"En medio de esta lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano." Rodolfo Walsh
sábado, 27 de febrero de 2010
Semilla
tú y tu simulación de ti
en evidencias
se instala por la mañana
a-verte a los ojos
proxeneta azul
semilla
sempiterno hoy.
Se había corrido el velo de la suerte
un capitán quinceañero se había echado a la mar
las sirenas enamoraban, una vez más, lo todo canción.
Ese árbol crepuscular se movía sin cesar;
antes viento, hoy reflexión.
Un océano absoluto te mostraba pequeño
una arena infinita se hacía de tempestades
un grupo de musulmanes se escapaban del silencio
un retorno de besos construía la colina
un hombre, Abraham, y su hija, se amaban en escondidas.
Sin barcos que trabajaran la pena azul de la vida
se fue dando, de a poquito, el amor: vida + vida
en donde un condenado al exilio: un ruiseñor, por ejemplo,
se fue a volar sobre cerros infinitos.
No hubo cuadra que contuviera su libre eterno.
No hubo canción que lo pintara de cuerpo entero.
¿Sabias?
ni completa algarabía
que no recuerde tu nombre
el día en que fuiste mía
la sombra de aquella calle
los ruidos a policía
tus ojos
limpios de día
y toda tu voz
tu vida
tu aliento
tu pegadiza cursilería
todo tu vientre en pena
toda tu paz en venas
todo lo que te prometa
será poco por tus tetas.
Saber que te sueña desde enfrente
Cumples la voluntad del otro,
te mueves porque te miran.
¿Acaso podrías mantener silencio en la noche?,
¿o contemplar tu sentido intenso?
¿Acaso podrías aminorar la marcha?,
¿volver sobre el paso ya dado?
Saber que te sueña desde enfrente
saber que la risa es incomprensión
manejar lo dado por lo oculto
hacerte marioneta.
Rueca
Esa rueca de piedras
altar casero.
Ese noctámbulo abierto
casa de piedra.
Es el sello lunar
la vida bajo la Tierra
el impulso carnal que me lleva a lo alto
la debilidad de tu pelo ante mi abrazo
esa negación escondida de todo quebranto.
Tal vez simules amor
cuando vivas el espanto.
lunes, 1 de febrero de 2010
Reproduce lo verde
miraba afable y completo
todo lo nuevo había
conocido lo presente
analizada la cuenta
en vistas de nosotros.
El ruiseñor
volador de las poesías de Armando Tejada Gómez
viene a decir aquello que ha visto
reproduce lo verde de lo que conocíamos
caminaba lo cuyo o lo huarpe
era algarrobo.
El viento primero
que se había soplado las nuevas
eras pasaban unas a otras
viejas esquelas decían lo bueno,
aqui-diosis.
Quiero escribir el amor
¿Quién ha pensado en besarme?
¿Quién ha pensado en besarme?
se me hace de espíritu la espera
meando canto sobre la puerta
alfarera
acongojada
niña doliente
abrazo llega
niña sonriente
otro te espera.
¿Quien era yo para empecinarme?
Te vi Esmeralda.
Te vi corriendo lejos, corriendo hacia el olvido.
Te vi tan cierta y junante, corriendo, risueña rica.
Me empeciné por doblegar tus antojos a algo mío,
me empeciné porque me amaras,
pero,
¿quién era yo para empecinarme?
Que vuelva
Embronquecido,
molesto,
puteaba,
y escupía al suelo.
Se había conformado viento a la par.
Se había refugiado en el fondo del río.
Había caminado, yo lo sabía,
sorteando escaramuza tras escaramuza…
Había en su bondad otro nombre.
Me puse luego a pensarte tibia,
insistí, una y otra vez, con tu presencia,
puse la foto del velador sobre la mesa,
luego, en ella, velas,
y la misma oración esculpí en el cielo:
“…que vuelva”