martes, 22 de abril de 2008

Desaprenderé II

Silencio,

silbido,

el todo que fue mi amante me olvida.

Las ganas acumuladas en frente y mi vecina,

el descosido disimula,

la rebeldía desespera,

los arquetipos se pelean,

los brillantes acuden al paso del diccionario,

compran una letra, una coma y prosperan.


Los boicots son de cajón,

todos tus abedules un canto,

los monseñores y santos,

con los cajones parados,

no merecen alquiler;


sólo un tonto en el anden

muerde el polvo antes junante.

Tus sabores,

tus amantes,

tus vencedores de espuma,

han querido cortejarme,


los vestidos,

los lunares,

son todos de idolatría.


La muerte ya viene fría.

La vida: un disparate.







El no deber sentir eso

Siento el no deber sentir eso

Como rabia contenida y molestia.


¿Es acaso mi molestia tan mía?

¿Es mi sentir?

Eso dicen los libros que me condenan

Los que me abrazan y me niegan

Los que aman mis restos.


Aquí, como un condenado, no puedo salir

Si es que me arriesgo al grito, luego sufro dos veces

La primera por romper la promesa antes echa

La segunda por negarme en la acción

La última es la oportunidad de redención


Será formas silenciosas, como ‘filosofía indígena’,

O será vientre santo y vuelta a empezar

Se convertirá, esa molestia, en un amante silencioso

Veremos salir el sol un día después de olvido

Tu todo dormirá en mi espalda


Tu dios pan saldará las deudas del pasado

Tu sombra acabará con los ejidos australes

Los héroes, los sin corona, serán hijos

Los sacrificios habrán terminado

Los tuyos serán ojos de cielo







De cómo el sol, que era a la vez espectador de lujo de la situación y profeta segundo, se volvió hijo de la buena fortuna y sabedor del diablo.

Una vez, érase tal vez una noche, los hombres que habían cultivado en la Luna sus pasiones, bajaron a la Tierra. Esos hombres tenían en su ciclo menstrual la forma de amar al paridor, ese viejo que contaba cuentos de razas lejanas, y al mar inferior; el mar que habitaba la sabia.


Estos hombres se miraban extrañados en este nuevo sitio. La constante demencia de la conciencia universal lo golpeaba… no sabía llegar al relajo. Eran esas las noches en donde se hacía difícil la coherencia, que no era una práctica habitual pero sí la suposición. Se suponía, en aquel tiempo de hombres de Luna, que todo atardecer traería un nuevo cielo. Se creía que podía confiarse en la bondad del hombre y la mujer, en la compresión de la raza de razas, la especie primal y curativa, los seres humanos en proceso de universalización. Era de esperarse que, en un segundo de fatalidad prevista por la intuición, todo ese mundo entrara a colapsar por las partes flacas: ni amor suficiente, ni compresión del otro, ni estudio del universo.


Pero la crisis sólo fue sentida por los seres faltos de fe. La crisis movió los cimientos de la sociedad generando nuevas formas jamás vistas. Un violento estruendo partió las suposiciones que sostenían al sistema: propiedad privada, organización vertical, control. Caído el régimen de estado, los hombres de la Luna tomaron el conocimiento entregado por las mujeres del Sol y los artistas del Cielo, generando así el mundo de nuevos cimientos: templanza, organización amor y unión.


El viento trajo la palabra y con ella la paz


Una vez, cuenta un viejo vecino del barrio 25 de mayo, todo el universo era un solo viento. En esa época, todo el viento era infinito, decía infinito, amaba igual. Los hombres y las mujeres formaban parte del viento; al igual que los perros, las hadas y los duendes. Todos los vegetales, incluidos los árboles, eran viento. También era viento las familias pobres del mundo, los obreros golondrina y las magas. Todo era viento y como viento se movía, hablaba y sentía.


Con el transcurrir del tiempo, el viento comenzó a tener problemas. Una parte del viento no creía que se podía ser un solo viento y se separó del resto, pero antes de irse tomó una parte de las cosas, cosas que también eran viento, y se las llevó con ella. El resto del viento, tal vez por respeto, tal vez por estupidez, dejo que aquella parte del viento organizara la sociedad sobre la base de las cosas sustraídas al viento mayor. Este viento mayor, viento primero, dejó de serlo en aquel momento y todo el resto de él comenzó a dividirse y a enfrentarse, viendo que se podía ir por otros caminos y abrazar un espacio particular. Digamos que el viento se transformó en vientos, diversos y enfrentados, muchos de ellos fueron vientos acaudalados y fuertes, voraces vientos de arrasar con el resto de las cosas que en ese momento existían y, otros vientos, sólo pudieron entregarse a esa fortaleza y ambición avasallante que los negó.


Fue así que se formaron los distintos vientos pero siempre viviendo en un recuerdo: “alguna vez fuimos uno sólo”. Aún se puede ver, por los barrios de aquel mundo, muchos vientos soplando y saltando de aquí para allá, golpeándose por no saber cuál es la dirección del resto de los vientos, cuáles son sus propósitos, cuál su forma de amar.


Sin embargo, en ciertos momentos mágicos, el viento vuelve a ser uno sólo y es nacedor de las montañas y constructor del nuevo cielo. En esos instantes, las lágrimas que fueron penas se vuelven agua que da vida, los árboles que eran arrancados de raíz se transforman en los guardianes de la Tierra, los niños y niñas del Sol observan esperanzados su nuevo mundo… en este momento, sólo un viento fuerte que viene del Sur nos trae la palabra y con ella la paz.





Síntesis exacta de lo caminado

Por un error, no guardé la información que parecía tan interesante… un cuento que sí se parecía a un cuento y no a un mamarracho de palabras, aunque, a lo mejor, sólo por haberse perdido ahora es valorado. Empecemos de nuevo:


Empiezo a sentir esa distancia

Como si todo hubiese sido un pasado sin retorno

Como si nada de lo vivido pudiera trocarse en presente

Como si la llave que conecta aquello con esto no fuese mía

Como un mundo paralelo.


Vivo ese sentirme síntesis exacta de lo caminado

Y a la vez pifiador de caminos, enrollado, entrenzado infinitamente,

Como si la capacidad de pensar fuera la trampa mayor

Como si ese pensar los tiempos me detuviera en un espacio desconocido

Como si mi incapacidad de presente me mutilara la paz.


Reviso mi antigüedad tan nueva, tan fresca, tan ‘no me olvides’

Y veo a los rostros que ya no veo, a los barrios que nunca han sido,

a las veredas de olvidos, a los ciegos de Trujillo,

a la montaña de lejos, a la nieve que la habita,

a todo lo que recuerda que era Tierra nuestra.


Acuerdo conmigo que no hay diferencia entre esto y aquello. / ¿Cómo podría haberla?/

Empiezo a sentir esa distancia

Como si todo hubiese sido un pasado sin retorno

Como si nada de lo vivido pudiera trocarse en presente

Como si la llave que conecta aquello con esto no fuese mía

Como un mundo paralelo.



Otra vez llena

Ufff!

Otra vez llena,

otra vez claro,

otra vez en todo lugar y en ningún lado.


Oeste,

“anda a echarte porai”,

vuelve en voluntad,

vuelve empezando,

siente.


En vez de aprendizajes,

preguntas;

y luz constante en el cielo,

y tu recuerdo de niño solo,

y ese ir y venir de las tentaciones,

y ese yo que vuela en color,

y tu eterno recuerdo: constante, ‘pre-severante’, único.


Y entonces la sonrisa de niño,

y la palabra que me dice: “Marcelo”,

y la palabra que te despide: “te amo”.






martes, 1 de abril de 2008

Llueve

Revientan trenes

Agregan más carteles

Se muestran más infieles

Se une a la palabra, dicha.


Sacarse la bronca con palabras

Sacarse la bronca con palabras

es remediar la vida a medias,

es arriesgar la suerte echada,

es mentir.


Mirarte santa en una esquina

es contemplar todo lo hecho,

es vislumbrarse en un espejo,

es ser.


Continuar tu dicha con poesía

al reflejar mi cara en tus ojos,

es simbronear al estilo víbora

todo errante pasatiempo desalmado,

es vibrar con tu sexo tiritando

las canciones de ayer /que hoy son tuyas/

devolviéndole al ángel su pedazo

de tristeza con pan al monte alado.



Mal me sales

Una nueva visión era la plaza llena

Y decenas de nadies corriendo

Y copos de nieve de Suiza

Y un milico cojo.


La persecuta nos dejó en tu puerta

Abriste, timorata, virgen

De nuestra política de bandera y bombo: nada

Y de nuevo el grito rojo que ni al cielo llega

Y vos, raro, nada.


El cimbronazo de escupidas de pólvora y acero

Surcó la noche violeta que nos cobijaba

Y el duelo México que hemos vivido

Cuando de nuevo muerte.


Mal me sales, palabra tribu

Mal me sales olvido

Las veces que he querido cantarte

Sólo logro negarte

Mala suerte la que me dibuja

Buen destino pobre y sal.





Una palabra bonita y simple (retazos)

Era regresar de la tierra, de la nada

Era camino que volvía a la jungla

Era amanecer de una noche larga

Era más cuyanos que la tonada

Era amigos y familia y guitarra

Era de Laguna del Rosario la historia

Era de San José el regreso


Una palabra bonita y simple

Que llegue hasta el corazón del pueblo

Que se quede instalada en el amor popular

Como una especie de bendición o quebranto

Como una tonada de tonadas… un canto.


Todo mi ser se fue de aquí,

y se instaló en tu bendición, en tu palabra.

Todo lo que soy te pertenece,

todo lo que muevo ya se mueve,

toda sensación que me aparece es tuya,

todo silencio me escucha.





Hojas

Existen hojas tan en serio

que da temor escribirlas.

Hojas tan serias

que obligan a la buena letra,

a la responsabilidad,

al arbitrio,

al detalle.


Existen hojas tan puras;

tan árbol y agua,

tan responsable es la tinta como su base

tan agobiante es el intento

y tan placentera la acción.


Existen hojas tan quietas,

tan expectantes,

que da pereza utilizarlas,

da miedo despertarlas;

da refugio su mirada.


Existen hojas tan otoño,

tan amarillo su canto,

que da tibieza su intento,

que da fulgor su tibieza,

que da calor su bondad.






El perseguidor sólo era su muerte

El perseguidor abusaba de su confianza.

Cuando los granos que eran su aliento

decidieron olvidarlo y dejarlo burlado.

Lloró y lloró el que seguía a otro.

Lloró y lloró cuando el otro murió.

El perseguido sólo era su muerte.





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