viernes, 25 de marzo de 2011

Su contorno abriga un futuro

El tiempo, algunas veces, se detiene;
y en su contorno abriga un futuro.
El arte se manifiesta canción,
y el sonido armonioso acompaña a las almas.
El grito de la historia sucumbe ante el amor,
y las pequeñas parcelas de sentimientos se abrazan.
El coloquio se enquistó en la humanidad,
cada palabra se cubría de la paz naciente,
el hombre azul y la mujer azul eran uno,
y el desfile su santo elem
ento.

Salgo

Salgo,
miro la calle como si allí estuvieras.
Te presiento en tus ojos.
Sé que te pareces al amor y al silencio,
a la brisa y al pájaro.
Yo también he sabido amar.
Y he acercado al pobre mi humilde esencia.
He conocido las rutas del olvido.
Y aún no me reconozco.
Apenas si intuyo quién soy -tan pequeño soy-,
apenas si puedo tararear mi nombre mientras contemplo tus ojos de infinito.

Lo


Hay algo en México,
pero no hay nada.
Pienso en irme,
pero me quedo.
Lo que hoy es cierto,
mañana es ambigüo,
y pasado olvido.
Lo que me hace vivir,
luego es excusa para lamerte,
y lugar de refugio.
Lo que me mantiene activado,
luego es profesía de último momento,
y mañana simulacro,
y ahora espera.
Lo que siembra el cielo,
lo devuelve el suelo,
y entonces se perfila amargo,
lo que en canto era alegre.


No me dejes competir.
Yo soy mi miedo y mi ausencia.
Soy la brújula navegante y el corazón que palpita.
Soy un ángel, que se cayó del cielo, y se enamoró de la Tierra.

También soy cómo olvidarme.

No me dejes competir contra mi sombra,
es absurdo que mi vuelo sea luz,
si no hay alguien que me responda,
una voz que justifique esta palabra,
qué quedará para el silencio de los mares,
qué cosas para mi amada.

Ellos

Compiten, juegan, bailan.
La cadencia los pinta.
El fuego los alumbra.
Son la alborada.

Ellos, con sus interminables sonrisas,
representan el futuro que ha llegado.
Ellos son la dicha y el amor,
la magia entre los magos.

Ellos sueñan con la nueva vida que crean paso a paso,
y esperan el milagro que vive en sus manos.
Ellos son el refugio donde se cobija el solitario,
son la mejor de todas las apuestas y su victoria.

El viento

Sube el susurro, como canto,
sube el viento hasta mi corazón.
¿Peina mis cabellos?... me explota en el pecho,
voz ancestral y primera,
destello blanco.

Amigos

¿Qué ausencia los recuerda?
¿Qué anécdota sonsa atrae a mi mente en el tiempo?
Sólo el brindis apresurado derrama una gota.
Y la larga fila de bellos recuerdos azuza un momento.

El eterno repensar de tu presencia

Si tu idea se me hace propia,
sobre el heroismo de profetas ancestrales,
y la sangre que sólo es memoria,
me abarca por completo,
yo puedo, entonces, dormirme en tu movimiento.


Puedo suponer que el infinito se mantiene elevado,
y que el canto lo alcanza y entiende.
Puedo suponer que es cierto lo que veo,
y más cierto lo que siento.
Puedo, sin ir más lejos, acostumbrar a mi alma
al más amplio desasociego (pero allí, en el más profundo desdén, despierta el amor absoluto por el movimiento universal).

El día en que no fuimos sin labios

2

Lo que no tú ni yo
podemos ver
en esta ciudad extensa
son las horas-hombre que la acompañan
ni los amores que en todos los bares han nacido
ni los detalles de poesías que susurra la madre a su hijo
ni la totalidad que se esconde de nosotros
y que busca en tus ojos la justificación de la culpa
de esa que siento al no querer ser vos
de esa que siento al olvidarme de alguien como yo.



3

Podría pensar en algo,
un relato breve que te dijera.
Que hiciera de desnudo tuyo,
que hiciera de máscara absorvente
de aquello que escondes cuando te niegas.
Quiero ofrecerte mi vida de lo que eres,
y luego el sol de lo que piensas,
quiero ofrecerte lo poco que te condena
a ser la compañía de mis noches
y mis días sin las velas
y mis furias que te esperan.
Quiero regresar de tu supuesta vida,
para pararme en tu privilegio santo,
y ocuparte toda en mis ojos,
ocuparte plena de fatal algarabía,
quiero volver a ti,
volver al momento,
volverte mía.

1


El señuelo que te queda,
cuando ya no queda nada,
cuando se ha manifestado el detalle,
en contra de la mala jornada,
a favor de tu pecho agitado,
en la justa medida de las cosas,
en el umbral más poderoso que hay.
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