"En medio de esta lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano." Rodolfo Walsh
martes, 15 de noviembre de 2016
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Charla de Enrique Dussel - 4,5 y 6 de agosto de 2016 - Mendoza
viernes, 21 de octubre de 2016
lunes, 5 de septiembre de 2016
¡Basta de Violencia de Género!
INVITACIÓN
Los editores de Basta Argentina te invitan a la presentación del libro ¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género
a realizarse el sábado 10 de septiembre del 2016, a las 21:00
en la Feria del Libro 2016. Espacio Cultural Julio Le Parc.
Mitre y Godoy Cruz,, Mitre S/N, 5519 Mendoza
100 microficciones escritas por 100 escritores argentinos de todo el país. Forma parte del proyecto iniciado en Chile y hoy se extiende por toda Latinoamérica.
Habrá lectura a cargo de autores y antólogos.
Editores:
Amor Hernández, Fabián Vique, Leandro Hidalgo,
Miriam Di Gerónimo y Sandra Bianchi
Los cien autores:
Alberto Femia, Alejandro Bentivoglio, Alejandro Miguel
Orellana, Alejandro Pedro Destuet, Armando Macchia
Camilo Sánchez, Carlos Aldazabal, Carlos Manuel Casali
Carlos Norberto Carbone, Claudio Sylwan, Cristian Jesús
González, Daniel Fermani, Daniel Frini, David Slodky
Diego A. Cutuli, Diego Alejandro Majluf, Diego Kochmann
Diego Martín Lanis, Diego Niemetz, Eduardo Vardé
Eduardo Gotthelf, Eduardo Mancilla, Emiliano Ángel
Griffone, Emiliano Pintos, Enrique del Acebo Ibáñez
Ernesto Parrilla, Esteban Rodolfo Mederake
Eugenio Mandrini, Ezequiel Wajncer, Fabián Castellani
Fabián Ostropolsky, Fabricio Pippi, Facundo López
Federico Batllori, Félix Ángel Córdoba, Fernando M. Blasco
Gastón Domínguez, Germán Estrella, Hugo Francisco
Rivella, Hugo A. Gonza, J. González, Javier Touza, Jorge
Gómez, Jorge Otegui, José Luis Saddi, José María Guerrero
Juan José Panno, Juan Manuel Montes, Juan Manuel Valitutti
Juan Marcelo Sosa, Juan Pablo Goñi Capurro
Juan Pablo Portugau, Juan Romagnoli, Julio Diaco
Julio Tala, Leo Cuello, Leo Mercado, Leonardo
Dolengiewich, Lucas Simó, Luciano Doti, Luciano
Rodríguez, Luis Darío Salamone, Luis Ferrarassi, Marcelo
Fernández, Marcos Andrés Ponce De León, Mariano
Ambrosino Roulier, Mario César Lamique, Mario Goloboff
Martín Gardella, Mateo Rinland, Matías Iacono, Miguel
Lisanti, Miroslav Scheuba, Omar Julio Zárate, Omar Ochi
Orlando Romano, Orlando Van Bredam, Pablo Altieri
Pablo Darío Colombi, Pablo Dema, Pablo Doti, Pablo
Lautaro, Pablo Melicchio, Ramiro Esteban Zó
Raúl Borchardt, Raúl Brasca, Ricardo Alberto Bugarín
Roberto Perinelli, Rodolfo Lobo Molas, Rodrigo Ariel
Iñíguez, Rogelio Ramos Signes, Rubén Faustino Cabrera
Salvador Biedma, Salvador Verzi, Sandro Centurión
Saurio, Sergio Cossa, Sergio Gaut Vel Hartman
Tomás Ignacio Rossi, Walter Sobel
Agradecemos la difusión de este evento.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Bosquejo de investigación: Aníbal Quijano y el problema de la colonialidad del poder
Desde el punto de vista
genealógico, la construcción fantasmal –a un nivel epistemológico que redunda
fuertemente en lo cultural- está relacionada principalmente con el eurocentrismo,
el inicio de la Modernidad con el “ego cogito” cartesiano, la Ilustración y la
Revolución Industrial; la idea de un sujeto que se enfrenta a un objeto, la
ciencia como objetividad y la división del mundo entre “civilización” y
“barbarie”. Esta concepción que pone a Europa como el Centro del mundo generará
una clasificación social profundamente injusta hacia la periferia (América
Latina, Asia, África) y promoverá no pocos malos entendidos a nivel conceptual
cuestión que redundará en la economía, la política y la historia.
Partiendo de esta
situación, el giro decolonial será un intento filolítico (en sentido amplio)
que pondrá de manifiesto una serie de diferencias “espectrales” ante la
construcción fantasmal-eurocentrada. Así
la modernidad será cuestionada en toda la línea produciendo cambios
epistemológicos y metodológicos de profunda significación. Europa ya no será el
eterno Centro del mundo, sino un espacio provincial que recién pudo salir de
esa situación a partir de 1492 y la conquista de América. Por eso América
empieza a ser el comienzo de la modernidad en donde el “ego cogito” cartesiano
será reemplazado por el “ego conqueror” (yo conquisto) (Dussel, 1994); esta
violencia conquistadora modificará la idea de “civilización y barbarie”
denunciando el “mito moderno”: la violencia de la conquista en donde la
racialización es una de las aristas de esa violencia (por eso hoy podemos decir
que ni la civilización era tan civilizada ni la barbarie tan bárbara). Se
reformulan las nociones de sujeto y objeto modificando así la idea de
“objetividad” cuestión que llevará a interpretaciones de corte “intersubjetivo”.
La “colonialidad del
poder” de Aníbal Quijano será uno de los conceptos fundacionales del giro
decolonial. Así, la modernidad-eurocentrada se visualiza claramente desde una
etnopolítica que expresa un “dominio histórico/de saber” (Katzer, 2016). La
colonialidad del poder será una suerte de “denuncia” que desde un punto de vista
“espectral” (en particular desde lo que “sucedió pero no produjo acontecimiento”
toda vez que, teniendo presente los siglos de colonización y lo muy
naturalizado que se encuentra la epistemología-eurocentrada, hay que decir que
el giro decolonial, más allá de su visibilización académica, sigue siendo una
interpretación marginal. Más aún si tenemos en cuenta nuestras culturas
periféricas que todavía miran hacia Europa o Estados Unidos antes que, por
ejemplo, a nuestros pueblos originarios) pondrá de manifiesto los distintos
niveles en que se mueve la colonialidad teniendo como centro de su análisis el
tema de la raza, la racialización y por ende la clasificación social.
1)
El
giro decolonial
El giro decolonial
constituye un grupo de intelectuales de América Latina y el Caribe que
desarrollan su labor tanto en el subcontinente como en Estados Unidos. Sus
discusiones y problemas giran en torno a la modernidad en particular en la
manera en que ésta ha sido vivida por la periferia. Restrepo y Rojas (2010)
puntualizan seis rasgos fundamentales de esta comunidad de argumentación, el
segundo de ellos es entender a la colonialidad como el “lado oscuro” de la
modernidad.
Según Castro-Gómez y
Grosfoguel (2007), en el año 1998, Edgardo Lander por un lado y el propio Ramón
Grosfoguel y Agustín Lao-Monetes por el otro organizaron talleres en un mismo
sentido. Edgardo Lander desde la Universidad Central de Venezuela y con la
ayuda de CLACSO organizó un evento e invitó a Mignolo, Escobar, Quijano, Dussel
y Coronil. De allí saldrá el libro “La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales” (2000). Será a partir de 2001 cuando los encuentros se
vuelven más sistemáticos y, de esa manera, va constituyéndose el grupo. Irán
sumándose Javier Sanjinés, Catherine Walsh, Santiago Castro-Gómez, Nelson
Maldonado-Torres, etc.
Queremos dejar planteada
la estructura conceptual que maneja este grupo, aclarando que “colonialidad del
poder” es una de las nociones fundamentales. Se trata de pensar las dos
modernidades y la transmodernidad (con Dussel), la colonialidad del poder y la
idea de raza (con Quijano), la colonialidad del saber y del ser y el sistema
mundo moderno/colonial.
2)
Breve
biografía de Aníbal Quijano y el contexto de producción[1]
Aníbal Quijano Obregón
nació en 1928 en Yanama, provincia de Yungay, Perú. Es un sociólogo y teórico
político. Actualmente es director de la cátedra “América Latina y la Colonialidad
del Poder” en la Universidad Ricardo Palma, en Lima y es profesor en el
Departamento de Sociología de la Universidad de Binghamton en Nueva York,
Estados Unidos. En el prólogo al libro “Cuestiones y horizontes” (2014), Danilo
Assis Clímaco nos dice que “Quijano, hace más de dos décadas, desveló el núcleo
básico sobre el cual se ha venido articulando la existencia social global a lo
largo de los últimos 500 años: la clasificación social de la población mundial
mediante la noción de raza, proceso de legitimación y naturalización de las
relaciones de dominación iniciado con la colonización de América Latina y
estrechamente interrelacionado con la articulación en torno al capital y al
mercado mundial de todas las formas históricas de control del trabajo, sus
recursos y productos. Que la noción de raza persistiera como principal forma de
dominación tras la independencia de América, que trascendiera el momento
histórico que le dio origen, hizo necesario que Quijano cuñara el neologismo
“colonialidad del poder” a finales de la década del ochenta” (p. 13)
El primer texto que
analizamos de Quijano fue publicado en 1991 en Perú Indígena, 13 (29) y lleva
por título “Colonialidad y modernidad-racionalidad”. Allí toma forma el tema de
la colonialidad del poder. En ese año Quijano participa en una serie de
seminarios y conferencias de las cuales se pueden destacar: Coloquio
Internacional sobre el Imaginario Social Contemporáneo. Universidad de Puerto
Rico, Río Piedras. Febrero, 1991; Seminario Internacional sobre Democracia y
Movimientos Sociales en América Latina, ILET-Instituto de Investigaciones
Sociológicas de la Universidad de Hannover. México. Abril de 1991; Seminario
Internacional sobre Epistemología y Ciencias Sociales en América Latina.
CLACSO-FLACSO, Quito, Ecuador. Julio, 1991; Conferencista Invitado, en la
Universidad del Estado de Nueva York-Geneseo, Geneseo, Estados Unidos. Octubre
1991 y Conferencista Invitado en la Universidad de Florida, Gainesville,
Estados Unidos. Octubre, 1991.[2]
3)
La
colonialidad del poder como un ejemplo de a priori antropológico
Entendemos el “a priori antropológico” (Roig) como la
condición de posibilidad de la filosofía. Este “a priori” parte de un sujeto
histórico que, a partir de “ponerse a sí mismo como importante”, interpreta el
contexto político-social que le toca vivir. “El a priori antropológico, en cuanto que es histórico, marca los
límites y la naturaleza de nuestro horizonte de comprensión, integra la subjetividad
en una universalidad objetiva cuyos caracteres coinciden con los de la
pretensión de universalidad ínsita en la noción o prenoción del valor y, a su
vez, con los de la parcialidad del encuadre histórico inevitable de nuestra
subjetividad. Ésta, para serlo acabadamente, habrá de ser una subjetividad
consciente de esa estructura de lo subjetivo-objetivo y su individualidad sólo
es comprensible a partir de la naturaleza social del sujeto” (Roig, 1981: 274).
Por este motivo, cuando la colonialidad del poder
plantea a la raza como principio de clasificación social articulador del
capitalismo, cuando re-piensa el contexto de la conquista de América y las
diferencias existentes entre humanos y “no humanos”, cristianos y no
cristianos, europeos y no europeos, blancos e indios y negros; cuando critica
al eurocentrismo y a la totalidad eurocentrada y los “modos de conocer”,
nosotros entendemos que allí se está desarrollando un ejemplo de a priori
antropológico. Desde Latinoamérica –o Asia, o África- se empieza a pensar la
periferia inserta en un sistema mundo moderno/colonial[3] que establece diferencias
imperiales y coloniales. Un espacio condicionado por la teoría de la
dependencia que explica las formas de transferencias de valor de las periferias
al centro. Se trata efectivamente de un cambio epistemológico y metodológico
que busca reconocer los condicionantes históricos de las clases subalternas en
la búsqueda de una superación de la modernidad, tal vez una transmodernidad.
4)
La
colonialidad del poder
El recorrido propuesto
para esta investigación abarca cinco textos de Aníbal Quijano que van de
principios de la década del ’90 a principios de la década del 2000. En estos
textos Quijano desarrolla el concepto de “colonialidad del poder”. Hablamos de:
"Colonialidad y Modernidad/Racionalidad", “América Latina en la
economía mundial”, "Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en
América Latina", "Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina" y "Colonialidad del
poder y clasificación social".
En “Colonialidad del poder
y clasificación social” Aníbal Quijano plantea que “el poder es un espacio y
una malla de relaciones sociales de explotación/dominación/conflicto
articuladas, básicamente, en función y en torno de la disputa por el control de
los siguientes ámbitos de existencia social: 1) el trabajo y sus productos; 2)
en dependencia del anterior, la “naturaleza” y sus recursos de producción; 3)
el sexo, sus productos y la reproducción de la especie; 4) la subjetividad y
sus productos materiales e intersubjetivos, incluido el conocimiento; 5) la
autoridad y sus instrumentos, de coerción en particular, para asegurar la
reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regular sus cambios.” (p.
96) Aunque nuestro autor es crítico del materialismo histórico y de Marx –en
particular de su costado eurocéntrico- no es casual que el primer punto de su
descripción del poder tenga que ver con el trabajo y sus productos. Aunque ya
no pensará la economía como “determinante en última instancia”, Quijano le da
gran importancia al trabajo como articulador del sistema capitalista.
Más allá de los cinco
puntos planteados más arriba, hay que decir que a la hora de pensar la
colonialidad Quijano prioriza la discusión conceptual, epistemológica. Aunque
ciertos autores afirman que el tema de la economía política está muy presente
en la obra del autor peruano, en este recorrido que hemos elegido y delimitado
existe una primacía de la discusión epistemológica en torno al eurocentrismo,
la raza, el materialismo histórico y el liberalismo. En este sentido, podemos
decir que hay una descripción de la “colonialidad del saber” más marcada aún
que la “colonialidad del poder”.
El punto central y el
hallazgo que plantea la colonialidad del poder es posicionar a la raza como eje
articulador de las formas de relación y producción del sistema-mundo
moderno/colonial capitalista-neoliberal. Se trata de pensar en que, más allá de
la colonización, la colonialidad ha dejado implícita y explícitamente un
sistema de dominación basado en la clasificación social que reproduce las
diferencias e injusticias sociales. “Lo que ha permanecido inalterado, no
obstante sus muchos avatares, es lo que emergió como radicalmente nuevo en la
conquista y destrucción de las sociedades precolombinas y la formación de
América: la constitución de las categorías que ahora conocemos como “raza”,
“color”, “etnia” y el derivado complejo “racismo/etnicismo”, como elementos
fundantes e inherentes a la relación de poder entre europeos y no europeos y
entre lo europeo y lo no-europeo” (Quijano, 1993: 50)
Para terminar, es posible
plantear una filolítica en sentido estricto en relación al giro decolonial y
los trabajos seleccionados de Quijano. En lo que respecta al giro decolonial,
se acostumbra a hablar de “indígenas” y “afroamericanos” como “los oprimidos” o
sea como si fuera un bloque homogéneo. El problema es que, no sólo habría
diferencias entre diversas etnias indígenas sino que, en algunos casos y
países, existe una racialización interna en donde los afroamericanos quedan en
situación de desventaja en relación con los grupos indígenas (Restrepo y Rojas,
2010). En lo que respecta a Quijano, aunque él aclara que la palabra “indígena”
homogeiniza a diversas etnias (huarpes, mapuches, incas, aymaras, mayas,
aztecas, etc.) también es cierto que sigue utilizando “indígena” como
generalización. Siempre teniendo en cuenta los textos seleccionados, hay que
decir que Quijano no ha pensado en (desde) una etnia en particular para
desarrollar un concepto sino que ha aceptado la categoría “indígena” para pensar
lo subalterno, lo oprimido.
Bibliografía
Castro-Gómez, Santiago.
Grosfogel, Ramón. "El giro decolonial, Reflexiones para una diversidad
epistémica más allá del capitalismo global", Siglo del Hombre editores,
Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos y Pontificia
Universidad Javeriana, Instituto Pensar, Bogotá, 2007.
Dussel, Enrique. “1492. El
encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la modernidad””, Plural
Ediciones - UMSA, Bolivia, 1994.
Katzer, Leticia. “Antropología
crítica/poscolonial: genealogía etnográfica y etnografía genealógica como
enfoque”. Texto de clase, 2016.
Mignolo, Walter.
"Desobediencia Epistémica: Retórica de la modernidad, lógica de la
colonialidad y Gramática de la descolonialidad", Ediciones del Signo,
Argentina, 2010.
Quijano, Aníbal.
"Colonialidad y Modernidad/Racionalidad", Perú Indígena, 13 (29),
1991.
------------------
“América Latina en la economía mundial”, 1993. Disponible en web: http://www.revistas.unam.mx/index.php/pde/article/view/32381
------------------
"Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina",
1998. Disponible en web: https://www.jstor.org/stable/41491587?seq=1#page_scan_tab_contents
-----------------
"Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina". En libro:
La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp.) CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. Julio de 2000.
-----------------
"Colonialidad del poder y clasificación social" (2000). En libro: El
giro decolonial, Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del
capitalismo global. Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel (comps.) Siglo del
Hombre editores, Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales
Contemporáneos y Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar, Bogotá, 2007.
------------------ “Cuestiones
y horizontes: de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad
del poder” / Aníbal Quijano; selección a cargo de Danilo Assis Clímaco; con
prólogo de Danilo Assis Clímaco. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
CLACSO, 2014.
Restrepo, Eduardo. Rojas,
Axel. "Inflexión decolonial: fuentes, conceptos y cuestionamientos",
Editorial Universidad del Cauca, Instituto de Estudios Sociales y Culturales
Pensar, Maestría de Estudios Culturales, Universidad Javeriana, De los autores,
Colombia, 2010.
Roig, Arturo.
"Empiricidad, circunstancia y estructura axiológica del discurso". En:
Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México, FCE, 1981.
[1]
Por una cuestión de espacio, aquí sólo consignaré el contexto de producción de
uno solo de los textos que analicé de Aníbal Quijano
[2] Información disponible en
http://www.ces.uc.pt/emancipa/cv/gen/quijano.html
[3] Es posible agregar algunos
adjetivos pertinentes: capitalista-neoliberal, patriarcal-machista,
heteronormado-homofóbico, ecocida.
Proyecto de investigación: Aníbal Quijano y el problema de la colonialidad del poder
Desde el punto de vista
genealógico, la construcción fantasmal –a un nivel epistemológico que redunda
fuertemente en lo cultural- está relacionada principalmente con el eurocentrismo,
el inicio de la Modernidad con el “ego cogito” cartesiano, la Ilustración y la
Revolución Industrial; la idea de un sujeto que se enfrenta a un objeto, la
ciencia como objetividad y la división del mundo entre “civilización” y
“barbarie”. Esta concepción que pone a Europa como el Centro del mundo generará
una clasificación social profundamente injusta hacia la periferia (América
Latina, Asia, África) y promoverá no pocos malos entendidos a nivel conceptual
cuestión que redundará en la economía, la política y la historia.
Partiendo de esta
situación, el giro decolonial será un intento filolítico (en sentido amplio)
que pondrá de manifiesto una serie de diferencias “espectrales” ante la
construcción fantasmal-eurocentrada. Así
la modernidad será cuestionada en toda la línea produciendo cambios
epistemológicos y metodológicos de profunda significación. Europa ya no será el
eterno Centro del mundo, sino un espacio provincial que recién pudo salir de
esa situación a partir de 1492 y la conquista de América. Por eso América
empieza a ser el comienzo de la modernidad en donde el “ego cogito” cartesiano
será reemplazado por el “ego conqueror” (yo conquisto) (Dussel, 1994); esta
violencia conquistadora modificará la idea de “civilización y barbarie”
denunciando el “mito moderno”: la violencia de la conquista en donde la
racialización es una de las aristas de esa violencia (por eso hoy podemos decir
que ni la civilización era tan civilizada ni la barbarie tan bárbara). Se
reformulan las nociones de sujeto y objeto modificando así la idea de
“objetividad” cuestión que llevará a interpretaciones de corte “intersubjetivo”.
La “colonialidad del
poder” de Aníbal Quijano será uno de los conceptos fundacionales del giro
decolonial. Así, la modernidad-eurocentrada se visualiza claramente desde una
etnopolítica que expresa un “dominio histórico/de saber” (Katzer, 2016). La
colonialidad del poder será una suerte de “denuncia” que desde un punto de vista
“espectral” (en particular desde lo que “sucedió pero no produjo acontecimiento”
toda vez que, teniendo presente los siglos de colonización y lo muy
naturalizado que se encuentra la epistemología-eurocentrada, hay que decir que
el giro decolonial, más allá de su visibilización académica, sigue siendo una
interpretación marginal. Más aún si tenemos en cuenta nuestras culturas
periféricas que todavía miran hacia Europa o Estados Unidos antes que, por
ejemplo, a nuestros pueblos originarios) pondrá de manifiesto los distintos
niveles en que se mueve la colonialidad teniendo como centro de su análisis el
tema de la raza, la racialización y por ende la clasificación social.
1)
El
giro decolonial
El giro decolonial
constituye un grupo de intelectuales de América Latina y el Caribe que
desarrollan su labor tanto en el subcontinente como en Estados Unidos. Sus
discusiones y problemas giran en torno a la modernidad en particular en la
manera en que ésta ha sido vivida por la periferia. Restrepo y Rojas (2010)
puntualizan seis rasgos fundamentales de esta comunidad de argumentación, el
segundo de ellos es entender a la colonialidad como el “lado oscuro” de la
modernidad.
Según Castro-Gómez y
Grosfoguel (2007), en el año 1998, Edgardo Lander por un lado y el propio Ramón
Grosfoguel y Agustín Lao-Monetes por el otro organizaron talleres en un mismo
sentido. Edgardo Lander desde la Universidad Central de Venezuela y con la
ayuda de CLACSO organizó un evento e invitó a Mignolo, Escobar, Quijano, Dussel
y Coronil. De allí saldrá el libro “La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales” (2000). Será a partir de 2001 cuando los encuentros se
vuelven más sistemáticos y, de esa manera, va constituyéndose el grupo. Irán
sumándose Javier Sanjinés, Catherine Walsh, Santiago Castro-Gómez, Nelson
Maldonado-Torres, etc.
Queremos dejar planteada
la estructura conceptual que maneja este grupo, aclarando que “colonialidad del
poder” es una de las nociones fundamentales. Se trata de pensar las dos
modernidades y la transmodernidad (con Dussel), la colonialidad del poder y la
idea de raza (con Quijano), la colonialidad del saber y del ser y el sistema
mundo moderno/colonial.
2)
Breve
biografía de Aníbal Quijano y el contexto de producción[1]
Aníbal Quijano Obregón
nació en 1928 en Yanama, provincia de Yungay, Perú. Es un sociólogo y teórico
político. Actualmente es director de la cátedra “América Latina y la Colonialidad
del Poder” en la Universidad Ricardo Palma, en Lima y es profesor en el
Departamento de Sociología de la Universidad de Binghamton en Nueva York,
Estados Unidos. En el prólogo al libro “Cuestiones y horizontes” (2014), Danilo
Assis Clímaco nos dice que “Quijano, hace más de dos décadas, desveló el núcleo
básico sobre el cual se ha venido articulando la existencia social global a lo
largo de los últimos 500 años: la clasificación social de la población mundial
mediante la noción de raza, proceso de legitimación y naturalización de las
relaciones de dominación iniciado con la colonización de América Latina y
estrechamente interrelacionado con la articulación en torno al capital y al
mercado mundial de todas las formas históricas de control del trabajo, sus
recursos y productos. Que la noción de raza persistiera como principal forma de
dominación tras la independencia de América, que trascendiera el momento
histórico que le dio origen, hizo necesario que Quijano cuñara el neologismo
“colonialidad del poder” a finales de la década del ochenta” (p. 13)
El primer texto que
analizamos de Quijano fue publicado en 1991 en Perú Indígena, 13 (29) y lleva
por título “Colonialidad y modernidad-racionalidad”. Allí toma forma el tema de
la colonialidad del poder. En ese año Quijano participa en una serie de
seminarios y conferencias de las cuales se pueden destacar: Coloquio
Internacional sobre el Imaginario Social Contemporáneo. Universidad de Puerto
Rico, Río Piedras. Febrero, 1991; Seminario Internacional sobre Democracia y
Movimientos Sociales en América Latina, ILET-Instituto de Investigaciones
Sociológicas de la Universidad de Hannover. México. Abril de 1991; Seminario
Internacional sobre Epistemología y Ciencias Sociales en América Latina.
CLACSO-FLACSO, Quito, Ecuador. Julio, 1991; Conferencista Invitado, en la
Universidad del Estado de Nueva York-Geneseo, Geneseo, Estados Unidos. Octubre
1991 y Conferencista Invitado en la Universidad de Florida, Gainesville,
Estados Unidos. Octubre, 1991.[2]
3)
La
colonialidad del poder como un ejemplo de a priori antropológico
Entendemos el “a priori antropológico” (Roig) como la
condición de posibilidad de la filosofía. Este “a priori” parte de un sujeto
histórico que, a partir de “ponerse a sí mismo como importante”, interpreta el
contexto político-social que le toca vivir. “El a priori antropológico, en cuanto que es histórico, marca los
límites y la naturaleza de nuestro horizonte de comprensión, integra la subjetividad
en una universalidad objetiva cuyos caracteres coinciden con los de la
pretensión de universalidad ínsita en la noción o prenoción del valor y, a su
vez, con los de la parcialidad del encuadre histórico inevitable de nuestra
subjetividad. Ésta, para serlo acabadamente, habrá de ser una subjetividad
consciente de esa estructura de lo subjetivo-objetivo y su individualidad sólo
es comprensible a partir de la naturaleza social del sujeto” (Roig, 1981: 274).
Por este motivo, cuando la colonialidad del poder
plantea a la raza como principio de clasificación social articulador del
capitalismo, cuando re-piensa el contexto de la conquista de América y las
diferencias existentes entre humanos y “no humanos”, cristianos y no
cristianos, europeos y no europeos, blancos e indios y negros; cuando critica
al eurocentrismo y a la totalidad eurocentrada y los “modos de conocer”,
nosotros entendemos que allí se está desarrollando un ejemplo de a priori
antropológico. Desde Latinoamérica –o Asia, o África- se empieza a pensar la
periferia inserta en un sistema mundo moderno/colonial[3] que establece diferencias
imperiales y coloniales. Un espacio condicionado por la teoría de la
dependencia que explica las formas de transferencias de valor de las periferias
al centro. Se trata efectivamente de un cambio epistemológico y metodológico
que busca reconocer los condicionantes históricos de las clases subalternas en
la búsqueda de una superación de la modernidad, tal vez una transmodernidad.
4)
La
colonialidad del poder
El recorrido propuesto
para esta investigación abarca cinco textos de Aníbal Quijano que van de
principios de la década del ’90 a principios de la década del 2000. En estos
textos Quijano desarrolla el concepto de “colonialidad del poder”. Hablamos de:
"Colonialidad y Modernidad/Racionalidad", “América Latina en la
economía mundial”, "Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en
América Latina", "Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina" y "Colonialidad del
poder y clasificación social".
En “Colonialidad del poder
y clasificación social” Aníbal Quijano plantea que “el poder es un espacio y
una malla de relaciones sociales de explotación/dominación/conflicto
articuladas, básicamente, en función y en torno de la disputa por el control de
los siguientes ámbitos de existencia social: 1) el trabajo y sus productos; 2)
en dependencia del anterior, la “naturaleza” y sus recursos de producción; 3)
el sexo, sus productos y la reproducción de la especie; 4) la subjetividad y
sus productos materiales e intersubjetivos, incluido el conocimiento; 5) la
autoridad y sus instrumentos, de coerción en particular, para asegurar la
reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regular sus cambios.” (p.
96) Aunque nuestro autor es crítico del materialismo histórico y de Marx –en
particular de su costado eurocéntrico- no es casual que el primer punto de su
descripción del poder tenga que ver con el trabajo y sus productos. Aunque ya
no pensará la economía como “determinante en última instancia”, Quijano le da
gran importancia al trabajo como articulador del sistema capitalista.
Más allá de los cinco
puntos planteados más arriba, hay que decir que a la hora de pensar la
colonialidad Quijano prioriza la discusión conceptual, epistemológica. Aunque
ciertos autores afirman que el tema de la economía política está muy presente
en la obra del autor peruano, en este recorrido que hemos elegido y delimitado
existe una primacía de la discusión epistemológica en torno al eurocentrismo,
la raza, el materialismo histórico y el liberalismo. En este sentido, podemos
decir que hay una descripción de la “colonialidad del saber” más marcada aún
que la “colonialidad del poder”.
El punto central y el
hallazgo que plantea la colonialidad del poder es posicionar a la raza como eje
articulador de las formas de relación y producción del sistema-mundo
moderno/colonial capitalista-neoliberal. Se trata de pensar en que, más allá de
la colonización, la colonialidad ha dejado implícita y explícitamente un
sistema de dominación basado en la clasificación social que reproduce las
diferencias e injusticias sociales. “Lo que ha permanecido inalterado, no
obstante sus muchos avatares, es lo que emergió como radicalmente nuevo en la
conquista y destrucción de las sociedades precolombinas y la formación de
América: la constitución de las categorías que ahora conocemos como “raza”,
“color”, “etnia” y el derivado complejo “racismo/etnicismo”, como elementos
fundantes e inherentes a la relación de poder entre europeos y no europeos y
entre lo europeo y lo no-europeo” (Quijano, 1993: 50)
Para terminar, es posible
plantear una filolítica en sentido estricto en relación al giro decolonial y
los trabajos seleccionados de Quijano. En lo que respecta al giro decolonial,
se acostumbra a hablar de “indígenas” y “afroamericanos” como “los oprimidos” o
sea como si fuera un bloque homogéneo. El problema es que, no sólo habría
diferencias entre diversas etnias indígenas sino que, en algunos casos y
países, existe una racialización interna en donde los afroamericanos quedan en
situación de desventaja en relación con los grupos indígenas (Restrepo y Rojas,
2010). En lo que respecta a Quijano, aunque él aclara que la palabra “indígena”
homogeiniza a diversas etnias (huarpes, mapuches, incas, aymaras, mayas,
aztecas, etc.) también es cierto que sigue utilizando “indígena” como
generalización. Siempre teniendo en cuenta los textos seleccionados, hay que
decir que Quijano no ha pensado en (desde) una etnia en particular para
desarrollar un concepto sino que ha aceptado la categoría “indígena” para pensar
lo subalterno, lo oprimido.
Bibliografía
Castro-Gómez, Santiago.
Grosfogel, Ramón. "El giro decolonial, Reflexiones para una diversidad
epistémica más allá del capitalismo global", Siglo del Hombre editores,
Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos y Pontificia
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Dussel, Enrique. “1492. El
encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la modernidad””, Plural
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Katzer, Leticia. “Antropología
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colonialidad y Gramática de la descolonialidad", Ediciones del Signo,
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y horizontes: de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad
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prólogo de Danilo Assis Clímaco. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
CLACSO, 2014.
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Editorial Universidad del Cauca, Instituto de Estudios Sociales y Culturales
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Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México, FCE, 1981.
[1]
Por una cuestión de espacio, aquí sólo consignaré el contexto de producción de
uno solo de los textos que analicé de Aníbal Quijano
[2] Información disponible en
http://www.ces.uc.pt/emancipa/cv/gen/quijano.html
[3] Es posible agregar algunos
adjetivos pertinentes: capitalista-neoliberal, patriarcal-machista,
heteronormado-homofóbico, ecocida.
jueves, 25 de agosto de 2016
Este es el comunicado de las FARC-EP y el Gobierno de Colombia
Lea aquí el comunicado conjunto de las delegaciones de las FARC-EP y el gobierno de Colombia para el logro de la paz definitiva y duradera.
La Habana, Cuba, 24 de agosto de 2016
Las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP anunciamos que hemos llegado a un Acuerdo Final, integral y definitivo, sobre la totalidad de los puntos de la Agenda del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Colombia.
PREÁMBULO
Recordando que los diálogos de La Habana entre delegados y delegadas del Gobierno Nacional, presidido por el Presidente Juan Manuel Santos y delegados y delegadas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, con la decisión mutua de poner fin al conflicto armado nacional, tuvieron origen como resultado del Encuentro Exploratorio sucedido en la capital de la República de Cuba entre el día 23 de febrero y el día 26 de agosto de 2012;
Teniendo presente que como resultado de los diálogos exploratorios referidos se produjo un Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en la fecha última citada ante testigos nacionales y ante delegados de la República de Cuba y del Reino de Noruega que sirvieron igualmente como testigos, y que, desde entonces, asienten el proceso como países garantes;
Poniendo de presente que la República Bolivariana de Venezuela y la República de Chile se han aprestado en todo momento a sus buenos oficios como países acompañantes;
Recordando que en desarrollo de la agenda aprobada en el Acuerdo en mención se dio inicio a la Mesa de Conversaciones el día 18 de octubre de 2012 en la ciudad de Oslo, capital del Reino de Noruega, para luego continuar en la capital cubana sin solución de continuidad hasta el día de hoy que se firma el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera;
Subrayando que el Acuerdo Final que se suscribe en la fecha corresponde a la libre manifestación de la voluntad del Gobierno Nacional y de las FARC-EP, al haber obrado de buena fe y con la plena intención de cumplir lo acordado;
Teniendo presente que el Artículo 22 de la Constitución Política de la República de Colombia impone la paz como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento; que el Artículo 95 afirma que la calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional por lo que es deber de todos engrandecerla y dignificarla; que el ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Constitución implica responsabilidades, entre ellas, propender al logro y mantenimiento de la paz;
Subrayando que la paz ha venido siendo calificada universalmente como un derecho humano, y requisito necesario para el ejercicio de todos los demás derechos y deberes de las personas y la ciudadanía;
Poniendo de presente que el Acuerdo Final recoge todos y cada uno de los acuerdos alcanzados sobre la Agenda del Acuerdo General suscrito en La Habana en agosto de 2012; y que para alcanzarlo el Gobierno Nacional y las FARC-EP siempre y en cada momento nos ceñimos al espíritu y respeto de la Constitución Nacional, de los principios del Derecho Internacional, del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, del Derecho Internacional Humanitario (Convenios y Protocolos), de lo mandado por el Estatuto de Roma (Derecho Internacional Penal), de los fallos proferidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos relativos a los conflictos y su terminación, y demás sentencias de competencias reconocidas universalmente y pronunciamientos de autoridad relativos a los temas suscritos;
Recordando que el Artículo 94 manifiesta que “la enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos”, que los tratados sobre derechos humanos, aprobados por el Congreso, y que no pueden ser suspendidos ni siquiera durante los estados de excepción, prevalecen en el orden interno;
Poniendo en consideración que la suma de los acuerdos que conforman el Acuerdo Final contribuyen a la satisfacción de derechos fundamentales como son los derechos políticos, sociales, económicos y culturales, y los derechos de las víctimas del conflicto a la verdad, la justicia y la reparación, el derecho de los niños, niñas y adolescentes, el derecho fundamental de la seguridad jurídica individual o colectiva y la seguridad física, y el derecho fundamental de cada individuo en particular y de la sociedad sin distingos en general, a la no repetición de la tragedia del conflicto armado interno que con el presente Acuerdo se propone superar;
Subrayando que el Acuerdo Final presta especial atención a los derechos fundamentales de las mujeres, los de los grupos sociales vulnerables como son los pueblos indígenas, las niñas, niños y adolescentes, las comunidades afrodescendientes y otros grupos étnicamente diferenciados; los derechos fundamentales de los campesinos y campesinas, los derechos esenciales de las personas en condición de discapacidad y de los desplazados por razones del conflicto; los derechos fundamentales de las personas adultas mayores y de la población LGBTI;
Considerando que a juicio del Gobierno Nacional las transformaciones que conlleva la implementación del presente Acuerdo deben contribuir a reversar los efectos del conflicto y a cambiar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio; y que a juicio de las FARC-EP dichas transformaciones deben contribuir a solucionar las causas históricas del conflicto, como la cuestión no resuelta de la propiedad sobre la tierra y particularmente su concentración, la exclusión del campesinado y el atraso de las comunidades rurales, que afecta especialmente a las mujeres, niñas y niños.
Valorando y exaltando que el eje central de la paz es impulsar la presencia y la acción eficaz del Estado en todo el territorio nacional, en especial en múltiples regiones doblegadas hoy por el abandono, por la carencia de una función pública eficaz, y por los efectos del mismo conflicto armado interno; que es meta esencial de la reconciliación nacional la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo y bienestar territorial para beneficio de amplios sectores de la población hasta ahora víctima de la exclusión y la desesperanza;
Reconociendo los derechos de la sociedad a una seguridad humana integral con participación de las autoridades civiles;
Exaltando y consagrando la justicia prospectiva en tanto reconoce derechos fundamentales esenciales para las nuevas y futuras generaciones como son el derecho a una tierra preservada, el derecho a la preservación de la especie humana, el derecho a conocer sus orígenes y su identidad, el derecho a la exención de responsabilidades por las acciones cometidas por las generaciones precedentes, el derecho a la preservación de la libertad de opción, y otros derechos, sin perjuicio de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación;
Recordando que el pasado 23 de junio del año en curso, las Delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP suscribieron en la capital cubana los acuerdos de Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de las Armas y Garantías de Seguridad, en presencia del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, del Secretario General de Naciones Unidas, del Presidente de la Asamblea General de la ONU, del Presidente del Consejo de Seguridad de la misma organización, del Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de Noruega, de los Jefes de Estado de los países acompañantes, de Jefes de Gobierno de países de la región, del Enviado Especial de los Estados Unidos de América y del Representante Especial de la Unión Europea;
Aceptando que las normas de derecho internacional consuetudinario continuarán rigiendo las cuestiones relacionadas con derechos fundamentales no mencionados en el Acuerdo Final, incluyendo el mandato imperativo que ordena que “en los casos no previstos por el derecho vigente, la persona humana queda bajo la salvaguardia de los principios de humanidad y de la exigencias de la conciencia pública”;
Reconociendo el mandato constitucional que afirma que corresponde al Presidente de la República como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno y Suprema Autoridad Administrativa convenir y ratificar acuerdos de paz;
El Gobierno de la República de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, hemos acordado:
Suscribir el presente Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, cuya ejecución pondrá fin de manera definitiva a un conflicto armado de más de cincuenta años y que a continuación se consigna.
El presente Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera se suscribe por el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), como Acuerdo Especial en los términos del artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949.
El Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), firman siete originales incluidos sus anexos, uno para cada una de las partes, uno para cada uno de los países garantes y uno para cada uno de los países acompañantes. El séptimo ejemplar original se depositará inmediatamente tras su firma, ante el Consejo Federal Suizo en Berna o ante el organismo que lo sustituya en el futuro como depositario de las Convenciones de Ginebra.
INTRODUCCIÓN
Luego de un enfrentamiento de más de medio siglo de duración, el Gobierno Nacional y las FARC-EP hemos acordado poner fin de manera definitiva al conflicto armado interno.
La terminación de la confrontación armada significará, en primer lugar, el fin del enorme sufrimiento que ha causado el conflicto. Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos de toda índole, sin olvidar el amplio número de poblaciones que han sido afectadas de una u otra manera a lo largo y ancho del territorio, incluyendo mujeres, niños, niñas y adolescentes, comunidades campesinas, indígenas, afrocolombianas, negras, palenqueras, raizales y rom, partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, gremios económicos, entre otros. No queremos que haya una víctima más en Colombia.
En segundo lugar, el fin del conflicto supondrá la apertura de un nuevo capítulo de nuestra historia. Se trata de dar inicio a una fase de transición que contribuya a una mayor integración de nuestros territorios, una mayor inclusión social -en especial de quienes han vivido al margen del desarrollo y han padecido el conflicto- y a fortalecer nuestra democracia para que se despliegue en todo el territorio nacional y asegure que los conflictos sociales se tramiten por las vías institucionales, con plenas garantías para quienes participen en política.
Se trata de construir una paz estable y duradera, con la participación de todos los colombianos y colombianas. Con ese propósito, el de poner fin de una vez y para siempre a los ciclos históricos de violencia y sentar las bases de la paz, acordamos los puntos de la Agenda del Acuerdo General de agosto de 2012, que desarrolla el presente Acuerdo.
El Acuerdo está compuesto de una serie de acuerdos, que sin embargo constituyen un todo indisoluble, porque están permeados por un mismo enfoque de derechos, para que las medidas aquí acordadas contribuyan a la materialización de los derechos constitucionales de los colombianos; por un mismo enfoque diferencial y de género, para asegurar que la implementación se haga teniendo en cuenta la diversidad de género, étnica y cultural, y que se adopten medidas para las poblaciones y los colectivos más humildes y más vulnerables, en especial los niños y las niñas, las mujeres, las personas en condición de discapacidad y las víctimas; y en especial por un mismo enfoque territorial.
El enfoque territorial del Acuerdo supone reconocer y tener en cuenta las necesidades, características y particularidades económicas, culturales y sociales de los territorios y las comunidades, garantizando la sostenibilidad socio-ambiental; y procurar implementar las diferentes medidas de manera integral y coordinada, con la participación activa de la ciudadanía. La implementación se hará desde las regiones y territorios y con la participación de las autoridades territoriales y los diferentes sectores de la sociedad.
La participación ciudadana es el fundamento de todos los acuerdos que constituyen el Acuerdo Final. Participación en general de la sociedad en la construcción de la paz y participación en particular en la planeación, la ejecución y el seguimiento a los planes y programas en los territorios, que es además una garantía de transparencia.
Además, la participación y el diálogo entre los diferentes sectores de la sociedad contribuyen a la construcción de confianza y a la promoción de una cultura de tolerancia, respeto y convivencia en general, que es un objetivo de todos los acuerdos. Décadas de conflicto han abierto brechas de desconfianza al interior de la sociedad, en especial en los territorios más afectados por el conflicto. Para romper esas barreras se requiere abrir espacios para la participación ciudadana más variada y espacios que promuevan el reconocimiento de las víctimas, el reconocimiento y establecimiento de responsabilidades, y en general, el reconocimiento por parte de toda la sociedad de lo ocurrido y de la necesidad de aprovechar la oportunidad de la paz.
Por lo anterior, el Gobierno de Colombia y las FARC-EP, con el ánimo de consolidar aún más las bases sobre las que edificará la paz y la reconciliación nacional, una vez realizado el plebiscito, convocarán a todos los partidos, movimientos políticos y sociales, y a todas las fuerzas vivas del país a concertar un gran ACUERDO POLÍTICO NACIONAL encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social.
*
El Acuerdo Final contiene los siguientes puntos, con sus correspondientes acuerdos, que pretenden contribuir a las transformaciones necesarias para sentar las bases de una paz estable y duradera.
El Punto 1 contiene el acuerdo “Reforma Rural Integral”, que contribuirá a la transformación estructural del campo, cerrando las brechas entre el campo y la ciudad y creando condiciones de bienestar y buen vivir para la población rural. La “Reforma Rural Integral” debe integrar las regiones, contribuir a erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía.
El Punto 2 contiene el acuerdo “Participación política: Apertura democrática para construir la paz”. La construcción y consolidación de la paz, en el marco del fin del conflicto, requiere de una ampliación democrática que permita que surjan nuevas fuerzas en el escenario político para enriquecer el debate y la deliberación alrededor de los grandes problemas nacionales y, de esa manera, fortalecer el pluralismo y por tanto la representación de las diferentes visiones e intereses de la sociedad, con las debidas garantías para la participación y la inclusión política.
En especial, la implementación del Acuerdo Final contribuirá a la ampliación y profundización de la democracia en cuanto implicará la dejación de las armas y la proscripción de la violencia como método de acción política para todas y todos los colombianos a fin de transitar a un escenario en el que impere la democracia, con garantías plenas para quienes participen en política, y de esa manera abrirá nuevos espacios para la participación.
El Punto 3 contiene el acuerdo “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas”, que tiene como objetivo la terminación definitiva de las acciones ofensivas entre la Fuerza Pública y las FARC-EP, y en general de las hostilidades y cualquier acción prevista en las reglas que rigen el Cese, incluyendo la afectación a la población, y de esa manera crear las condiciones para el inicio de la implementación del Acuerdo Final y la dejación de las armas y preparar la institucionalidad y al país para la reincorporación de las FARC-EP a la vida civil.
Contiene también el acuerdo “Reincorporación de las FARC-EP a la vida civil –en lo económico, lo social y lo político- de acuerdo con sus intereses”. Sentar las bases para la construcción de una paz estable y duradera requiere de la reincorporación efectiva de las FARC-EP a la vida social, económica y política del país. La reincorporación ratifica el compromiso de las FARC-EP de cerrar el capítulo del conflicto interno, convertirse en actor válido dentro de la democracia y contribuir decididamente a la consolidación de la convivencia pacífica, a la no repetición y a transformar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio.
El Punto 3 también incluye el acuerdo sobre “Garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores y defensoras de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”. Para cumplir con este fin, el acuerdo incluye medidas como el Pacto Político Nacional; la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad; la Unidad Especial de Investigación; el Cuerpo Élite en la Policía Nacional; el Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política; el Programa Integral de Seguridad y Protección para las Comunidades y Organizaciones en los Territorios; y las Medidas de Prevención y Lucha contra la Corrupción.
El Punto 4 contiene el acuerdo “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas”. Para construir la paz es necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, incluyendo los cultivos de uso ilícito y la producción y comercialización de drogas ilícitas. Para lo cual se promueve una nueva visión que dé un tratamiento distinto y diferenciado al fenómeno del consumo, al problema de los cultivos de uso ilícito, y a la criminalidad organizada asociada al narcotráfico, asegurando un enfoque general de derechos humanos y salud pública, diferenciado y de género.
El Punto 5 contiene el acuerdo “Víctimas”. Desde el Encuentro Exploratorio de 2012, acordamos que el resarcimiento de las víctimas debería estar en el centro de cualquier acuerdo. El acuerdo crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, que contribuye a la lucha contra la impunidad combinando mecanismos judiciales que permiten la investigación y sanción de las graves violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario, con mecanismos extrajudiciales complementarios que contribuyan al esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido, la búsqueda de los seres queridos desaparecidos y la reparación del daño causado a personas, a colectivos y a territorios enteros.
El Sistema Integral está compuesto por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; la Unidad Especial para la Búsqueda de Personas dadas por desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto armado; la Jurisdicción Especial para la Paz; las Medidas de reparación integral para la construcción de la paz; y las Garantías de No Repetición.
El Punto 6 contiene el acuerdo “ Mecanismos de implementación y verificación” en el que se crea una “Comisión de implementación, seguimiento y verificación del Acuerdo Final de Paz y de resolución de diferencias”, integrada por representantes del Gobierno Nacional y de las FARC-EP con el fin, entre otros, de hacer seguimiento a los componentes del Acuerdo y verificar su cumplimiento, servir de instancia para la resolución de diferencias, y el impulso y seguimiento a la implementación legislativa.
Adicionalmente crea un mecanismo de acompañamiento para que la comunidad internacional contribuya de distintas maneras a garantizar la implementación del Acuerdo Final y en materia de verificación se pone en marcha un modelo con un componente internacional integrado por los países que durante el proceso han tenido el papel de garantes y acompañantes y dos vocerías internacionales, todo ello soportado en la capacidad técnica del Proyecto del Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz de la Universidad de Notre Dame de los Estados Unidos.
*
Las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP reiteramos nuestro profundo agradecimiento a todas las víctimas, las organizaciones sociales y de Derechos Humanos, las comunidades incluyendo los grupos étnicos, a las organizaciones de mujeres, a los campesinos y campesinas, a los jóvenes, la academia, los empresarios, la Iglesia y comunidades de fe, y en general a los ciudadanos y ciudadanas que participaron activamente y que a través de sus propuestas contribuyeron al Acuerdo Final. Con su participación lograremos la construcción de una paz estable y duradera.
Tomado de aquí
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