lunes, 24 de septiembre de 2012

Palabras a Sandra Russo, 678 y un conjunto de pequeñas penas


"No hay cosa más difícil, decía Eully, que defenderse de una calumnia forjada por un cortesano"

"Habiendo Apeles escapado de la acusación capital que le suscitó Ptolomeo, compuso y dejó en la ciudad de Efeso su cuadro de la Calumnia.

La Adulación abría la marcha de sus personajes y daba, por la espalda, la mano al Artificio y a la Astucia; ésta marchando hacia atrás, atraía hacia ella a la Credulidad, con la boca abierta, el mirar abobado, las orejas paradas; a la derecha se apoyaba en la Ignorancia, representada bajo la forma de una mujer ciega, y a la izquierda en la Sospecha, atreviéndose apenas a poner el pie en el suelo. La Calumnia con miradas sombrías y feroces, la seguía arrastrando con una mano a la Inocencia, bajo el emblema de un niño, con los ojos levantados hacia el cielo. Con la otra mano la Calumnia agitaba una antorcha, cuyos vapores formaban una nube que la Verdad, seguida del Arrepentimiento, vestidos ambos de duelo, no podían penetrar."

(Primeros párrafos de Recuerdos de Provincia, Domingo F. Sarmiento)

Decidió, por fin, salir a la calle. Un dolor brutal atacó su espalda. Después de los primeros cinco pasos, una travesía de ruidos se agolparon en su mente. "Una vez más" -se dijo, y continuó avanzando como si nada pasara. Las anteojeras, de repente, se acomodaron a su cabeza. Se había ganado el sobrenombre de "famoso" por aquella limitación. Su sistema nervioso era un conjunto de niños y niñas gritando y corriendo a medianoche. O sea, un desmadre o un despadre, según. (Los susurros de amor son los únicos que merecen existir). Ahora, los susurros malvados inventados por las tecnologías de la represión no tendrían que formar parte de la humanidad. Deberían ser el "afuera" de la humanidad. Todos los días me levanto con la pesada mochila llenada por el "Aparato". "Sujeto Absolut(amente)" cargando la dependencia de cada uno de los represores.

La primera vez que vi a Sandra Russo hacía un programa con Boy Olmi que se llamaba "Dejámelo pensar". Salía por la TV Pública. Estaba bueno porque planteba temas interesantes y sí había que ponerse a pensar. Olmi me sorprendió porque no lo tenía como conductor solo como actor. Luego he leído a Sandra en Página/12 hasta que se hizo "cotidiana" junto con mi adicción a 678. Pude leer su libro Jallalla y luego La Presidenta. Jallalla es un "libro de barricada" escrito al calor de los ataques que tanto Clarín como Morales lanzaron sobre Milagro Sala y la agrupación Túpac Amaru. Es un "trabajo apurado" que te acerca velozmente a la construcción política de la Túpac y a la vida íntima de la militante jujeña. En cambio, La Presidenta es un libro pausado. Se nota que ha tenido más tiempo para armarlo, ordenarlo, etc. El estilo es mucho más cuidado que el de Jallalla. La Presidenta muestra las "formas" de una mujer ejerciendo el poder, la biografía de Cristina Fernández de Kirchner, su relación con Néstor Kirchner, etc. En mi opinión, los dos trabajos ayudan en mucho a comprender lo que está sucediendo en nuestro país en la actualidad.

Sin embargo, me duele cuando Barragan, Cabito, Galende, Palma o la misma Russo utilizan la "jerga de la represión", la palabras oscuras e hirientes que establece el "Aparato" para someter a ciudadanos argentinos. De alguna forma, la coincidencia en las ideas y posturas políticas hace que uno sienta afecto por aquellos periodistas y programas que buscan el fortalecimiento de la libertad de expresión, de la libertad de información y de la democracia neopopulista en su conjunto (con la ampliación de derechos que ella promueve). Así y todo, día tras día uno debe soportar la violencia con que la "tecnología de la represión" y el "Aparato" golpea y reprime. Es triste observar que, en los programas cuyo discurso alienta el progresismo y la defensa de los derechos humanos, se cae en la lógica de lo peor del sentido represivo.

Nada de lo anterior le plantearía al Grupo Clarín o a viejos amigos. Ellos no tienen corazón, no tienen alma y -por ende- no podemos esperar ninguna cosa de allí. Pero, de 678 y sus periodistas esperamos mucho. Y esperamos mucho porque han demostrado las formas de la mentira del monopolio, las ideologías que se esconden detrás de las noticias, los intereses económicos que subyacen a los medios masivos de comunicación y un largo etcétera. Sin embargo: ¿van a caer en la trampa de la "jerga de la represión" y del "Aparato"?, ¿van a creerles a quienes han sido protagonistas de la etapa más oscura de la Argentina?, ¿asumirán ese relato como propio?, ¿se pondrán a su servicio?

No es necesario que sean historiadores expertos para recordar nuestro pasado reciente. Empezamos este texto hablando de la "Calumnia". Sabemos que existe la "construcción del enemigo". ¿Cuántos de nosotros hemos caído en las redes de la Calumnia del "Aparato"? ¿Cuántos de nosotros resistimos la profunda ignorancia del "Aparato" y sus secuaces en la absoluta ausencia de argumentos y diálogos? ¿Cuántos alfabetizadores fueron torturados y asesinados por el "Aparato" simplemente por ser alfabetizadores en nuestro pasado reciente? Por esto mismo, se trata de una elección: o le creemos a aquellos que sistemáticamente han practicado la violencia y la calumnia en nuestro país o a las víctimas de las "tecnologías de la represión", de la "jerga de la represión" y el "Aparato" en su conjunto.








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