jueves, 22 de septiembre de 2011

Asamblea General de la ONU. Discurso de la Presidenta Cristina Fernández

Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 11: Nietzsche, vida y voluntad de poder


Sumario

1 ¿Cuál es el punto de partida que propone Nietzsche?
2 ¿Cuál es el origen de los valores?
3 ¿Quién ha creado lo bueno?
4 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Nietzsche y la tardía unificación de Alemania?
1 ¿Cuál es el punto de partida que propone Nietzsche?

En el anterior encuentro estuvimos viendo la filosofía de Karl Marx. El pensador que vamos a abordar ahora es un pensador, ante todo, que bigote no le faltaba. Como ustedes pueden verlo acá (señala un TV), el querido “loco de Turín” –se le dice así porque allí enloqueció-, llevó una vida de mucho sufrimiento. Paso a hablar un poco de la enfermedad de Nietzsche. Heidegger dice que de Nietzsche, en última instancia, lo que siempre se va a poder decir es que se trata de un filósofo que al final se volvió loco. Es decir que, si uno a veces no les cree a los filósofos que no se volvieron locos, y dice “estos tipos están locos” simplemente por lo que se lee en los libros de los filósofos; Nietzsche sí. Él hizo los deberes en ese sentido, era un filósofo loco que se volvió loco. Es como una sobreabundancia.

Parece que se trató de una especie de sífilis mal curada. Esto no está claro. Karl Jaspers, que era médico, escribió un notable libro sobre Nietzsche, investigó mucho sobre su enfermedad y no llegó a esa conclusión tan contundente –que se tratara de una sífilis mal curada-. Sea sífilis mal curada o no, el caso es que a partir de 1889-1890 Nietzsche entra ya en un cono de sombra del que no habrá de salir. Lo encuentran tocando el piano como un loco. Él pretendía componer cosa que hizo insuficientemente, sobre todo al lado de Wagner al cual Nietzsche admiró mucho y está 10 años loco hasta que muere en 1900.

Nace en 1844 que es exactamente en la época en que Marx escribe sus Manuscritos económico filosóficos y muere en 1900. Durante esos años dejó una marca indeleble y justamente se une a Marx en una actitud acerca de partir en una base que podríamos llamar “material”. Vamos a aclarar esto: si Marx parte de las fuerzas de producción, de las relaciones de producción capitalista, de la materialidad de la historia y de la materialidad de su sujeto elegido que es el proletariado -que trabaja con la materia y por eso su filosofía la llama materialismo histórico-; Nietzsche va a partir de la vida. El concepto de vida estaba faltando en la Filosofía, entonces Nietzsche se va a definir a sí mismo, ante todo, como un furioso antiplatonista. ¿Por qué? Porque toda la filosofía de Platón consiste, en realidad, en dos puntos esenciales: hay un mundo sensible y hay un mundo suprasensible. El mundo sensible es el mundo en el que habitan los hombres y el mundo suprasensible es el mundo en el cual están las ideas que son perfectas en sí. Las ideas fundamentales del mundo platónico son las ideas de la verdad, lo bello y lo bueno. Pero están en el mundo suprasensible, ese es el mundo en el cual Platón instaura sus valores. Los valores platónicos son el bien, lo bello y la verdad. En el mundo sensible está lo que se da en el modo de la devaluación, de la imperfección; no de la perfección idética de lo bueno, lo bello y la verdad.

Lo que va a hacer Nietzsche es una transvaloración de los valores. Una trasmutación de los valores. Va a decir no, elimina el mundo suprasensible y basa su filosofía en lo que podríamos llamar la materialidad de la vida. En este sentido es que me interesa ligarlo a Marx. La vida es el concepto esencial en la filosofía de Nietzsche. Pero la vida en Nietzsche tiene sus características que son las siguientes: la vida es devenir, la vida deviene porque la voluntad de poder es el eje dinámico de la vida. Al ser la voluntad de poder el eje dinámico de la vida, la vida deviene. Este devenir de la vida es el devenir de la voluntad de poder. ¿Adónde apunta la voluntad de poder? La voluntad de poder apunta a encarnarse en un tipo especial de Hombre que Nietzsche va a describir minuciosa y obsesivamente. Un tipo especial de hombre al que Nietzsche llama el transhombre, el suprahombre o el superhombre. La palabra alemana es übermensch y es aquel punto al que Nietzsche aspira llegar.

De este modo Nietzsche va a definir al hombre como una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre y bajo esa cuerda lo que hay es un abismo. El hombre está en medio del superhombre y de la bestia. El hombre es un camino, un devenir hacia aquello que el hombre debe ser. Lo que el hombre debe ser es el superhombre, el übermensch
 
Yo voy a tomar uno de los textos de Nietzsche más duros. Acá no nos vamos a andar con vueltas y vamos a tomar el más duro, el más despiadado, el más estremecedor. Es una palabra de Norberto Bobbio, que no es un brillante lector de Nietzsche, pero que no lo conoce mal, y lo rechaza porque dice que hay muchos de sus textos que le resultan demasiado estremecedores. También se lo define a Nietzsche como “alguien que piensa a martillazos”. Piensa con ideas duras, frases duras, y esto es lo que en Nietzsche se llama pensar a martillazos. Vamos a ver, en el comienzo del Anticristo, por ejemplo, cuando Nietzsche elige la guerra en lugar de la paz, cuando Nietzsche elige el odio en lugar del amor, y hasta cuando Nietzsche dice: no me importa que mueran los débiles, al contrario, hay que ayudarlos a morir. Texto que sí es estremecedor porque para muchos está ahí el germen de la eutanasia nacional socialista.

2 ¿Cuál es el origen de los valores?

El texto que voy a tomar de Nietzsche es “La genealogía de la moral”. La genealogía de la moral es un texto que trata de los valores morales, que pareciera que todos tenemos resuelto, todos sabemos qué es la moral; pero Nietzsche va a pensar por moral algo bastante distinto a lo que él llama “la burguesía”, “los lectores de periódicos”, esa gente común que odiaba, el alemán cotidiano, el incapaz de llegar a los extremos, el incapaz de arriesgarse, el incapaz de acercarse a la locura, a lo dionisíaco –ya vamos a ver qué es esto-. Ese hombre totalmente racional, totalmente diseñado, totalmente trazado por la sociedad burguesa a la que pertenece es el hombre al cual Nietzsche va a abominar. Ese hombre no es el que va a encarnar la moral que Nietzsche va a diseñar en su libro “La genealogía de la moral”. 
 
La palabra “genealogía” funciona aquí en tanto “búsqueda de los orígenes”. ¿Qué sería entonces una genealogía de la moral? Es ir en búsqueda de los orígenes de la moral. Cómo nacieron las palabras que dan estructura al pensamiento de la sociedad burguesa del siglo XIX que es la de Nietzsche. En esa búsqueda de las fuentes Nietzsche cuenta, en el preciso inicio de este libro, él cuenta que a los 13 años se preguntó por el problema del mal. Es una buena edad para preguntarse por el problema del mal, y en cualquier otra edad que usted o yo nos preguntemos por el problema del mal, no lo vamos a poder solucionar el problema del mal. Lo único que sabemos es que el mal está en todas partes y hasta diríamos que es el protagonista de la historia. Pero el origen del mal es difícil de decidir aún apelando a los relatos de la Biblia. Pero lo que dice Nietzsche es que, en principio, él le atribuyó a Dios el mal lo cual es un comienzo harto evidente. Es decir, Dios es el creador de “el ángel caído”, de Mefistófeles, y en tanto creador de Mefistófeles Dios habría creado el mal. 


Bueno, no nos detengamos demasiado en estas cosas que son muy sencillas para la altura en que estamos en nuestro curso y vamos a ver qué es lo que hace Nietzsche con la moral. Nietzsche odia al cristianismo, detesta al cristianismo, su libro se llama el Anticristo porque detesta al cristianismo. ¿Qué es lo que detesta del cristianismo? Detesta la blandura, detesta la compasión, detesta la piedad, detesta el ascetismo, detesta los valores sacerdotales. Es un tipo Nietzsche que exuda vida. Exuda vitalidad, dionisismo. Se vuelve furibundamente contra los valores cristianos. Para él son valores blandos, hay que buscar valores duros y los valores duros los va a buscar en medio de los hombres duros. Los hombres duros, para Nietzsche, son los guerreros. Los guerreros van a ser los aristócratas. 
 
Nietzsche viene en busca de la posibilidad, que cree muy cierta, de instaurar otros valores basados en otros principios. Primero, ante todo, va a buscar su genealogía, va a buscar el origen de esos valores. Si nosotros habíamos visto que en Platón había un mundo suprasensible, Nietzsche no va a buscar los valores en el mundo suprasensible, sino que los va a buscar en el mundo sensible, sanguíneo, brutal, casi en el mundo de las aves de rapiña. En el mundo de los guerreros. Lo que va a decir es que la palabra “bueno” existe porque, desde los griego, los aristócratas se dieron a sí mismos la capacidad de nombrase “los veraces”. La aristocracia griega se designaba a sí misma como “los veraces”. ¿Quiénes son los veraces? Los veraces son aquellos cuya palabra es la verdad. Cuando la aristocracia griega decía algo, esa era la verdad. De modo que ya tenemos cuál es la fuente nutricia de la verdad, es el aristocraticismo griego. 
 
3 ¿Quién ha creado lo bueno?

Este concepto de aristocracia que menciona Nietzsche hay que entenderlo cuidadosamente. No se trata de una clase social, al menos para Nietzsche. Para él se trata de una clase espiritual o, en todo caso, de un elemento filosófico espiritual. La aristocracia, más que una clase social, es aquel estamento de la sociedad –indudablemente alto-, pero alto por su capacidad de espíritu que es capaz de crear las verdades. “Nosotros los veraces” quiere decir “nosotros los que creamos la verdad con nuestros conceptos”. De esta aristocracia griega Nietzsche se siente heredero, y a esta aristocracia griega es a la que se remite para pensar la genealogía de la moral.

Hay un concepto muy interesante que introduce, y muy claro, que es el del “pathos de la distancia”. Nosotros habíamos visto en Marx el “pathos de la indignación”, son dos pathos totalmente distintos. Si Marx exigía la pasión de la indignación, si Marx exigía que nos indignáramos de las injusticias, lo que Nietzsche pide de sus aristócratas es que se indignen, en tanto desdén, de lo bajo, de lo vulgar, de lo plebeyo. El “pathos de la distancia” es ese distancia que la aristocracia pone entre ella y lo plebeyo, entre ella y lo vulgar, entre ella que es capaz de dar nombre a las cosas por el solo hecho de nombrarlas, de crear las verdades, por el solo hecho de enunciarlas; entonces, esta clase espiritual filosófica y hasta ontológica –porque crea el ser- mantiene un pathos de la distancia frente a la burguesía vulgar de los lectores de periódicos del siglo XIX que Nietzsche desdeñaba, y también contra los plebeyos. Es decir las clases proletarias, las clases pobres a las que Nietzsche desdeñaba. 
 
Hay aquí el sentimiento de una clase superior que tiene el derecho de reinar sobre las clases inferiores. Tengamos en cuenta algo, aquí Nietzsche se ha alejado por completo de Dios. Él no está pensando en Dios, menos en el Dios del cristianismo. Menos todavía en Jesús. Los valores de la compasión, del amor al prójimo, los valores del autosacrificio, del ascetismo, son todos valores de caídos; los valores blandos del cristianismo que detesta Nietzsche. Sus valores van a ser los de la dureza, los de los guerreros, los de la guerra. Y vamos a ver valores más despiadados que va a reclamar Nietzsche. Lo bueno surge de la aristocracia y la nobleza. Lo bueno es lo que dicen los aristócratas. Lo malo es lo que dicen los que no son aristócratas, tanto los toscos burgueses como el oscuro mundo del plebeyaje proletario.

El origen del lenguaje también se lo atribuye Nietzsche a los aristócratas porque dice que los aristócratas, en tanto nombran a las cosas, les están dando el nombre a las cosas. O sea que ubicaría en la aristocracia griega el origen de ese lenguaje. Estas son las etimologías de las palabras “bueno” y “malo” para Nietzsche. “Bueno” es lo que dicen y hacen los aristócratas. Aquellos en los cuales el espíritu se ha depositado. Aquellos que representan los valores más altos del espíritu humano, pero estos valores no son esencias vaporosas, esa cosa que se entiende como el alma, no; estos son valores carnales, valores vitales, valores de la voluntad, valores de la vida, valores del devenir de la vida, valores de la conquista, valores de la guerra, valores del coraje, etc. La palabra “malo” va a ser todo aquello que señale a los inferiores. Los inferiores son por sí mismo malos porque justamente son inferiores. No pertenecen a la aristocracia de los guerreros, porque ésta va a ser en última instancia la más clara definición de la aristocracia que va a dar Nietzsche: la aristocracia es siempre guerrera, la aristocracia va a ser lo que va a llamar más tarde “el ave de rapiña” y con más exactitud “la bestia rubia”: el vikingo, el samurái. Todo esto va a confluir –no lo quiero adelantar, pero se darán cuenta ustedes-, todo esto va a confluir en el Tercer Reich. Para los nacional socialistas toda esta era una materia prima riquísima para el Tercer Reich y efectivamente se apropiaron de ella. Uno no sabe si Nietzsche fue nazi, pero se parecía bastante.

4 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Nietzsche y la tardía unificación de Alemania?

Si bien Nietzsche fue un pensador solitario porque el tipo que piensa estas cosas no está muy acompañado. Pongo un ejemplo medio vulgar, una especie de sanata savateriana: Nietzsche sale una mañana, se encuentra con un burgués leyendo el periódico y le dice: usted es un burgués decadente, de una sociedad decadente, no tiene valores morales fuertes, usted no representa en nada el espíritu de los verdaderos guerreros que hicieron la grandeza de Alemania. Y uno así no tiene muchos amigos, indudablemente va perdiendo un montón de amigos.
Entonces, efectivamente, era un pensador solitario y hay algo muy conmovedor en Nietzsche, era un pensador enfermo. Era un hombre enfermo. Y era un hombre que tenía una relación –aunque esto no tiene por qué explicar su filosofía – muy conflictiva con su madre y otra todavía más conflictiva con Elizabeth Foster Nietzsche que era su hermana y es la que va a dar forma final a la que se pretende sea la obra cumbre de Nietzsche que es “La voluntad de poder”. 
 
Si bien Nietzsche era un hombre solitario, su pensamiento lo vamos a situar históricamente. Porque Nietzsche lo quiera o no, cualquiera de los filósofos que hemos abordado en estos encuentros, todos ellos estaban en medio de una historia. Todos ellos habían nacido en medio de una coyuntura histórica que los había determinado. No que los había determinado en la modalidad del determinismo inapelable, no, todos fueron libres, pensaron libremente, superaron el entorno de su tiempo; pero Nietzsche está en medio de una historia. La historia en la que surge Nietzsche es una historia muy compleja que es la historia de la unidad alemana en el siglo XIX. Atención aquí, porque la tardía unidad de Alemania en el siglo XIX determina las dos guerras mundiales del siglo XX: esto es gravísimo entonces lo tenemos que entender bien. Alemania es una de las últimas naciones europeas que realiza su unidad. La realiza con el “canciller de hierro” Bismark y con el káiser Guillermo, la consolida con la guerra franco-prusiana de 1871 donde Prusia gana la guerra y desde Prusia se gesta la unidad de Alemania.

En esa guerra franco-prusiana Nietzsche fue como enfermero, actuó un tiempo y los mandaron a su casa. Pero en una carta a un amigo militar Nietzsche habló de la grandeza de Alemania, de la grandeza guerrera de Alemania en esa guerra contra Francia y se mostró orgulloso de las hazañas guerreras del ejército alemán. Esto lo vamos a retomar y vamos a ver qué importancia tiene.
Por ahora estamos en esto: Alemania llega tarde a su unidad nacional. Entonces, yo digo, con cierta inocencia –aunque nada de lo que digo es inocente-, ¿el filósofo de la voluntad de poder no tendrá algo que ver con una nación que llega tardíamente a su unidad y que cuando llega a su unidad todos los territorios ya han sido conquistados por los otros imperialismos? ¿Y llega a esa unidad que tiene que rediscutir la organización que tiene el mundo, y tiene que guerrear para ampliar su espacio vital? Entonces, ¿esa nación no necesita una voluntad guerrera? ¿Esa nación no necesita una voluntad de poder? Sí, la necesita, y tiene a su filósofo: Friedrich Nietzsche, que va a ser el filósofo de la voluntad de poder. Yo digo que Nietzsche es el filósofo de la unidad alemana a través del concepto de la voluntad de poder que esta unidad alemana tiene que instrumentar para rediscutir el reparto imperialista del mundo. 
 
Nietzsche se caracteriza entonces por pertenecer a esta Alemania que llega tarde a la repartición de un mundo, hay una repartija que Alemania va a tener que discutir; y va a tener que discutir porque va a decir nosotros necesitamos más. Porque nuestra voluntad de poder nos lo pide. Las diferencias con Marx, para mí, contrariamente a algunos otros teóricos que quieren acercar Nietzsche a Marx, son decisivas. Nietzsche es un filósofo que odia al socialismo. Pero ese proletariado en el que Marx cree ver por primera vez la dictadura del proletariado, al proletariado en armas, al proletariado luchando por su propia emancipación, para Nietzsche va a ser una “rebelión de los esclavos”, una “rebelión de los plebeyos”, una rebelión contra el orden natural, que la burguesía debe tener, la aristocracia debe tener, y que Alemania debe tener, y que la aristocracia debe “cerrar” –digamos.

Ahora, este desacuerdo es muy profundo. Si bien Marx parte de la materialidad de las clases sociales, las relaciones de producción y de las fuerzas productivas y Nietzsche de la vida; las diferencias entre uno y otro son enormes y se ven, sobre todo, en la cuestión de La Comuna de París. Para Marx, La Comuna de París era la lucha por la liberación de la clase obrera. Para Nietzsche, La Comuna de París era la insubordinación insolente del pueblo bajo, de los plebeyos.


Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.






martes, 20 de septiembre de 2011

Inauguración nuevo edificio de Biología molecular. Cristina Fernández.

Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 10: El Capital






Sumario


1 ¿Cómo obtiene su ganancia el capitalista?
2 ¿De dónde saca el capitalista el capital originario?
3 ¿Cuál es el secreto de la mercancía?
4 ¿Todo es mercancía?

1 ¿Cómo obtiene su ganancia el capitalista?

Tenemos que hablar del concepto de la “plusvalía” en Marx. El concepto de plusvalía es central en el pensamiento de Marx así que habría que tratarlo detenida y cuidadosamente. Para eso voy a tener que apoyarme más de lo habitual en mis notas.

El primer capítulo de “El Capital”, tomo I, que es el único que se publica en vida de Marx comienza con el análisis de la mercancía. Marx se encuentra –prestemos bien atención a esto- dos aspectos en la mercancía: el valor de uso y el valor de cambio. Por ejemplo: este sillón tan extraño que tengo aquí tiene un valor de uso y es cuando yo decido usarlo, decido usarlo para mí. Si lo uso para mí lo uso para mí, me siento, y lo que tiene el valor de uso es que, en la medida en que usamos las cosas, las cosas se gastan. Y en la medida en que se gastan no tienen ya ningún valor, sólo sirven para usarlas. Este es el aspecto que tienen las mercancías como valor de uso. Sirven para ser usadas. 

Pero si yo agarro este sillón y decido venderlo este sillón tiene entonces un valor de cambio. Entonces lo vendo –qué podrá valer este sillón- a 2 pesos 50. Lo vendo a 2 pesos 50 porque, en realidad, desde que estoy haciendo esto me siento en este sillón y se me ha cuadriculado la sentadera. Entonces lo vendo por 3 pesos 50. Ese es su valor de cambio. Este sillón es una mercancía, tiene un valor de uso que es usarlo y tiene un valor de cambio que es venderlo. Esos son los dos aspectos de la mercancía. Ahora, ¿cuál es el valor de la mercancía?, ¿cuánto vale este sillón? Bueno, este sillón vale tanto como el tiempo de trabajo socialmente necesario para construirlo. Para construir este sillón el capitalista en el mercado encuentra al obrero. Son dos personajes que van libremente al mercado de trabajo – oferta-demanda -, aparece uno que tiene el capital y otro que no lo tiene. El que no lo tiene, lo único que tiene es su fuerza de trabajo. Yo que no tengo capital mi único capital es mi posibilidad de trabajar. Entonces viene el capitalista y dice: yo tengo capital, yo no tengo necesidad de trabajar, pero necesito alguien que trabaje para mí y si usted trabajar para mí, con mi capital, yo le voy a pagar su trabajo. 

Todo esto parece fantástico, entonces van a la fábrica de hacer sillones. Una vez ahí tenemos que determinar cuál es el valor de la fuerza de trabajo, ¿cuánto vale el trabajo del obrero que hace ese sillón? Marx va a decir que el valor de la fuerza de trabajo es equivalente a todo aquello que sea necesario utilizar para mantener viva a la fuerza de trabajo. Es decir, todos aquellos medios que sea necesario utilizar para mantener al obrero con la vida necesaria como para que al día siguiente vuelva a la fábrica, o sea: ropa, comida, casa; esos son los aspectos fundamentales de lo que vale la fuerza de trabajo. Digamos que al capitalista le sale 40 pesos mantener al obrero, le paga 40 pesos. Ese es el salario del obrero. Pero, sin embargo, hay algo que el obrero no sabe y es que en las horas en que él trabaja no produce sólo 40 pesos, produce 75 pesos. Entonces hay un “plusvalor”. El obrero produce lo necesario para que el capitalista le pueda pagar su fuerza de trabajo pero además produce 35 pesos más con los cuales se queda el capitalista. Esto es lo que Marx llama “plusvalía”.

Como verán no es nada complicado, la plusvalía es ese plus que queda cuando el capitalista le paga al obrero un salario. El salario debe cubrir todo aquello necesario para alimentar y sostener la vida del obrero pero el obrero al trabajar produce un “plus”. Ese plus que produce con su trabajo es lo que llama “plusvalía” y es lo que genera el capitalismo: la inversión tiene que irse multiplicando. 

Habíamos dicho que esta mercancía vale tanto como el trabajo socialmente necesario para producirla. Y ese trabajo socialmente necesario para producir la mercancía tiene que ver con los medios necesarios para reproducir la existencia de la fuerza de trabajo.


2 ¿De dónde saca el capitalista el capital originario?

Hay un tema que aborda Marx –porque yo dije algo que quizás deba ser explicado. ¿Por qué el que tiene la fuerza de trabajo se encuentra con el capitalista y él no tiene capital? ¿Y por qué el capitalista sí tiene capital? ¿Por qué uno de los dos que se encuentran en el mercado su único capital es su fuerza de trabajo y el otro sí tiene un capital? Este es un proceso muy complejo pero, básicamente, Marx lo resuelve así en un capítulo muy ameno de “El Capital”, de bastante fácil lectura, que es el capítulo XXIV que se llama “La acumulación primitiva del capital”, en el cual dice: hay una especie de cuento idílico sobre cómo el capitalismo se inició que más o menos es así: había en un momento una bandita de vagos que no trabajaba y había otra gente que ahorraba, ahorraba, ahorraba –es más o menos como el cuento del chanchito práctico, que es un cuento totalmente capitalista-. En determinado momento los que ahorraban el capital contrataron a los que se habían dedicado a vagar y los pusieron a trabajar en sus fábricas. En realidad el capital viene al mundo chorreando lodo y sangre porque el capital se acumuló saqueando a la periferia. El capital se acumuló con el saqueo colonial. Y eso es lo que Marx describe brillantemente en ese capítulo XXIV que a mí me parece una de las más grandes obras de la historia del pensamiento. Aquí, realmente, si alguien cree que me he enojado con Marx, como me he enojado muchísimo, yo creo que este capítulo XXIV es excelso. ¿Qué dice Marx? La acumulación del capital se hizo saqueando a las colonias por eso el capitalismo viene al mundo chorreando lodo y sangre. El descubrimiento de América, la entrada de Inglaterra en sus colonias, la transformación de África en un coto de caza de negros para que trabajaran en las embarcaciones, en las plantaciones. Todo ese larguísimo proceso es el proceso de acumulación del capital. Así se apropia el capitalista del capital.

Esto lo hicieron grandes aventureros. Primero fue Cristóbal Colón. Después lo siguieron haciendo los españoles y después fueron los piratas británicos. Los piratas británicos fueron uno de los elementos más importantes de la acumulación del capital que Inglaterra necesitó para erigir su industria. Entonces hablemos de Francis Drake, de Henry Morgan, esos son elementos fascinantes del desarrollo del capitalismo británico. Hay un libro de Enrique Silberstein que se llama “Piratas, filibusteros y bucaneros” cuya lectura recomiendo. El capitán Morgan, el capitán kidd, todos recordamos las películas de piratas. ¿Qué se ve en las películas de piratas? Se ve a los piratas atacando a los galeones. Los galeones españoles llevaban oro a España. España era una nación muy perezosa que elegía disfrutar de sus riquezas, gozar de sus riquezas en lugar de invertirlas en la industria. Por eso España quedó tan atrasada. Por eso los piratas robaban el oro de los galeones españoles y lo llevaban a Inglaterra. Con eso Inglaterra hacía industrias, por eso Inglaterra tiene el capitalismo más desarrollado del mundo en el siglo XIX y España todavía lo tiene al rey Juan Carlos que dijo ¿por qué no te callas?, o sea que todavía tiene exaltaciones monárquicas paseando por América latina.

Voy a seguir con esto. El capitalista ya tiene el capital. Esta acumulación originaria se ha producido por el saqueo de la periferia, del mundo colonial. De donde vemos que nosotros, los argentinos, y los latinoamericanos, somos la condición de posibilidad del capitalismo; porque si no hubieran saqueado a América latina no habría capitalismo. En realidad el centro existe porque existe la periferia. Vinieron del centro a la periferia, saquearon la periferia, llevaron las barras de oro al centro de nuevo y ahí construyeron la industria. Cuando construyeron la industria nos vendieron las mercancías. Un negocio redondo realmente. Y nos llegaban las mercancías de Inglaterra y nosotros decíamos: qué extraordinario, qué hermosas mercancías. Nosotros les vamos a dar nuestras vaquitas y nuestro trigo. Y ellos nos van a dar siempre sus manufacturas. Así nos fue.

Habíamos dicho que la plusvalía es ese plus que el obrero produce una vez que ya ha producido el valor de su salario. Mantener a un obrero vale 40 pesos, bueno, un obrero cubre esos 40 pesos con 4 horas de trabajo. Las otras 4 horas trabaja para el capitalista y eso es lo que Marx llama “plusvalía”. El trabajo necesario es el trabajo socialmente necesario que requieren las mercancías con las cuales se va a  reproducir la vida del obrero. Este plustrabajo que hace el obrero es la plusvalía. Hay un largo momento de la jornada de trabajo en la cual el obrero, una vez cubierto sus gastos, trabaja exclusivamente gratis para el capitalista. Esto es lo que Marx llama la “plusvalía”.


3 ¿Cuál es el secreto de la mercancía?

Nos venimos ocupando de un filósofo absolutamente central en la historia del pensamiento. En realidad, no lo presenté, es ese señor barbudo (señala una imagen de él). Tenía una enorme cabeza –bueno, obvio, tenía una enorme cabeza, para pensar todo lo que pensó tenía que tener una enorme cabeza. No sé si esto no es medio mecanicista, de relacionar… bueno, el tamaño no importa, pero a veces importa-. Marx tenía una gran cabeza. Ahí lo ven ustedes.

Tenemos que entrar en un capítulo fascinante de “El Capital” que es “El fetichismo de la mercancía” o lo que Marx llama también “el misterio de la mercancía”. Vamos a ir salvajemente al grano. Sigo con el sillón, me emberretiné con el sillón. Esto es un sillón, es una mercancía. Ahora, es maravilloso que sea un sillón porque en realidad esto no nació para ser un sillón. Supongamos que esto es madera. Cuando uno mira esto tan bien diseñado, realmente no en vano esta aquí, en este programa tan bien diseñado; uno no piensa en nada, queda deslumbrado por el objeto y toda la atención de uno se centra en el objeto. Eso nos impide ver qué hay detrás del objeto. Lo que hay detrás de este objeto de madera puede ser la más cruda explotación del campesinado maderero. Es decir, es algo que no vemos. Este fetiche –porque este objeto es un fetiche- está ocultando las condiciones de su producción.

Mi gran amigo Rep hizo un dibujo, en el último mundial de fútbol, que yo interpreté de la siguiente manera –el dibujo no importa exactamente cómo era, pero en mi cabeza quedó así- : arriba, en la primera parte, había dibujado a todos los niñitos felices con banderitas argentinas y papitos felices con banderitas argentinas que vivaban por Argentina y deseaban que Argentina saliera campeona y toda esa cosa. En la parte superior, que no era un chiste sino un dibujo reflexivo de Rep, están todos estos niñitos y papitos con banderas argentinas, y en la parte inferior del dibujo están los esclavizados bolivianos que en un sótano miserable están construyendo, fabricando estas banderitas. Eso no lo vemos, ni lo sospechamos, nada, vemos la alegría de toda esa gente que anda festejando algún gol de la selección argentina o deseándole la mejor suerte a la selección argentina y todo eso oculta el mundo de la producción de esa banderita. Esa banderita es un objeto, en tanto objeto es un fetiche que tiene un misterio. Tiene una cosa que esa banderita oculta, ensombrece, y es la condición de su producción. 

En este caso, como nosotros estamos en la Argentina, pero esto ocurre en muchísimos lados de este mundo, lamentablemente, lo que oculta la banderita es la producción, el trabajo esclavo que, sobre todo, gente que ha venido de Bolivia está condenada a realizar para hacer esas banderitas. En consecuencia la mercancía nos deslumbra de tal modo que nos impide ver el proceso de producción de la mercancía. Entonces Marx va a decir que el hombre trabaja con la naturaleza. Para hacer este sillón de madera el hombre ha trabajado la naturaleza, al trabajar la naturaleza lleva el sillón al mercado. Lo lleva para venderlo. Si yo llevo este sillón al mercado para venderlo quiere decir que no me importa su valor de uso para mí, yo no lo necesito usar. Lo que quiero es venderlo. Entonces si quiero venderlo este sillón tiene para mí valor de cambio, no tiene valor de uso porque no lo voy a usar. Necesito encontrar a alguien que requiera de este sillón su valor de uso. Si alguien dice “quiero usar ese sillón”, me lo está pidiendo en tanto valor de uso. Entonces yo se lo vendo en tanto valor de cambio. Se lo vendo como valor de cambio porque yo no quiero su valor de uso.
Ahora, una cosa es la madera y otra cosa es el sillón. El sillón pertenece al mundo de la mercancía, la madera pertenece al mundo de la naturaleza. En el sillón ya se nota la mano constructiva del ser humano.

4 ¿Todo es mercancía?

Hay un vértigo de las mercancías y nosotros vivimos en una sociedad del vértigo de las mercancías. El vértigo usted lo vive entrando en un shopping. Usted entra en un shopping y entra en el mundo del vértigo de las mercancías. Son todas mercancías y todo eso está ocultando el secreto de las mercancías que son las condiciones de producción de las mercancías. Ese mundo se nos oculta por completo. Va a decir Marx algo notable: el mundo de las mercancías es un mundo encantado. Porque, entremos al shopping, ¡qué lindo que es!, ¡está lleno de cosas! Y sí, es un mundo encantado, porque son objetos encantadores que nos compulsan, nos obligan a comprarlos y esos objetos son encantadores porque producen una situación de encantamiento en nosotros y nos velan la mirada de cosas que no queremos mirar.

¿Cuánto vale una mercancía? El costo de una mercancía es el costo de trabajo socialmente necesario para producirlo. Si producir este sillón ha llevado 14 horas, bueno, este sillón debe costar lo que valen 14 horas de un obrero o de 2 o 3 que tengan que hacer ese sillón. Esta es una gran idea de Marx y es la siguiente: si los hombres desarrollan su vida a través del intercambio de mercancías, desarrollan su vida mirando mercancías y desarrollan su vida comprando mercancías o deseando mercancías, se transforman en otra mercancía. En consecuencia la vida humana deviene “cosa”. Todos somos cosas. Todos somos mercancías. Habitamos en el mundo de las mercancías. Queremos mercancías, trabajamos para comprar mercancías, llevamos las mercancías a nuestra casa, nos venden mercancías por la televisión, por la radio y por el cine y finalmente nuestro corazón es una mercancía –por darle un toque romántico a esto-. Es verdad, mire, si usted se saca una placa de torax mañana lo que va a encontrar son un montón de líneas acá (se señala el pecho): esa es su marca. La marca de la bestia de la mercancía es lo que ponen ahora en cada una de las mercancías. Todas están marcadas con esas rayitas así, esa es la marca que el capitalismo le pone a cada una de las mercancías.

Las mercancías remiten todas a una mercancía que las representa a todas. La mercancía que representa a todas las mercancías, la mercancía a la cual todas las mercancías se remiten, es el dinero. El dinero es la mercancía de las mercancías. A través del dinero las mercancías se compran, se venden, se paga con dinero; porque si no estaríamos en el trueque, pero el capitalismo no es el truque. Y finalmente el dinero remite a los metales preciosos.

Agotador esto. Ha sido muy difícil. Por lo tanto vamos a decir quién fue Marx. Quién fue esta enorme cabezota que nos hizo entusiasmar, que nos hizo enojarnos  con él, que lo afirmamos, que lo negamos… Este pensador que ha desarrollado revoluciones derrotadas, revoluciones triunfantes que se aniquilaron a sí mismas, que va a seguir generando entusiasmos porque Marx fue y es. ¿Qué es Marx todavía? Marx es la voz de la eterna rebelión del ser humano. El ser humano no tiene que dejar nunca ni va a dejar nunca de rebelarse. Y en la medida en que siga rebelándose –y esto hablaría muy bien de los seres humanos, por favor que siga rebelándose porque sino todos vamos a ser aniquilados- va a tener que recurrir al filósofo que puso en el centro de su filosofía a la rebelión. Y ése fue Marx.


Y desearía concluir diciendo que, con sus contradicciones, con sus errores, con sus aciertos, Marx tuvo un acierto indubitable cuando dijo que la filosofía tenía que pensar el mundo para transformarlo. Cuando dijo que el hombre estaba sobre este mundo para rebelarse. Para rebelarse contra la opresión, contra la injusticia. Ese es el Marx que tenemos que recuperar constantemente, es el Marx que va a permanecer y el que deseamos realmente que permanezca.



Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.


Sumate al futuro

lunes, 19 de septiembre de 2011

Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 9: La modernidad desbocada






Sumario

1 ¿Qué es el pathos de la indignación?
2 Marx, ¿alaba a la burguesía?
3 ¿Qué lecturas hicieron de Marx los pensadores marxistas argentinos?
4 La burguesía, ¿aprendiz de hechicero?

1 ¿Qué es el pathos de la indignación?
Este es nuestro encuentro 9, pero quedó algo pendiente del encuentro 8 y es importante. En la “Introducción a la filosofía del derecho de Hegel” Marx habla de la crítica como denuncia. Es decir, la crítica dice “eso está mal” - esa es su denuncia. Denuncia una injusticia. Marx va a hablar del pathos de la crítica. El pathos vendría a ser la pasión que alimenta a la crítica. La crítica no es algo desapasionado, no estamos en un quirófano, no estamos en un mundo aséptico, no contaminado o sin pasiones. Por el contrario, esta es una filosofía muy pasional, entonces lo que va a decir Marx es que el pathos de la denuncia es la indignación. ¿Qué es el pathos de la indignación? El pathos de la indignación es que en el momento en que descubrimos nuestra situación de ignominia, no tenemos que descubrirla como un sabio descubre algo en su laboratorio. La descubrimos y ese descubrimiento nos llena de indignación, ¿cómo fue que no descubrimos esto antes? Bueno, no importa, lo hemos descubierto ahora. Pero esto es indignante, porque hay un momento en que los hombres tienen que decir que “no”, la mujeres también (ya se sabe que cuando digo “hombres” en Filosofía son hombres y mujeres). Hay que decir que “no”, este es el pathos de la indignación.
Por ejemplo, he aquí una pregunta incómoda, sumamente incómoda para todos nosotros, argentinos que vivimos la década del ’90 bajo un gobierno que todos recordamos: ¿dónde estuvo el pathos de la indignación? ¿Por qué no nos indignamos más? Si todo era tan evidente, si se robaban el país, lo regalaban, si estaba a la vista de todos, ¿por qué el pathos de la indignación estuvo ausente?
El pathos de la indignación cubre todos los aspectos históricos. Uno no sólo se indigna con las injusticias del capitalismo –como Marx-, se indigna también con las injusticias cometidas por quienes pretendieron realizar los sueños de Marx. Quienes pretendieron realizar los sueños de Marx lo hicieron en la Unión Soviética, o en China o en Cuba. Voy a tomar el tema de la Unión Soviética: ¿qué pasó ahí?, ¿por qué los socialismos del siglo XX tan mal realizaron el sueño de una sociedad igualitaria sin oprimidos ni opresores? ¿Por qué no se realizó ese sueño? No se realizó ese sueño porque el concepto de vanguardia no dejó de estar ausente. Las masas no fueron protagonistas, fueron protagonistas las vanguardias. Las vanguardias suelen ser las que se sienten dueñas de la verdad ideológica, de la ideología, de la verdad revolucionaria. Cuando las vanguardias se sienten dueñas de la verdad revolucionaria crean “el Partido” de la vanguardia. El Partido de la vanguardia es ese partido formado por aquellos que tienen la ideología revolucionaria y que consideran que las masas no la tienen y que ellos deben llevar adelante una función educadora sobre las masas, desde el Partido revolucionario. Ocurre, y ha ocurrido en la URSS, que el Partido de la vanguardia revolucionaria cosifica la ideología. Hace de la ideología un dogma perteneciente a unos pocos elegidos. Estos pocos elegidos se transforman en la burocracia del Partido. La burocracia del partido es la que luego administra el dogma ideológico al cual toda la sociedad tiene que someterse. Finalmente, el Partido dogmático de la vanguardia dogmática elige a su líder, y ahí aparece el culto a la personalidad. Aparece la figura del dictador revolucionario.
Lo mismo pasó en China y lo que abordo ahora es una cuestión muy polémica. La revolución cubana triunfa en enero de 1959 y abre una aurora de esperanzas en América latina. Pero estamos en el siglo XXI y la figura emblemática sigue siendo la de Castro quien, para mi total desolación y repulsa -lo confieso-, hace pocos años ordenó fusilamientos. Uno es totalmente enemigo de la pena de muerte. Y considero que ninguna figura política puede extenderse tantos años al frente de un país sin desgastarse y sin cosificarlo. O sea, sin impedir que la historia avance en él creativamente. La historia tiene que avanzar creativamente y para eso hay que formar cuadros políticos nuevos. Lo que tiene que hacer un gobernante revolucionario es formar cuadros políticos nuevos porque una revolución tiene que ser constante, no puede detenerse.  Y si un tipo está cuarenta años en el mismo puesto esa revolución está detenida, congelada.
2 Marx, ¿alaba a la burguesía?
Vamos a volver ahora al Manifiesto Comunista de Karl Marx. Marx firma este texto junto con Engels pero nosotros se lo vamos a atribuir a Marx. Es un texto importantísimo que le es encomendado a Marx por la Liga de los comunistas, es un texto militante, es un texto escrito en un momento álgido de Europa en el cual Marx revela un optimismo histórico notable que ojala pudiéramos tenerlo nosotros hoy. Pequeña digresión voy a hacer acá: ustedes observen qué afortunado era Marx; Marx era un hombre que todavía creía que el proletariado iba a enterrar a la burguesía. Nosotros hoy estamos verificando que el proletariado no sólo no enterró a la burguesía sino que la burguesía ha enterrado al proletariado y que en principio lo ha lanzado a los márgenes, lo ha quitado de la esfera del trabajo, y no tenemos sujeto histórico que venga a redimir la historia que vivimos. Que venga a ponerla en orden, que venga a encarnar nuestros sueños como el proletariado encarnó los sueños históricos de Marx.
Entonces, el Manifiesto Comunista es un texto que expresa el profetismo de Marx. Marx aparece aquí como un profeta de la historia. Es un hombre que dice: hay dos clases –ese es el comienzo, la primera parte del Manifiesto- la burguesía y el proletariado. Hay una dialéctica histórica, hay algo que se realiza internamente en la historia y es la dialéctica de la historia. Esa dialéctica va funcionando así ­–va a decir Marx- la burguesía ha liquidado todas las formas feudales de producción y ha generado al proletariado industrial. Este proletariado industrial va a ser la clase revolucionaria que va a terminar con el orden burgués capitalista y va a instaurar un nuevo orden de igualdad. Marx –observen este paso delicadísimo-, para que el proletariado surja, necesita que la burguesía triunfe. La burguesía tiene que triunfar en todas partes para que sea posible el surgimiento del proletariado. Si la burguesía no triunfa en todo el planeta, el proletariado va a surgir en algunos lados, pero no se va a poder dar la revolución mundial. Marx considera que para que eso sea posible, la burguesía tiene que triunfar en todas partes.
Va a decir Marshall Berman en un libro valioso titulado “Todo lo sólido se desvanece en el aire” que pareciera que Marx no viene a enterrar a la burguesía sino a alabarla. Y Marx alaba a la burguesía, en efecto, lean ya el Manifiesto Comunista porque si ustedes aman a la burguesía yo puedo asegurarles que pocos le han cantado loas tan brillantemente como Karl Marx, quien se presentó para enterrarla. Como el filósofo alemán necesita, insisto, que la burguesía triunfe para que el proletariado emerja y aniquile a la burguesía, Marx se enamora de la burguesía. Yo sé que esto que estoy diciendo es un poco exagerado pero es bueno ser exagerado a veces.
Entonces comienza a analizar la dinámica de esta clase social que es la burguesía. La burguesía –dice Marx- es la clase más revolucionaria de la historia. Porque la burguesía ha liquidado todo. Ha liquidado fundamentalmente al mundo medioeval y al mundo feudal. Ustedes piensen en lo que era un feudo, un feudo era un espacio limitado en el cual había un Señor feudal y estaban los siervos de la gleba que trabajaban para el Señor feudal. Pero era una estructura cerrada en sí misma. El feudo es una estructura cerrada en sí misma. En cambio los burgos comienzan a comerciar entre ellos, los feudos no comercian entre ellos, los burgos sí. La burguesía es siempre expansiva –para decirlo con una palabra de hoy- la burguesía es siempre globalizadora. La gran globalización de la burguesía es el descubrimiento de América. Ahí la burguesía crea un mundo. La burguesía es la primera que crea un sistema mundo. O sea que la burguesía nace como clase globalizadora. Este mundo que crea la burguesía es un mundo de mercancías y la burguesía, de ahí en adelante, constantemente, comienza a destruirlo todo. Entra en la India, entra en China, y esto es lo notable de Marx, ¿qué va a decir Marx de las atrocidades que los ingleses hacen en la India? –Marx se ocupa mucho de India, tiene dos textos fundamentales: “La dominación británica en la India” (1852) y “Futuros resultados de la dominación británica en la India” (1853). Hay un corpus importante de textos sobre el colonialismo que analizó Marx y uno de ellos era sobre Bolivar, Marx estaba contra Bolivar, porque justamente Marx no quería que América latina fuera independiente de Inglaterra, porque eso iba a retrasar el desarrollo de la burguesía. En cambio, si Inglaterra invadía América latina iba a instaurar cuanto antes aquí en sistema de producción capitalista y de ahí iba a surgir el proletariado que iba a liberar América latina, en consecuencia Marx está  en contra de Bolivar-. Por ejemplo, en la batalla de “El Álamo” (película de 1960), donde los norteamericanos van a conquistar Texas, Marx hubiera estado al lado de John Wayne. Le hubiera dicho: mire, usted es un cerdo capitalista, usted tiene que triunfar aquí, imponer el moderno sistema de producción capitalista para que surjan los proletarios y hagan la revolución. No es mi propósito –le diría John Wayne. A mí no me importa­ –le diría Marx. Me importa el objetivo que usted desarrolla en la historia. Para mí, lo que usted está realizando en la historia, son los fines del sistema de producción capitalista. Este sistema de producción tiene que imponerse en todos lados. Y también en la India, al costo que sea. “Qué importa los estragos si los frutos son placeres. ¿No mató a miles de seres Tamerlán en su reinado?” Es un poema de Goethe que cita Marx. Los estragos no importan, lo que importa es que entre el modo de producción capitalista porque de ahí van a surgir los proletarios que van a liberar a la India. Estamos esperando eso.
3 ¿Qué lecturas hicieron de Marx los pensadores marxistas argentinos?
Los seguidores de Marx en la Argentina que no se caracterizaron nunca por su creatividad sino que copiaron mecánicamente las verdades del maestro, justamente se basaron en estos escritos sobre el colonialismo de Marx para interpretar la historia argentina. Al basarse en estos escritos de Marx resultó que entonces los representantes del progreso y del desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas terminaron por ser, fundamentalmente, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca. No sé si ustedes piensan que esa gente desarrolló el sistema de producción capitalista en la Argentina, yo no lo creo. Creo que lo único que hicieron fue construir una ciudad importadora de la manufactura británica y exportadora de los granos y las vacas argentinas. Un esquema de monoproducción y de no desarrollo industrial. Un capitalismo que no desarrolla industrias no es capitalismo, es un capitalismo totalmente primitivo dependiente de la fructificación de la tierra. Apenas ese esquema entró en conflicto con la crisis del ’29 colapsó la Argentina próspera de los llamados “nuestros abuelos” –yo no tuve abuelos prósperos, creo que ninguno de nosotros-. Ahí tuvo que ir Julito Roca a pedir a Inglaterra que por favor no dejara de comprar las carnes argentinas y dijo esa famosa frase “la Argentina es una de las joyas más preciadas de la corona británica”.
Los pensadores marxistas fueron mitristas porque tomaron el esquema de Marx y dijeron: ¿quiénes representan el capitalismo en la Argentina? Bueno, Buenos Aires. Las clases ilustradas por la razón ilustrada, la burguesía. No esos harapientos caudillos federales del interior. Y este es el esquema que desarrolla Sarmiento en el “Facundo”, el esquema civilización/barbarie, donde la civilización son las clases ilustradas de la centralidad de Buenos Aires y la barbarie es todo el interior, el de la Mesopotamia y el interior mediterráneo. Los pensadores marxistas siguieron este esquema extraído de los escritos de Marx sobre el colonialismo. Allí donde entra la clase burguesa ilustrada entra el capitalismo y todos esos contendientes de un país del interior como era el Federalismo, eso es la barbarie, y adhirieron a la versión mitrista de la izquierda. No les gustaba Mitre pero era necesario Mitre porque Mitre era la burguesía y si Mitre triunfaba, en la Argentina se iba a desarrollar un capitalismo productivo, tan productivo que iba a surgir un proletariado revolucionario.
Esta concepción que tiene Marx de la historia como que la burguesía capitalista tiene que adueñarse de toda la territorialidad del planeta para que de ella suja el proletariado revolucionario condenó al mundo colonial a tener que esperar el ser conquistado por las burguesías de los países metropolitanos, de los países centrales. Entonces, Marx se condenó a sí mismo a apoyar todo avance de la burguesía colonizadora en los países coloniales y este es uno de sus más gruesos errores.
 4 La burguesía, ¿aprendiz de hechicero?
Lo que Marx dice es que la burguesía capitalista desarrolla unas potencias económicas tan poderosas que finalmente no las va a poder controlar. Lo que Marx está diciendo es que la burguesía capitalista es como “El aprendiz de hechicero” (1940). Yo creo que Walt Disney pensó muy poco en Marx pero, sin embargo, hizo uno de los dibujos animados más marxistas que se han hecho y de los mejores. Es “El aprendiz de hechicero” que está en la película “Fantasía” de Walt Disney –que en cualquier momento aparece, no sé si ustedes piensan como yo, pero yo creo que si no lo descongelaron todavía, lo están por descongelar. En cualquier momento, ustedes no se sorprendan, descongelan a Walt Disney, le meten un corazoncito ahí en cualquier lugar, y aparece ¡oh!-, basado en una partitura del compositor francés Paul Dukas, que está basado a su vez en un poema de Goethe, el aprendiz de hechicero es Mickey; resulta que se va a dormir el brujo y Mickey le roba el bonete, se pone el bonete y empieza a hacer locuras como –diría Marx- la burguesía. La burguesía sigue creciendo, sigue creciendo, sigue creciendo, ¿quién va a detener a este monstruo que no puede controlarse a sí mismo y sigue creciendo? Bueno, lo mismo hace Mickey. Mickey desata una hiper producción de escobas. Estas escobas no se detienen nunca y cuando corta una aparece otra y aparece otra y aparece otra. Y esta es la pesadilla del aprendiz de hechicero que no puede controlar aquello que ha desatado. No puede controlar lo que desató. Marx va a decir de la burguesía que la burguesía no puede controlar lo que desató.
Traigámoslo al día de hoy: ¿ustedes creen que la burguesía, el capitalismo puede controlar hoy lo que desató? ¿Porque creen ustedes que los musulmanes en cualquier momento incendian París? Porque el neoliberalismo de la democracia de mercado no puede controlar lo que desató. Desató una exclusión, una marginalidad social incontrolable y en cualquier momento la negritud se apodera de la ciudad. Por eso Bush levanta un muro, porque no puede controlar lo que desató. Y lo siguen desatando porque insisten en el capitalismo, neoliberal, una democracia de mercado y todo eso que es un sistema de una crueldad infinita porque genera constantemente hambrientos, desesperados, moribundos; y los genera en las periferias mientras que en el centro la riqueza es cada vez mayor.
Volvemos a Mickey. Es el mago. Este sistema de la burguesía sigue desarrollándose como Mickey sigue fabricando escobas. Pero lo de Mickey termina bien porque aparece el brujo, lo controla a Mickey, se pone él el bonete de mago y las aguas se aquietan, le da una patada a Mickey que se va corriendo como un simpático ratoncito y todo vuelve a su cauce. Bien, ¿quién es en Marx el mago? Es el proletariado industrial, porque Marx cuando nos dice que la burguesía ya no sabe cómo contener los conjuros que ha desatado, nos va a tranquilizar y nos va a decir: quédense tranquilos, eso lo va a hacer el proletariado. Una vez que el proletariado sepulte a la burguesía va a instaurar un mundo justo y un mundo racional. Eso no ocurrió. La burguesía sepultó al proletariado y la burguesía está desbocada, en el siglo XXI más que nunca. Y en lugar de burguesía se da a sí misma el nombre de neoliberalismo, democracia liberal de mercado, que es un sistema que concentra y excluye. Concentra y excluye. Al excluir excluye tanto que los que viven en la opulencia de la concentración están aterrorizados porque los excluidos son tantos que en cualquier momento invaden las ciudades de la opulencia.
En consecuencia yo creo que hoy vivimos una situación histórica pre apocalíptica porque, además, estos tremendos problema históricos de hoy se van a solucionar con guerras nucleares localizadas. Pero ninguna guerra nuclear va a ser localizada porque lo nuclear raramente puede ser localizado. Ustedes perdonen, yo admito que no es una visión muy optimista de la historia, pero acá no regalamos optimismo. Hay determinados problemas ante los cuales las categorías de “optimismo” o “pesimismo” son risibles. Porque acá no es una cuestión de ser optimistas o pesimistas, esto está ocurriendo, y aunque uno sea optimista no puede dejar de verlo ni puede dejar de señalarlo.       
Estamos viendo, hoy más que nunca, el mundo que Marx anunció en el Manifiesto que la burguesía no iba a poder controlar. Entonces este mundo de hoy, aunque Bush ponga muros, aunque París lo vote a Sarkozy en lugar de a la socialista Royal y aunque en la Argentina se vote a las políticas que aseguran la seguridad antes que la cultura –porque se vota desde el miedo-, igual va a ser muy difícil -si se sostiene el sistema económico-político de la exclusión, de la marginación- que esto se solucione sin un enfrentamiento de características pre apocalípticas.  

 Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.




Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 8: Filosofía y praxis



Sumario

1 ¿Qué conceptos toma Marx del pensamiento de Hegel?
2 ¿Qué es el materialismo histórico?
3 ¿Cuál es la función de la filosofía según Marx?
4 ¿Qué entiende Marx por crítica?

1 ¿Qué conceptos toma Marx del pensamiento de Hegel?
Hablar de Marx en la Argentina no es lo mismo que hablar de Marx en La Sorbona, o en Harvard o en Princeton. Hablar de Marx en la Argentina es para mí, por ejemplo, tener un poco de miedo. O recordar el miedo. Acá, en una denominada “lucha contra el marxismo internacional”, se mató a demasiada gente. Marx y el anti-marxismo y la lucha contra la subversión marxista fue ejercida con una impiedad y una crueldad nunca vistas, entre 1976 y 1983. De modo que como yo estuve aquí en esa época puedo decir que jamás imagine que en algún momento iba a hablar de Marx en televisión, pensé que no iba a hablar de Marx nunca. De hecho, durante esa época, se quemaban los libros de Marx porque si grupos de tareas entraban en la casa de alguien y encontraban libros de Marx ya tenían suficientes motivos como para hacer desaparecer a esa persona, matarla, internarla en el más profundo de los infiernos, de la tortura, etc.
Es decir que tiene su historia Marx en uno. Por otro lado, eso fue una atrocidad histórica –y como no es eso lo que vamos a dar sino que vamos a dar el pensamiento de Marx, es una especie de júbilo de la vida democrática argentina que yo esté dando Marx en este programa-. Así que tomémoslo así. Marx es un pensador fundamental de la historia de la Filosofía, del pensamiento económico; de hecho “El Capital” junto con “La riqueza de las naciones” de Adam Smith y “Los principios de tributación” de David Ricardo son los tres libros fundamentales en Economía. Karl Marx es un discípulo de Hegel, es el más brillante protagonista de la izquierda hegeliana.
Tenemos que ver, ante todo, qué conceptos de Hegel toma Marx. Todo discípulo toma de su maestro determinadas cosas. Luego, lo deseable, es que supere a su maestro o lo deje atrás porque si no va a ser toda la vida un comentador de su maestro. En fin, la relación maestro-discípulo es conflictiva. Pero Marx no vivió toda su vida repitiendo a Hegel, sino que por el contrario, desarrolló una propia teoría en lo económico y en lo filosófico, sobre todo en la filosofía de la historia. El concepto fundamental que Marx toma de Hegel es el de la negación en la Historia. Esto es la dialéctica. El concepto hegeliano de dialéctica es lo que toma Marx y él lo asocia -y esto es una originalidad tremenda de Marx, muy fuerte- con una determinada clase social que es el proletariado. Marx toma de Hegel el concepto de negación porque el proletariado va a negar a la burguesía. Negarla quiere decir que la va a destruir, va a hacer una revolución por la cual va a combatir contra el orden burgués, lo va a superar y va a instaurar una sociedad sin clases, una sociedad que Marx va a llamar “genérica”, una sociedad en la cual no va a haber explotación del hombre por el hombre.
Entonces, el concepto de negatividad para Marx siempre va a estar ligado a la praxis del proletariado. A la praxis política, social, sindical del proletariado. Pero si nosotros hablamos filosóficamente, la negación dialéctica en Marx se encarna en el proletariado. Es el proletariado el que va a ejercer la negación sobre la burguesía y de esa negación se va a pasar a esa nueva instancia que es el tercer momento de la dialéctica hegeliana –el de la conciliación- ; Marx va a llamar a esa nueva instancia la del “comunismo” o la del “socialismo”. En esa nueva instancia las clases habrán sido superadas, habrán sido dejadas atrás, y se instaurará una sociedad sin explotados ni explotadores. Esto es fundamentalmente lo que Marx toma de Hegel, junto con algo que tenemos que recordar que ya habíamos dicho que toma de la “dialéctica del amor y el esclavo” que, como vemos, es una fuente inacabable de recursos para todos los filósofos; él toma el concepto del esclavo trabajador. El esclavo trabajador en Hegel va a ser el proletariado trabajador de Marx. El proletario que en la fábrica es expoliado por el capitalista es lo que en Hegel era el esclavo trabajador que hacía la historia. Acá va a ser el proletariado industrial aquel que trabajando, llevando adelante su praxis, va a poder revolucionar la historia humana.
 2 ¿Qué es el materialismo histórico?
El “materialismo histórico” es la concepción que Marx tiene de la historia. Marx piensa a la historia como una materia porque la materia es el elemento con el que trabaja el proletariado. Su filosofía es llamada materialismo histórico porque estudia lo concreto de la historia, digamos las “relaciones de producción”, las “clases sociales”, los conflictos sociales, las relaciones políticas, los conflictos políticos. Todo el infinito orbe de la materialidad de la historia es la materia de esta concepción de la historia que es el materialismo histórico y que Marx desarrolla en varios libros, en “El manifiesto comunista” de 1848 que es un libro que traza una filosofía de la historia -nosotros vamos a ver qué se entiende por una filosofía de la historia-, también está presente en el “El Capital” y en los “Grundrisse” que son los elementos de economía política.
Pero digámoslo así: el materialismo histórico es ese pensamiento que se ocupa de encontrar en la materia histórica la materia del pensamiento; el pensamiento piensa la materialidad histórica. Pensar la materialidad histórica le da contenido a ese pensamiento y, en la materia histórica, Marx se encuentra dos clases antagónicas: la burguesía y el proletariado. La burguesía ya ha liquidado al feudalismo de modo que ahora la burguesía instaurada en el poder comienza a desarrollar sus industrias, se produce lo que se llama la “revolución industrial de la burguesía”. De esta revolución industrial burguesa surge el nuevo sujeto que el marxismo viene a expresar y que es el proletariado industrial. Vamos a decirlo más claramente, el proletariado industrial británico porque lo que hace Marx en “El Capital” es estudiar el desarrollo capitalista de Inglaterra por ser el país que tiene el desarrollo capitalista más avanzado del momento histórico en que Marx trabaja.
El sujeto histórico que el marxismo viene a expresar es ese proletariado que la burguesía ha engendrado por su propio desarrollo dialéctico. Al negar al feudalismo, la burguesía engendra al que va a ser su enterrador. Entonces Marx dice: el enterrador de la burguesía va a ser el proletariado que la burguesía ha engendrado. Aquí vemos también cómo funciona la dialéctica: la burguesía ha negado al feudalismo, pero ha generado al proletariado, el proletariado a su vez negará a la burguesía y finalmente habrá una síntesis donde ya no habrá clases sociales.
Marx, en un texto de juventud de 1843 que se llama “Introducción a la filosofía del derecho de Hegel”, desarrolla sus puntos de vista en relación a la filosofía y al proletariado. Va a terminar diciendo que la Filosofía es la cabeza de la revolución y el proletariado es el corazón de la revolución. Ustedes noten el lenguaje romántico que usa este joven Marx, muy joven Marx, en 1843. En las primeras páginas a esta “Introducción a la filosofía del derecho de Hegel” Marx habrá de volcarse críticamente contra la religión y va a escribir una de las frases más conocida, más mal interpretadas, más bastardeadas, de toda su obra. Una frase que dice “la religión es el opio de los pueblos”. La frase es muy fácil de entender. Yo hoy podría decirles a ustedes “internet es el opio del pueblo” y ustedes me entenderían muy bien lo que estoy diciendo. Podría decir “bailando por la escoba es el opio del pueblo”. Hay muchas maneras de opiar al pueblo. Para Marx la manera fundamental era la religión.
¿Por qué? Porque la lucha de Marx va a hacer que el proletariado, que los humillados de esta tierra tomen conciencia de su situación ignominiosa. Tomo deliberadamente el lenguaje de este joven Marx: yo no puedo decirle a un explotado de esta tierra que le espera el cielo como recompensa porque entonces él nunca se va a rebelar. Lo que yo necesito es que la gente se rebele contra su situación ignominiosa. Pero si les prometo el cielo, ¿para qué se van a rebelar si tienen la eternidad celestial para vivir felices? No se trata de ocuparnos del cielo, lo que se trata es de ocuparnos de la Tierra. Es en la Tierra donde los hombres sufren. Es en la Tierra donde los hombres son humillados. “Humillados y ofendidos” que es una frase muy hermosa de Dostoyevski. Es en la Tierra en donde la ignominia se hace presente.
3 ¿Cuál es la función de la filosofía según Marx?
Si la ignominia se hace presente en la Tierra, la lucha por superar la ignominia se tiene que dar en la tierra. Es así entonces, desde esta perspectiva, que Marx dice que la religión, en tanto le promete a todos el reino de los cielos, es el opio de los pueblo porque le está diciendo a todos el sufrimiento que ustedes padecen ahora, no tiene importancia porque les espera a todos ustedes el reino de los cielos. Los hombres no pueden pensar en el reino de los cielos. Los hombres no pueden esperar a que vengan los buenos curas –diría Marx- a decirles que todo sufrimiento será recompensado en el más allá porque la lucha tiene que ser dada en el más acá. En consecuencia, ese es el concepto que tiene de la religión como opio del pueblo. La religión como aquello que adormece las luchas de los hombres en la Tierra por superar su indignidad social.
La Filosofía, tal como la entiende Marx, es una filosofía de la praxis. ¿Por qué es una filosofía de la praxis? Porque es una Filosofía, un pensamiento, que está destinado a revelar, a llevar a primer plano, a aclarar las injusticias que padecen los hombre y fundamentalmente la clase social que padece la injusticia y a la que Marx expresa con su filosofía que es el proletariado. Marx va a decir: tenemos que criticar lo que pasa en la Tierra. La Filosofía de la praxis, lo que plantea, es que hay que revolucionar las estructuras por las cuales los hombres son sometidos. Y esas estructuras, finalmente, por su gran formulación que va a dar Marx en “El Capital” en 1867, son las relaciones de producción, el sistema de producción capitalista. La frase con que Marx expresa esto, una famosa frase que no bien y la diga muchos de ustedes la van a reconocer porque ha sido muy dicha y es muy dicha porque es muy contundente, está en un texto llamado “Tesis sobre Feuerbach” –Feuerbach era un filósofo que había filosofado sobre la religión en sus escritos sobre el cristianismo- ; la tesis 11 es la más famosa de todas y es la que expresa más acabadamente el pensamiento de Marx, Marx dice: hasta ahora, de un modo u otro, los filósofos se han encargado de interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo. Esta es la filosofía de la praxis, la filosofía de la praxis es aquella que pone al pensamiento al servicio de la transformación de la realidad. Entonces, la unión entre el pensamiento y la materia da el concepto de praxis porque justamente Marx no niega la filosofía, en absoluto, porque se han hecho críticas tremendamente injustas sobre la tesis sobre Feuerbach –no crean ustedes que todo lo que voy a decir de Marx es a favor de Marx, al contrario, cuando llegue el momento le voy a dar con un caño, quédense tranquilos, tengo muchos puntos de disidencia con Marx-. Pero esto yo lo estoy exponiendo. No con todo lo que yo expongo estoy de acuerdo, lo que pasa es que uno expone las cosas con pasión porque de algún modo está enamorado de los grandes pensadores de la Filosofía porque todos han sido grandes. Esto no quiere decir que uno acuerde con todo.
Pero esta tesis de Marx, si somos justos con ella, vamos a ver que algunas críticas son infundadas. Y la crítica fundamental es la que le dirige Martin Heidegger. Heidegger dice que Marx niega a la Filosofía y muchos de sus discípulos se agarran de lo que dijo Heidegger para repetirlo. Lo que dice Heidegger es que Marx propone transformar el mundo y no pensar, porque la primera parte de la tesis 11 dice “hasta ahora los filósofos se han encargado de interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”; pero no está negando la necesariedad de la interpretación del mundo, al contrario, hay que transformar el mundo, pero para transformar el mundo hay que interpretarlo. La interpretación del mundo forma parte de su transformación. Nadie puede transformar un mundo que no ha interpretado, que no ha conocido, que no ha conceptualizado. Es decir, la praxis revolucionaria va unida a la praxis del conocimiento de la materia que el revolucionario quiere transformar.
En este sentido Marx va a establecer dos conceptos que son muy claros en su opción filosófica. A uno lo llama “armas de la crítica”, vamos a ver qué es esto. Las armas de la crítica es la crítica. La crítica entendida como conocimiento de la realidad. O sea que las armas de la crítica es aquello que el pensamiento conoce de lo real, es necesario conocer lo real para transformarlo. En realidad voy a decir que el conocimiento de lo real se da en la medida en que se la transforma, son dos decursos que van paralelos.
4 ¿Qué entiende Marx por crítica?
Por crítica Marx entiende el develamiento de una situación.  Por crítica Marx entiende “tornar claro algo que estaba oscuro”. Una toma de conciencia, digamos que una persona puede padecer toda su vida una situación ignominiosa, pero si en algún momento no se da cuenta de esa situación, no toma conciencia de su situación de ignominia, siempre le va a parecer natural lo que está padeciendo. Es necesario que en algún momento tome conciencia de lo que le está pasando. Cuando toma conciencia de lo que le está pasado, ahí está viendo su situación desde una perspectiva crítica. La perspectiva crítica es aquella que nos dice si lo que nos pasa está bien o está mal, si lo vamos a tolerar o no lo vamos a tolerar, si vamos a seguir así o no vamos a seguir así. En consecuencia, la crítica es aquello que acompaña a la conciencia. La conciencia debe ser siempre crítica en la medida en que la conciencia no debe rendirse ante la realidad, no debe dejarse sofocar por la realidad, sino que la conciencia debe aclarar, juzgar, decidir sobre la realidad y, en consecuencia, luego es uno el que sigue o no a esa conciencia. Eso depende del coraje de cada uno. A veces la conciencia nos señala cosas que preferimos  ensordecer para no seguirla porque simplemente tenemos miedo de hacerlo. Ahí es cuando prendemos algunos aparatos que tenemos en casa.
Bueno, Marx habla de la “crítica de las armas”. Lo que va a decir Marx es que no sólo es necesario comprender, entender que la situación de una sociedad es injusta –lo que sería parte de las armas de la crítica- sino que después viene la “crítica de las armas”. Aquí Marx habla claramente de la violencia. En el final del Manifiesto Comunista Marx dice los comunistas no ocultamos nuestros proyectos. Nuestro proyecto fundamental es derrumbar por la violencia al régimen capitalista e instaurar en su lugar el régimen comunista. Esto es lo que Marx va a llamar la revolución.
Es muy importante este punto porque la violencia es un tema muy difícil de tratar y alguna vez, quizás, si tenemos suerte, podríamos dar un curso que se llamara “pensar la violencia”. Porque en un país que ha sufrido tanto la violencia como la Argentina, es fundamental que la pensemos. En primer lugar para que deje de sufrirla, para que no la tengamos que seguir sufriendo.
Lo que Marx va a decir, y esto es muy importante, es que la violencia siempre va unida a las masas. Esto es totalmente contradictorio con ciertas teorías de las guerrillas del siglo XX. Por ejemplo, la más célebre, es la de Ernesto “Che” Guevara que es la del “foco guerrillero”. Guevara plantea la teoría del foco guerrillero en la cual lo que dice es que un pequeño grupo puede galvanizar a toda una sociedad a partir de su praxis vanguardista, iluminista, foquista. Pero Marx de ningún modo consideraba a la violencia foquista, ni se le había pasado por la cabeza. Para Marx la violencia es siempre la violencia de las masas. La violencia se encarna en las masas. En este sentido, entendieron muy mal a Marx o no fueron marxistas quienes incurrieron en la violencia foquista. Marx siempre habló de una violencia que fuera acompañada por las masas, es decir por el proletariado. En cuanto a Ernesto “Che” Guevara, voy a decir algo que considero definitivo: la teoría del foco guerrillero yo considero que es totalmente equivocada porque cuando las masas son dejadas de lado cualquier operativo revolucionario se extravía. Ahora, lo notable de Ernesto “Che” Guevara es que dijo hay que hacer el foco guerrillero, hay que hacerlo en Bolivia… y él fue a Bolivia. Lo lamentable de los grupos guerrilleros argentinos, fundamentalmente la dirigencia de Montoneros en 1979-1980 es que decían “hay que hacer la contraofensiva” o “hay que hacer el foco” y lo decían desde México. Firmenich, por ejemplo, un personaje nefasto, lo decía desde México y mandaba a morir a milicianos que no habían cumplido 20 años.
Recordemos esto: para Marx la violencia siempre está protagonizada por el pueblo, por las masas.

Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.

         
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...