Por Juan Ciucci l 
Dos amigos se reúnen a recordar su
 pasado, que es decir el de la Argentina de los últimos 60 años. Pero 
también el del pasado político e intelectual que formó esas vidas, y que
 aun necesitamos pensar para analizar nuestro presente. Encuentros que 
ambos reconocen han servido para profundizar esa amistad, y en los que 
han salido a la luz, también, sus propios desencuentros.
José Pablo Feinmann y Horacio González se permiten divagar en 
reflexiones que pueden llevarlos del barrio y la primer infancia, hasta 
el poder y la muerte. Sin dudas el gran articulador será el peronismo, 
ese sustrato vital que guió sus obras y los forjó en la militancia. 
Lectores profundos de Perón, partícipes de la juventud maravillosa, 
críticos del peronismo neoliberal, actuales interpelados kirchneristas; 
sus reflexiones del gran movimiento histórico se tornan fundamentales y 
cobran, merced a las lógicas del diálogo, la vitalidad del contrapunto 
que les permite ahondar en viejas tesis sin temor a refutarlas. Sus 
interrogantes respecto al peronismo nos posibilitan ampliar el marco de 
discusiones que hoy llevamos adelante, les permite salirse de sus 
reiteraciones y balbucear nuevas líneas de análisis.
Pero es también una presencia fundante de este encentro la muerte: la
 de los amigos, la de un país diezmado por el Terrorismo de Estado, la 
propia. Ausencias que retornan al rememorar los años de la militancia, 
de la juventud que recupera el brillo inusitado del recuerdo. ¿Acaso su 
generación podrá recordar algo sin sentir de cerca la muerte? ¿Lo puede 
alguna?
Aun son sus voces las de los sobrevivientes, los exiliados, los 
derrotados. Y ya mayores, rememoran además los muertos recientes: los 
Viñas, los Rozitchner, los Fogwill, los Casullo. Se saben una especie en
 extinción, un modelo de intelectual que nos va dejando en una sociedad 
en la cual cuesta encontrar a aquellos que vendrían a retomar su legado.
 O tan siquiera a exhumarlo para vivificar uno nuevo.
Esa presencia de la muerte torna sombríos los pasajes de análisis del
 presente, demasiado atado a viejas concepciones políticas de la 
violencia y la derrota. El temor se hace presente, en esta actualidad de
 pujas y de falencias. ¿Cuánto arriesgar en la lucha por una Patria 
justa, libre y soberana? Las reflexiones en torno a nuestras condiciones
 objetivas tienen tintes de desesperanza, de fuerzas inmensas que no 
permitirán mayores avances que los ya realizados. Aquí es cuando el 
dialogo de Feinmann y González se vuelve conocido, remanido. Su cercanía
 ideológica les impide que el espíritu del debate se apodere de la 
charla, que los necesarios contrapuntos los obliguen a indagar más allá 
de las posibilidades del presente. Un cierto aire de conformismo 
sobrevuela las lecturas del combate que significan estos años 
kirchneristas, que desentona con sus lecturas del pasado y su accionar 
militante. Esas muertes condicionan las luchas futuras, claro está, pero
 no debemos permitir que las inmovilicen.
Estos encuentros que se han convertido en libro, nos sirven para 
adentrarnos en la vida y el pensamiento de dos de los intelectuales más 
prolíficos e importantes de los últimos 30 años en Argentina. Con una 
profundidad que sólo el libro nos permite, alejado de las rutinas 
televisivas y la necesidad del impacto mediático. En tiempos en que 
algunos gritan eufóricos ante la necesidad de diálogo, es un camino 
posible. Nos lleva a desear otros cruces, de otros nombres no tan 
cercanos, para entablar los debates que nos resultan hoy 
imprescindibles.
Tomado de aquí.


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