viernes, 24 de abril de 2009

Bichos


El conejo decía que había historias que volverían a ser contadas.
El lagarto sangraba por su más fino y añoraba el pasado.
El cocodrilo aconsejaba invertir en bonos de la Selva Lacandona.
El primate repetía sin cesar: “el mundo está en orden inverso”.
El niño de un centauro recordaba de memoria la tabla del dos.
El valiente tiranosaurio aclaraba que su nombre era Eurio Genes.
La pandilla de ratones ladrones se declaraba inocente.
Las tortugas decían que su paso era el correcto.
Las guirnaldas amarillas eran las que adornaba al Sol.

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