domingo, 27 de septiembre de 2009

La tierra se hace hombre

En donde los relojes se abren,
desnudan el tiempo en la guarida,
se abre la canción,
es fatal,
se describe la muerte de tantas formas,
con tanta gracia y placer…
pero se hace seguido y pronto,
¿qué placer encuentras en la carne?
¿cuánta sangre vale tu silencio?


Tanto amor de madre hay en el mundo,
he visto caricias, palmadas, abrazos,
he visto a toda muerte caricia,
a todas las hadas bajar a tu lado,
he visto tanta y ¡tanta! dignidad en el monte
un sin fin de números tapados, o sea, hermanos,
hermanas, un vendaval de palabras bellas;
yo he visto a la nada juntar lo poco y hacerlo cielo…
he visto al sufrimiento silenciado en boca ajena,
morder los labios, cruzar la palabra aliento;
pero es tan rebelde la dignidad absoluta,
tan llena de fuerza ancestral,
¡tan campesina mierda!,
digamos lo que es: la tierra se hace hombre.

La malinche



La malinche se reconoció mito y se echó a volar. Todos los hombres la maldijeron sin ver la empresa que su corazón había realizado. Se cubrió de estrellas el cielo y toda la galaxia y sus alrededores se vistieron de fiesta. Se había conocido al hijo del nuevo cielo. El mimbre era un móvil utilizado como espíritu colectivo y material sagrado. Era la nueva vida la que empezaba.

La entelequia

Se posa sobre mí el ave primera
la que vio a Dios hacer el mundo
se ha hecho de estaño y de madera
la estructura que guarda la paciencia
se escribe con letra muerta tu condena
se hace con mala escuela la promesa
se ha posicionado dios y santo /el proxeneta/


Estriba en el límite del polvo
el hombre creador
la suerte esquiva
la madre del progenitor primero
la carta arrepentida del marino
el llanto simulado del camino
el que se hace de olvidos
el que se esconde del vidrio
el indomable.

La elección ya es una injusticia


El método es la cárcel en donde los hombres valientes mueren. Tu voluntad, aún la más sana, es la cárcel de tu hermano. La elección ya es una injusticia. El movimiento es inobservancia. Está todo vendido al mejor postor. Por eso tus límites son tus cadenas y adonde vayas las llevarás. Tu techo es el espanto y la cadencia tu juego. Tu mirada sola es propia de los tiempos solos.

La cima


El individuo había alcanzado la cima. Desde allí, todo se veía más pequeño. El individuo vio que era chiquito. Cuando bajó de la cima y se encontró con el resto de los individuos notó que era de igual tamaño. O sea que eran iguales.

No había investigado la posibilidad de ser igual. Porque… porque él se veía a él; no concebía el igual. Cuando subió a la cima notó que todos eran chiquititos y él también. Cuando iba ascendiendo sabía que sólo podría ser chiquitito.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Indio toba

Indio toba
¿qué hemos hecho?
Si es tu sangre,
al fin de cuentas,
tu origen.
Si todo canto te debemos
/Siempre es menos que el salario mínimo/
Descubre a los descubridores al grito de guerra.
Ampútate la mirada brava.
Angelízate.

Hoy te canto la canción que en mis venas corre


Me aprisionó la sensación de baño.
Te esperaba abierta, en la puerta misma de tus ojos.
Luego, el fuego eterno se volvió gris.
La llanura, la que no abunda, me hizo caminar rumbo norte.
Extrañaré toda esta montaña /camino de profetas/
Extrañaré la vuelta al fútbol y los pantalones cortos.
Tal vez extrañe tu sonrisa, más, tu compañía.
Me subiré a la última torre para escupir para abajo, ¡bien para abajo!
Mantendré el silencio distante.
Esbozaré una intención con tu nombre.
Tal vez ame a mi hermano como tú me amas.
A lo mejor, pueda superarte: ser tu sombra.
Luego, golpearé las puertas del cielo que siempre me esperan.
Hoy, que no es día aciago, podré alumbrarte con todo lo que soy.
Hoy te canto la canción que en mis venas corre,
la canción de los encuentros fortuitos.

Heraldo

Que había caminado el sentido
lo había dicho una vez
atado al sino;
heraldo.



Acababa de averiguar su nombre
se había atado al parachoques
su canción no llevaba su nombre
era hablado.


Todo lo que le pasaba
toda extraña sensación de sí
era dibujada por su esencia.


Se había corrido del olvido
vivía en el árbol de la memoria
se estaba escondiendo del silencio
palabra cantaba el verano
olvido su recuerdo.


En el horizonte un hada beduina
una especie sin arcano de Normandía
toda la vida espacial en su noble
apellido parte menor, a la vista
alegre ruiseñor primero
pájaro erudito.







Hojarasca

¿Ves?
La alborada se parece a tus ojos, la tiniebla tu canto,
la blasfemia tu llanto, el zorzal tu camino.



¿Ves?
Ha sido tu andar galopante, tu sustancia de niño,
tu alma armada a cascotazos, tu virulento sino.



¿Ves?
No se hicieron de pájaros los montes, ni alumbraron feroz al enemigo,
más bien, cabeza por cabeza, se adueñaron del hampa, se hicieron trino.


¿Ves?
La porcelana festeja tus manos, se hacen distancia y suplicio,
no ha sido en ti que el hampa suspira /vuelve de pronto el tibio verano/







He visto a la Luna bajar y convertirse en palabra

He andado los caminos que son mil.
Me he visto tan desnudo de ti, tan presente.
He visto a la Luna bajar y convertirse en palabra.
He visto a los seres intergalácticos viajar sin reparo.
He conocido a la muerte como forma de vida.
Te he cantado, bendita apariencia, te he cantado.


Tú has disculpado tus ignorancias,
como si yo no las tuviera,
como si alguien no las tuviera,
como si el infinito pudiera guardarse en una cuba, fermentarlo y luego bebérselo por completo…
pero estamos, en camino, en compañía, en relación…
pero estamos adelante, absolutamente vinculados. Soy tu ano aparente. Siembra.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Haciendo presente la orquesta milenaria

Tupac Amaru
aquel que dijo a los gritos del silencio
¡Nunca más!
¡Todo ha cambiado!



En medio de los detalles variables
enriquecida la voz del juicio
se había dispuesto a todo lo demás
impuesto ante el mandón (imposedor)
no dijo en susurro
no miró desde abajo
sino que hizo volar la palabra
haciendo presente la orquesta milenaria.


Nada se escuchaba en verdad
sino que, en vistas, se gestaba
daba cimientos a las cosas de la vida
/Todos los seres habitaban un más allá en el corazón/
haciendo sangre rebelión.

Hablando con el navegante del tiempo (sobre un texto de Pablo Bazán)


“En Las Heras se cortó la luz” –lo dijo mi madre al teléfono. Lo había escuchado en la televisión. Miré a mi alrededor y era cierto. Se había cortado la luz y sólo el esfuerzo de una vela acompañaba a mis palabras.



¿Qué decirle al navegante del tiempo? No estoy seguro pero, tal vez, esto que sigue sea una “deconstrucción”.



Me transformo kada vez más en el fantasma de mi propia existencia
sobrevuelo ausente aquello que se presenta ante mí
Acaso me había encontrado con mi espíritu. Él y yo somos la misma cosa, sólo que él se mueve en una dimensión, otra parte de mí en otra y la tercera en otra más. Cuando mi espíritu habla, habla de un lugar que yo no conozco… hasta que me lo cuenta, me lo describe y ¡zas! veo el lugar con total claridad…



será acaso la ausencia de sentido que hoy me envuelve y rodea
será allí mismo donde el sentido se hace presente
en toda su karencia
La ausencia presupone la existencia. Es ese amor que, cuando no está, muchas veces se multiplica en su ausencia. La ausencia la aloja para tortura de los poetas. En la karencia, en el silencio, en la coma, también se encuentra la explicación. Sin ir más lejos, esta palabra sólo es posible por el blanco papel que la rodea e integra.



Allí donde no soy más q’ yo… nadie
soy nadie en esta nada
Todo y nada… y yo en ellos
La resolución entre ‘todo’ y ‘nada’ es un “yo”. Aunque nadie (¿qué más se puede ser?), la misma existencia despereza a la nada. Siempre que hay dos opciones, es obligación elegir la tercera. En tres se resuelve el dilema. Nuestra mente siempre piensa en pares… generalmente enfrentados; la salida es la tercera opción (el triángulo como puerta a la comprensión)



Para q’ vivir?
Kuando akabará el juego en q’ nadie gana
si yo soy nadie… ya he ganado?
El juego de palabras que el español puede generar ¡Bendito idioma! ¡Sí, ya has ganado! Sabes qué tienes que hacer, quién te acompañará, dónde será y cómo será: o sea, ganaste. Encontraste tu centro. Pero, el camino es infinito y comienza todos los días. Todos los días hay que ‘reafirmar el centro’.



Kuando habra de alcanzarme la muerte?
Llegara el momento en que puntualmente habremos de
presentarnos a la cita… solo resta esperar una vida.
Voy a tomar la dialéctica que me propone el navegante del tiempo y voy a volverla infinita. Comenzó hablando del ‘fantasma de su propia existencia’. Como fantasma, el navegante se ha reconocido espíritu. Y como espíritu, se ha visto muerto. Cuando uno escucha la voz del espíritu escucha lo que se ha denominado muerte. Hay que estar un poco muerto para poder hacer estas cosas. Sin embargo, en este final, el navegante se olvida de que es el fantasma de sí y se pregunta: “kuando habra de alcanzarme la muerte?” La respuesta sería: “ayer”. Porque solamente la vida del espíritu es la muerte de las formas de la materia. En este punto, la dialéctica puede volverse infinita o inversa. Al nacer, nuestra madre no sólo nos ha dado la vida sino la muerte. En este sentido, uno no vive sólo la vida sino que esta viviendo la muerte también. Es el mismo segundo. El punto de fuga es la actitud (o intención) con que se decide encarar esta forma de la existencia. Para el caso del espíritu, él siempre vivirá, entonces la discreción puede ser: vida de planeta tierra, vida de Luna, vida de Sol o vida Universal. Tal vez, esto último, sea el punto de fuga más optimista al cual se puede arribar. Su ausencia también será vida.







Guiso en manos manantiales

Es mucho el cansancio,
no puedo decir,
mi espalda se encorva,
mi niño se esconde,
no soy.


Acaso un día mejor,
un día contemplativo,
esos días de monje.
Acaso un día mejor,
dé vida.


Me he sacado en los Barriales,
me he hecho fragua,
he cosido las bondades,
las he puesto al fuego;
guiso en manos manantiales,
sangre… canción… cancionero.

Guardado, miro tu ausencia

Guardado, miro tu ausencia.
Me he confinado al silencio,
al octavo cielo,
al octaedro.
Me ha sobrado tu ausencia
aparecí de la nada
te robé dos mil rosas de tu alcoba
me regocijé en ti.
Guardado, mito tu ausencia.
Sólo estás por no estar
en la quinta esencia de lo que representas:
la clave del tiempo azul.

En la altura

Hoy me quemé la cabeza entre la tele e Internet,
y me moví, de uno a otro lugar, sufriendo…
No podía parar de distraerme… era imposible.
Y mis ojos me decían, claramente, ¡basta!...
y aquí estoy.


Luego, y no sé por qué, decidí escribirte;
a lo mejor para pasar el rato,
o para hacerme cargo.
Para volar contigo, desnudo, y volver a casa.
Tal vez, por curiosidad de inconciente.


Te amé, en un tiempo pasado, y te reconocí mi Cielo,
y fue mi error llevarte tan alto,
fue mi equivocación de niño.
Y ahora sufro la condena de ese desacierto,
cuando te veo tan humano entre tus disfraces,
tan habitual,
tan “no me olvides”.
Hoy, es tiempo de cambiar.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Fui

No tengo nada más que confesarte:
Fui:
proxeneta
brujo indio
juez yanqui
mongol agraciado
padre abandónico
hijo testigo
muerte un domingo
santo de espadas
cazador cazado
indio a caballo
canto dorado
salmo agobiante
culpa y cantante
arte menor
arte-sano
escultor
poeta
juglar
maricón
perro andaluz
sombra
y canto.
No tengo nada que confesarte:
Fui.

Fronterizo de Cristo

El sentido lo daba la Luna. Tú sólo escuchabas. El sentido y la dirección lo ponía la Luna.

En su canto más perfecto
el grillo puestero daba en abundancia.
Al Norte del brillo que todo lo abarca
vive un fronterizo, un chile mira argento,
vive y sobrevive peleando a la nieve
vive y sobrevive sobrando al paisaje
sabe que si sabe es porque ha sabido
grita y porque grita-en-su-bien-habido
conoce de sobra lo bueno que ha sido.


Y es Cristo su voz, la hemos oído
Profundo respeto tenemos por eso
Atentos escuchamos cada palabrita
que anotamos pronto en el alma nuestra
luego lo invitamos a beber un trago
y en soda se manda un vaso y un vaso.
Para seguir luego
a ritmo de orquesta
dándole a la voz que endulza su canto
enamora al arte que nos ha prestado
es tan recio y sí, rudo, apaisanado
que es placer oírlo de tanto apurado:
“que Cristo ha marcao el rumbo ‘e sus pasos,
que todo lo justo se va de la mano,
que es miércoles rojo el día indicado
que no se ha pasado… que viene llegando”.

Fraseología


No necesito nada: lo que necesito no es algo que pueda conseguir solo.

… y nada había que un poeta pudiese introducir como persona en su poema que no lo convirtiese en dios o demonio. Thomas Hobbes, Leviatán, p.92.

Uno no crece con los años, uno crece por las experiencias aprehendidas.

Tal vez lo único que existe son las contradicciones. Lo demás es mentira.

Un árbol es la sombra de la vida.

El eclipse representa el parpadeo del universo.

La validez de una teoría descansa en su hipocresía.

Todos los santos han sido demonios o lo serán.

Todo demonio envidia a un santo, como mínimo.

El género se resuelve con la muerte del hombre.

El prejuicio ante la pobreza es la sangre derramada.

No hay olvido que no te contenga ni memoria que no te añore.

Daría lo que me queda de esta vida por no tener miedo, por no tener la única forma que ha elegido la muerte.

Y deberemos conformarnos con esta palabra. Una palabra que acerca y aleja al mismo tiempo. Una palabra que se dice de manera tal que sólo puede desaparecer. Entenderse es mirar y actuar.

Lo complicado del tiempo que demanda la explicación es que uno puede distraerse de forma tal que la explicación es olvidada.

Faros rotos

Que los faros se habían roto
en la calle en donde ambos nos encontramos
tú disimulaste la situación
yo alegré mi alma.
Que dijiste: “fábrica, obreros, huelga”,
yo te dije: “amor, olvido, paciencia”,
que dijiste: “fuerza, movimiento, lucha”,
yo te dije: “sapiencia, motivación, convicción”,
que dijiste: “sangre, camino, barricada”,
yo te dije: “vida, camino, apertura”.


No recuerdo bien qué más me dijiste
ni tampoco un ápice de lo que yo te dije
pero tus ojos y los míos
que hablan su propio lenguaje
fueron cruzando el destino
y sellando un pacto silencioso;
un pacto entre dos amantes:
“que los faros se habían roto
en la calle en donde ambos nos encontramos”.

Espacio de escritura

Sólo escribo lo que me dicta Orión,
¿o acaso uno no puede ser un secretario?,
me invade la propuesta que me has hecho,
me indica un camino de compartir,
me lleva en el simbrón de la mentira,
me cautiva.

Hoy,
hombre y santo son la misma cosa,
cielo y tierra bailan en el Monte,
niña y mujer se divierten juntas.
Hoy te miro como la primera vez.

¡Enderézate!
Que nadie podrá pedirte permiso si no ejerces presión,
que nadie golpeará a tu puerta si la tienes abierta,
que no hay igual a ti, no hay nadie…
¡Enderézate!,
te has ganado la entrada a la ciudad que lleva tu nombre.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Esmeralda Almeida grosa

Esmeralda
Almeida grosa
di parto in sine quanoma
saleti parque soñora
suleti parque cimaña
elote y tiempo
sabíale in corno sopaipilla
meriocles sutura in zipo
samba Libia.

Esmeralda

Esmeralda Esmeralda Esmeralda Esmeralda
abundante en ti la canción sutil la marca pluvial sólo tu cantar
blasfema. blasfema. blasfema. condena.

El poeta egoísta

El poeta es egoísta,
jamás se confunde en un hecho,
jamás se compromete,
sólo se inspira.


He visto la mirada,
del poeta callejero,
casi siempre mendigo,
que no se entromete en los hechos,
los mira.


Y ha abierto la pulsión de vida,
cuando la sangre más atroz,
o sea: la sangre derramada por poder,
se le ha hecho tinta para pintar su esquina.
Es tan solo el pobre que ha animado a toda una tropa para que le den la excusa… perdón, la inspiración.

El verso perfecto

Los álamos verdes,
golpean sus hojas,
golpéanse unos a otros.


La brisa los corre,
los hace movibles,
los acaricia duramente.


Los árboles firmes,
aunque nunca quietos,
reciben estoicos los versos de marzo.


El sonido abraza a toda la planicie.
Los niños observan el dulce tronar.
El sol en su vida acompaña el movimiento.


Los álamos verdes,
golpean sus hojas,
golpéanse unos a otros.


El niño pequeño,
que ha visto a la vida nacer de los prados,
hace como si el mundo ése no pasara;
pero sabe,
tan lleno de dicha,
que todo lo vivo vive en su alma,
y toda su alma no es suya ni del viento…
es la colección antigua de un viejo pueblero,
esa que reza:
“has vuelto a tu lecho,
te has hecho de espinas,
vive la canción con plena algarabía,
es amor tu canto
niño de los Prados,
es amor tu rezo
niño de los credos,
es amor tu espada…
niño de la nada.”

así como dice Cortazar, yo pienso en el cuento imposible. El cuento sin personajes, sin novelas, sin palabras. Pienso en el cuento que te reclama tu atención pero que, cuando la tiene, no sabe para qué cornos la ha reclamado. Pienso en las vorágines del campo y en las vacas deseosas de exportar su leche para acrecentar las arcas de su amo. Y pienso en los árboles envidiosos de palillos, amantes de su propio desmonte y conocedores de la futura soja transgénica. También pienso en los lagos que todavía son y alimentan. Y en los suburbios que guardan un amor de calle, de zaguán, de parado. Y el apuro por terminar de decirte que todavía soy, aunque sólo te esté escribiendo desnuda, aunque el silbido alejado de estos presentes busque un aire que está teñido de ausencia. Pero no desespero por esto que digo, claro que no. Busco cómplice de tu encuentro alguna parodia o un chiste bajo para arrancarte una sonrisa. Busco la posibilidad de que, tal vez, todo esto de la vida no sea un absurdo. Encuentro por eso tu cara cerca de la mía. Aseguro la transacción justa en el momento justo. Acierto al decirte que he practicado las idas y vueltas al barrio reo, aquel que ha visto nacer a profetas y arrabales por partes iguales. Me extraña que al leer esto, todo lo otro se te olvide. Pero no me molesto por eso… es común que así suceda.

Arrástrate

El cilindro había puesto fin a la historia.
En medio de la contienda
un don Ángeles Negroponte
se cruzaba de cabo a rabo.

El son sonámbulo había puesto el pie en el soneto.

Un fináculo creía ver. Tú eres la puta de este bendito barrio. Arrástrate.
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