viernes, 1 de mayo de 2009

Desde que soy fan de Carlitos Marx en facebook…

Este título me da gran responsabilidad. Digo, el título en sí debería ser principio y fin de la historia. “Facebook” viene a ser un espacio digital ultrainteractivo en donde tenes la posibilidad de subir fotos, publicitar “eventos”, escribir en “muros” ajenos –sin riesgo a que la policía te pegue un chirlo en la boca-, y etcéteras. Entre los etcéteras aparece la posibilidad de ser “fan” (seguidor, diría mi padre) de diversos personajes. Como tantas otras veces me dije: no te metas en esta, no vas a tener tiempo de… y antes de concluir la reflexión, ¡zas!, ya estaba subiendo fotos y escribiendo guarangadas. Una cosa suma a la otra: de cuentas de correo pasamos a blogs, de blogs a fotologs, de eso a myspaces y, de esta forma, sólo la vida digital se vuelve interminable. Lo cierto que, un buen día, apareció la tentación: ¿desea ser fan de Carlitos Marx? Yo vengo de una fuerte formación trotskista (de hecho, León me susurró al oído algo así como: no seas pelotudo, pendejo, no seas pelotudo –con una entonación similar a la del Bambino Veira; cuestión que me confundió y luego me asustó hasta los calzones-). Como viejo trotskista, uno tiene ciertos principios, adhiere a una revolución permanente y comprende las etapas de resistencia y observa que el desarrollo es desigual y combina… (¡clic!) La celeridad de lo digital me hizo hacer ¡clic!... y sí… debo reconocerlo… desde ese momento soy fan de Marx en facebook. Luego, bueno, siguieron otros personajes, y a Capussoto se le sumó Gilda y Liliana Herrero… Marcelo Milanesio, gran jugador de básquet este último. Es válido aclarar que mis amigos de la vieja vanguardia ya no me saludan. Me gritan barbaridades por la calle como: traidor a la patria, pequebu o sonso posmoderno. También me dicen vendido al Capital Digital. Sin embargo, desde que soy fan de Carlitos Marx en facebook, todo ha cambiado para mí. El grupo de seguidores digitales es notablemente superior a aquella vanguardia que me contenía en mis épocas de pre-adultez y los comentarios en los “muros” suelen ser bastante más jocosos. Por lo demás, no lo negaré, me la paso mejor. Ahora los tengo que dejar porque “ciberman” me dijo que publicaría en su espacio digital el día y la hora de la próxima revolución social… ¡esa sí que no me la pierdo! ¡Ahí se ven!

Demasiado viejo como para ser un emo o un flogger

Demasiado viejo como para ser un emo o un flogger;
demasiado fuera de lugar
con esta condena de hippie encubierto;
payador del silencio.


sin poder quitarme de encima los jeans que me vieron nacer,
en añoranza de los ‘70s que nunca viví,
en un constante loop del eterno retorno,
como andando en un pasado de futuros,
siempre un paso atrás.


y me condena el sentido común,
que me obliga a progresar sobre nada,
a achatar el discurso,
a empobrecerme… aún rico… aún Sol.


casi exigen un pensamiento sin ti,
obligado a recorrer esos caminos ‘ajados’,
caminos que no pueden ser aún siendo,
senderos de cordero inadaptado;
prohibido pasar.


y se va calentando el paño,
cada vez que la afrenta se me hace cotidiano,
y el viejo fracaso viene a recordarme el fracaso nuevo,
y tu envidia se aloja en mi corazón,
y sufro tu pena, mujer solitaria,
que no puedes ver tu figura desnuda
sin avergonzarte hasta las lágrimas.

de noche la abrazo

Yo no me conformo,
no miro extasiado,
no me anoten nunca en listas de mercado.



Se ha hecho de día todo mi salario
de noche la abrazo
o duermo a su lado.
Es tan fantasía su cuerpo
que sólo los montes se animan a verlo.
Es tan legendaria su historia
y tan antiguo nuestro amor
que ni siquiera podría nombrarse…
un intento de tu boca, tal vez,
o podría ser la pluma del ave paridora,
o la brisa que ocupa tu espacio vital;
quizás, podríamos llamarlo vientre materno
o amante fatal rojo,
o, a lo mejor, sólo tus manos.



Hoy rogué por tu vida
y le pedía al cielo que te despertara una vez más a mi lado
pero fue imposible
tu luz se había ido
se dirigía presurosa a alumbrar otras almas
otras soledades, otras sombras.
Si te veo nuevamente
ya no te podrás ir
mis ojos te atraparán celosos del mundo
y allí quedarás, entre las rejas de mis pestañas,
esperando malamente una noticia que te libere.
Serás mía, toda mía,
Luna mía.





Cumple la profesía que escribí pensando en ti

¿Qué me hace pensar?
¿Qué me detiene?
¿Qué rima con ti?
Sueña mi vida para que sea cierta
Refúgiate en lo verde, mujer en mil
atraviesa la casa caminando descalza
y luego recoge el centavo que te han dejado
los montes, los alces, las copas,
todo ese universo que enseñabas de a pasos.


Cumple la profecía que escribí pensando en ti.
Enamórame.
¿Acaso puedes conseguir una propuesta mejor?

Como una muestra

Como una muestra del contacto,
lo que calla y lo que canto,
lo que te haces cuando miras,
y lo propio, lo mundano y ajeno.


Como una muestra del océano,
lo que siente y lo que versa,
aquello que se despereza,
y lo que implica influencia,
el Sol, la Sombra, el Augurio…
el viejo brujo que reza
el manantial, la tibieza,
el oxidado y su presa.
Ese cielo tan olvido y tan tuyo y tan mío.


Como una muestra de la simiente,
esa duda fatal de aquel que miente,
cuando el plomo exige pleitesías,
o simplemente respeto, a lo bruto,
y tú me dices tu espada del refugio,
y yo te digo “te extraño… y te abandono”,
y tú me dices “es bueno… y es lo justo”.
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