viernes, 26 de junio de 2009

En memoria de tu sueño

La imaginación era su lanza,
había cambiado la jungla por el sol,
había decorado el valle por la memoria,
todo se vislumbraba y discurría,
a pesar de él.


Voto había tomado por el olvido,
tomado el vaso del eterno recuerdo,
salvífico, meridional, en vano,
se cruzaba de vereda al verla,
y se sentaba allí cerca.


Tantos años había esquivado
en memoria de tu sueño;
un grano superior…
que hoy…
pura mazorca…
desnuda elogiaba a tus santos
y piedra regalaba.

En medio de tu cara

En medio de tu cara /el cielo/
la alegre rebeldía desvanece
una lluvia pluvial /y desalmada/
hace canto a la orilla del camino,
un juglar trovador y convencido,
suena el canto real /se hace espera de niños/


No vuelvas hoy echa riestra,
sube la cornisa ten ten pie,
salta la mascarada,
alegra ya, de tanto ayer;
vuelve a sonar pardo.
Todo tu pelo es sabor a ti,
toda tu sangre amada es abono de piel.

En clave semita

Una familia había abandonado su tierra,
se había ido lejos de todo cielo,
comenzaba a transitar los pasos,
casi ciertos.
Tiempos eran suelos y tierras,
nada se acordaba.


Todo mesías es un corazón.
Se guarda de todo anhelo.
Advierte ramas al suelo.
Se pierde en la selva brava.
Le da 200 canciones al maestro ruiseñor.
Le muestra un camino espinoso.
Regresa a su casa y duerme.


Ese cielo parquizado en tierra,
habitador del espanto dogma,
sumador de religiones,
como enanos,
como caminadores sin fe.
Caía en medio oriente todo el aplauso.


Había procurado aquella familia 8.000 años de bondades,
se habían retirado negociando con otra culpa,
se habían organizado ejército poderoso: ¿qué buscaban?,
se había hecho canción triste su mundo heroico.
¡Cuánta tierra le falta a la especie para ser animal!


En medio de este torbellino,
que hoy ocupa 5.000 años,
que hoy excede su límite,
que hoy no perdona,
todo se vuelve contra el hermano,
todo se convierte en repetición de la historia,
parece ser que,
ningún semita estará en paz,
mientras haya otro semita.

Embarazos

Se dice como si, por vergüenza, fueras a tener un hijo o una hija. Parece que, por falta de palabras o algún detalle desconocido, tu vergüenza y tu preñez viene a ser la misma cosa. Como si la vida diera vergüenza. Como si hacer el amor te sonrojara sólo los cachetes. Como si no fuera sangre desparramada por todo el cuerpo, a borbotones. Y ríos de vergüenza, luego, por eso de la palabra que significa una cosa y otra cosa.

Elévate

Emula la situación de contingencias,
eleva lo arte-sano,
emula tu juicio profano,
ama a eso de las partes.
Une los todos,
soluciona,
siembra,
elévate.

domingo, 21 de junio de 2009

Debe haber

Ilustración: Alicia Motta

Debe haber un motivo
por el cual yo estoy unido a vos.
Debe haber un motivo,
por lo que el destino no nos une ni nos separa.
Debe existir una razón,
que de cuenta de los sinsabores del extrañamiento.
Debe existir una razón,
que perfile tu amor hacia mi amor… o viceversa.


El yo sin más tú

Es hermosa la poesía,
Buscaba,
enamorar para enamorarse,
su otro llamado,
el vuelo fugaz y cierto de un ave,
la señal de dimensiones,
ese hueco entre tu nariz y tu boca,
esa estima tan down,
ese bote tan up,
ese ingenuo mirador parecido a un escribiente,
ese beso mortal,
esa sangre urgente,
esta necesidad de necesitarte,
este recordarte canción,
el yo sin más tú, tu todo…
esas tús que no se parece siquiera a tu sombra.

el verso desencontrado

El rincón tremebundo y tu sombra distante,
otro plato lavado con la nada,
una abundancia ambición en tus palabras,
¿qué trajinar primero te ha traído la prudencia?
Sangre por sangre se escribe,
la rueca de la belleza,
el verso desencontrado,
lo tuyo que es de frambuesa,
la sangre sal,
la muerte lenta,
el desconcierto de lo niño,
tu mano clara,
tu herida abierta.

El secreto está en mirarte

I
Creo que una poesía podría ayudarme a salir de esta paso apretado
Liberar los miedos como para que ya no vuelvan
Echarme a rodar desnudo por los pasillos del cielo
Cagar las rosas rojas que vomitan maldiciones
Hacerte ver el amor por el odio
Apurar el cáncer que te paraliza
Incendiar la tribuna de políticas sagradas
Mostrar al fabulador


II
El secreto está en mirarte,
y averiguarte mujer.
El secreto está en olerte,
y sentirte cielo.
El detalle está en escucharte,
y valorarte hombre.
El detalle está en tocarte,
y excitarte orgasmo.


III
Quiero enamorarme de mis palabras,
escaparle al miedo.
Quiero prometerte un cielo eterno tuyo,
negar la violencia.
Quiero adjudicarte el último sueño posible,
voltear el negro.
Quiero absolver de tu belleza lo que te hace eterna,
soliviantar la esperanza.
Quiero descubrirte calorías para desearte la vida energía,
salivar al dictador olvidado.


IV
Tú eres la saliva sacerdotal,
puta avaricia.
Dices las cosas como si fueran hechos,
hombre a la vista.
Quieres maldecir al suelo haciendo,
santo al correcto.
Buscas diablos en donde sólo hay comienzos.
Buscas fuego en donde hay escarmiento.


V
Usted siga con su hight society y su historia de bulin mistongo. A mí me deja en el barro, con la mirada en el horizonte y la mente en alto. Usted continúe haciendo como que hace lo que no hace y celebrando la caída de imperios de pie. A mí me deja gesticulando puteadas por el aumento del pan. Usted siga escuchando la vida y la seguridad y la acumulación. A mí me permite volar bajito, silbar más alto y cantar a la altura de las circunstancias. Usted déle nomás con suponer al trabajador que ya no es. A mi me deja amando… como se puede… en esto de las conciencias sociales.

¡El Santo! - grita el cielo

Mendrugos, restos, alfareros,
son la merienda errante,
¿qué tipo de autor o cantante,
a la primera de cambio porfía,
y no le hace el amor a la más divina?



¡El Santo! – grita del cielo,
un pájaro blasfemante;
se ha hecho de pura traviesa,
la sangre menor es tibieza,
la suerte: humana.


Esmeralda trashumante,
vuelve a cantar rosa negra,
se espera por tu grandeza,
de pionera sentenciante,
que no hagan de ti estandarte,
ni tampoco mortadela.
Te esperan en la vagüela,
y en el todo, tu firmeza.

El rebelde, el otro y el menos

El rebelde había causado risa,
tan chiquito,
tan único,
tan ¡no me olvides!


El otro se había desperezado tarde,
afilado el tiempo en que el yogurt se cortaba,
mirado de reojo a la vecina,
y vuelta a dormir la tarde.


El menos buscaba la cuenta absoluta,
el exacto palabrear,
la combinación resumida,
la continuidad…
el verso perfecto.

martes, 16 de junio de 2009

El pedal, la rueca

El pedal
la rueca
esa bala fulgurante
tanto episodio carnal
tanto esperarte.


El pedal
la rueca
esa marca agazapa
la violencia carnal,
la muerte agazapada.

El mendigo en el andén

Tenía en el bolsillo algo parecido a una carta de poker. Brillaba. Se sentaba a la mesa con otros jugadores, sacaba su carta y encandilaba a sus oponentes con esa carta. Tomaba el pozo y se iba.
Iba caminando por la calle cuando una rubia de largas piernas se cruzó en su camino. Él volteó para mirarla. Ella hizo lo propio. Él le mostró la carta. Ella se desmayó.

Al despertarse se la ató a una cama. Estaba con gruesas sogas en sus muñecas, fijada a la cama. Un dolor en la espalada fatal y punzante. Una constante melancolía y añoranza de aquello que nunca ha pasado. Se recibió de olvido. Allí lo esperaban todos los seres chiquitos como él.

El fin de pez

Ven
Están en mares
Los peces están en mares
Andando.


Los peces azules son buenos augurios
Los peces dorados son riquezas sin fin
Los peces verdes son buena nueva
Los peces violetas arden de esperar.


Acaso extraño ese andar
Libre
Soberano
Infinito
Humilde
¡Qué otra época aquella!


El pez se ahorcó en un mar cerrado
Quiso dejar declaración
De lo que hacían los ciegos
Al andar la falta de vida.


El pez se ahorcó en un mar cerrado
Quiso dejar constancia de su descontento.

El cuento empieza de nuevo

Cuando Guevara vuelve
Luther King nace.
Cuando Cortazar crece
Marcos renace.
Cuando la dolce vita aparece
el espanto se esparce.
Cuando supones que sabes
el final del cuento,
el cuento empieza de nuevo
te saca la lengua
y te corre la página.
Cuando crees que todo está resuelto
una lluvia pluvial y un viento volador
derriban tu casita de ilusiones
y te ponen nuevamente
frente al cúmulo de obligaciones ancestrales
el color tierra
la lengua olvidada
el meridional sueño
la balsa.

Construcciones

Hoy ser abre delante de mí,
toda una serie de construcciones que llevan tu nombre y escarcha.


Hoy se abre la avaricia con descarada inocencia,
y mi salto al vacío en extremo cuidado,
y mi pequeña luz tratando de ser esperanza,
tratando de salir de cierto agobio posmoderno,
tratando de salir de mí y ser otros mís;
o sea… provocando a la poesía para que sea mía.


Hoy te vi radiante,
hermosa,
tan libre y justa,
tan altanera,
tan no me olvides y ¡cómo hacerlo!


Hoy te vi radiante,
eterna,
tan colmada de plenitud y paz.


Hoy te vi futuro,
perra,
tan adiestrada a tu confianza…
que no pude sino escribirte,
o sea, pensarte dos veces siempre.

domingo, 7 de junio de 2009

El cielo

En medio, acaso ayer,
escribía yo estas palabras.
Me acostaba en tu umbral,
me acostaba en tu detalle…
Luego,
las facultades que no son mías,
me hacían tan propias las sustancias,
me mostraban tan distante en el detalle;
acaso tú eras la última estela de aquello que ha pasado.



Se vestía de igualdad aquello que digo,
lo que digo,
al decirte,
¿ves?,
te construyo…
puedo ser cualquiera,
y,
a la vez,
ninguno.



Puedo aceptarle al campo salvador el suelo cierto.
Se me ha mezclado la propuesta de lo que dices, conmigo.
Se ha puesto de manifiesto tu alcanzarte,
avanzo, sobre ti, en el prado que lleva tu nombre…
Se ha hecho posible la vuelta,
se ha puesto en blanco sobre negro la historia…
Ahora soy el olvido…
Ahora soy la representación.






El asunto es escribir

Algún relato. Me levanté sin ánimo. El día fue mejorándome. Casi no pelee conmigo. Tuvimos paz. Estuve dando vueltas por la facultad. Estuve hablando con Roberto. Estuve escuchando. Estuve anotando. Me encontré con Baraldo. Nos debemos unos mates. Se fue a Córdoba. Me fui de la facultad.


Llegué a la calle Pueyrredón, al 385, “Libres del Sur”. Cobre una moneda. Estuve hablando con Natalia. Me propuso algo. Le dije que lo iba a consultar. Me fui de allí rumbo a la parada de bondi. Esperé el 33. Me tomé el 33. Pasé nuevamente por la facultad. En la parada del comedor universitario estaba Roberto. Coincidencia, me dije. El micro siguió su rumbo. Gente arriba, gente abajo. Luego, a la entrada del Cano, Baraldo esperaba el micro. No es una coincidencia, me dije. Los tres que nos vimos en un comienzo, luego nos vimos en un final (por lo menos, del recorrido de aquel 33).

Distante

Ya sabía,
que si me canso de escribirte no será por culpa mía,
ni siquiera mi amor se lo propone;
te lo propone mi todo que es mi corazón.


Una vez más vuelvo con tu imagen,
tan alada, graciosa, distante,
una vez más la ausencia de tu lucha,
y la pólvora distante,
se asemejan al olvido necesario,
ése que te da vida.


Tu pobreza me duele, hombre distante,
y me duele la soberbia de lo que has imaginado,
me sorprende la necedad de tu especie,
y la brújula individual que todos cargan,
y por eso la algarabía desmedida,
tapa peores consecuencias,
hombre profano.

Diluviano y Sepulcral

El pedido diluviano iba andando, como profeta desmedido de los tiempos abultados. Un sin fin de niños y niñas parias. Una fiesta pluvial, sangre a la vista. Un último resquicio para vivir la locura, soliviantar la apoplejía, quererte. Se escribía en páginas de olvido lo todo diluviano y desmedido. Se hacía notar, carente de sentido, el santo sepulcral y la alabanza. En vistas de mirar lo sorprendido, esconderse en la sombra, en lo partido; siempre y cuando se albergue la estadía, me muestre cansador la algarabía, le regale al hombre uno por día, se haga madre de Dios su pasantía.


Vuelve redentor primero,
al poeta menor,
sangre aterida.
Detente en la pradera suburbana,
a sangrar los detalles,
hacerte sombra, Sol, distante.
¡Qué te despierte a las piñas
el amor echo olvido!
Que no te toque la tierra,
ni te despierte asaltado,
ni hunda en tu todo la virtud.


Te recuerdo tantas veces tan profundo,
te miro mirador, hembra subtierra,
golpea ti pura nieve tu simiente,
elude la pregunta primera,
pasa de lado,
deja que el viento te lleve lucha,
a fulminar al ojo paridor de lo contrario.
Que toda tu intención se vuelva horario.

Desvaríos (la parte por el todo)

En cada motivo, ni siquiera las luces alumbran lo uno.
Se movía distante, aliento y frío,
caminante, a oscuras, encubierto,
el ángel gris primero se acostaba.



Auguraba un ‘adiós’ y luego pasado,
caminaba iba al Sur, se indicaba,
iban andando.
La parte por el todo.


El cielo travieso,
el ruiseñor primero,
lo verde augurando un ahora,
todos tus ojos,
y tus bailes,
y tus olvidos…
todo lo tuyo.


El veleidor,
sabedor de terciopelos,
alegre silente,
¡qué calle lleva tu nombre! /pequeña belleza/,
¡qué suerte acompaña tu todo!






Desnuda en mi alma

Sigo esperándote,
sin esperarte más.


Sigo andando a ciegas,
tan víctima de tu amor,
de tu olvido,
de tu insinuar,
tan prendado de tu vida.


Aquí me ves,
como si el autosuficiente flaqueara,
se mirara al verdadero espejo,
y se supiera desnudo,
de una vez y para siempre,
por culpa de tu mirada.


Allí me ves, acrítico, yo, el tantas veces fabulador,
imaginándote desnuda en mi alma,
desparramada por todo mi ser,
tan rubia,
tan clara,
tan no me olvides.
Y,
estúpidamente,
tus dos ojos me conforman.
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