jueves, 27 de noviembre de 2008

Tripanosomas

¿Vieron? Es como un vía crucis…
Al final del camino
un comienzo redentor.
La vida que vuelve sobre la vida.


Tantos órganos en conexión
¿Podría vivirse el sueño?
Ni muerto me hago el olvido
De otras vidas estoy vencido
No hay Carlos, ni fiebre, ni sino
tampoco plata en la bolsa.
Soy yo, la canción alada,
la víctima sacerdotal del nuevo milenio.

Trinidad

En 3 se inclina la balanza
El triángulo se manifiesta
Entramos todos en sabia sutilidad
Hombríate.


Tus tres puntos de diálogo
La trilogación
El punto entre dos
Las estrellas en grupos
El superior, el simiente, el espíritu
La sangre nueva, el progenitor, la vascongada.

La sobra sobre sí

¿qué es redentor tu paso?
¿y nuestros pasos?
Vamos andando, no se sienta sólo caminante… no sea burro.
Todos andan andando.


A la calle la sigue el taconeo obligado,
A la dama de en frente, vecina eterna, nada le falta.
A la dama de al lado, vecina nueva, nada aparece.
A todos los abultados sacerdotes se les escapa la carcajada.
Al río acuoso, ese que de voces está lleno, le han robado el alma.


¡Construye tu violencia lejos de mí!
Aquí cuidamos lo que Tierra nos ha dado. Aquí cuidamos los detalles olvidados. Aquí vivimos.
¡Construye tu violencia lejos de mí, sátrapa mal habido!
¡Vuélvete al río de plata que ahoga tu canto!, ¡ciego de tanto ver al mundo muerto de tus sueños!


Volvamos
Acá nos espera un abrazo aliado
Un Bunge sabedor atolondrado
Un niño que de cadalsos está harto
Un pobre guardado del espanto
Una niña feliz, gracia en su rostro
Con abuelos que han sido milenarios.
Acá, en donde vivo, la mesa está servida
Y espera la caricia del hermano
Y se hace de lutos olvidados
Todo el amor sarraceno, amor manta
Que cubre, como escudo y por la espalda,
El ojo avizor que hoy te ampara.

La muerte del mediterraneo

Avizoraba un final feliz
El niño mediterráneo se paseaba desnudo
Caía de bruces al cielo suelo
Roncaba un poco hasta que se dormía
Era como 20 al hacer ruido.


Empinaba valientemente el día azul
¿Qué sabía de manifestaciones de protesta?
Soplaba la parte dorada del envoltorio
Buscaba en su solapa una esperanza
¿Qué sabía de venenos?


El niño mediterráneo caminaba la ciudad dorada
Era redentor y juez primero en el juicio de partes
Arengador, sonámbulo, sabio,
Silbador y cabizbajo.
Se había criado al margen de los envoltorios.

fraseología

La soberbia impide pensar que una cucarachita es fruto del amor entre una cucaracha y un cucaracho.


Sólo la ignorancia puede determinar que existe un centro.


Sólo la ignorancia puede determinar que existe algo distinto a un centro.


Existe una constante necesidad de eliminar los extremos y matizar los grises como si el mundo fuera una paleta de rancios colores.


El sentido de una palabra siempre estará en lo que oculta.


La barrabasada mayor es suponer que uno conoce algo.


La muerte es la resurrección del alma.


El sentido sexto es escuchar al corazón.


La avalancha de nieve puede ser brava, pero mayor será el escarmiento que den los pueblos.


El silbato llama al cabrito, pero no le enseña a balar.


El sentido de lo aparente tal vez es la verdad última.


La ilusión del mundo la crea tu mente a través de tu pensamiento.

En el Puente

En el Puente se escribía la canción fatua.
El alma sobraba, los dioses pasaban, el pueblo quedaba.


La mínima sutileza era alba.
Al margen del siglo, los hombres pensaban, la clase resistía.


El resto del cielo era azul.
Mareas de nieves, las niñas sudaban, los golpes se abigarraban.


En el Puente se escribía la canción fatua.
El alma sobraba, los dioses pasaban, el pueblo quedaba.

El veleidor II

Unimarca
Sonínimo
Lafabuerte


Esmeralda es la gentileza
Las balas doradas
Las leyes abstractas
Tu santa paz.


Siéntate en las bases del ayer
Sobrio, desperézate el pasado
Camina en dirección a ti mismo
Olvida la marca.


Ven niños silbando
Accede a Marzo
Hombríate la sabiduría
Desliza mil.

Como si no fuera trabajo

Te leo
Te sirvo
Te siento
… como si no fuera trabajo.


Te escribo
Te inquieto
Te fortalezco
… como si no fuera trabajo.


Te miento
Te encanto
Te reivindico
… como si no fuera trabajo.


Te viento
Te cielo
Te espero
… como si no fuera trabajo.

Al borde del camino

En el horizonte plateado
Tu acompañante mirada /luz/
Iluminaba todo lo demás.


La valija de recuerdos
Las manos libres
Los ojos llenos
La sangre a punto
Esperaban el beso del llegador.


Tu viento
Ese que se escribe con palabras de ayer
Te hicieron lo que sos


Hombre
Elemento
Juicio
Párpado
Todo golpe plano es un golpe al corazón
Toda mirada es un destello tuyo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

La sobra sobre sí

¿qué es redentor tu paso?
¿y nuestros pasos?
Vamos andando, no se sienta sólo caminante… no sea burro.
Todos andan andando.


A la calle la sigue el taconeo obligado,
A la dama de en frente, vecina eterna, nada le falta.
A la dama de al lado, vecina nueva, nada aparece.
A todos los abultados sacerdotes se les escapa la carcajada.
Al río acuoso, ese que de voces está lleno, le han robado el alma.


¡Construye tu violencia lejos de mí!
Aquí cuidamos lo que Tierra nos ha dado. Aquí cuidamos los detalles olvidados. Aquí vivimos.
¡Construye tu violencia lejos de mí, sátrapa mal habido!
¡Vuélvete al río de plata que ahoga tu canto!, ¡ciego de tanto ver al mundo muerto de tus sueños!


Volvamos
Acá nos espera un abrazo aliado
Un Bunge sabedor atolondrado
Un niño que de cadalsos está harto
Un pobre guardado del espanto
Una niña feliz, gracia en su rostro
Con abuelos que han sido milenarios.
Acá, en donde vivo, la mesa está servida
Y espera la caricia del hermano
Y se hace de lutos olvidados
Todo el amor sarraceno, amor manta
Que cubre, como escudo y por la espalda,
El ojo avizor que hoy te ampara.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

La punta de tu sexo

¡Miércoles! Otra vez el día en que te recuerdo. Si, al final, todo alado olvido vuelve. Nadie debería preocuparse por olvidar… nunca lo recordaremos. Caminaba lejos, sin rumbo, por las mismas calles conocidas de esquinas conocidas. Siempre cruzo por los mismos lugares. No todas las veredas son iguales, no todas las calles se asemejan, el vecino Juan jamás será el desconocido aquel.


Volvía otra vez tu imagen desnuda a mi recuerdo… había tratado de olvidarla, juro que esto no es cierto, pero prefiero suponer lo primero: había tratado de olvidarla mil veces y siempre volvía, caminando, volando, silbando bajito, camuflada en otra imagen desnuda, a veces azul, otras veces hembra… siempre volvía. Dejé que se quedara conmigo un tiempo más. Tantas veces me había acompañado en vivo y en directo que, un par más de ficticias vueltas en nada podía afectarme. Allí estás, aquí estoy.


Agradezco que sólo sea mi imaginación. Lo agradezco porque simplemente así, como un recuerdo de contornos y figuras, curvas y contracurvas, idas y vueltas, ya me posees por completo. Te me presentas tan cierta que estremeces lo mucho que fuimos. Al fin y al cabo sólo es eso: la punta de tu sexo.

Ese niño

Ese niño sentado en un banco, con la mochila a la espalda y una mano en su boca. Ese niño solo entre miles de bancos, mirando un horizonte que aún no tiene nombre y suponiendo preguntas que todavía no son develadas por el maestro ni por la madre o el padre… preguntas que guardan respuestas que tendrá que dar. Ese niño… que piensa que tal vez las cosas tienen otro color del que se muestra y blasfema en silencio a la parca miseria; que intuye, no sin dudas, el cielo bramador que hoy será mañana: una siesta argonautica absoluta envuelta en hojas de paño y alegre rebeldía. Su revolución ha sido ir a la escuela, esa mañana, ese momento, en donde, solo, busca en el horizonte la respuesta a la pregunta que se ha instalado en su parte más dudosa: ¿quién será y cómo?

Caminaba despacio

Sabía que ese placer aún no tenía nombre,
pero que sería enorme por el tiempo dedicado.
¡La paciencia es amor! – gritaba un viejo adagio
Y caminaba despacio como poder esperando,
como salente del cerro de los sin brazos,
como todo promotor de la calma y los abrazos.


Sabía que ese placer aún no tenía fecha,
sabía que el descontrol por esos poco morlacos,
había descontrolado no sólo su crepitar sino sus pasos,
la había puesto a la orilla del monte de los de abajo.


Caminaba despacio para que no se le escapara la frase,
como si en el meneo de andar andando se perdiera lo pensado,
como si fuera posible eso de no te quiero pero espanto,
como si todo verano oliera a hiervas.


Sabía que ese placer aún no tenía dueño,
ni almirante, patrón, patrona, general o aletargado.
No tenía corona ni coronado…
Era libre, libertino, libertario,
todas las formas de dar el horario,
justo a tiempo aquí sonante,
la campana del tunante
me llama a hacer sahumerios
olor de todo lo santo
y es de después tu consuelo.

Cogen

Cogen
Cogen y tienen hijos
5, 7, 9, 12…
Y se casan jóvenes
Y se aman pronto
Y son parientes de parientes
Y todos son parientes: hermanos
Se mueve todo el mundo
Y los 12 hijos santos madrugan al alba.


Y el temor calcula la muerte
Y especula sobre el aumento de precios
Y se viste de harapos de poca vida
Son muertitos, cieguitos de los discapacitados,
Caminadores temerosos del andar,
titubeadores… hombres y mujeres de poca fe.


Por su parte, los doce hijos revolucionan a la muerte
Nadie sabe cómo es que la esquivan
Y dan excusas a la calle para existir
Y limpian con sus pies el asfalto de la bronca citadina;
citadinos se golpean los sesos contra la justicia que no llega.
amorosos doce
revolucionarios cada uno de ellos
hijos de la sal


Cuando nada se calcula llega la abundancia.
La abundancia es comunidad.
La comunidad es el Sol.
El Sol es la Vida y la Convivencia.
Convivir es vivir con uno… como hacen los doce.

Bien a flores

He escuchado tus versos hechos prosa
He visto la prosa hecha canción
Te he cantado los versos de tu rima encantada
Te he soñado desnuda, te he querido parada,
Te he sacado ese canto que averiguó la alborada.
Te he mentido en las noches que nada de vos y nada
Te he silbado una tonada
arrastrada a lo Bandán.
Te he dicho de entretenida
no hay canción del arrabal.


Se ha hecho de ti tu canto
No distingo en la poesía
Qué canta la algarabía
cuando desnuda te ve…
Se me hace muy descortés
el dejarte muerta al alba.
Tú sabes, yo sé, tu hermana
que es la culpa de José.
El mismo que aquella tarde
tomó conmigo café.


Los cuatro fuimos de juerga
al bulín ya tan mistongo
tiramos muy buenos pasos
y le entramos al fernet.
Buscamos sin darnos cuenta
El naipe que estaba marcado
Le dijimos a Romualdo
El hijo de don Churrasco
Que jugara con nosotros
Que lo estaba convidando
Con un vaso de buen vino
En compañía de un trago
Y una baraja parisina.


Esto apesta: ¿lo ha notado?
Luego truco, tinto, pasos,
Sólo quedó el desparramo
Un bulín bien ensuciado
Y nadie quien lo limpiara
“¡Flor!” – gritó alguno de los curdas
“Bien a flores” – sentenció la noche el desgraciado de Romualdo.

Aberroes

Por mi madre
Que se ha cansado antes del fin
Y me dejó la proxeneta obligación
De tratar blancas poesías
Yo que ni cerca /arrima a mi nostalgia
esa suerte de todo laburante/
Que se hace de parte del talante
Conocedor de sí, más de porfías


A la sombra fatal le da por martes.


Aberroes
Víctima fatal del dios primero
Enséñame a escribir tus porquerías
Que no pueblo ensambla algarabía
Que de tanto penar volvió poesía
A la vieja de en frente y a su tía.


Aberroes
Cabeza de playa
Héroe y minino santo
Tú reconoces el pan de cada día
Sabes que en palabras vuelven tus sangrientos
Intuyes que, por más aliento, nada cambia noche por bulerías
Nada se hace de paz de utilería
Ni siquiera el violador ha sacado titulo de mentiras.


Aberroes
¿Qué me ves?
Ahora yo me guardo por motivos varios
Que camina un coso inexplicable
Que no hay que volar sin paracaídas
Que te extraño ¡qué negarlo!... madre mía:
¿Cuánto tiempo más funcionaré como aspirina?

10 poesías

Una vez Dios me regaló la vida y la muerte
Me dijo que me conformara con lo todo
Que dejara la soncera.
El Erasmo se hizo poesía
Omeriando en la bocanada
Sembrando salsa y hastío
Vieja escoria hecha mirada.
Al paso todo era gracia
Todo zamba adormecida
Arte, pasta, zanahoria
Adormecida historia.
Hombre cimarrón
Te has superado de tanto mirarte
Corazón universal
Hambre ambulante.
Travesías, andanzas varias
Elegidos de los cerros
Sombras, dantes, aspirinas
Suspiros coloridos.
¿Qué cosas te hacen sublime?
¿Cómo los montes viven tu simiente?
Viven los hijos de todos, del pueblo,
Viven los hijos del discurso vespertino.



Chancha la nube a dos aguas
Simple cantar alborada
Todo lo tuyo y la nada
Todo paz, todo centauro, toro alado
Miércoles santo, miércoles medio,
Miércoles arrebatado de servil camino
Miércoles niño progenitor emergente
Miércoles tullido y soberano.
Corre, canta, silba nuevamente;
Desperézate del fatal encanto
Agrégale dos libras más al sutil salario
Silba fortaleza.
Tanto anda la alabanza
La canta Juana y Ana
La siembran Sadas y sambas
La malhumoran de espadas
Te quedan viviendo en el corazón.



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