6. "Miro al
pasado y observo lo que ocurrió a los que vinieron, miro al futuro y
observo lo que ocurrirá a los que tienen que venir. El hombre mortal madura
como el maíz y, como el maíz, brota de nuevo."
Los Upanishads, Kata Upanishad, Primer Valli
Y vendrán tres lustrabotas, tres payasos y tres brujos / mis inmortales compinches gritándome "¡Fuerza, che/ nacé, nacé, dale pibe / metéle hermano, que es duro / pero muy bueno el oficio de morir y renacer!"
Preludio para el año 3001 – Música: Astor Piazzolla, Letra: Horacio Ferrer
1) Viajé a Chile hace muchos años. Un amigo estaba atento a los movimientos que se daban en el cielo por la noche. Yo lo escuchaba pero no le creía. Al fin, por aquel entonces, era un marxista-leninista con vocación de ateo. Nada que pudiera significar cierta “metafísica” y/o vida extraterrestre me llamaba mucho la atención. Hasta que una noche decidí observar. Y pasaban las horas y entre charla y charla mirábamos el cielo nocturno con sus estrellas, sus meteoritos, su Luna, sus satélites, sus misterios. Los movimientos estaban ahí. Eran movimientos de las propias estrellas y entre ellas, eran luces que surcaban el cielo.
2) Como todo en la vida, es cuestión de práctica. Aunque con intervalos, desde 2004 acostumbro mirar el cielo. Al principio lo hacía media hora o una hora. Luego fueron 3 o 4 horas por noche. Hasta que llegó el momento que miraba el firmamento nocturno hasta que amanecía. Las estrellas generan pequeños movimientos. A veces, están divididas en dos con sutiles puntos como centros y rayos que salen de ellos. Una noche al mirar una estrella por mucho tiempo su energía y la mía se sincronizaron. Al respirar, la estrella realizaba el mismo movimiento de inspiración y expiración. En ese instante estábamos en la misma frecuencia.
3) Me considero una persona más nocturna que diurna. Tengo una natural fijación con la Luna. He visto cómo cambia de formas al ser observada y la manera en que sus rayos indican ciertos lugares en el cielo o estrellas que guardan mensajes particulares.
4) Desde 2006 me intereso por procesos y culturas vinculados con los pueblos originarios. Primero fue Oaxaca, luego el EZLN, los tojolabales desde Lenskersdorf, etc. Pero en febrero de 2017 realicé una monografía sobre la Pachamama. Busqué centrarla sobre su dimensión material. Sin embargo su voluntad espiritual ha ido ganando mis formas de ver el mundo. La vida desde la tierra, el agua, el Sol, la semilla. Somos hijxs de la Pachamama, una más de sus múltiples manifestaciones.
5) Ahora bien, desde Octubre de 2019, al leer textos de espiritualidad de mi viejo –desencarnado en agosto de 2018-, empecé a poner en cuestión mi propio agnosticismo. Mientras avanzaba en la lectura de sus trabajos podía percibir como él me indicaba qué textos leer, qué frases rescatar, cómo ordenar esos textos para hacer un libro. Pude percibir su alma acompañándome en ese proceso, indicándome caminos, opciones. Contándome sobre sus vidas pasadas y también sobre las mías. En ese momento pude constatar lo importante del Karma y el Dharma. La posibilidad de conocer vidas pasadas a través de la meditación natural nos da pautas para entender la vida presente. Las consecuencias del Karma –en no pocas oportunidades- coinciden con el desarrollo del Dharma. Nuestra misión en esta vida tiene que ver con saldar nuestro karma, profundizar nuestro Dharma y no generar nuevo Karma. Eliminar por completo el Karma es la posibilidad de acceder a una nueva dimensión en donde ya no sea necesario reencarnar en esta Tierra. He podido acceder a algunas de mis vidas pasadas. También he reconocido vidas pasadas de personas cercanas, amigxs, conocidxs. Esto me ha vuelto profundamente compasivo.
6) En el cielo, a partir de las estrellas, se forman múltiples triángulos. Es conocida la importancia del triángulo en muchas culturas. Es la posibilidad de encontrar soluciones y alternativas a los desafíos de la vida. Jesús decía: “cuando dos se reúnan en mi nombre, ahí estaré” (3 vértices de un triángulo). El Padre, el hijo y el Espíritu Santo. La dialéctica –tesis, antítesis y síntesis- se resuelve en 3. El llamado 3er ojo se simboliza al interior de un triángulo. Las pirámides de muchas culturas -las de Egipto en particular- se basan en triángulos.
7) No se pueden percibir correctamente los movimientos del cielo con aparatos y dispositivos. Debe hacerse a simple vista. De esa manera el alma universal se manifiesta.
8) Durante mucho tiempo he subido las palabras de mis hermanxs al cielo, al lugar de la escucha pluriversal. Luego me di cuenta que no siempre debía hacer eso. Que no era una ley o una regla.
9) Las casas, la tierra, las plantas absorben la energía que genera el ser humano. Es posible detectar esta energía. En el caso de que la energía sea negativa, el agua puede limpiarla para que no afecte a los seres humanos y no-humanos.
10) Por la Pachamama, en primer término, recibí energía de la tierra. Una tarde noche, haciendo un asado en el patio de mi casa, recibí energía del cielo. Así quedó compuesto mi cuerpo: energía de la tierra hasta la cintura y energía del cielo desde la cabeza hasta la cintura. La integración de lo femenino y lo masculino. Una posibilidad de lo complementario.
11) Por las noches cuando estoy acostado energías negativas con forma de rectángulos se acercan a mi cama. Puedo tomar esas energías y enviarlas al centro de la Tierra donde esa energía es sutilizada. Esa energía no desaparece, simplemente hace menos daño que si no fuera procesada.
12) Cuando visualizo la cabeza de una persona prendida fuego es señal de que se encuentra en un proceso de transformación, en una lucha entre energías positivas y negativas. En cambio, cuando visualizo las cabezas como calaveras significa que las personas se han entregado a energías negativas.
13) Me sucedió de una forma muy particular. Siempre he sentido una gran simpatía por los perros. Cuando salgo a caminar y veo un perro suelo saludarlo. En una oportunidad pasé cerca de un perro, lo saludo, y luego tuve la sensación de que me iba a morder. Era raro. Me sucedió en una segunda ocasión y allí pude divisar frente a mí una imagen poco clara. La tercera vez que saludé a un perro y pasé cerca de él entendí por qué temía ser mordido. El perro me había aceptado, la Totalidad me había aceptado, y la imagen que veía era la de mis propias piernas por la parte de atrás. O sea, ¡me estaba viendo desde los ojos del perro! Inmediatamente me puse a practicar y he podido verme desde plantas, puertas, paredes, hojas, libros, estrellas, etc. A su vez, todos esos seres pueden verse a través mío. En ese momento somos Uno, la Totalidad del pluriverso. Es solo a partir del amor y la bondad que puede ingresarse en la Totalidad, ver y oír a partir de todos los seres. Las energías negativas densas (envidias, odios, resentimientos, etc) no pueden acceder a ese plano. Habitar la Totalidad solo es posible desde la energía positiva. Alejarse de esa energía es perder la conexión con la Totalidad.
14) En lo referido a poder mirarse desde otros seres se da una situación muy particular con los espejos: ¡podemos vernos como realmente somos y no invertidos! Y eso asusta a cualquiera.
15) Además de la vista, el oído también es un sentido muy importante. En los hechos cotidianos puedo escuchar si una planta necesita agua y cuánta agua necesita (es ella quien me lo dice). Al hacerme un té, las plantitas me indican cuánta cantidad debo poner en la taza. En un asado, los leños se señalan a sí mismos para hacer el fuego. También la tierra me habla si acaso necesita agua en un sector en particular para diluir energías negativas.
16) A partir de 2030 los temas tratados por las Ciencias Sociales críticas, por las filosofías críticas y las espiritualidades conscientes tomarán verdadera centralidad. Para 2050 la especie humana ya no habitará esta tierra. Tristemente continuaremos en un desequilibrio entre lo positivo y lo negativo siendo las energías negativas las que hegemonicen estos últimos 30 años. Sin embargo, cada reforma, cada pensamiento, cada sentimiento, cada acción que vaya en el sentido de las energías positivas serán un avance para mitigar el karma colectivo de la especie humana.