonsos, que la cosa está que arde.

Y Gelman que está más cerca, o eso nos parece, con su incansable lucha de recuerdos. A los golpes con la conciencia de tantos otros. Con marcas de ayer que son hoy, a no dudarlo. Porque las marcas se ven, se tocan, se sienten y se escriben nuevamente. Por suerte, la sangre en las venas es un factor imborrable… peor, un factor reproductible.

Y yo, que apago nuevamente las horas de la noche. Hoy no hay Luna. Que ingenuidad, ¿no? Pero miré y no hay Luna. Otra ingenuidad parecida es esa de observar un desfile de comunidades indígenas y pensar: así bailaban antes…

Amo de casa

Habito en mil
soy menos que eso.
Vivo en la esperanza del quehacer doméstico
me siembro en la llanura de la cocina limpia
preparo lo que dicen los ajados recetarios
me hago sopa de olvido con lo negro en las noticias
salgo a barrer la vereda con los mucho en el oficio
a veces cuelgo la ropa que más temprano lavé
y entre chistes y promesas me mantengo siempre en pie.
He visto nacer las flores que han llevado nuestro nombre.
He preparado la cama para que el tiempo descanse.
Me he baldeado hasta el hueso.
He plumereado el pasado.
He hecho cada detalle de lo que el viento aconseja.
Saqué afuera la basura y he cambiado hasta la reja .


Vos sabes que lo que digo no es mentira ni te miento
he sacudido el polvillo de lo mucho y sin aliento
no aparezco en los atlas ni en los libros de cuentos
no estoy en el diccionario ni en los tratados conversos
no existe ley que me ampare ni tampoco fundamento
aún no he sido escrito ni me han nombrado siquiera:
yo soy el amo de casa señores… nací con la primavera.

Al final no nos vimos

Al final
no nos vimos.
Yo que había arreglado la pieza
perfumado el comedor
me había peinado con la raya al medio.
Yo que había coleccionado emociones de verte
y al final
no nos vimos.

Tuve esos deseos de llamarte
vos sabes
para nada
por nada
para preguntarte por el clima…
o por la hora…
¡Escucharte pues!
Y no lo hice.

Me quedé pensando en verte
recordándote
sentado en el comedor, en la cocina, en el patio…
¡En mi casa pues!
Y ya lo hice.

Al final de cuentas

Ensombrecido cantaba lo cierto con pan
¡qué natural era su estudio!
¡qué prolífico su pasado!
¡qué oportuno su beso!

Al final de cuentas
los murciélagos más entregados son de color naranja
y los simios que simulan ser hombres
y las mujeres que simulan ser santas
y las santas que son mujeres.

El versículo había posicionado la cosa
asombrando a los altos burdeles
escogiendo entre escombros carteles
asomando de prisa tu cara
/pintada arco iris tu gris ambulante/
de cementista es mi dibujo palabra
/primer día en la vida del escribiente/
primera noche en el pueblo de la nada.

lunes, 13 de abril de 2009

Tú: Natalia

Pensaba en decirte
Y en el intento
Decirme

Quería tal vez encontrar la forma en que Nada
Ni distancias
Me distrajeran de ti

Focalizar, hacer foco, enfocar…
En cada detalle
Para luego vomitar libremente tu Todo
Como si fuera tan fácil intento;
Como si… claro, puedo hacerlo a mi modo

Si tus morenos ojos me miraran de cerca
Verían qué cansancios parecidos se juntan
Y cómo la lluvia me limpia el cabello
Para luego admirarte por lo lejana
Admirarte en la palabra… esa búsqueda tan digna
Tan niña y tan altiva
Y, a la vez, ese detalle de tu barbilla
Que levanta el ánimo de cualquiera
Que apunta hacia la voluntad
Que te empuja día tras día hacia el viejo trabajo
Y a los movimientos cotidianos
Y tantas veces tan cotidianos que asustan… que encarcelan…

Pero no puedo sino admirarte
Y desde el nadie que habita mi decidida voluntad
Admito no ser sino el Absoluto más detestado
Y el Extremo más compañero
Pero, en los detalles en que me equivoco, allí estás
Recordándome que puedo hacer algo más que señalar juzgador
Recordándome que la palabra te acaricia como puede llegar
Recordándome que no soy sino el comienzo de lo que en este momento piensas.

ahorro

¿para quién? Si mañana ya es hoy, apenas te despertas.
Y si te guardas esa moneda de amor
bajo la almohada azul de la abuela
que ya ni abuela tiene
y un corazón que espera ésa, tu moneda,
llora de pena.


Pero al rodar la moneda del amor
entre los dedos del contrincante
nada puede hacer, tunante,
al verse mil veces amado.
Arrepiente tal vez de su canto
y unirse veloz a nuestra empresa.
Se hace de la tibieza
que el mundo le ha heredado.


Si no es por ahorro sonso /que ella guarda su sutil armamento/
Tal vez sea por miedo
a que su corazón ajeno se encuentre hecho trizas
en un rincón de bar, de esos oscuros lamentos, tantas veces extrañado.

¿Adónde está mi casa?

Esperar a que se haga de noche para volver a empezar
Batucada de mil planetas
¡qué te hablas y de quién más!
Abrazo Universal del Santo Padre y el Viejo Profano.
Abrazo Universal.


El niño vientre camina la calle
Se pregunta en los espejos por su casa
Como si alguien pudiera responderle
Como si alguien se hiciera esa pregunta
Guarda en tu santo nombre la revolución que te inunda
Niño vientre que caminas por la calle
Preguntando por tu casa.


Llevaba las manos sucias el niño vientre
Porque las manos sucias venden más
Arte callejero ausente de libros
Hecho de lágrimas, a no dudarlo /idólatra/
¡Jamás haremos gala del dolor de otro!
No somos de esa escuela.


El niño vientre que me vive por sobre mi vida
Camina y camina y camina
Ninguna noche ha olvidado su nombre
Le conoce el pelo
Le conoce el alma
Y la respuesta que no llega
Y la pregunta que insiste
¿Adónde está mi casa?

Aconteceres

Se dio en páramos ocultos
la silueta silbadora y primeriza
dijo diez formas de diez y de tiza
se nombró maestro segundo
se fue alumbrando la furia que lo encubría
dio dieciséis canciones al alba saturniana
se cagó sobre una rosa marioneta
gesticuló un silbido hacia adentro
abrió las puertas del cielo una vez muerto
se acercó al cura promovido a hombre
le dio un abrazo fraterno y aceptó perdones
trabajó medio día y el resto lo durmió completo
caló una manzana
se la regaló a Eva
ella la guardó en el freezer
prefería las naranjas
igual fue sancionada
se subió las medias hasta la cintura
cubrió su cara con estiércol
y se durmió.





A cuatro manos

El ventilador sucumbe al viento,
las ráfagas envuelven a los árboles
el miedo azul se posa en tu alcoba
la luz tenue del amanecer asoma a tu ventana
una vez
el abrazo niño
se quedó en tu vientre


las tiernas palabras murieron en tu interior
Una vez
la marca sagrada de Lepanto
se conoció a sí misma


un temblor tenue recorrió la casa
la madre que se encontraba fumando escondió a sus hijos
cerró las puertas y ventanas con hilos invisibles

Luego
la tijera sin nombre
no se atrevió a entrar


La casa retomó su ritmo
una sinfonía ponía color
el calor encendía las mejillas de los niños
una vez más el tiempo pasó y el Sol se apagó.
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