jueves, 30 de enero de 2014

Declaración de la II Cumbre de la CELAC (28 y 29 de enero de 2014)


Las Jefas y los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, reunidos en La Habana, Cuba, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada los días 28 y 29 de enero de 2014




Carta Abierta/14: VIVIMOS TIEMPOS DE URGENCIA Y DE ESPERANZA


1. Vivimos tiempos de desafío y de riesgo. Tiempos de urgencia y de esperanza. A pocos días de las elecciones, demasiadas cosas están en juego como para no señalar el dramatismo de la hora.

Sabemos, siempre lo supimos, que los proyectos transformadores de matriz popular y democrática se enfrentan, tarde o temprano, con aquellas fuerzas poderosas que desde el fondo de nuestra historia, una y otra vez, han buscado sostener su dominio porque creen, con su visión patrimonialista, que el país les pertenece, que siempre les ha pertenecido.

Pero también se enfrentan, esos proyectos que suelen ir contracorriente, a las nuevas demandas, que no nacen ni viven del recuerdo de la tragedia previa, sino de las vicisitudes y las emergencias del presente, incluso cuando van en contra de sus propios intereses. Y también se enfrentan, los proyectos como el iniciado en mayo de 2003, a sus propias dificultades y tensiones, esas que nacen de una realidad siempre en estado de extrema fragilidad que nos recuerda la gravedad de una época en la que nada parece quedar a resguardo de los grandes vendavales de un capitalismo global en estado de crisis pero capaz de seguir imponiendo sus decisiones y su hegemonía en la mayor parte del planeta.

Entender el carácter de la ofensiva del capital neoliberal significa desentrañar el grado de dramatismo que hoy amenaza a los proyectos políticos que buscan, sobre todo en Sudamérica, vías alternativas a las que nos condujeron y quieren seguir haciéndolo hacia la intemperie social y económica. La hora es incierta porque está en juego la continuidad o no de una política que ha podido, con sus dificultades y contradicciones, reinstalar en el centro de la escena la disputa por la distribución de la renta material y simbólica. El reforzado frente restaurador, que incluye a las corporaciones económico-mediáticas, a las fuerzas de la derecha, a las expresiones del peronismo conservador y a los neoprogresismos reaccionarios, busca cerrar este momento de reparación de la vida popular.    

Unos, los poderosos, intentan recuperar el terreno perdido horadando, desde todos los ángulos posibles y utilizando todos los recursos a su alcance, la continuidad de un proyecto que, después de décadas de penurias para los intereses populares, logró reabrir la esperanza en el interior de un pueblo lastimado y saqueado. Otros, las personas comunes, los ciudadanos de a pie, los que viven el día a día con sus logros y sus dificultades, no suelen fatigar los caminos de la memoria a la hora de sentirse seducidos por opciones políticas que cierran a cal y canto cualquier alusión al pasado y a su tragedia social, económica, política y cultural porque, aunque no lo digan, están dispuestas, esas fuerzas hoy opositoras, a implementar aquellas terribles recetas que tanto daño nos hicieron. Exigen, con el derecho que surge de lo reconstruido y de sus propias perspectivas y demandas individuales, seguir mejorando y seguir superando los núcleos duros de la desigualdad, las carencias, las injusticias y las zozobras de la vida cotidiana. Poco tiempo le dedican a valorar lo que se ha conquistado en estos arduos y sorprendentes años en los que el país logró recuperar la brújula de su historia dejando atrás, como no se cansaba de decir Néstor Kirchner, el infierno en el que nos habíamos convertido como sociedad. 

Lejos de las capturas ideológicas de largo aliento, más lejos aún de identidades fijas y permanentes, parte de la ciudadanía de esta época mediatizada no suele permanecer adherida a solidaridades cristalizadas. La fluidez, lo efímero, la fetichización del cambio y de la última novedad, la lógica de la sociedad de la mercancía y del espectáculo les exige a los lenguajes políticos y a la propia democracia que aprendan a lidiar con esa persistente fragilidad de las identidades contemporáneas. Nadie tiene la vaca atada. Cada día hay que renovar el vínculo y el contrato de origen. La fugacidad de lo vivido pende como una amenaza recurrente en el interior de una vida social que mide su satisfacción a cada instante y de acuerdo, la mayor parte de las veces, con la narrativa que de esa misma vida social se hace desde las grandes usinas comunicacionales que, en la actualidad, constituyen la avanzada de los poderes corporativos y el laboratorio desde el que se despliegan las nuevas formas hegemónicas que articulan el estado de las conciencias. El riesgo nace de creer que lo conquistado y lo recuperado, aquello que hizo y hace posible el diseño de una sociedad capaz de reconstruir lo que había sido brutalmente destruido, no depende -hoy, acá y en estas horas decisivas- de la continuidad del kirchnerismo. 

Algunos, los poderosos, los que han ejercido a discreción -y apelando muchas veces a la violencia homicida-  el poder en la mayor parte de la travesía histórica del país, saben que no se puede seguir permitiendo que un proyecto nacido de antiguos sueños de justicia e igualdad siga pronunciando ese camino que acabe invirtiendo décadas de dominación y sometimiento. Saben que la llegada del kirchnerismo vino a sacudir un estado de injusticia y de derrota de las tradiciones populares. Que vino a interrumpir la continuidad de la barbarie social y la ampliación de la desigualdad al mismo tiempo que reabrió la posibilidad de reconstruir la tradición de una lengua emancipatoria que hoy recorre una parte sustantiva de Sudamérica. Sabe, también, que no puede permitir la prolongación en el tiempo de un proyecto que le ha devuelto a la multitud invisible la potencia para encarar con energía renovada profundas transformaciones en el interior de una realidad social que sigue siendo un territorio en y de disputa. Sabe, a su vez, que la ampliación de derechos multiplica las voces dispuestas a defender lo conquistado y a oponerse a los intentos de restauración del poder neoliberal. Es simple su intención: cortar de cuajo lo que nunca tenía que haber ocurrido, sellar, por inactual e imposible, la invención democrática que renació hace diez años cuando nada ni nadie lo podía preveer o imaginar. Van, una vez más, por la reconquista de sus privilegios y por la plena posesión del poder de decisión. Quieren terminar con una atrevida política que reinstaló entre nosotros la esperanza de la igualdad. Ellos no confunden ni se confunden, saben cómo y contra quien tienen que descargar toda su artillería destituyente.

Otros, los bienintencionados, los que suelen identificarse con posiciones progresistas, prefieren instalarse en la lógica de la demolición asociándose a la feroz campaña que desde las usinas del poder mediático se viene desarrollando contra el gobierno. Son los eternos buscadores de una “república virtuosa”, esa que supuestamente yace en un oscuro filón de la nación, extraviada después de los tiempos del primer centenario, y sometida una y otra vez -eso piensan y proclaman sin sonrojarse- por los populismos demagógicos, al vaciamiento y la corrupción. Sin encontrar ninguna incompatibilidad, allí donde buscan convertirse en los heraldos de los valores republicanos, suelen confluir con los poderes corporativos y, siempre, terminan por travestirse a imagen y semejanza de esos grupos privilegiados. Pero, eso sí, en nombre de la República y de su salvación. Lo que no dicen o no saben es que cada vez que esas fuerzas se alzaron para defender la “virtud amenazada de la república” no hicieron otra cosa que destruir derechos, aniquilar libertades y vaciar de contenido a la propia vida democrática. Ofreciendo un rostro y una retórica supuestamente progresista, arropados en banderas de larga prosapia libertaria, terminan por volverse funcionales a los verdaderos diseñadores de las estrategias destituyentes: el poder económico-mediático que va en busca de la restauración conservadora. 

Es por eso que, en esta hora compleja y desafiante, nos dirigimos a los hombres y mujeres de nuestra patria que no renuncian al sueño de una sociedad más justa. Que, con toda honestidad, asumen como propias, en ocasiones, las críticas más despiadadas e injustas que, construidas en el laboratorio de la derecha corporativa, acaban convirtiéndose, sin que lo visualicen, en parte de su propio sentido común y en la entrega de sus ideales democráticos a quienes no han hecho otra cosa que vaciarlos de todo contenido emancipador. Los llamamos a que, sin dejar de sostener sus tradiciones y sus diferencias, sepan reconocer la abismal distancia que separa a un proyecto -con sus aciertos y sus errores- que no ha dejado de inclinar la balanza hacia el horizonte de un país más igualitario y democrático, de aquellos sectores dominantes y hegemónicos dispuestos a quebrar en mil pedazos esas esperanzas que en los últimos diez años no han hecho más que multiplicarse. 

Detrás, muchas veces, de retóricas seudo progresistas buscan seducir a ciudadanos que, de saberlo, no estarían dispuestos a acompañar sus estrategias reaccionarias. Pero también se montan en el sistemático esfuerzo por despolitizar, a través de los lenguajes massmediáticos, a quienes han sido sujetos de la reconstrucción y la ampliación de derechos sociales, civiles y culturales. Avanzan disputando sentido común y opinión pública. Utilizan el espectacular poder de fuego de las corporaciones comunicacionales siempre dispuestas a reforzar los intereses de los grandes grupos económicos y a amplificar la contra revolución cultural que el neoliberalismo viene desarrollando globalmente. Buscan desprestigiar y debilitar hasta la extenuación a un gobierno que, a contrapelo de las tendencias mundiales y en consonancia con algunos países de la región, se atrevió a desafiar el orden establecido. Ellos sí que van por todo: van por la liquidación de los derechos, van por la ampliación de su renta, van por la perpetuación de su poder, van contra los deseos tumultuosos de las mayorías que siguen soñando la igualdad, van contra las demandas de memoria, verdad y justicia y por la impunidad de sus propios crímenes. Ellos saben lo que está en juego, saben cuál es el corazón de la disputa y de qué modo golpear contra la Presidenta y contra un proyecto que ha sido capaz de romper la terrible continuidad de una dominación implacable que llevó a la peor de las intemperies sociales, políticas, económicas, culturales y jurídicas.

Son momentos donde se manifiesta con su fuerza silenciosa la ironía de la historia: por un lado, la conciencia pública democrática se halla sumida en un gran debate; por otro lado, esa misma conciencia se halla aprisionada por enormes operaciones mediáticas que sobre el idioma real de la historia, sobreponen el idioma vacío del miedo y de una abstracta reparación moral. De este modo, esa dramática distancia entre la vida real, con sus cotidianas realizaciones y sus rumoreos deshilvanados, se yergue en términos de un gran poder mediático que traba la expresión genuina de los intereses sociales con una expresión repleta de pulsiones fantasmales: es un modelo de conclusión de un ciclo como anunciación de un “modelo de llegada”, el de un candidato que ha convertido su nombre en un algoritmo y sonríe en las carreteras de entrada a la ciudad con la pinta entradora de vendedor de terrenitos a plazos, dispuesto a cualquier señuelo.

2.Ante tales circunstancias, es necesario reponer todo un diccionario de ideas y de correspondencia entre éstas y las definiciones más clásicas de un acervo político que está también amenazado. Se trata de analizar una vez más los resultados del capitalismo en el plano de sus acciones reales sobre la materia histórica, y en el plano de sus fantasías ideológicas. Un cuarto de siglo pasó desde la reconfiguración que sobrevino con el fin del mundo bipolar.  El velo de la promesa democrática y de un mundo en paz, con la que Occidente batalló para obtener la hegemonía conquistada, ha caído. Se ha impuesto una única “verdad”, la de un capitalismo que no tolera diferencias y organiza, por el contrario,  cruzadas uniformadoras de sistemas económicos, modelos políticos, culturas y proyectos de pueblos y naciones. Es en perspectiva, el diseño de un futuro global a medida de un Imperio que impone su ley, otorgándole a ésta el valor de “Justicia Universal”. La ilusión de un capitalismo humano, instalada durante la “Edad de oro”, iluminada por los estados del bienestar de las socialdemocracias europeas, se derrumbó, dejando revelado haber sido una estrategia de competencia con el “mundo socialista” caído, más que una opción programática de burguesías con sentido social. Cristina llamó anarcocapitalismo financiero a esta hegemonía de un sistema depredador y llamó a recuperar lo mejor de aquello que pudo o quiso a duras penas construir el propio capitalismo cuando tuvo que atender las demandas de las grandes mayorías que se rebelaban contra una antigua trama de injusticias. Eso es lo que se ha acabado en los países centrales. 

Es Sudamérica el lugar en el que, a contracorriente, se busca defender derechos y conquistas que recuerdan al Estado de Bienestar, pero que quieren ir más allá. Eso lo sabe el poder hegemónico y ha buscado y lo seguirá haciendo quebrar estas experiencias popular-reparadoras. En nuestro país, muchos que se ofrecen como portadores de una perspectiva “progresista” no hacen más que movilizar sus recursos retóricos e ideológicos a favor de la ola liberal-conservadora que viene arrasando los derechos de las mayorías en los estados europeos. Esos “progresistas” han defendido a Capriles y atacado las opciones populares sudamericanas en nombre de la “virtud republicana”, del mismo modo que han derramado todos sus prejuicios sociales y raciales al caracterizar a los habitantes de los barrios marginales y pobres del gran Rosario como “inmigrantes de origen toba o de Bolivia y Paraguay” que traen su pobreza desde “fuera”. Un lastre “indio y extranjero” que no es responsabilidad del gobierno “progresista”. 

El último cuarto de siglo ha sido de guerras e invasiones. Irak, en dos oportunidades, el descuartizamiento de Yugoslavia con intervenciones puntuales de las grandes potencias en cada uno de sus conflictos, Afganistán, Libia, y ahora la latente amenaza sobre Siria. También este tiempo ha sido de un capitalismo financiero que organizó el mundo desterritorializando la producción industrial y deslocalizando el trabajo con el fin de reducir los salarios, ampliar las ganancias, destruir las conquistas de los trabajadores, desarmar sus organizaciones  y movilizar el capital de un lugar a otro, sin límites, sin controles, ampliando hasta los niveles más desmesurados las esferas financieras en las cuales las oligarquías más poderosas del globo se apropiaban de la parte del león de las ensanchadas plusvalías. Los cantos de sirena de una era post-industrial o de una época del fin del trabajo, contrastan con las maquilas de salarios miserables, jornadas extensísimas de trabajo y condiciones de precariedad y pobreza de las grandes masas populares.

Sin embargo, para el objetivo de un mundo único y uniforme no alcanzaba con resolver el pleito bipolar. La nueva hegemonía se lanzó a adocenar un Tercer Mundo que desplegaba proyectos propios, que había organizado estados para impulsarlos, librado luchas de descolonización y liberación; un Tercer Mundo en el que se habían conformado movimientos nacionales y populares y afirmado ideales de emancipación y autonomía, pero que también sufriría de errores, desaciertos y derrotas nacidas de experiencias que se encontraron ante sus propios límites y sus propias fallas. La ideología neoliberal de privatizaciones, desintervención pública, apertura irrestricta a las inversiones externas, flexibización laboral, culto a los mercados -especialmente a los financieros- fue predicada y practicada como poderosa lógica de desorganización de estados, regímenes previos, pensamientos críticos, modos de vida, valores, costumbres y creencias. Así recuperó y amplió su hegemonía el capitalismo neoliberal. Sobre esta tierra arrasada hoy se despliega la, tal vez, mayor de sus crisis. 

Los programas de ajuste en Europa, las campañas militares en África y Asia, el ninguneo de las Naciones Unidas, la naturalización de la función de un gendarme universal, el manejo unilateral de la emisión de moneda mundial por parte de la potencia hegemónica, denotan la decisión del mundo central de agudizar la crisis para que se resuelva sobre la base de ensanchar y profundizar el paradigma regresivo de polarización social y concentración de la riqueza y del poder. Pero, en la última década se abrió una grieta en esta humanidad desolada, arrasada y desilusionada por un sistema que se había sentenciado a sí mismo como definitivo e irreversible. Una esperanza creció en América Latina. Una esperanza que fusionó el renacer de culturas milenarias, con las gestas de la independencia y las experiencias populares de mediados del siglo pasado. Nombrar a los que encendieron ese nuevo fuego siempre es imprescindible: Chávez, Lula, Kirchner, Evo, Correa, Cristina. Sus nombres están ya indisolublemente ligados a la recuperación de utopías, dignidades y voluntades transformadoras.

Así, la reciente participación de Cristina en el G20 fundó un nuevo momento. Un discurso y una gestualidad de autonomía rompió con el diseño de un ámbito organizado para un consenso unánime que consagrara la voluntad de los países centrales. Señaló la complicidad de los EEUU con los fondos buitre, reclamó por un regreso a un genuino multilateralismo y denunció que la paz no se construye con guerras. Días después profundizó su pronunciamiento en la Asamblea de las Naciones Unidas, sostuvo que no hay guerras justas, denunció la hipocresía de las potencias que hablan de diálogo y no se sientan a conversar cuando peligran sus intereses coloniales, criticó a quienes preparan intervenciones armadas en nombre de la paz -cuando previamente fueron proveedores directos o indirectos de las armas con las que se despliegan los conflictos-, pidió la restricción y regulación de las lógicas anárquicas y perversas con las que se maneja el capital financiero internacional, reclamó sobre una reforma del orden internacional que favorezca el mayor peso de la opinión de las naciones periféricas, exigió el cumplimiento de los acuerdos entre países.        

                                                                                                                  
Es claro que nuestra Argentina y nuestra América Latina batallan contra  intentos restauradores. Como siempre, éstos se siembran de adentro y de afuera. Los fallos de la justicia norteamericana contra nuestro país revelan el propósito de un disciplinamiento “ejemplificador”. No se trata sólo de la imposición de una lógica de la financiarización, que hasta puede resultar dañada por la desmesura de hacer caer una reestructuración de deuda magníficamente lograda, si no de la priorización de una actitud nada amistosa contra una nación y una región que han recuperado una política internacional independiente, avanzado en proyectos económicos transformadores y reconstruido sus Estados nacionales. Los actos de espionaje sistemático llevados a cabo por los EEUU, violatorios de la soberanía de nuestros países han generado reacciones dignas, impensables hace apenas una década, como la de Dilma Rousseff que canceló su viaje a la superpotencia. También hubo una firme y solidaria respuesta frente al grave secuestro que sufriera Evo Morales por parte de potencias europeas unos meses atrás. 

Todo ello acontece mientras grupos económicos locales, mediocres oposiciones políticas, y medios monopólicos que pretenden comandar la erosión del proyecto popular, acechan para medrar con el producto de devaluaciones y turbulencias de caminos regresivos.  La ilusión de un “gran empresariado adicto”, heredado de otras épocas y otros proyectos de país, se desvaneció en estos diez años. Sus exponentes no sólo aumentan precios y provocan inflaciones que erosionan el ánimo popular, si no que conspiran por nuevas megadevaluaciones del peso para engrosar fortunas que reposan en negocios financieros internacionales luego de utilizar cuantas vías de fuga idean astutamente. Sus figurantes de escena, repetidores de discursos vetustos rellenos de frases de ocasión, han mudado de escenario y militan activamente en entramados opositores apostando al “fin de ciclo”.    Es una hora dramática, en la que los proyectos políticos transformadores de nuestro continente deben repensarse y, dentro de ellos, su lógica de alianzas. Alianzas imprescindibles para su consolidación y profundización, dos términos inescindibles, pues congelar el presente, detener los cambios, conservar sólo lo hecho, más que insuficiente resulta imposible. Los restauradores dicen que quieren poner un freno, pero pretenden bombardear lo construido, aleccionar contra las ansias de cambio, naturalizar la decadencia neoliberal. Por eso prometen un país “serio”, reinsertado en el mundo, tan “moderno” como la podredumbre que impúdicamente exhiben las economías del norte desarrollado.

                                                                                                                                    
Son tiempos de afirmar el proyecto, a la vez que de reencauzamiento de rumbos. Exigen acelerar los pasos de la unidad e integración regional, a la vez que priorizar las construcciones políticas y la movilización popular. De construcción de más Estado. De políticas que, con participación popular, ensanchen más aun la ciudadanía. De ampliar las mejoras en la distribución de la riqueza, porque queremos y hace falta más. De formalización plena de los trabajadores. De mayor acceso de los campesinos a la tierra. De mayores derechos para los pueblos originarios. De despliegue del acceso a la vivienda. El kirchnerismo con sus grandes aciertos y también con sus errores, ausencias, deudas pendientes y limitaciones marcó una dirección popular y democrática tan profunda que sólo admite, desde una mirada emancipatoria, la crítica que tiende a fortalecerlo. La vocinglería opositora que le señala insuficiencias para debilitarlo, aunque acierte muchas veces en desnudar la falta, aunque luzca centroizquierdista, confraterniza con el intento oligárquico de consumar el “fin de ciclo”. Porque lo que está en juego no es el éxito o fracaso de una gestión, entendida como un agregado de medidas o políticas, sino el sentido de una época. No hay profundización de ella sin continuidad, o para ser más dramáticos, sin futuro del kirchnerismo como fuerza transformadora en el poder. Los que quieren ordenar, poner fin al tumulto, limpiar la escena, enaltecer la corrección, ser héroes de la buena conducta, se proponen como el cementerio de los proyectos transformadores.                   
                                 
La demolición, que provocó e inició la dictadura cívico-militar en 1976, de una  Argentina con empleo digno y solidaridades sociales, estructuras políticas que identificaban clases, culturas y proyectos, aun no fue revertida plenamente. Los años del proyecto popular en curso recuperaron el paradigma del trabajo, la vocación de autonomía nacional, el rol de lo público y los ideales de igualdad y justicia. Pero la estructura concentrada y extranjerizada de la economía permanece y resulta de difícil, aunque necesaria reducción. Si bien la desigualdad disminuyó, subsiste aun la fragmentación política, social y sindical. Una tercera parte de los trabajadores ocupados permanece en la informalidad, si bien se han tomado medidas históricas con la legislación del trabajo rural y en domicilios particulares. La volatilidad de políticos profesionales que migran como miserables oportunistas desde cargos importantes detentados en un gobierno que promovió un viraje profundo en la política argentina hacia opciones regresivas del pasado revertido, ejemplifica sobre carencias de la política argentina del presente, aunque ésta haya recuperado su función de actividad transformadora. Es necesaria una iniciativa más enérgica para emprender  construcción política y ensanchar la capacidad e intensidad de la movilización popular que impregne de otra densidad a la militancia, a la pertenencia, a la participación, a la adhesión y a la simpatía por el proyecto transformador. Hace falta transitar hacia una democracia profunda en la que la instancia electoral consagre, en ese momento culminante, la voluntad y pasión que se construye permanentemente en un ideal compartido de sociedad integrada y fraternizada. Es el gran desafío para la continuidad. 

El actual es un momento crucial. Es época de generar esperanzas. De plantearle a la sociedad compartir un programa para la profundización de un proyecto que ha resultado tan exitoso como justo. Han sido diez años de avances prodigiosos. La escena de un pueblo hambriento, marginado y sin trabajo ha sido reemplazada por un tiempo de disputas sociales por mejorar las condiciones de vida, por alcanzar la igualdad. Toda una política de gobierno signada por el sentido de la ampliación de derechos es la que convoca, y nos convoca, a jugar nuestra pasión y la acción para sostener ese sentido peleando por la continuidad de esta política ahora y en el 2015. Memoria, verdad y justicia. Convenios Colectivos. Salario Mínimo. Recuperación del sistema de jubilación de las manos de la especulación financiera. Mejor distribución del ingreso. Aumento del presupuesto educativo. Asignación Universal por Hijo. Matrimonio igualitario. Ley de servicios de comunicación audiovisual. Nueva Carta Orgánica del BCRA. Autonomía frente a las políticas del FMI. Resistencia frente a los fondos buitre. Despliegue de las cooperativas de trabajo. Mejora sustantiva en los ingresos de los jubilados. Gobierno civil de la política de defensa. Desendeudamiento. Nacionalización de YPF, Aerolíneas y aguas. El plan Procrear, que  acaba de expandirse… Una lista extensísima, abierta, de no acabar.      

                                                                                                                                                  
Hubo tiempos en los que la sorpresa de los nuevos hechos de la gestión, que invertían las consecuencias del neoliberalismo, alcanzaban por sí solos para obtener el respaldo ciudadano. Hoy se requiere más. Es justa y necesaria la promesa, el dibujo de un futuro, la convocatoria a participar en la profundización de una gesta. Establecer el contraste, la contracara que puje contra la declamación de las derechas, los “pragmatistas” y los falsos “centroizquierdistas” que han hecho de la difamación una propuesta política, de la falla la impugnación del todo, de la virtud la impostura, del resultado de una política la casualidad de una ocasión. Es una hora de más hechos, argumentos y debates. Esgrimir sólo el balance no es suficiente.      
                                                                                                                            
Las últimas medidas tributarias mejorarán notablemente los ingresos de los trabajadores formalizados, así como comenzarán a trazar un camino de justa imposición a la renta. Pero queda pendiente una reforma tributaria integral que acentúe la mejora en la progresividad del sistema que comenzara con la implantación de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Una profunda discriminación de los productos y tasas para el gravamen del IVA, liberando del mismo al consumo popular e intensificando la imposición de los bienes suntuarios sería parte de la misma. También la recuperación del impuesto a la herencia que fuera eliminado por la dictadura terrorista. El aumento de los aportes patronales revertiría la reducción de los mismos que constituyó parte de las políticas de “flexibilización” laboral. Fueron muy significativos los recientes cambios introducidos en el régimen del monotributo y beneficiarán a sectores de ingresos bajos y medios.

Además, ha sido muy importante la legislación que suspende los desalojos de los campesinos, como así también el comienzo de las tareas para reconocer la posesión y propiedad de la tierra por parte de las comunidades indígenas, mediante el establecimiento de su propiedad colectiva sobre las mismas. Sin embargo, es necesario profundizar más aun esta justa política, disponiendo la titularización de esas tierras y emprendiendo una política integral que avance en la generación de conciencia y la adopción de criterios que reconozcan el carácter social que define a ese recurso natural estratégico.

Muchas veces el gobierno ha reaccionado con atraso. La política ferroviaria y la energética han transcurrido por caminos erróneos en una larga fase del proyecto nacional en curso. Las consecuencias fueron dolorosas y costosas. Sin embargo, esos desvíos hoy se encuentran en vías de corrección y se han adoptado medidas de fondo para reestructurar esos sectores. Pero los daños causados a la marcha del proyecto no han sido menores, aunque siempre las transformaciones reparadoras fueron tomadas desde una perspectiva de profundización.

Para hacer posible la aplicación de un derecho básico para los ciudadanos como es el derecho a la salud, hoy todavía tropezamos con un sistema fragmentado y desigual que debe transformarse, avanzando en la planificación de la salud, adoptando así, un criterio inverso al de los países de la Alianza del Pacífico, donde la exclusión es creciente debido al predominio del paradigma de la mercantilización. Sin embargo, ha habido avances importantes, a través de múltiples acciones emprendidas por el Ministerio de Desarrollo Social, como la Asignación Universal por Hijo, la ley de procreación responsable, las medidas contra la violencia de género, la ley de salud mental, la ley antitabaco, un amplio plan de vacunación obligatoria y el tratamiento gratuito del HIV-SIDA. La postergada reglamentación de la producción pública de medicamentos es una de las incomprensibles demoras que deben ser reparadas. 

A los momentos críticos, a las dificultades, el gobierno las enfrentó siempre con medidas e iniciativas fieles al sentido de su proyecto político. La derecha opositora, en sus versiones burdas o travestidas de “centroizquierdistas” repite monocordemente las mismas impugnaciones, cualquiera sea el lugar de América Latina que se trate: corrupción, inflación, inseguridad. Una receta única para esmerilar gobiernos “populistas”. La primera siempre resulta condenable, aunque el capitalismo suponga su existencia sistémica. La inflación siempre debe ocupar, pero la derecha pretende convertirla en el eje de la economía para aplicar planes de ajuste y reducción del salario, mientras que una política más efectiva para enfrentarla sería redoblar los controles, sistematizarlos, disciplinar a los empresarios, ampliar significativamente las formas y prácticas de comercialización estatal, provincial y municipal directa de bienes esenciales. Bienvenida y oportuna la mesa de diálogo que abrió Cristina para abordar los acuerdos que persigan restringir los aumentos de precios. La inseguridad, que los medios hegemónicos instalan y silencian en dosis que manejan a conveniencia del poder concentrado, constituye un problema estructural de las megalópolis “modernas” nacidas del capitalismo anárquico, guiado por el paradigma del más crudo individualismo; controlar, discriminar, perseguir y encerrar  adolescentes condice con las lógicas del chivo expiatorio para disipar el reclamo de las víctimas sin resolver, o más aun, agravando lo que se enuncia querer solucionar. Cualquier estrategia de mano dura favorece la ampliación de la complicidad del delito con integrantes y jefes de los cuerpos de seguridad. Contrariamente la estrategia de construir una “seguridad democrática” y el camino de abordar la especificidad juvenil abren la esperanza para reducir inseguridades e injusticias. El kirchnerismo, desde su inicio, ha cuestionado las salidas punitivas o la apelación “salvadora” a la mano dura como fórmulas mágicas para combatir el delito. Hoy, como ayer, esa debe ser su brújula a la hora de intentar nuevos caminos ante una problemática extremadamente compleja que no tiene una solución lineal.


3.No resulta sencillo ir contra el prejuicio y el resentimiento, pero más difícil es intentar explicar el odio que, de un modo incisivo y sistemático se difunde por ciertos medios de comunicación, y va más allá de todas las diferencias políticas para anclarse en una visceral inhumanidad. Lo que se despliega por el éter informativo en estos días argentinos es, cuando de lo que se trata es de horadar y debilitar al gobierno, una estrategia inclemente que no se detiene ante ningún obstáculo ni conoce la frontera del respeto y la compasión por el padecimiento del otro. Esa estrategia encuentra su correspondencia en algunos sectores de la sociedad que, sin ningún disimulo, se regodean en ese modo   antagónico a toda forma de convivencia democrática. Escudándose en una “moralidad virtuosa”, en la apología de una república añorada desde que la “demagogia populista invadió la nación”, movilizan todos los recursos a su disposición para hacer naufragar un proyecto que, después de décadas de impunidad de los poderes reales, se plantó frente a los “dueños del país” defendiendo los intereses populares.  

El odio y la visión canalla del mundo se conjugan en aquellos "periodistas" que buscan golpear a la figura presidencial. Vuelve sobre nosotros un discurso de una violencia que habíamos imaginado sellada en nuestra historia pero que regresa intocada de su viaje por el tiempo. Deseo de muerte, goce con el padecimiento y la enfermedad del otro, en este caso de Cristina como antes de Néstor Kirchner o, más lejos en el tiempo, de Evita. Virulencia. Comparaciones históricas infames: primero con el nazismo, después con el fascismo y, ahora, con el lopezreguismo. Literalmente se mofan de las víctimas reales de la historia y juegan con los límites para transgredirlos. En el deseo de ellos está lo peor. El odio es su estrategia y buscan multiplicarlo penetrando una zona oscura de nuestra sociedad que se reencuentra con una parte espantosa de sí misma, aquella que cristalizó en la frase "viva el cáncer" cuando Evita luchaba por su vida. El odio sólo construye destrucción. Por eso, hoy más que nunca, compromiso con la democracia, militancia de las ideas, rebelión contra los canallas y redoblamiento de la participación para continuar transformando el país en beneficio de las mayorías. 

Dos años que serán tan largos como disputados transcurrirán entre las elecciones de octubre y las de 2015. Lejos de reflexiones como las de “fin de ciclo”, en las que se sumerge una intelectualidad antipopular, incluso perteneciente al antiguo cuño de una extraviada progresía liberal,  que anida y alienta una restauración de gravosas consecuencias, elegimos ampliar nuestro compromiso con ideales y sueños de liberación nacional y emancipación humana, cuyo devenir juega su suerte en la etapa histórica argentina junto al actual proyecto. La crítica no es, afirmamos, el ascético ademán de la disolución, la descalificación y la injuria. Es, ante todo, el acto libertario de develar las formas que asumen la dominación, la injusticia y otras formas de violencia invariablemente ejercidas sobre nuestro pueblo, y como tal su ejercicio es inherente a la alternativa política que ha dado en llamarse kirchnerismo. No cejaremos en el esfuerzo por convocar a compañeros que buscan destinos similares a los nuestros y permanecen fuera del proyecto, a ensayar un camino en común para fortalecerlo y bregar por cambiar lo que haya que cambiar. Porque hemos optado por  el lado de los más débiles de la Historia y de esta historia de confrontación con las corporaciones del poder. Porque hemos reconocido la extraordinaria voluntad de reparación que irrumpió en el 2003 de la mano de Néstor Kirchner, una voluntad que nos devolvió el sueño de un país justo. Porque valoramos la entereza, el coraje y las convicciones de Cristina que, sobreponiéndose a dificultades por todos conocidas, no ha dejado de asumir un compromiso ejemplar con su pueblo. Ese es, también, el sentido que elegimos dar a nuestras vidas.


Tomado de aquí


 

Internet será conectado al cerebro con chips en 2020

Cambie "Internet" por "sistema represivo" y "2020" por "1990 o antes". Evite caer en las trampas de la bonomía médica y piense en sistemas de control operando sobre el cerebro de un ser humano y condicionando sus movimientos y sus palabras, liquidando sus oídos a través de miles de "locutores" que repiten hasta el hartazgo los embates fascistas de todos los tiempos. Piense en los dolores físicos que un chip de estas características puede causar toda vez que envía su violencia a un sector específico del cuerpo. ¿Se imagina semejante barbarie? ¿Se imagina las consecuencias sociales de un dispositivo de estas características? La robotización del ser humano fue ayer y la "civilización" -como dijo Gandhi- sigue siendo "una buena idea".

viernes, 24 de enero de 2014

Argentina: desmontarán diez mil hectáreas de monte nativo y ya suman 360.000 en ocho años



Son tierras del departamento de San martín, que habían sido protegidas por un fallo de la Corte. Algunos empresarios hicieron firmar comodatos con criollos y comunidades wichí que crían ganado y, de esa manera, habilitaron el desmonte.

Diez mil hectáreas de monte nativo donde viven y trabajan campesinos y comunidades wichí están a punto de ser arrasadas para ser destinadas a agronegocios. Se trata de tierras ubicadas en el departamento salteño de San Martín, zona catalogada por la provincia como territorios a conservar y que habían sido protegidos por un fallo de la Corte Suprema de Justicia en 2008. “La presión de los agronegocios vale más que la Ley de Bosques y que los derechos humanos”, denunció la organización Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf) y afirmó que campesinos e indígenas fueron presionados para autorizar el avance de los empresarios del agro. Desde la sanción de la Ley de Bosques (que fija protección para el monte nativo), en Salta fueron arrasadas 360.000 hectáreas, un promedio equivalente a 164 canchas de fútbol por día.

El Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART) de la Facultad de Agronomía (UBA) detalló que entre 2008 y 2013 se desmontaron 358.723 hectáreas en Salta, de las cuales 112.000 estaban en zonas que debían protegerse (según el Ordenamiento Territorial requerido por la Ley de Bosques). El LART detalló que en 2008 (primer año de vigencia de la ley) se desmontaron 110.000 hectáreas. El año siguiente se talaron 46.000 y en 2010 llegaron a 50.000 hectáreas. En 2011 se destruyeron 72.000 hectáreas de monte salteño, en 2012 otras 52.000 y en 2013 se desmontaron 28.000 hectáreas. Equivale a un promedio de 164 hectáreas por cada día o siete hectáreas por hora.

Para ejecutar buena parte de la deforestación se utilizan grises de la ley. “No todos los desmontes son ilegales, porque la provincia procede en muchos casos a recategorizar las fincas de amarillo o rojo (zonas protegidas) a verde, para luego aprobar los desmontes”, explicó Ana Alvarez, secretaria ejecutiva de la Red Agroforestal, colectivo de organizaciones e investigadores del NOA y NEA.

Alvarez advierte que el verano comenzó con la misma tendencia desmontadora. El 23 de diciembre se realizó una audiencia pública para avanzar sobre 10.000 hectáreas de bosque en el Municipio de Ballivián, departamento de San Martín, el mismo que la Corte Suprema había protegido en 2008 y que aparece como zona “roja” (a proteger). “Los empresarios hicieron firmar comodatos a criollos y a la comunidad indígena wichí Cuchuy, donde ceden el territorio a cambio de pocas hectáreas y diez viviendas. La audiencia termina siendo un mero trámite para dar vía libre a desmontes para agricultura”, explicó Patricia Valdivia, comunicadora de la Redaf.

El campo en peligro se llama finca Cuchuy y el pedido de desmonte fue realizado por los empresarios Alejandro Braun Peña (8962 hectáreas) y Gastón Larrán (1300 hectáreas).

Las familias campesinas y wichí no contaron con asesoramiento jurídico sobre sus derechos. Y firmaron en favor de los empresarios a cambio de diez casas para la comunidad indígena y la “donación” de 300 hectáreas a las familias que siempre vivieron y trabajaron las 10.000 hectáreas. Las cuatro familias campesinas que viven en el lugar hace más de 50 años firmaron el “acuerdo” solicitado por los empresarios. En dos casos firmaron con la huella dactilar porque no saben leer ni escribir. El comodato señala que los empresarios le darán cinco hectáreas a cada una (20 hectáreas total). Los campesinos tienen como principal actividad la ganadería. El estudio de impacto social en el expediente de la audiencia precisa que cuentan con 578 cabezas de ganado. Pero con las 20 hectáreas que firmaron sólo podrán criar tres vacunos. “Esta supuesta ‘cesión de derechos’ implica no sólo la pérdida de las 10.000 hectáreas de bosque, sino que además condenará a las familias originarias y criollas a migrar, ya que el sostén de sus actividades es inviable en los pequeños lotes a los que serán confinados”, advirtió la Red Agroforestal.

La Ley de Bosques estableció que las provincias debían realizar ordenamientos territoriales en tres colores: verde (se puede desmontar) y amarillo y rojo (medio y alto valor de conservación). La finca Cuchuy está en zona amarilla y roja, pero la normativa salteña dejó una puerta para los desmontadores: estableció que la zonificación por colores era sólo “orientativa” y que podría ser modificada a criterio de la autoridad de aplicación, el ministro de Ambiente –que no respondió las consultas de este diario–, en base a pedido y estudios presentados por quienes desean el desmonte.

El decreto provincial 2789 prohibió los desmontes en regiones donde no se realizó el relevamiento de territorios indígenas establecido en la Ley Nacional 26.160. El relevamiento territorial no se realizó en la comunidad wichí Cuchuy, pero aun así la provincia efectuó la audiencia para desmontar el territorio.

Un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA que trabaja junto a comunidades wichí escribió una carta (con un informe técnico cuantitativo y mapas satelitales) al Ministerio de Ambiente de Salta. Detallan que, en la zona wichí, sobre 196.000 hectáreas ya se arrasaron 89.000 (el 45 por ciento). “El desmonte en estas áreas tiene serias consecuencias desde el punto de vista social y ambiental”, recuerda el informe.

Luego de la audiencia deben pasar diez días hábiles para la presentación de objeciones. Y la Secretaría de Ambiente debería analizar las presentaciones y tomar una decisión. Como parte de los descargos, el antropólogo John Palmer realizó una decena de entrevistas en idioma wichí y la ONG Asociana elevó las entrevistas como prueba. Los testimonios wichí dan cuenta del mecanismo de presión para firmar acuerdos con los empresarios y denominan “estafa” al comodato que los dejará sin tierras.

Finca Cuchuy no es un caso aislado. Alvarez explicó que hay al menos cinco audiencias de desmontes pautadas sólo para enero que afectarán otras 22.000 hectáreas.

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-238338-2014-01-23.html

Tomado de Nodal


 

lunes, 20 de enero de 2014

Los 85 más ricos del mundo poseen lo mismo que la mitad de los más pobres



Londres. La ONG británica Oxfam denuncia en un informe presentado hoy que las 85 personas más ricas del mundo tienen una fortuna equivalente a todas las posesiones de la mitad de la población más pobre del planeta, unas tres mil 500 millones de personas.

Oxfam, que dio a conocer el informe Trabajar para unos pocos de cara al Foro de Davos que comienza este miércoles, critica la evasión de impuestos que hacen los más ricos a través de los paraísos fiscales, así como la política estatal de ahorro que afecta sobre todo a las capas sociales más bajas.

Las élites acomodadas han cooptado el poder político y establecen las reglas del juego económico, socavando la democracia, denuncia la organización internacional que busca soluciones para la creciente brecha entre adinerados y pobres, y subraya que es un proceso que ocurre tanto en los países desarrollados como en desarrollo.

Encuestas realizadas en seis países, Estados Unidos, Reino Unido, España, Brasil, India y Sudáfrica muestran que la mayoría de las personas opinan que las leyes se hacen para favorecer a los más ricos.

“No podemos esperar ganar la batalla a la pobreza sin combatir el problema de la desigualdad”, señaló la directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima.

El problema de los privilegios que tienen unos y las desventajas de los otros amenaza con extenderse durante generaciones. “Pronto viviremos en un mundo en el que la igualdad de oportunidades no será más que un sueño”, destacó.

Un total de 210 personas se convirtieron en multimillonarios durante 2013, para unirse a los mil 426 multimillonarios existente con un valor neto combinado de 5.4 billones de dólares, dice la investigación.

Cifras citadas por la organización aseguran que el uno por ciento más rico de la población en todo el mundo tiene 110 billones de dólares, lo que equivale a 65 veces la riqueza total de la mitad inferior de la población del planeta.

Byanyima señaló que esta elite adinerada podría acomodarse cómodamente en un autobús de dos pisos e instó a los líderes mundiales a hacer frente a este problema acuciante y a los gobiernos a utilizar los ingresos fiscales para proporcionar asistencia sanitaria universal, educación y protección social a los ciudadanos.

Ante las evidentes leyes que favorecen a los más pudientes, Oxfam denuncia que desde finales de 1970 las tasas de impuestos para los más ricos se han reducido en 29 de los 30 países sobre los cuales se dispone de datos.

Tomado de aquí



 

LA ACTUAL SITUACION DE EUROPA, SEGUN LA ORGANIZACION HUMANITARIA OXFAM: Desigualdad, pobreza y crisis




El Viejo Continente exhibe un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia de las medidas de ajuste y los rescates a bancos y estados. Natalia Alonso, directora de Oxfam, analiza los defectos y efectos del modelo económico europeo.

Por Marcelo Justo
 
Desde Londres

A más de cinco años del estallido financiero de 2008 y la gran recesión mundial del siglo XXI, Europa exhibe un nuevo mapa de la pobreza que, según la organización humanitaria Oxfam, podría tomar 25 años en revertirse. Las medidas de ajuste implementadas para equilibrar los más de cuatro millones de euros gastados en el rescate de bancos y estados están llevando a una explosión de los números de la pobreza tanto en el centro como en la periferia. En Portugal un 18 por ciento vive debajo de la línea de la pobreza, en España tres millones sobreviven con menos de 307 euros por mes, en Italia se duplicó el número de pobres en los últimos seis años y en el país más rico de los europeos, Alemania, casi ocho millones de personas sobreviven con sueldos de 450 euros mensuales gracias a los minitrabajos de la flexibilización laboral. Página/12 dialogó con la directora internacional de Oxfam, Natalia Alonso, sobre este nuevo panorama europeo.

–Visto desde América latina es a veces difícil imaginar la pobreza en una Europa desarrollada y con sistemas de seguridad social de larga data. ¿Cuál es el panorama concreto que se vive hoy?
–Hay un nuevo mapa de la pobreza en Europa por las medidas de austeridad que han aumentado no sólo la pobreza sino los niveles de desigualdad. El cálculo que hacemos es que si se siguen aplicando estas medidas habrá entre 15 y 25 millones de europeos más en riesgo de pobreza en 2025. Si sumamos esta estimación a la población que ya hoy enfrenta este riesgo de pobreza según las cifras oficiales de la oficina de estadísticas europea, la Eurostat, tendríamos que en 2025 unos 146 millones de europeos, más de una cuarta parte de la población, estaría enfrentando este riesgo. Esto significa un aumento considerable en términos de lo que se llama pobreza relativa, medida en relación con el ingreso promedio de un país, pero también en cuanto a la pobreza absoluta, donde la supervivencia misma está en juego. Con la pérdida del empleo se va perdiendo la vivienda, la fuente de ingresos, los derechos sociales. Si a esto le añadimos el desmantelamiento de los sistemas de protección social por las medidas de ajuste, el resultado es un enorme aumento del número de gente vulnerable. Y lejos de resolver el problema de la deuda o de estimular el crecimiento, estas medidas de ajuste están empeorando la situación en ambos frentes.

–Es evidente que esta crisis ha tenido un impacto especialmente fuerte en la llamada periferia de la Eurozona, países como Grecia, Portugal y España.
–Estos países por presión externa o de la misma Unión Europea han impuesto medidas muy drásticas y, por tanto, están experimentando un importante salto en los niveles de pobreza. Estos niveles se ven no sólo en el aumento del desempleo, sino en el desempleo de más de dos años que significa en muchos países europeos la pérdida de cobertura social y la profundización de una espiral de pobreza. Cada país tiene su dinámica particular. En España e Irlanda hemos visto el fenómeno de los desahucios o desalojos de vivienda que impacta aún más sobre la extrema vulnerabilidad del desempleo generando virtuales parias y marginados sociales. En un momento en España se echaba a 115 familias por día de sus casas y no sólo se los echaba sino que se les mantenía la deuda porque no se admitía el valor del piso como pago. Esto a su vez afecta a los garantes del piso, que con frecuencia son los padres o familiares.

–El empobrecimiento también ha golpeado a países centrales como Alemania en el interior de la Eurozona o el Reino Unido por fuera.
–En el caso del Reino Unido, las medidas de austeridad que ha seguido el gobierno han impactado mucho más duramente al 10 por ciento más pobre que al más rico. Este 10 por ciento más pobre vio una reducción del 38 por ciento en su ingreso neto desde 2007. Es el impacto que han tenido los programas de ajuste en la desigualdad en Europa en general. En Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y el Reino Unido se ha visto un crecimiento de los niveles de desigualdad comparables con el 16 por ciento de aumento que experimentó Bolivia en los seis años que siguieron al programa de ajuste de los ’90. En estos países europeos, o el 10 por ciento más rico gana más o el 10 por ciento más pobre gana menos o ambas cosas. Hoy el Reino Unido tiene niveles de desigualdad mayores que Estados Unidos. Si no se revierte la actual situación y se sigue con la política, el Coeficiente Gini de la desigualdad del Reino Unido y España se parecerá muchísimo al de Paraguay.

–La imagen de Europa en América latina es de una Seguridad Social que neutraliza los peligros de la pobreza. ¿Esto sigue siendo válido?
–La acción reequilibrante que tenía la Seguridad Social ya no está funcionando de la misma manera porque se han quitado o reducido los apoyos que existían a personas discapacitadas o desempleados. Esto crea mayor desigualdad, pobreza y crisis social. Y está aumentando otras desigualdades como la de género. Las mujeres son las primeras que pierden los puestos de trabajo.

–El modelo económico europeo tenía uno de sus pilares en un equilibrio social que favorecía un fuerte consumo interno. ¿Estamos ante un nuevo modelo económico?
–Estamos ante un modelo cada vez más desequilibrado, en el que muy pocos tienen mucho y gozan de una extraordinaria proximidad al poder político, lo que genera problemas de legitimidad. Según las proyecciones, se supone que habrá crecimiento económico en 2014 y 2015 en la Unión Europea, pero en caso de que efectivamente se produzca este crecimiento será muy desigual. La austeridad está sentando las bases de una Europa de profundas divisiones sociales y nacionales.

Tomado de aquí


 

TEMAS DE DEBATE: QUE HACER FRENTE A LA PERDIDA DE DIVISAS QUE SUFRE LA AUTORIDAD MONETARIA: Caída de reservas del Banco Central


Los especialistas analizan la estrategia del Gobierno en materia cambiaria, el contexto internacional y los perjuicios reales de la baja de reservas. Las alternativas de la vuelta a los mercados, la sustitución de importaciones y un impuesto a la compra de divisas.

Producción: Javier Lewkowicz

Sustitución de importaciones

Por Martín Burgos *

La caída de las reservas se ha constituido, y con razón, en el tema de este principio de 2014. Si nos enfrascamos en la contabilidad económica de la cuestión, veremos que esa caída se debe a una mayor salida de divisas debido al pago de deuda y la demanda de dólares de inversionistas, consumidores, turistas y “atesoradores”. Si miramos del lado de las entradas de dólares, las mismas son menores debido a una menor liquidación de divisas de los exportadores de granos en proporción a años anteriores y a que las entradas por turismo se pierden en el circuito privado (mercado paralelo), y por lo tanto no entran en el Banco Central.

Frente a esa problemática, el Gobierno está tratando de unificar el tipo de cambio aumentando el tipo de cambio oficial y tratando de reducir el tipo de cambio paralelo, principalmente mediante la venta de Boden 2015. El Boden 2015 es un bono que se compra en pesos y por el cual el gobierno nacional se compromete a devolver un equivalente en dólares en 2015, es decir: es una deuda estatal en dólares. Se supone que el dólar paralelo está alineado con la cotización de ese bono, por lo cual con una mayor oferta de esos bonos, debería bajar su precio y por lo tanto debería reducirse el “dólar blue”.

Esa estrategia trae aparejados dos problemas que ya se avizoran: por un lado, el aumento del tipo de cambio oficial empuja los precios al alza, tanto de los productos importados como de los productos que exportamos. Este efecto negativo trata de ser corregido mediante los acuerdos de precios que, por más institucionalizados que sean, deberán ser controlados por el Estado nacional. Caso contrario, es posible que aparezca una reducción de la demanda o un aumento de la conflictividad laboral. Por otro lado, el aumento de la oferta del Boden 2015 constituye un endeudamiento en dólares a corto plazo del cual, el año que viene, deberemos dar cuenta. Por lo tanto, la estrategia seguida pareciera ser la de ganar tiempo para estabilizar durante este año el tipo de cambio y el nivel de reservas.

La otra alternativa, la que prefería el equipo económico, era la de desdoblar el tipo de cambio financiero asumiendo un premio para la entrada de capitales y un castigo para su salida. Este se podía realizar de manera institucional, o en los hechos: comprando los Boden 2015 en pesos para que aumente sus precios y por consiguiente que aumente el “dólar blue”. Esto último ofrecía la ventaja adicional de reducir la carga de la deuda en dólares para el año que viene, pagándola en pesos. Sin embargo, pareciera que tal propuesta no tuvo el aval político, donde sin dudas habrán influido los ecos del conflicto del campo por una propuesta similar, ya que las retenciones a las exportaciones son un desdoblamiento impositivo del tipo de cambio.

Si miramos a nuestros vecinos de América latina, nuestra situación de escasez de divisas parece ser bastante excepcional. ¿Como la resuelven los demás países del continente? Endeudándose. ¿Por qué no lo podemos hacer? Porque aún vivimos las consecuencias del no pago de la deuda externa de fin del año 2001. Saliéndonos del traje de economista, podríamos decir incluso que aquel default fue constitutivo del gobierno de los Kirchner, un gobierno nacido en la debilidad y que fue obligado a ir solucionando los problemas económicos, negociando con el poder económico pero en varias instancias enfrentándolo, porque la solución de endeudarse, de patear adelante el problema, no existía más. ¿Acaso se hubiese nacionalizado YPF si el déficit energético se podía financiar mediante la deuda externa? Tal vez no: nacionalizar YPF era enfrentarse con Repsol. Endeudarse hubiera sido más fácil: el Gobierno quedaba bien con los españoles, y mejor con los financistas de Estados Unidos.

Por lo tanto, la solución a largo plazo ante la restricción externa que vivimos es la de la sustitución de importaciones. ¿Han avanzado los demás países de América latina en un proceso? Casualmente, muy poco. Allí radica sin lugar a dudas una de las contradicciones de nuestra situación actual: nuestro modelo es el de un país que creció sin cuenta capital, como pasaba con los países periféricos durante los años de posguerra. Pero la solución a nuestros problemas, la sustitución de importaciones, entra en contradicción con el mundo actual, donde rigen las cadenas de valor globales como forma de producir a nivel global, y los límites a toda política sectorial de la OMC. Por lo tanto, la tarea pendiente es pensar cómo realizar esa sustitución de importaciones en tiempo de globalización.

* Coordinador del departamento de economía del CCC.

Crisis internacional, precios y reservas

Por Ariel Geandet *

Sobre la crisis internacional de 2008 en Estados Unidos ya se ha dicho mucho. Lo que muchas veces no se hace es ligar sus efectos a los desafíos económicos que enfrenta nuestra región. La política económica de nuestro gobierno es mantener los niveles de empleo y crecimiento con distribución del ingreso. Para lograrlo, los instrumentos son variados y van mutando con el tiempo tanto en su uso como en su eficacia. Utilizar la política fiscal y la monetaria para proteger el mercado doméstico y nuestro incipiente proceso de reindustrialización, habiendo creado más de 200 mil empresas, es correcto y ha sido acertado. Es importante tener en claro lo anterior porque, si no, se pierde de vista la discusión global de lo que se debate.
La emisión monetaria ha servido concretamente como política anticíclica para proteger al mercado doméstico, pero nos hemos equivocado en ligar su evolución a las necesidades de mantener niveles de subsidios sobre los servicios que consumen principalmente los sectores urbanos y de mayor poder adquisitivo. Es claro el cambio en el uso de esos instrumentos.

Como un claro ejemplo de discusión parcial, hay que notar que si la emisión monetaria se utiliza para financiar las partidas de subsidios, entonces, en primera medida están siendo antiinflacionarias y anticíclicas ante el aumento internacional de los precios de recursos estratégicos como la energía. Sin embargo, hoy genera más inequidades que beneficios sociales, por ende, hay que cambiar de instrumento para preservar la política original.

Es interesante además ver la poca importancia que se le da al hecho de que, luego de la crisis internacional, las políticas monetarias de los países centrales han hecho que los bienes “reales” como los alimentos (70 por ciento), el petróleo (75 por ciento) y el oro (150 por ciento) hayan aumentado tanto de valor en dólares desde 2008.

Es decir, producir alimentos de nuestra canasta de consumo y que puedan ser exportados implica tener que resolver un conflicto de intereses, y para proteger el mercado doméstico y el empleo es necesario que el salario no sólo alcance para comprar comida sino también tener un excedente para poder comprar bienes industriales (intentando que se fabriquen en nuestro país).

Ahora, para adentrarnos en la evolución de las reservas, es importante explicar dos facetas del problema, una de corte más histórico y otra más coyuntural. La primera versa en que nuestro país hasta 1968 dependía de su relación entre exportaciones e importaciones. Desde los ’70 en adelante, y principalmente durante la dictadura y los petrodólares, se desindustrializa y comienza a endeudarse. Luego, durante la época de la “plata dulce”, comprar dólares se hizo algo sencillo (compra para atesorar). Durante los ’80 no pudimos crecer por el peso de la deuda externa que heredó la democracia. Todo esto llevó a una renegociación de deuda y al Plan Brady (Consenso de Washington), y a la llegada del Plan de Convertibilidad. Entonces, durante los ’90, con la transnacionalización de la industria y con el masivo endeudamiento público, se profundizaron dos canales de salida de dólares. En definitiva, la historia no termina bien, con la crisis de 2001 y con un peso estructural de factores financieros que afectan la balanza de pagos y la evolución de las reservas. Eso hizo imperativo recuperar una política monetaria independiente.

Desde lo coyuntural y lo heredado, tenemos el desafío de querer industrializarnos con precios de la energía históricamente elevados, precio de los bienes industriales bajos a nivel internacional, y las cadenas de producción muy concentradas y transnacionalizadas; también queremos redistribuir el ingreso con precios de los alimentos elevados a nivel internacional, lo que fuerza una puja redistributiva local. En este contexto, es muy importante destacar: que la Argentina no reprimarizó sus exportaciones, que al resto de la región también se le están fugando dólares y que están expuestos a los flujos de capitales golondrina, que Brasil depende del influjo por Inversión Externa Directa y de inversiones financieras para compensar su cuenta corriente, y la incertidumbre de la renegociación de deuda de los países europeos, donde lo que pase con la Argentina y los fondos buitre es clave para ese escenario.

En definitiva, las tensiones sobre las reservas, por utilizarlas para pagar deuda externa, financiar créditos para sustituir importaciones y sostener una determinada política cambiaria que ayude a no trasladar el aumento de precios de los alimentos, tuvo su momento y debe ser modificado. La intención de regularizar los acuerdos con el Club de París también va en ese camino. Es importante que cambiemos el 35 por ciento del impuesto a cuenta por un verdadero impuesto a la compra/venta de moneda extranjera, y que comencemos de a poco a dar mayor liquidez en dólares para volver a controlar formalmente todos los canales de compra/venta de moneda extranjera.

* Docente UBA y Mesa de Economía-Movimiento Evita.

Tomado de aquí



 

EL PROPIO FRENTE RENOVADOR ESTIMO UN COSTO FISCAL DE ENTRE 8 MIL Y 10 MIL MILLONES DE PESOS POR BAJAR RETENCIONES: Miles de millones para el sector rural




El coordinador del equipo económico de Sergio Massa y uno de los autores del proyecto de ley para bajar retenciones reconocieron a Página/12 el costo fiscal de la medida. Equivale a entre 20 y 25 por ciento del Presupuesto para la Asignación Universal por Hijo.

Por Sebastián Premici
 
El costo fiscal del proyecto de Sergio Massa para la eliminación de retenciones al trigo y una fuerte reducción en maíz y carne oscilaría entre 8 mil y 10 mil millones de pesos. Así lo reconocieron Gilberto Alegre, uno de los legisladores que presentará en el Parlamento la iniciativa junto a Felipe Solá, y Ricardo Delgado, economista de ese espacio político. Para tener una dimensión del costo fiscal, este proyecto equivaldría a reducir en un 57 por ciento los recursos por la Asignación Universal por Hijo o bajar un 42 por ciento las inversiones en transporte. El líder del Frente Renovador explicó que la eliminación de los derechos de exportación tiene por objetivo incentivar la siembra del trigo para la próxima cosecha. Sin embargo, el propio Delgado reconoció a Página/12 que sería “difícil estimar la superficie sembrada, ya que eso depende también de los precios del producto y de la relación de precios con otros cultivos”. Es decir, no existe una relación directa entre retenciones y expectativas de siembra.

En la campaña 2008/2009, la producción triguera disminuyó por razones climáticas hasta 8,3 millones de toneladas, 50 por ciento menos que la anterior. En 2009/2010, la producción quedó en 9 millones de toneladas. Sin embargo, en las dos campañas siguientes, con el actual nivel de retenciones y el mismo sistema de exportación basado en cupos, la producción creció hasta 15,8 y 14,5 millones de toneladas, respectivamente. En 2012, además, se vendieron al exterior 11,5 millones de toneladas de trigo.

El gobierno nacional estima que por la campaña 2013/2014 se exportarán 78,2 millones de toneladas de granos, aceites y otros subproductos derivados del trigo, soja, sorgo, cebada, maíz y otros. Las retenciones al agro sobre la recaudación total representarán el 6,05 por ciento. En la campaña anterior, el peso de los derechos de exportación fue del 6,12 por ciento. Es decir, la tan mentada presión fiscal del gobierno sobre el sector, vía retenciones, no subirá sino que caerá en la campaña en curso, según determinó un trabajo de Economía del Bicentenario.

Este instrumento de política económica cumple un rol central para el Estado. El total de estas ventas al exterior representarían divisas para el país por un total de 32.450,2 millones de dólares. A partir de la aplicación de los distintos derechos de exportación, el Estado recibiría 9753 millones de dólares, es decir, 66.415 millones de pesos.

Presupuesto

Una eliminación total de retenciones al trigo o una drástica reducción en otros cultivos provocaría una transferencia de recursos en favor del sector agropecuario, que beneficiaría más a los productores más grandes. En base a la estimación de Alegre y Delgado de un costo fiscal de entre 8 mil y 10 mil millones de pesos, Página/12 calculó la incidencia potencial del proyecto del Frente Renovador en base al Presupuesto 2014.

- Las asignaciones familiares presupuestadas para este año ascienden a 39.786 millones de pesos. De prosperar el proyecto de Sergio Massa, su costo fiscal equivale a entre 20 y 25 por ciento de esas partidas.

- Las inversiones en transporte fueron calculadas para este año en 23.362 millones de pesos. El costo fiscal de la iniciativa del FR es equivalente al 34 y 42 por ciento del presupuesto en esta área.

- Otro rubro sensible para el conjunto de la población tiene que ver con las inversiones en agua potable y alcantarillado. Para 2014 se prevé una inversión de 10.320 millones de pesos. La reducción de retenciones propuesta por Massa equivale a una pérdida presupuestaria de entre 77 y 96 por ciento, si todo lo recaudado por esas retenciones fuera sólo para estas obras.

- En el rubro educación y cultura, el Estado nacional estimó recursos por 8360 millones de pesos. La relación en este caso va del 95 al 119 por ciento.

Soja

Luego del conflicto por las retenciones móviles, el gobierno nacional creó el Fondo Federal Solidario, que toma el 30 por ciento de las retenciones a la soja y lo distribuye directamente a las provincias, bajo el esquema de coparticipación.

Según las estimaciones del Ministerio de Agricultura para la campaña 2013/2014, los ingresos por retenciones a la soja serían de 55.600 millones de pesos. De ese total, el 30 por ciento se destinará a las provincias, es decir un total de 16.700 millones. Un estudio elaborado por la Gran Makro determinó que si estuvieran vigentes las retenciones móviles, al mismo tiempo que el Fondo Federal Solidario, las provincias hubieran recibido, entre marzo de 2009 y abril de 2013, 6081 millones de pesos más.

“Frente a los desbalances de la economía, el Estado tiene que regular, distribuyendo las rentabilidades de los sectores económicos o en este caso los superávit de un sector que tiene baja presión impositiva y que ha logrado reducir los derechos de exportación en casos como el trigo y que ahora pide la eliminación de las retenciones, lo que hará que se incremente aún más este desbalance”, señaló Ernesto Mattos, del Centro de Investigación y Gestión de la Economía Solidaria (Ciges).

“Más allá de situaciones puntuales, el problema de fondo es la racionalización de un sector que no quiere contribuir a un proyecto colectivo. A los que les va bien, quieren quedarse con toda la renta y que la Nación se quede sin recursos. La propuesta de eliminar las retenciones al trigo es inaceptable, por su fuerte impacto en los precios internos de los alimentos”, consideró ante Página/12 el economista Ricardo Aronskind, de la Universidad Nacional General Sarmiento.

Para el economista de la Gran Makro, Federico Vaccarezza, magister en relaciones comerciales internacionales de la Untref, la discusión de fondo pasa por la potestad regulatoria del Estado. Desde este espacio elaboraron un proyecto para crear una unidad con capacidad de compra y venta de granos, al estilo de la vieja Junta Nacional de Granos, que le permita al Estado negociar directamente con otros Estados la colocación de los granos de exportación y productos elaborados.

“Esta empresa o unidad dentro del Estado se dedicaría a la compra de stock para el país, les pagaría el precio pleno a los productores para evitar los abusos de las multinacionales. Con este esquema no habría que eliminar retenciones sino que estaríamos incentivando la producción con herramientas diseñadas desde el propio Estado”, concluyó Vaccarezza.

spremici@pagina12.com.ar

Tomado de aquí



 

viernes, 17 de enero de 2014


En los elevados montes de la humanidad viven igual agua y árbol





En el desarrapado universo de las pequeñas cosas, un beso y una caricia son lo mismo.
En el interminable universo de las grandes palabras, lo trascendente termina siendo siempre lo inalcanzable.


tacos

por dónde caminarán lo tacos que suenan? / adónde van a estas horas y cuál será el destino de su trajinar? / quién abrazará a la dama que motiva a esos tacos? / cómo será el hombre que descubrirá el lecho para fundirse en amor / mientras el sonido de esos tacos aún retumban en el cuarto?





Volvíamos silbando por la Avenida Nueva. Allí se asomaban las señoritas ofreciendo sus encantos e iluminando la calzada con el vientre de sus ojos. Nosotros, que siempre buscamos un pecho fraterno donde descansar nuestros sueños, saludamos a cada una de ellas mientras el humo de un cigarrillo abandonado en la vereda daba las 6 en punto.


Déjame pensar la mejor manera de estar en silencio...



Agradecimiento

Le agradezco a dios que no me haya parido sol. Si hubiera sido así, hombres y mujeres tendrían demasiadas noches.


Fin de semana


"El fin de semana es la promesa de un milagro. El domingo es la prueba de que ese milagro no ha sucedido" (dice Rolón que dice Dolina)



tenía una forma de besar interminable



Vino


un vino cansado acompañaba su vaso
(rara cuestión)
beberlo y volverlo a beber eran una misma cosa



martes, 7 de enero de 2014

La crisis hegemónica a escala mundial - por Emir Sader



Nunca como ahora fue tan real la tensión entre un mundo que se agota, pero trata de sobrevivir, y un mundo nuevo, con grandes dificultades para afirmarse. En ese vacío se inserta un mundo inestable, turbulento, y una gran lucha por la nueva hegemonía mundial.
 
La decadencia de la hegemonía norteamericana en el mundo y el agotamiento del modelo neoliberal son evidentes pero, al mismo tiempo, no surge todavía en el horizonte una potencia o un grupo de países que puedan ejercer la hegemonía mundial en lugar de Estados Unidos. Tampoco aparece un modelo que pueda disputar con el neoliberalismo la hegemonía económica a escala mundial. Los gobiernos posneoliberales latinoamericanos no tienen todavía la fuerza suficiente como para disputar esta hegemonía global.
 
La victoria en la guerra fría no ha significado que la imposición de la Pax Americana haya traído estabilidad al mundo. Al contrario, nunca como ahora han proliferado tantos conflictos violentos, porque Estados Unidos se vale de su superioridad militar para tratar de transferir los conflictos al plano del enfrentamiento violento. Así ocurrió en Afganistán, Irak, Libia, sin que hubiera tenido capacidad para imponer estabilidad política sobre los escombros de las intervenciones militares. Esos países continúan siendo epicentros de guerra en el mundo actual.
 
En el caso de Siria – y, por extensión Irán – Estados Unidos ni siquiera fueron capaces de generar las condiciones políticas mínimas para nuevas intervenciones militares, teniendo que participar en procesos de negociaciones de paz.
 
Sin embargo, Estados Unidos continúa siendo la única potencia mundial, que articula su poder económico, tecnológico, político, militar y cultural, para imponerse como el país de mayor influencia en el mundo, el único que tiene una estrategia global. Ni China, ni la debilitada Unión Europea, ni América Latina, o un conjunto de fuerzas articuladas entre sí, logran oponerse a la hegemonía norteamericana en el mundo.
 
La profunda y prolongada crisis económica que afecta al centro del capitalismo ha demostrado que sectores del Sur –en Asia y América Latina–  pueden defenderse, sufriendo los efectos de la recesión, pero sin entrar en ella,  como había ocurrido en las otras crisis del centro del sistema. Porque ya existe en el mundo un cierto grado de multilateralismo económico, que ha permitido que los países con gobiernos posneoliberales hayan podido defenderse y no caer en recesión, gracias a los intercambios Sur-Sur y a los realizados en los procesos de integración regional en América del Sur, y a la enorme expansión de los mercados internos de consumo popular.  Sin embargo, las fuertes presiones recesivas no dejan de afectar a esos países, haciendo que necesiten respuestas integradas para la reactivación de sus economías.
 
Sin embargo, a pesar del desprestigio de las políticas neoliberales, que han provocado la crisis en el centro del sistema  y han demostrado ser impotentes, hasta ahora, para superarla, el modelo neoliberal sigue siendo dominante en gran parte del sistema económico mundial. Las medidas puestas en práctica por los gobiernos europeos, por ejemplo, son de carácter neoliberal,  diseñadas para reaccionar frente a una crisis neoliberal, es decir, están echando alcohol al fuego.
 
Porque el neoliberalismo no es solamente una política económica, es un modelo hegemónico, que guarda estrecha relación con la hegemonía del capital financiero a escala mundial, con el bloque Estados Unidos-Gran Bretaña desde el punto de vista político, así como con un modo de vida (el llamado modo de vida norteamericano), centrado en el consumo, en la mercantilización de la vida y de los shopping-centers. Es un punto de no retorno del capitalismo a escala global, que impone, a la vez, los límites de las propuestas de acción de las grandes potencias políticas y de los grandes organismos internacionales.
 
Así el mundo seguirá viviendo, por lo menos hasta la primera mitad del nuevo siglo, un período de turbulencias, en el que la decadente hegemonía norteamericana se mantendrá, aun con crecientes dificultades.  De igual manera continuará el predominio del modelo neoliberal, aunque debilitado,  y condenando a la economía mundial a procesos de mayor concentración de la renta,  exclusión de derechos y continua recesión económica.
 
Una profunda y extensa crisis de hegemonía se impone así en escala mundial, con persistencia de los viejos modelos y dificultades para la afirmación de las alternativas.
                       
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
 
Tomado de aquí
 
 
 
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