miércoles, 9 de octubre de 2013

De frente mar




Unos días de mierda eh?, de mierda. Pero vamos corriendo desesperadamente al encuentro de la próxima palabra de aliento, de la mirada oportunidad/vigilancia, de un segundo que no guarde rencores viejos, mañas habituales ni sensiblerías (ay, si pudiera llorar día por medio!)

Los distintos ropajes que nos han usurpado son en definitiva nuestra última esperanza. Somos el que tendió la mano, el que traicionó, el que leía para aprender, el que leía para demostrar, el último en subir al bondi y el primero en abandonarlo. Somos el filo del cuchillo, el que acompañaba al solitario, el oído ante la desesperanza que dejan los amores rotos, el suicidio en cuotas y los últimos que apuntamos al Sol como única esperanza. No, no somos coherentes. No, no somos homogeneos. Jamás hemos sido serios! (yo he visto a los hombres serios... son los que fabrican armas y exportan las guerras... no, gracias)

Ninguna metodología me sirve. Las he probado a todas. No hay manera de cambiar las condiciones de una vendetta como resulta imposible abandonar los cigarrillos, lo que ocultan los cigarrillos y lo que los hace obvios. Nada mejor que la búsqueda desesperada de los buenos recuerdos, atesorarlos y darles el aire de eternidad que no tienen pero que exigimos.





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