domingo, 23 de septiembre de 2012

Cooke contra los monopolios mediáticos



Por Hernán Brienza

 

Fue uno de los cuadros políticos e intelectuales orgánicos más interesantes que tuvo el peronismo a los largo de su historia.

 

El 19 de septiembre pasado se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de John William Cooke, quizás uno de los cuadros políticos e intelectuales orgánicos más interesantes que tuvo el peronismo a los largo de su historia. Como se sabe, el "Bebe" fue diputado nacional, delegado personal de Juan Domingo Perón, con quien intercambió una de las correspondencias más fecundas de estos últimos 200 años en la Argentina, se enamoró de la Cuba revolucionada por Fidel Castro y se convirtió en el padre fundador del peronismo de izquierda o el peronismo revolucionario. En su labor parlamentaria, el "Gordo", como también lo llamaban, tuvo varias intervenciones memorables: el debate sobre las actas del Tratado de Chapultepec, sus célebres discursos en contra de la economía liberal de mercado, la fundamentación de la necesidad de reformar la Constitución Nacional y su alocución sobre el Caso La Prensa, realizada el 16 de marzo de 1951. Esta nota de domingo es en cierta manera un homenaje a Cooke y también a Eduardo Duhalde, quien compiló todos sus escritos y discursos. Lo que sigue es un extracto de los principales pasajes de ese discurso:


"Nosotros estamos contra La Prensa por razones mucho más serias, mucho más fundamentales. Estamos contra La Prensa porque creemos que diarios de esa clase son los que han minado la base de la nacionalidad, creemos que La Prensa es uno de esos obstáculos, como hay muchos otros en el continente, que han impedido o demorado todas las posibilidades de reivindicaciones proletarias en Latinoamérica. Nosotros lo decimos por encima de las contingencias de la comisión investigadora. Lo decimos como hombres políticos que expresamos opiniones personales. Nosotros estamos con los obreros, y estamos contra La Prensa, porque La Prensa siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra los obreros y contra nosotros…"


"Este diario es todo un poder, perfectamente cimentado a través de muchos años de vida. Tanto es un poder que en todo el continente y aun en Europa se han levantado voces de protesta contra el llamado atropello contra La Prensa; e inclusive el señor ayudante de Estado para Asuntos Latinoamericanos (de EE UU), Edward Miller, se ha permitido hacer declaraciones con referencia específica al caso de La Prensa..."


"Si fuera exacto que está en juego la libertad de prensa, ninguna voz se levantaría contra ese principio fundamental de los derechos humanos; pero esto no es la libertad de prensa. La libertad de prensa es una cosa auténtica, que se está mancillando a través del plan distorsionado que se está siguiendo en este asunto. Nosotros creemos, sí, en la libertad de prensa, en la libertad de la prensa independiente y de la ideológica, de la equivocada y de la que está en la verdad, pero en lo que no creemos es en el derecho de las empresas mercantiles capitalistas para procurar que los resortes del Estado se pongan al servicio de sus intereses…"


"Nosotros sabemos que, para el imperialismo, el principio de la libertad de comercio, el de la libertad de concurrencia, de la libre actividad privada y de la libre empresa son todos fantasmas y mitos que a la larga sirven para acentuar cada vez más la desigualdad que ya existe entre países coloniales y semicoloniales. Desgraciadamente, a través de los procesos históricos de la humanidad, la libertad de prensa, junto con otras libertades que he mencionado, ha venido a constituir un instrumento más de de aherrojamiento, de sometimiento de los pueblos coloniales y semicoloniales. ¡Qué nos vienen a hablar de libertad de prensa! El propósito es querer embaucarnos con una supuesta igualdad jurídico-formal, que es el punto de arranque de la exacerbación de la desigualdad social y económica."


"Las empresas periodísticas como la que consideramos hoy están en un mundo de los truts, de cárteles, de holdings, de toda forma de integración monopólica. La llamada 'prensa grande', no ha escapado a este proceso, se han ido integrando, concentrando, y al final han venido todos los órganos de opinión de importancia comercial a quedar en manos de unos pocos propietarios vinculados a las altas finanzas y a los grandes negocios."


"¿A quién le van a hacer creer que esos periódicos son expresión de la opinión ciudadana, y que dirigen honestamente el pensamiento público?"


"Nosotros creemos que en lugar de dignificar el oficio periodístico, esos grandes diarios transforman a hombres dignos, que son los auténticos productores de este ramo de la difusión de las noticias, en verdaderos prisioneros encerrados en cárceles sin rejas, obligados a servir los intereses de sus anunciadores".


"No se puede confundir prensa libre con la empresa periodística que persigue un negocio. Nosotros tenemos el más profundo respeto por los diarios que a través de nuestra vida nacional han salido a combatir por ideas, desde los diarios de los primeros gobiernos, o el dirigido por Manuel Belgrano, pasando por los jocosos periódicos de la época del padre Castañeda, y hasta los de la época de la organización , y si bien con quienes dirigían el país y esos periódicos podemos tener discrepancias ideológicas, es evidente que tomaban la empresa periodística como una manera de defender su pensamiento. Pero no podemos comparar eso con estos comerciantes que no bien tienen un conflicto con sus obreros, pretenden, a través de todo ese movimiento internacional, que el gobierno se ponga al servicio de los intereses de los propietarios contra los servidores que hacen y han hecho su engrandecimiento…"


"No es este para nosotros un planteo circunstancial, sino de fondo. Si La Prensa tiene razón, tiene que estar equivocado el país, y si tiene razón el país está equivocado La Prensa y todos los que tienen relación con ella."


"Voy a leer lo que dijo Hipólito Yrigoyen sobre ese tipo de periodismo en nuestro país: 'Los pueblos siguen afrontando la lucha contra el vicio y la impudicia triunfante, sin contar siquiera con una prensa nacional que levante su mente y juzgue los sucesos en su verdadero significado.' Esto lo observó quien fue jefe y fundador del partido de los señores diputados: la ausencia de una prensa nacional. Cuando decía esto el presidente Yrigoyen hacía ya 45 años que existían los diarios a los cuales nos estamos refeririendo."


Obviamente, las épocas, los protagonistas y las situaciones no pueden extrapolarse. Sin embargo, el discurso de Cooke demuestra que hay una continuidad política que une al yrigoyenismo, al peronismo y al kirchnerismo en su lucha contra los monopolios periodísticos. Hoy los argentinos estamos en las vísperas del proceso de mayor democratización comunicacional de nuestra historia. Como dijo Juan Domingo Perón, "quienes quieran oír, que oigan".

 

Tomado de aquí.

 

 

 

 

 

 

 

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