lunes, 25 de noviembre de 2013

Bachelet y la necesaria refundación de la democracia - por Atilio Boron




Nadie debería sorprenderse por los principales resultados de las elecciones del domingo pasado en Chile: derrota oficialista, victoria amplia pero insuficiente de Michelle Bachelet y masivo abstencionismo electoral.
 
Numerosos estudios de opinión pública realizados a lo largo de los últimos años ponían en evidencia la apatía política reinante en una parte considerable de la ciudadanía.
 
Un politólogo chileno, Juan Carlos Gómez Leyton, viene sosteniendo desde hace un tiempo la tesis de que en Chile no sólo existe una economía neoliberal sino que ese cáncer ha hecho metástasis y el propio país se ha convertido en una sociedad neoliberal, signada, entre otras cosas, por el mayor índice de desigualdad económica de América Latina.
 
 Ahora bien: una sociedad de este tipo tiene como rasgos principales la despolitización, la apatía ciudadana y el desinterés por la cosa pública, El neoliberalismo primero avasalla y después desnaturaliza a la política reduciéndola a la mera gestión “técnica” de la economía. Consecuencia: la democracia degenera en tecnocracia. Y si de cuestiones técnicas se trata el vulgo tiene poco o nada que decir. Sólo los expertos deben hablar, y a la ciudadanía se le ordena que se ocupe de sus propios asuntos y que canalice sus ansias de participación, si es que las tiene, con frenéticos paseos de compras por los shoppings. Su obligación no es ejercer el autogobierno o la soberanía política porque tales cosas son fantasmas de un pasado que ya fue.
 
La única soberanía concreta, tangible, es la del consumidor y se realiza en el mercado y no en la esfera política. El ideal, inspirado en la polis ateniense, de ciudadanos activamente participantes en el proceso político es un melancólico anacronismo en una época del desarrollo capitalista en la que quienes votan, como mordazmente lo recuerda George Soros, son los mercados.
 
No sólo votan sino que, para colmo, lo hacen todos los días mientras que a los ciudadanos se los convoca cada dos años a un nada apasionante ritual en el cual la oferta política abrumadoramente mayoritaria, sobre todo en el caso chileno, es conservadora y las principales alianzas partidarias pugnan por hacerse dueñas del “centro” político, garantía infalible de que nada importante habrá de hacerse para cambiar en algo al sistema. 
 
Confirmando lo anterior, cuando en la encuesta de Latinobarómetro del año 2013 se le preguntó a los ciudadanos chilenos si la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno un 63 contestó por la afirmativa, pero un 21 por ciento dijo que “daba lo mismo” y un 10 por ciento que prefería un gobierno autoritario. Es decir que un inquietante 31 por ciento era indiferente o antagónico ante la democracia, una cifra muy elevada pero que, aún así, demostraba una reducción en relación a niveles históricos que marcaban, inconfundiblemente, la persistencia del nefasto legado pinochetista.
 
Una mirada a largo plazo, por ejemplo focalizando el análisis en el período 1995-2013 demuestra que en Chile los valores promedio para todo ese período fueron los siguientes: apoyo a la democracia, 55 por ciento; al autoritarismo; 15 por ciento, e indiferencia, 26 por ciento.
 
El “país modelo” de una transición política exitosa hacia la democracia demostraba con estas cifras el equívoco del saber politicológico convencional que ensalzaba la experiencia política chilena como la más acabada concreción, en Nuestra América, del otrora tan valorado (y ahora tan devaluado) Pacto de la Moncloa que había permitido el advenimiento de la “democracia” en la España postfranquista.
 
Y rompiendo las previsiones de la cátedra y las campañas de calumnias de los medios hegemónicos los datos de Latinobarómetro confirman que el país con mayor apoyo ciudadano a la propuesta democrática es ...¡Venezuela! ¡Sí!, la Venezuela bolivariana, difamada, hostigada y vilipendiada como tierra de tiranos populistas y líderes demagógicos resultó ser aquella en la cual el ideal democrático es más valorado por su ciudadanía.
 
 No sólo eso: según esta encuesta los países cuyos ciudadanos más han aumentado el apoyo a la democracia son Venezuela (16 puntos) y Ecuador (13 puntos), por encima de Chile (8 puntos) y Argentina (5 puntos). (1) 
 
Conclusión: si los liderazgos fulminados como populistas (Chávez, Maduro, Correa y, por extensión, Evo) crean ciudadanía es porque son cualquier cosa menos populistas; populares y genuinamente democráticos seguro, pero no cultores de la engañifa populista [guardamos nuestras reservas ante este modo de utilizar la palabra "populista" - nota del bloguero]. La ciencia política convencional se revela como propaganda reaccionaria ante estos pocos ejemplos.
 
 Pero retornemos a las elecciones del pasado domingo. A la vista de los anteriores antecedentes no sorprende, decíamos, que la concurrencia electoral haya oscilado en torno al 50 por ciento del electorado, compuesto por poco menos de 14 millones de personas. Esta proporción de abstencionismo es la más alta en toda la historia de la democracia en Chile.
 
Se argumenta que dado que el sufragio es optativo no hay por qué alarmarse. Pero lo cierto es que el voto no sólo es un derecho; es también una obligación de todo ciudadano de una democracia y casi la mitad de las chilenas y los chilenos renunció a ejercer ese derecho y a asumir la correspondiente obligación.
 
 Bajo esta perspectiva la votación de Michelle Bachelet, 3.070.012 sufragios representa el 47 por ciento de quienes acudieron a votar pero un escaso 22 por ciento del total de la ciudadanía; peor aún es el caso de la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, cuyos 1.645.271 votos no representan sino el 12 por ciento de los electores inscriptos.
 
La conclusión que puede obtenerse de estos guarismos es que casi un cuarto de siglo después de la salida de Pinochet los legados combinados del autoritarismo militar y el neoliberalismo económico produjeron una sociedad en la que se descree de la acción colectiva, se concibe a la política como una pérdida de tiempo y se piensa que los problemas de cada quien deberán ser enfrentados y resueltos individualmente.
 
La política se convierte en un “ruido molesto” que perturba el supuestamente racional trabajo de los mercados. Otra conclusión: el gran fracaso del gobierno de Sebastián Piñera, que había sido saludado como el amanecer de una nueva era en donde la burguesía atendía sin molestas mediaciones la gestión de la cosa pública y se demostraba que el pinochetismo podía tener un rostro sonriente, amable y a la vez altamente eficiente. Esa ilusión se desmoronó la noche del domingo pasado.
 
La apatía política se alimenta en Chile de la carencia de verdaderas alternativas políticas. Revertir esta situación será una tarea muy difícil, casi prometeica, de la futura presidenta Bachelet, quien sólo por una catástrofe política de incalculables proporciones podría ser derrotada en la futura batalla electoral.
 
La reconstrucción de la comunidad política -en un país que supo tenerla y en grado sumo antes del golpe militar- requerirá la adopción de profundas reformas que desmonten el andamiaje económico, político e institucional establecido por la dictadura y mantenido a lo largo de nada menos que cuarenta años. Un aparato construido por el ideólogo y arquitecto del régimen pinochetista, Jaime Guzmán Errázuriz, y preservado en casi todos sus detalles por sus sucesores de la Concertación y, por supuesto, por el actual gobierno.
 
Para que Bachelet pueda dar vuelta la página de la historia será preciso que haga lo que hizo Hugo Chávez Frías el 2 de Febrero de 1999 cuando al tomar posesión de su cargo como presidente rompió con las fórmulas consagradas por la tradición y dijo que “Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro.”
 
Es harto improbable que Bachelet produzca un juramento de ese tipo porque, como política, no está “hecha de la misma madera” que tenía el gran líder bolivariano. Pero es indiscutible que la reconstrucción de la democracia en Chile requerirá indefectiblemente de la elaboración y aprobación de una nueva constitución. No es un dato menor que las tres que rigieron los destinos de ese país fueron todas ellas producidas por gobiernos autoritarios y conservadores en 1833, 1925 y 1980, esta última bajo el régimen de Pinochet. Y en ninguno de estos casos, por supuesto, no hubo el menor atisbo de participación popular. Y si bien en los últimos años se le introdujeron algunos cambios muy marginales, el espíritu y la letra de la constitución pinochetista está aún vigente, y ambos son incompatibles con la democracia.
 
Si Bachelet aspira realmente a refundar la democracia chilena tendrá que convocar por primera vez en la historia a una asamblea constituyente elegida por el pueblo; otorgarle un plazo para que redacte un nuevo texto constitucional y someterlo -como se hizo en Venezuela, Bolivia y Ecuador- al veredicto popular mediante un referendo constitucional que otorgue legitimidad a la nueva carta magna. Eso sería un primer y necesario paso para después avanzar con la misma firmeza en la desmercantilización y la desprivatización de gran parte de lo mercantilizado y privatizado por cuatro décadas de neoliberalismo, comenzando por la educación y siguiendo por la salud y la seguridad social entre tantos otros bienes públicos convertidos en mercancías generadoras de jugosas ganancias para los capitalistas. Si nada de esto llegara a ocurrir, o sólo se intentaran tibios ensayos reformistas, Chile se deslizaría aún más rápidamente hacia una nueva y sutil forma de autoritarismo de mercado o, como lo asegura el filósofo político estadounidense Sheldon Wolin para su propio país, hacia una suerte de “totalitarismo invertido” caracterizado por la primacía aplastante de los mercados y el progresivo desvanecimiento de las figuras de la democracia y del ciudadano. Una democracia sin ciudadanos que reemplaza la vieja fórmula de Abraham Lincoln, “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” por su degradación mercantil: “gobierno de los mercados, por los mercados y para los mercados.”
 
Desgraciadamente, la complacencia de la anterior gestión de Bachelet con esta fórmula no autoriza a hacerse demasiadas ilusiones. No son muchos los casos en la historia en que un gobernante produce un giro tan pronunciado como el que hace falta para refundar la democracia en Chile. Una democracia que llegó a su punto más alto en los años de Salvador Allende, y que por eso mismo fue ferozmente combatida por el imperialismo y sus secuaces locales. De todos modos será preciso esperar un tiempo antes de emitir un juicio definitivo sobre la gestión de Bachelet. El realismo político no permite abrigar demasiadas esperanzas, pero ese mismo realismo aconseja no descartar la posibilidad –por poco probable que sea- de que el pueblo chileno recupere su memoria, sus sueños y sus utopías, las mismas que lo llevaron a votar por Salvador Allende, e irrumpa de manera arrolladora en la escena política para, como lo dijera el presidente-mártir, abrir “aquellas grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.” Sería una gran noticia, para Chile y para Nuestra América, si tal cosa llegara a suceder.   
 
- Dr. Atilio Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina. Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2013.

Nota
 
(1)   Cf. Corporacíón Latinobarómetro: Informe 2013 (Santiago: Ediciones de Corporación Latinobarómetro 2013), pg. 6.La Corporación realiza  una encuesta anual de actitudes y opiniones políticas en 18 países de la región. Huelga comentar que los autores del Informe apelan a todo tipo de ridículas argumentaciones para dar cuenta de tan aberrantes anomalías como las representadas por los casos de Venezuela y Ecuador. No podemos perder nuestro tiempo y el de nuestros lectores en examinar las conocidas críticas que las usinas del imperio dirigen en contra de esos países hermanos: no hay separación de poderes porque el oficialismo tiene mayoría en el Congreso, y no se respeta a la oposición porque ambos tanto Chávez como Maduro y Correa le han declarado la guerra a la prensa. Si Aznar, Berlusconi o George W. Bush tienen mayoría en el Congreso eso prueba la rotunda legitimidad de su mandato; si quienes gozan de esa situación son Chávez, Maduro o Correa eso demuestra que nos hallamos ante democracias con serios déficits o, simplemente, semi-democracias. El escandaloso doble standard del Informe  nos exime de la necesidad de entablar una discusión con sus autores. No son analistas políticos sino publicistas al servicio de la reacción, y sólo por excepción discutiría con ellos.
 
Tomado de aquí
 
 

El segundo turno en Chile - por Emir Sader

 
 
Chile era el país más politizado y de mayor participación partidaria en América Latina. Ello no resistió a los 17 años de dictadura de Pinochet, a los 20 años de los gobiernos moderados de la alianza socialista-demócrata cristiana. Y, además, un sistema electoral distrital, que distribuye las curules entre los dos bloques mayores, excluyendo las otras fuerzas.
 
Las movilizaciones estudiantiles condujeron a que los partidos tradicionales consideraran la hipótesis de una reforma del sistema electoral, pero a medida que las movilizaciones amainaron, sólo introdujeron la inscripción automática de los jóvenes, lo que no altera nada, porque no hay mayor interés. Y, para agravar, se introdujo el voto no obligatorio, lo que sólo incrementó la abstención.
 
La abstención, mayor al 50%, fue el factor fundamental que impidió la victoria de la Bachelet en el primer turno. En el segundo turno, el próximo 15 de diciembre, se sabrá qué proporción de votos tendrá ella y cuál será el nivel de abstención.
 
Quién haya mirado la lista de candidatos a presidente de Chile no diría que el golpe militar de Pinochet se produjo hace 40 años y que su régimen terminó hace 23 años. Michelle Bachelet es hija de un ministro militar de Allende, muerto de un colapso cardíaco en la prisión, tras 6 meses de torturas. Michelle estaba con él en la prisión.
 
La candidata de la derecha, apoyada por el neo-pinochetista Sebastián Piñera, es hija de un militar, miembro de la Junta Militar de Pinochet. Fue candidato también Marco Antonio Enríquez, hijo de Miguel Enríquez, principal dirigente del MIR, aunque ahora Marco tuvo una plataforma moderada.
 
Pero desde el golpe han pasado 17 años de dictadura, 20 años de gobiernos de la alianza socialista-demócrata cristiana y 4 años de gobierno de la derecha.  Sin embargo, la plataforma de Bachelet refleja problemas heredados de la dictadura.
 
Ella se propone convocar una Asamblea Constituyente, porque Chile vive aún con la Constitución impuesta por Pinochet, en pleno estado de sitio de la dictadura, si bien la carta fue reformada, sin embargo exige una mayoría tan elevada de votos del Parlamento, que supone siempre acuerdos entre los dos bloques para aprobar leyes importantes.
 
Otro de los puntos clave de su programa es la elevación de impuestos a los más ricos, para fortalecer las políticas sociales.  Chile, que antes de la dictadura de Pinochet era uno de los países menos desiguales del continente, se tornó uno de los más desiguales. Eso Bachelet quiere combatir con más recursos tributarios.
 
El tercer tema también pertenece a la herencia maldita dejada por Pinochet y no tocada, hasta aquí: la privatización de las universidades chilenas, factor de las enormes movilizaciones estudiantiles, que restaron la legitimidad de Sebastián Piñera. Bachelet presentó un plan de recuperación del carácter público de las universidades, de 5 años, porque los recursos para eso no constaban más en el presupuesto público.
 
Bachelet retorna a la presidencia en condiciones distintas de cuando asumió por primera vez. Su último año de gobierno fue el primero de la crisis internacional en el centro del capitalismo. En aquel momento ella tomó medidas que protegían a los sectores más vulnerables –como los ancianos-, abandonados a su suerte por la privatización de la sanidad, heredada de la dictadura y nunca modificada por los gobiernos posteriores.
 
Desde entonces se fortaleció la capacidad de respuesta a las presiones recesivas producidas por la crisis en el centro del capitalismo por parte de los gobiernos que privilegian los procesos de integración regional y no de aquellos que, como el chileno, firmaron Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos. Bachelet ya manifestó su voluntad de bajar el perfil de la participación de Chile en la Alianza para el Pacífico e intensificar las relaciones con los países del Mercosur. (Traducción ALAI)
 
- Emir Sader es académico de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.
 
Tomado de aquí
 
 

Embajadora de EEUU: “Reconozco resultados anunciados por el TSE”



Dice el bloguero: aunque EEUU aún no reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela, puede reconocer velozmente los resultados en Honduras cuando varios de los candidatos y partidos indican irregularidades. La doble vara imperial es por demás evidente. Va la nota:

La embajadora de Estados Unidos en Honduras, Lisa Kubiske, reconoció que los resultados obtenidos en el conteo electoral reportado por sus observadores y el trabajo hecho por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), estaban totalmente regularizados hasta horas de la noche de ayer.

“En el conteo de las mesas vimos un escrutinio que se hizo con regularidad, donde hubo pocos incidentes de violencia, en ese sentido se ha realizado una verdadera fiesta democrática y demuestra el interés del votante, manifestó.

“Apoyamos el proceso electoral realizado, y hay que tener paciencia y a la vez esperar cualquier tipo de reclamos o denuncias de los cuales habrá tiempo para resolverlos y finalmente poder obtener los resultados, indicó.

“Reconozco los resultados anunciados y lo que nuestros observadores vieron en el proceso, nosotros hemos apoyado el proceso para hacerlo más transparente, pero esta vez tenía muchos puntos que daban aún más transparencia de incluir varios partidos en la mesa y dejar que el pueblo observara el escrutinio, añadió.

Lo anterior, es avance del proceso electoral, también participaron centenares de ciudadanos, porque el Registro Nacional de las Personas (RNP) entregó unas 600 mil identidades simplemente en las dos rondas. Hay que respetar la decisión del pueblo hondureño, apuntó.



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Elecciones Honduras: Libre denuncia irregularidades y convoca a reunión de emergencia para este lunes



La cúpula del Partido Libertad y Refundación (Libre), encabezada por el coordinador general, Manuel Zelaya, dijo ayer que esta institución política desconoce los resultados dados a conocer por los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) por mostrar inconsistencias en más del 20% de actas.

Manuel Zelaya, Eduardo Enrique Reina y Riccy Moncada se hicieron presente ante la prensa nacional e internacional donde esta última, quien  representa a Libre ante el Consejo Consultivo del  TSE, fue clara al manifestar que no reconocen los resultados del máximo tribunal.

“El Tribunal ha dado proyecciones que no concuerdan con la información que estamos recibiendo y computando a través de nuestros propios medios de información; hay inconsistencias en más de un 20 por ciento en las actas que no han sido cotejadas, y además han sido enviadas a una auditoría, sin tener información del porqué han sido enviadas a la auditoría, con el cual podría cambiar el resultado de las proyecciones”.

Esas proyecciones no son aceptadas por Libertad y Refundación y por lo tanto estamos convocando para las 11:00 de la mañana a toda la dirigencia nacional, donde anunciaremos todas las medidas necesarias para presentar esas inconsistencias, resultado que está siendo manipulado para favorecer a uno de los candidatos y no se está presentando, por lo tanto representan inconsistencia, dijo Reyna.

Mientras tanto, Riccy Moncada aseguró que “el TSE ha hecho una transmisión irregular de los resultados; la elección presentó una serie de inconsistencia hasta llegar al caso de más de 1,900 actas que tampoco han sido incorporadas al sistema y que favorecen a nuestro partido”.

De acuerdo al procedimiento que aplica el TSE para introducir esas actas al sistema, dijo Moncada que desconocen las verdaderas razones por las cuales se estima que esas actas son inconsistentes.

“No reconocemos esos datos del TSE y además tenemos fundadas razones para no reconocerlo. Las láminas, los datos, las pantallas que están siendo presentadas, solo evidencian las inconsistencias con actas que van a procedimiento especial, pero también con actas por no reconocimiento de firmas; se evidencian curvas que son inaceptables, gráficos inaceptables, irregularidades, que tienen que ser analizadas, y que además una gran cantidad de datos no coinciden con lo recibido por nuestro partido a nivel nacional. Asimismo tenemos informes fidedignos por fuentes ligadas a los responsables de dar protección al material electoral, en relación a que estuvieron introduciendo actas vía escáner de sitios donde el escrutinio aún no había concluido”.

“Este es un claro fraude, y fraude frente a la voluntad popular que sin lugar a dudas está siendo alterada a través de la transmisión irregular. Nosotros respetamos la presencia de la Unión Europea con su staff de observadores, pero de la misma manera como miembros del Consejo Consultivo llevamos alrededor de ocho meses cuestionando todo el proceso que ha implementado el Tribunal y que hoy culmina con estos datos irregulares; declarar tendencia, resultados, pasando más del 20 por ciento de actas para un procedimiento especial, consideramos alejado e irrespetuoso de la voluntad popular expresada en las urnas”.

Por su parte, el coordinador general de Libre dijo tajantemente que “rechazamos esos resultados porque Xiomara gana las elecciones”.

“Hay un 20 por ciento de las actas, no digo que son trampa, lo que digo es que no se han escrutado”.

Nosotros no usamos armas, pero sí sabemos defender nuestros derechos. La refundación se está perdiendo por falta de transparencia, dijo Zelaya.
Los que alteran la paz son los que mienten, los que dan resultados falsos; la resistencia es un proyecto de refundación nacional, nosotros no podemos guardar silencio, estamos llamando, dijo. (MR)


Tomado de aquí

 

jueves, 14 de noviembre de 2013

La autoridad ya no es reticente con las víctimas, pero sí lenta: Javier Sicilia



Los gobiernos de México y EU gastan "demasiado dinero" en otras políticas mientras la gente sigue muriendo, aseguró el activista mexicano.

(CNNMéxico) — Las víctimas de la violencia en México ya no se enfrentan a la reticencia de la autoridad como en años anteriores, pero sí a la cautela y lentitud que permiten que dicha violencia continúe, aseguró este jueves el poeta y activista mexicano Javier Sicilia desde Washington D.C.

“Lentamente hemos ido rompiendo la reticencia, no la cautela, pero ya podemos comenzar a hablar de manera más franca con instancias que antes eran reticentes (…) Mi problema es con la timidez. Se gasta demasiado dinero mientras la gente sigue muriendo”, dijo Sicilia en entrevista con CNN en Español tras ser cuestionado sobre los avances en la lucha contra la violencia.


Sicilia, quien inició su activismo contra la violencia después del asesinato de su hijo Juan Francisco en marzo de 2011, dijo que en México "la justicia sigue siendo mínima (...) El gobierno de Enrique Peña Nieto continúa con otro tipo de narrativa y eso nos preocupa muchísimo”.

Luego de participar este martes en una mesa redonda sobre el uso de las drogas en América, el líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad consideró necesario acelerar la discusión de la legalización de las drogas y el control de armas para aminorar la violencia.


"Estamos tratando de que se entienda que el problema de la guerra contra las drogas involucra la regulación de las drogas, el control de las armas, que son cosas que puede hacer Estados Unidos”, dijo.

El activista señaló que la legalización de la marihuana en Washington y Colorado es “un avance” en la materia. También indicó que el presidente Barack Obama “es muy sensible y entiende bien el problema”, pero consideró que “necesita hacer un llamado” sobre el tema.

En cuanto al uso de armas, Sicilia dijo que la Segunda Enmienda a la Constitución estadounidense, que resguarda el derecho a poseer armas, es una medida “nostálgica” originada en necesidades de defensa de los primeros momentos del país y aseguró que ya no es necesaria y “está haciendo mucho daño” en México y EU.

El gobierno mexicano no tiene como “agenda prioritaria” la regulación de las armas y la protección de las víctimas, criticó Sicilia que, durante su participación del martes en la mesa redonda sobre descriminalización de las drogas organizada por la Organización de Estados Americanos (OEA), calificó como “una estupidez” la prohibición de drogas y aseguró que en México “ya no hay Estado ni democracia” porque las “víctimas siguen sin justicia y continúan los asesinatos”, según EFE.

En la reunión, el llamado de Sicilia a la descriminalización coincidió con uno similar hecho momentos antes por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, detalló EFE.


Entrevista con Cristóbal Kay: Acaparamiento de tierras en América Latina

 
Sally Burch
 
 
El acaparamiento de grandes extensiones de tierras, conocido en inglés como land-grabbing, fenómeno que surgió principalmente en la última década y que se acentuó a partir de la crisis alimentaria del 2008, está transformando radicalmente la estructura agraria en el mundo, desplazando al campesinado y reforzando la agroindustria. En África y Asia, este fenómeno corresponde principalmente a acuerdos entre Estados, donde un gobierno acuerda la compra o arriendo de grandes extensiones –cien, doscientas mil hectáreas o más-, en otro país, para producir alimentos bajo su propio control y exportarlos, a fin de garantizar la seguridad alimentaria de su población.
 
En América Latina, sin embargo, el proceso ha asumido una característica distinta, según explica Cristóbal Kay, especialista en desarrollo y reforma agraria. Y es que en nuestro continente, no son otros Estados sino principalmente las grandes empresas translativas las que están invirtiendo en países vecinos. En entrevista con ALAI, Kay advirtió que, entre más avanza este proceso, más complejo se vuelve pensar en una reforma agraria en los países afectados.
 
Académico especializado en teoría del desarrollo, que estudió primero en Chile e Inglaterra, y hoy es profesor del Instituto de Estudios Sociales de La Haya, Cristóbal Kay nos recordó que en América Latina este fenómeno tiene sus raíces en la llamada década perdida de los años 80, con las políticas neoliberales. Cuando los Estados disminuyeron sus políticas de crédito y asistencia técnica al campesinado y bajaron los aranceles a la importación de alimentos, la economía campesina quedó marginada y muchos campesinos tuvieron que buscar otras formas de ingreso, cuando no acudir a la migración. En cambio los sectores rurales que salieron beneficiados fueron aquellos productores agrícolas capitalistas que tenían acceso a las inversiones y los conocimientos necesarios para entrar en los nuevos mercados de exportación, con nuevos productos como el brócoli, hortalizas, frutas, palma africana aceitera.
 
Este hecho, relata Kay, “cambió totalmente la estructura agraria, llevando hacía un proceso de concentración de tierras y, también, hacía un proceso de capitalización del agro… Se expandieron estas empresas agrarias, muchas veces incorporando a tierras campesinas, o deforestando la amazonia, llegando a nuevas fronteras agrícolas, creando también una serie de efectos negativos para la ecología de esos países”. Esta nueva estructura agraria funciona con mano de obra temporal, sin estabilidad laboral y con salarios muy bajos, o donde hay cultivos muy mecanizados, como la soya, crea muy poco empleo.  “En medio siglo, desde 1960 hasta 2010, el cultivo de la soya pasó de 260 mil hectáreas a más de 42 millones. O sea, se multiplicó varios cientos de veces”, señala el investigador.
 
Sigue nuestra conversación sobre estos temas, en la cual Kay nos contó cómo en América Latina el actual proceso de acaparamiento de tierras sigue parámetros novedosos a nivel mundial, puesto que se trata esencialmente de empresas latinoamericanas de un país que invierten en otro país latinoamericano.
 
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CK: Son grandes compañías que ya controlan cincuenta mil hectáreas, o cien mil hectáreas, por ejemplo de Argentina; que hacen después inversiones en Paraguay, o Uruguay, especialmente para soja, o para pasto y ganadería. Y Brasil hace lo mismo: hay muchos empresarios agrícolas brasileños que ya hace como tres o cuatro décadas atrás, han comprado tierras en la parte oriental de Bolivia, en Santa Cruz, en las tierras bajas de Bolivia, y hoy en día controlan quizás un tercio de las tierras del Oriente boliviano.  Controlan como el 40 o 50% de la producción de soja de Bolivia.
 
Paraguay, es el caso más dramático.  En este país, casi dos tercios de toda la producción de soja es controlada por capitales, inversionistas, terratenientes, de origen brasileño -la mayoría-, pero también una parte importante de argentinos. Entonces se plantea allí un problema de soberanía nacional, porque gran parte de esas inversiones de compra de tierra por parte de los brasileños y los argentinos se da en la zona fronteriza con esos países.  Y, el cultivo de la soja es el más importante de Paraguay, entonces controlando dos tercios de la producción de soja -no tengo una cifra exacta-, pero es como controlar quizá el 40% de toda la producción agropecuaria de ese país, por parte de esos capitales latinoamericanos.
 
Ahora, muchos de esos capitales latinoamericanos están asociados con capitales internacionales.  Por ejemplo, con el famoso financista George Soros.  Soros tiene una empresa que financia las compras de tierras a través de una empresa en Argentina, y hace inversiones a gran escala, con grandes maquinarias.
 
Entonces, hay algunos capitales extranjeros, pero no es la fuerza motriz de este cambio; la fuerza motriz viene de los propios capitales de algunos países latinoamericanos.  Incluso países pequeños como Chile, que tiene cierta ventaja en la industria forestal. Hay un grupo forestal chileno que tiene más de un millón de hectáreas, de las cuales la mitad está fuera de Chile, en Argentina, Brasil y Paraguay.  Como ya no hay más tierras para reforestar en Chile, estos capitales chilenos invierten en otros países latinoamericanos, en los que todavía hay cierta abundancia de tierra.  Ahora, esto también tiene su impacto ecológico, especialmente con el monocultivo de eucalipto, que absorbe mucha agua, y el pino; y entonces no se puede cultivar después, es muy difícil volver a usar la tierra para otro uso agropecuario.
 
ALAI: Estas inversiones en tierra, ¿están vinculadas también a la especulación del sector financiero?
 
CK: Sí, porque la ventaja es que la tierra no pierde su valor, es una buena inversión fija, especialmente si los precios agropecuarios siguen subiendo, y es muy probable que los precios agrícolas nunca van a bajar de nuevo a los niveles pre-crisis del año 2008.  Pero la especulación viene más bien con estos nuevos cultivos, como decía, la palma aceitera, palma africana, con la soja y también con la caña de azúcar.  Estos tres cultivos se pueden llamar ‘cultivos comodín’.  Un colega de La Haya, Saturnino Borras, lo llama ‘flexcrops’, que se puede traducir al castellano como ‘cultivo comodín’, porque se los puede dedicar a varios usos, ya sea como aceite, ya sea como comida, o para biocombustible.  Y allí viene la ventaja, es decir, depende de los precios de los alimentos: si están bajos, dedican la caña de azúcar o la soja al etanol.  Entonces especulan de acuerdo a cómo van los precios internacionales para cada uno de los productos.  Eso le da esa flexibilidad al capital, y el capital siempre trata de maximizar la ganancia y la renta, usando los mercados internacionales.
 
ALAI: ¿De toda esta situación que acaba de describir, cómo ve las implicaciones a futuro? ¿De qué hay que preocuparse? ¿Qué alternativas podrían plantearse frente a esa situación?
 
CK: Estos nuevos capitales que acaparan tierras, extensiones de 100 mil hectáreas, y algunas llegando hasta a 1 millón de hectáreas, son cantidades de tierras inimaginables históricamente, van mucho más allá del antiguo latifundio.  La diferencia es que son capitales no exclusivamente agrarios, sino que muchos de estos nuevos inversionistas vienen de la agroindustria, de la industria forestal, de la industria del procesamiento de la caña de azúcar, de la palma africana.  O incluso, en el caso de capitales extranjeros, de capitales mineros o financieros; y capital comercial, incluso hay supermercados que invierten. Entonces, ya no es solamente un capital agrario, sino un capital que se origina de varias fuentes, que controla la cadena productiva. Es como toda una cadena de valor que está totalmente integrada y controlada por ese capital corporativo, que tiene tremendo poder, porque conoce el mercado internacional, tiene acceso a las últimas técnicas productivas, tiene la capacidad de financiar maquinaria, cosechadoras e industrias procesadoras.
 
Frente a eso, a un mercado libre, los gobiernos no tienen la capacidad de negociar o de buscar acuerdos más favorables para los países.  Hay quizá algunas restricciones menores.
 
En cuanto a las implicaciones de este proceso, como ya mencionaba, desplazó a ciertos sectores campesinos, creó conflictos con pueblos indígenas, tal cual lo hacen algunas inversiones mineras, aunque estos casos son menos conocidos.  Y es que en muchas de esas zonas que los gobiernos dicen que están vacías, que son tierras estatales, ya había poblaciones locales, indígenas, que estaban radicadas en esas zonas, y que con estas inversiones van siendo desplazadas.
 
En el tema de qué visión del futuro, pensando especialmente si uno quiere hacer una reforma agraria, yo creo que hoy en día es más complejo realizar una reforma agraria, porque el campesinado ya no enfrenta al antiguo señor feudal con el cual tenía una relación patronal clientelar. Pero había un enemigo claro -por así decirlo- con el cual uno podía realizar su lucha social: contra los patrones, contra los terratenientes que habían estado en esa zona hace siglos ya, desde la colonia, con el antiguo latifundio.  Ahora son grupos inversionistas, muchas veces sociedades anónimas.  Entonces, ¿cómo tener una política para tratar de expropiar o redistribuir la tierra, frente a un capital que puede vender las tierras fácilmente o moverse a otro lugar?
 
Además, ahora ya no se trata de expropiar tierra improductiva, no cultivada, como antes con el latifundio. No, estas son empresas capitalistas, con grandes inversiones de alta productividad, de alta tecnología, totalmente integradas al mercado internacional; entonces también los gobiernos son muy reacios a tocar a esas empresas.
 
Por lo mismo, hoy las reformas agrarias tendrían que ser mucho más participativas, tendrían que tener en mente las necesidades de las comunidades indígenas, tener una opción también de género, de incorporar a las mujeres en el proceso de la reforma agraria, lo que no se hizo en la reforma agraria de las décadas de los 50, 60 y principios de los 70, y también, por supuesto, tener toda una visión ecológica, que en la reforma agraria de los 50 los 60 no existía. Entonces, con toda esta nueva situación, es mucho más complejo tener un programa real, masivo de reforma agraria.
 
Consecuentemente, para enfrentarse a esos grandes conglomerados, como Monsanto, la lucha social ahora tiene que ser de un movimiento también transnacional.  Como, por ejemplo, es el caso de la Vía Campesina.  Hay que tener un movimiento campesino que esté interconectado e interrelacionado y que se globalice, se transnacionalice, aunando esfuerzos en cada país con esa lucha, más bien global, contra los transgénicos, contra el gran capital financiero y planteando sus propuestas a nivel de la comunidad internacional -a través de las Naciones Unidas, como la FAO, etc., porque es allí donde se mueven las fuerzas políticas.
 
Y aliándose con los movimientos ecologistas, con los movimientos que quieren mantener la biodiversidad genética, con los movimientos que van contra los supermercados, los movimientos que quieren fortalecer los mercados locales, las culturas locales, por un paisaje que no sea de monocultivo, etc. Allí, aunando esfuerzos entre sectores rurales con sectores sociales urbanos, crear una alianza política transnacional, para lograr cambiar este modelo de monocultivo y depredador.  Es una visión, pero por suerte que hay varios pasos intermedios para lograr eso.
 
Tomado de aquí
 
 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Los nombres prohibidos de la dictadura




El Ministerio de Defensa reveló detalles de las actas halladas con los nombres de artistas, intelectuales y periodistas considerados "peligrosos" por la dictadura cívico-militar. La primera "lista negra" encontrada data del 6 de abril de 1979 y contiene a 285 personas calificadas bajo la categoría "Fórmula 4", destinada a quienes según los militares registraban "antecedentes ideológicos marxistas".

La cartera de Defensa destacó en un comunicado que "es falso" que las llamadas "listas negras" hayan tenido sólo incidencia "en la contratación dentro de organismos estatales". A pesar de que entre los hallazgos hay una disposición que dice que "corresponde aclarar que los medios privados de comunicación social no tienen ninguna limitación al respecto", el ministerio remarcó que "en la práctica, esto no funcionaba así: ningún medio de comunicación privado se animaba a contratar a alguien señalado como `Fórmula 4` por la dictadura".

Los militares tomaron como criterio para la clasificación de las personas incluidas en las listas su grado de su supuesta vinculación con la "ideología marxista". De este modo, en sus disposiciones, la Junta Militar detallaba cuatro "fórmulas" para catalogar a las personas, que partían desde la 1, "sin antecedentes ideológicos marxistas", y llegaban hasta la 4, "registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública, no se le proporcione colaboración, sea auspiciado por el Estado, etc.".

El Ministerio encabezado por Agustín Rossi consignó que, dentro de los aproximadamente 1500 biblioratos encontrasdos, hay uno que específicamente se encarga de analizar a los "Fórmula 4", grupo que incluía a intelectuales, periodistas, artistas y comunicadores que, según la Junta Militar, supuestamente revestían el mayor nivel de peligrosidad.

En tanto, la llamada "Fórmula 2" para la catalogación de personas era destinada a personas cuyos antecedentes "no permiten calificarlo desfavorablemente desde el punto de vista ideológico marxista" y, la "Fórmula 3", a quienes -a criterio del régimen- registraban "algunos antecedentes ideológicos marxistas pero los mismos no son suficientes para que se constituyan en un elemento insalvable para su nombramiento, promoción, otorgamiento de beca, etc.".

Defensa señaló que, para la confección de estas "listas negras", las Juntas Militares "crearon un organismo destinado a coordinar la tarea", denominado Equipo Compatibilizador Interfuerzas (ECI). Allí confluían representantes de la Secretaría de Información Pública (SIP), la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y de cada una de las tres armas. "El ECI definía los criterios para calificar a las personas, armaba los listados a partir de las sugerencias de sus miembros, analizaba sus permanentes actualizaciones, y decidía quién entraba y salía del máximo nivel de prohibición", añade el informe divulgado hoy.

La primera "lista negra" sistematizada encontrada data del 6 de abril de 1979 y contiene "12 páginas que agrupan un total de 285 nombres, todos con la calificación `Fórmula 4´", y el detalle de la profesión de cada persona. El segundo listado hallado está actualizado al 31 de enero de 1980 e incluye a 331 nombres bajo la calificación de "Fórmula 4", en tanto en su encabezado brinda una serie de recomendaciones en relación a los antecedentes consignados, entre ellas que "deben ser incinerados".

Las actas encontradas dan cuenta de un cambio de postura del régimen dictatorial tras la guerra de Malvinas, cuando la Secretaría de Información Pública ordenó "marcar una transición hacia la vida institucional plena del país" y recomendó "permitir trabajar en los medios de comunicación social administrados por el Estado" a personas que habían sido catalogadas bajo la "Fórmula 4". En esa etapa final de la dictadura la Junta Militar comenzó a desafectar nombres del listado de "Fórmula 4", excepto por 46 personas que la SIP recomendaba que no cambiaran de categorización. En esa lista quedaron, entre otros, los actores Norman Brisky y Nacha Guevara, el escritor Julio Cortázar, el director de cine Octavio Getino, el compositor Miguel Ángel Estrella, el poeta y escritor Armando Tejada Gómez y el periodista Jacobo Timerman.

Tomado de aquí


 

Hagamos una vaquita y, de ser necesario, ¡agrandemos el ojo de la aguja!: Dos familias copan la lista de los más ricos del mundo



Seis de las 12 personas más ricas del mundo pertenecen solo a dos familias: los Walton y los Koch, según la revista ‘Bloomberg’. Ambas son estadounidenses y republicanas.

Los hermanos Charles y David Koch ocupan los puestos seis y siete de la lista de multimillonarios ‘Bloomberg 2013′, con una fortuna personal de 47.400 millones de dólares cada uno. Son propietarios de Koch Industries Inc., un negocio que heredaron de su padre y cuyo volumen aumentaron en 2.600 veces.

Se trata de un conglomerado de empresas de los sectores del refinado y distribución de petróleo, productos químicos, energía, fibra, polímeros, minerales, fertilizantes, papel, ganadería, finanzas y muchos otros.

Los Koch son uno de los donantes claves del Partido Republicano. En la campaña electoral de 2012 invirtieron unos 60 millones de dólares en ‘destronar’ al presidente Obama. Se oponen a la regulación de los derivados financieros (productos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, sean acciones, índices bursátiles, tipos de interés o materias primas) y la limitación de emisiones de gases causantes del efecto invernadero.

Por su parte, los Walton, herederos de Sam y Bud Walton, fundadores de Walmart, una corporación multinacional de minoristas, son desde hace años la familia más rica del mundo. En 2013, Christy Walton, con una fortuna personal de 38.400 millones de dólares, Jim Walton con 36.600 millones, Rob Walton con 35.600 millones y Alice Walton con 34.900 millones, ocupan respectivamente los puestos 9, 10, 11 y 12 de las personas más ricas del planeta.

Walmart, uno de los donantes históricos del Partido Republicano, cuenta con unos 2,2 millones de empleados en todo el mundo y se enfrenta a un torrente de demandas y problemas con su plantilla por bajos salarios, precariedad laboral, asistencia sanitaria inadecuada y problemas relacionados con las fuertes políticas antisindicales de la empresa.
Texto y foto/RT
Tomado de aquí
 
 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Neoliberalismos y trayectorias de los feminismos latinoamericanos




Sonia E. Alvarez

El desarrollo neoliberal, patriarcal, racista y colonialista ha permitido, facilitado o incluso fomentado ciertas formas o tipos de discursos y prácticas feministas. Pero al mismo tiempo, ha limitado, circunscrito o hasta reprimido o criminalizado otros. Para mostrar esto, quiero analizar la relación entre el desarrollo neoliberal, racista y  patriarcal y los movimientos de mujeres y feministas en América Latina en tres momentos diferentes.
 
El primero coincide con el inicio del neoliberalismo, lo que algunos llaman la fase del fundamentalismo de mercado, donde el mercado es considerado un dios y resolverá todo; y el régimen de Pinochet en Chile, tal vez puede expresar su cristalización máxima.  El segundo momento, algunos lo han denominado neoliberalismo multicultural con "rostro humano", en el cual la intensa explotación de los más pobres, con la intensificación del hambre, por ejemplo, comienza a amenazar al propio capitalismo.  En esta fase, empiezan a aparecer las políticas dirigidas específicamente a la población que vive en la miseria, por debajo de la línea de pobreza.  Y finalmente, un tercer momento (el actual) que algunos llaman, todavía con cuestionamientos, de post-neoliberalismo, o si se quiere, de neo-desarrollismo, que se conjuga, en algunos casos, con el regreso del nacionalismo popular (popular ahora a menudo entendido como multiétnico e intercultural) y que también muchas veces muestra continuidades significativas con el modelo de acumulación capitalista por desposesión.
 
“Ejército invisible”
 
Durante la primera fase del neoliberalismo, la del fundamentalismo de mercado, las mujeres, especialmente las pobres y pertenecientes a grupos raciales subalternos, constituían una especie de "ejército invisible" que garantizó la supervivencia de las familias y las comunidades frente a la dramática caída de los salarios populares y de los servicios públicos provocada por el ajuste estructural.  Como sabemos, las políticas de ajuste llevaron a las mujeres de la clase trabajadora y a los pueblos indígenas y afrodescendientes a organizar y dirigir luchas comunitarias por la supervivencia y contra el proceso de acumulación brutal y militarista del capitalismo de esta primera fase, en especial durante la llamada "década perdida" de los años 80.
 
El militarismo de esa primera fase también llevó a las mujeres a liderar las luchas por los derechos humanos en toda nuestra región. Las semillas de los feminismos populares que hoy se extienden por América Latina ya estaban en esas luchas de las mujeres y los grupos raciales subalternos de los años 70 y 80.  Estas luchas populares, como otros feminismos que (re) surgen durante esta fase, evidentemente, se negaron a tener cualquier relación con el Estado militarizado.
 
A su vez, el neoliberalismo en su primera etapa tenía solamente utilidad instrumental para los movimientos de mujeres, sustentándose en las mujeres de clases populares para implementar los llamados programas sociales de "emergencia", que intentaban absorber la resistencia a la doble dictadura: la dictadura política y de mercado.  La gran mayoría de militantes feministas y de movimientos populares, no obstante, se unió a las filas de la oposición al autoritarismo y al modelo de crecimiento orientado al mercado.
 
Neoliberalismo con “rostro humano”
 
La segunda fase del neoliberalismo coincide en muchos países de la región latinoamericana, con las llamadas "transiciones democráticas", que colocan en el poder a sectores de centro-derecha de oposición a las dictaduras militares, pero que, en general, continuaban abrazando la dictadura del mercado.  En ese momento se produjo un intenso debate entre militantes feministas que decidieron participar en el Estado neoliberal democratizado en un intento por promover políticas favorables a las mujeres y otras que se afianzaron en la oposición, reprobando las continuidades político-económicas y culturales entre los gobiernos post-autoritarios neoliberales y las dictaduras que les precedieron.
 
Esta disputa fue especialmente feroz, dada una especie de "angustia estratégica" o verdaderas "paradojas políticas" generadas por lo que, siguiendo a Evelina Dagnino (2004), podríamos llamar como "confluencia perversa" entre, por una parte, las conquistas reales de algunos elementos de la agenda feminista en América Latina y por otra, la "Nueva Agenda de Lucha contra la Pobreza" (New Poverty Agenda), promovida por las instituciones financieras internacionales en este segundo momento del neoliberalismo global.
 
La Agenda Neoliberal contra la Pobreza consideraba que un enfoque tecnocrático "con perspectiva de género" sería crucial para aumentar el "capital social" de las mujeres, especialmente las mujeres pobres y racializadas.  Y el capital social femenino, a su vez, pasó a ser visto como esencial para integrar a las mujeres a un "desarrollo de mercado" más eficaz y eficiente (palabras clave del neoliberalismo II).  Fue una época de proliferación de políticas enfocadas a los llamados grupos "vulnerables" –como las mujeres pobres, los grupos subalternos racializados–.
 
Así, los programas sociales de emergencia "focalizados" pasaron a ser permanentes en este segundo momento.  Y es precisamente en esta coyuntura que el neoliberalismo va a usar una máscara más "humana", multicultural y participativa.  Y llama a las "organizaciones de la sociedad civil" –incluyendo algunas organizaciones feministas profesionalizadas– a ser "socias en el desarrollo y la democratización".  Y, en su calidad de "especialistas en género" (o generólogas...), muchas pasaron a administrar los proyectos dirigidos a las mujeres consideradas más "vulnerables" por el neoliberalismo globalizado.
 
En muchos países de la región, podemos decir que estos sectores del feminismo se consolidaron y se volvieron dominantes, si no hegemónicos, durante esta segunda fase del neoliberalismo.  Y los feminismos y otros sectores de los movimientos de mujeres y populares que continuaron levantando críticas cada vez más contundentes a lo que en Chile se llamó "el modelito" perdieron visibilidad política y sus prácticas y discursos críticos quedaron cada vez más circunscritos y deslegitimados, como famosamente los llamó FHC (Fernando Henrique Cardoso, entonces presidente de Brasil), "neobobismos".  Entre los deslegitimados y silenciados estaban importantes sectores de los movimientos indígenas y negros, que actuaban hacía varias décadas en la región, pero que en realidad proliferaron y ganaron espacio social y cultural durante los años 90.  Por esta razón, el neoliberalismo, en su segunda fase, también muchas veces se declaró "multicultural".
 
En un intento por apaciguar lo más combativo y transgresor en estos movimientos, el neoliberalismo promueve, en esta etapa, algunas políticas para "integrar" mejor a los pueblos indígenas y afrodescendientes a la "ciudadanía de mercado" (o la ciudadanía mercantilizada, como la llama la Marcha).  Es decir, algunas de las conquistas reales, producto de estas luchas antirracistas también "convergieron perversamente" con la mercantilización de la ciudadanía multicultural promovida por el neoliberalismo en su segunda fase.
 
Por lo tanto, esta fase permitió la articulación de demandas más "civiles" o cívicas por algunos sectores de movimientos indígenas, por ejemplo, especialmente aquellos que encarnaron o por lo menos "performaron"[1] lo que Hale y Millamán han llamado el "indio permitido", "una categoría identitaria que resulta cuando los regímenes neoliberales reconocen activamente y abren espacio para la presencia indígena colectiva", mientras que separan "los derechos admisibles de aquellos prescritos, aquellos aceptablemente moderados de aquellos que amenazarían una transformación social radical" (2006, 284 y 301).
 
Quiero enfatizar que no estoy proponiendo un binarismo rígido entre lo permitido y lo no permitido.  Simplemente quiero señalar dos caras del activismo que a veces encontramos en una misma persona, dos caras que se mezclan y entrelazan en una misma militante, una misma organización, un mismo movimiento.
 
Feminismo 2.0
 
En el momento actual, está claro que vivimos una reconfiguración de los campos políticos y de los movimientos sociales, lo que genera nuevas angustias estratégicas y nuevas paradojas políticas.  Por un lado, tenemos la expansión geométrica de los feminismos populares, negros, indígenas, lésbicos, trans, jóvenes, etc.  Un feminismo cada vez más "de masas", un "feminismo 2.0", como dice el sitio web de la Marcha en Brasil.  Y por otro lado, vemos la consolidación de proyectos y gobiernos democrático-populares, de izquierda y de centro-izquierda, y de feminismos que se articulan con estos proyectos populares muchas veces a través de la "auto-organización" de las mujeres en los más diversos movimientos y espacios políticos.
 
En la coyuntura actual, quiero sólo destacar algunas preguntas que tal vez puedan ser aprovechadas en los debates de la Marcha.  En primer lugar, parecería que la proliferación de gobiernos de izquierda o de centro-izquierda en la región, desde finales de los años 90, habría aumentado el espacio político para los sectores de los feminismos y movimientos de mujeres que quedaron invisibilizados y hasta criminalizados durante el segundo momento neoliberal.  Y en algunos casos, como en Bolivia, también se abrió espacio a las organizaciones de mujeres vinculadas a los movimientos indígenas.  Sin embargo, algunas militantes y observadoras académicas insisten en que estos proyectos y gobiernos muchas veces todavía comparten las suposiciones maternalistas que guiaron las políticas "con perspectiva de género" de la segunda fase neoliberal y por lo tanto continúan patriarcales al mismo tiempo que absorben algunas de las demandas feministas que serían más consonantes con el modelo post- neoliberal y/o neo-desarrollista.
 
Se plantean las siguientes cuestiones en la coyuntura actual: ¿hay "confluencias" entre las agendas de algunas corrientes feministas, los diversos sectores de los movimientos populares, negros e indígenas, y los gobiernos democrático-populares de hoy en día?  ¿Aparecen nuevas "perversidades" en función de esas confluencias?  ¿Cuáles son las principales "virtudes" que podemos identificar en las confluencias actuales entre los feminismos, los movimientos étnico-raciales, y los gobiernos de (centro) izquierda y democrático-populares?  ¿Qué angustias estratégicas y paradojas políticas caracterizan la militancia en este tercer momento?  ¿Qué discursos y prácticas feministas son permitidas y no permitidas en el momento actual?  ¿Cómo superar estos aparentes binarismos políticos y enfrentar nuestras inevitables paradojas con más contundencia?
 
Quiero terminar subrayando que enfrentar nuestras paradojas –en lugar de la práctica mucho más común que consiste en camuflarlas o anularlas– es vital para los movimientos feministas y de mujeres, al igual que para todos los movimientos sociales, porque las contradicciones y los conflictos que generan muchas veces pueden ser muy productivos, provocando auto-reflexiones y reflexiones críticas que con frecuencia revitalizan y fortalecen los movimientos.  Propongo, por último, que las paradojas son lo que realmente hace a los movimientos moverse.
 
(Traducción: Carmen Diaz Alba)
 
- Sonia Álvarez es doctora en ciencia política, profesora de la Cátedra Leonard J. Horwitz de Políticas y Estudios de América Latina y directora del Centro de Estudios sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de Massachusetts en Amherst (EEUU).
 
Referencias Citadas
 
Dagnino, Evelina. 2004. "Conflência perversa, deslocamentos de sentido, crise discursiva." In La cultura en las crisis latinoamericanas, editado por Alejandro Grimson. Buenos Aires: CLACSO.
 
Hale, Charles R. , and Rosamel  Millamán. 2006. "Cultural Agency and Political Struggle in the Era of the Indio Permitido." In Cultural Agency in the Americas, editado por Doris Sommer, 281-304. Durham, NC: Duke University Press.
 
 
Artículo publicado en la revista América Latina en Movimiento No. 489 de octubre de 2013, titulada "Feminismo popular para cambiar el mundo" http://alainet.org/publica/489.phtml
 
URL de este artículo: http://www.alainet.org/active/67658
 
Tomado de aquí
 
 
 
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