Se ha transformado en un lugar común –tanto de medios hegemónicos como de gobiernos con diversas ideologías- tratar al nuevo coronavirus como “el enemigo”, como “lo otro”, como un ser que nada tiene que ver con nosotrxs. Por ese motivo, es común escuchar que se trata de un “enemigo invisible” y por eso es válido establecer una “guerra contra el enemigo”.
En primer lugar vale la pena una aclaración. La pandemia actual ha sensibilizado a buena parte de la población mundial. Y ante el aumento de contagiadxs y de muertxs uno no puede sino solidarizarse con ellxs y con sus familiares, sus seres queridos. Y justamente por eso es que este breve artículo busca criticar la definición –que se ha vuelto hegemónica- de un virus como “enemigo”. Entendemos que esta idea se asienta en la “apariencia”, en la superficialidad, en la relación sujeto/objeto (relación antropocéntrica que ve a la “naturaleza” como un objeto) y en la lógica amigo/enemigo tan propia de una sociedad que se basa en el conflicto. Queremos decir desde ya que este tipo de interpretaciones, en realidad, busca sacarle responsabilidad a la especie humana como principal culpable de la situación que estamos viviendo.
Por otro lado –pero en el mismo sentido de lo que venimos planteando- podemos tomar un ejemplo paradigmático que indica el espíritu de estos tiempos, el espíritu capitalista. Desde una posición individualista y apelando al “sálvese quien pueda”, EEUU –desde la administración de Trump- salió en su momento a tratar de conseguir una vacuna solo para su población sin importarle el resto de la humanidad. La propia Angela Merkel salió a criticar esta actitud que pone de manifiesto que el sistema se reproduce excluyendo, discriminando, individualizando.
Pero nosotros nos preguntamos: ¿por qué motivos el ser humano se puso en contacto con el nuevo coronavirus? ¿Cuáles han sido las acciones específicas que ha hecho que la especie humana se enferme de la forma en que lo está haciendo? ¿Qué tipo de vínculo se ha construido con la madre tierra? Los medios hegemónicos de comunicación, de manera marginal y acotada –aún los medios “progresistas”- solo atinan a indicar la procedencia zoonótica de esta enfermedad. Pero solo dicen eso y nada más. Nosotros decimos que es la irrupción de nuestra especie con lógica capitalista, la que ingresando a ecosistemas que deberían estar intocados, la culpable de esta situación. Se trata de un modelo de agronegocio, de manipulación de animales salvajes, de minería contaminante, de incendios provocados, etc. la base sobre la cual los virus mortales y el cambio climático se asienta.
Todos los gobiernos y los medios culpan al virus, lo objetualizan y lo transforman en enemigo. Desde una visión intersubjetiva, desde la madre tierra, nosotros podemos afirmar que el virus simplemente actúa como cualquier virus –en este sentido es más honesto que no pocos seres humanos- y que la vinculación que tenemos con él es debido a nuestro propio accionar. Hay muchos otros virus y bacterias que nos habitan y que establecen con nosotros una relación estrecha (se estima que en nuestro cuerpo habitan 48 billones de bacterias, 60 billones de virus, varios miles de millones de hongos y millones de ácaros). Pero, ¿por qué el nuevo coronavirus nos enferma y nos mata de la manera en que lo hace? Es porque no tenemos los anticuerpos necesarios. Es porque, en el afán de lucro y al tratar a la “naturaleza” como un objeto, nos hemos puesto en contacto con ecosistemas y animales que deberían ser respetados en sus hábitats naturales.
Pero la madre tierra es sabia y siempre nos enseña. Contra el individualismo burgués, esta situación de pandemia nos demuestra lo fuertemente intersubjetivos que somos. Debemos tomar todas las medidas de precaución para no contagiar a otrxs ni contagiarnos nosotrxs mismos y, al mismo tiempo, dependemos de las medidas de higiene del otrx para nuestro propio cuidado. O sea que, desde la madre tierra –y contra el “sálvese quien pueda”- podemos decir que en realidad “nadie se salva solo”. Por otro lado, también vale la pena destacar lo siguiente: en la actualidad la mayoría de la población vive en las ciudades. Y en nuestra vida de ciudad, ¿cuántos pueden decir que cultivan sus propios alimentos, que han construido ellos solos sus casas, que elaboran su propia ropa, que pueden auto-satisfacer sus necesidades de salud, educación, cultura, etc.? Entonces, reconocer que es a partir de otrx que comemos, a partir de otrx que habitamos casas, que nos vestimos, que recibimos salud, educación, cultura, es justamente reconocer prácticamente –en los hechos concretos- que somos intersubjetivos, co-dependientes.
Para concluir, hay que decir entonces cuáles son los verdaderos problemas a partir de los cuales se ha declarado una pandemia a nivel mundial, porque si partimos del mal diagnóstico de gobiernos y medios hegemónicos nos encontraríamos atravesando la primera pandemia de muchas pandemias por venir. Se trata entonces de plantear claramente que estamos frente a la destrucción de la madre tierra por parte del sistema-mundo moderno/colonial (Wallerstein, Dussel, Grosfoguel) capitalista neoliberal. Y que el avance de esta destrucción va en contra del mantenimiento y reproducción de la vida no-humana y humana. No se trata entonces de indicar “enemigos externos”, “otrxs”, “guerras contra virus” sino de establecer claramente nuestra responsabilidad como especie. A partir de este nuevo diagnóstico es posible pensar un futuro para nosotrxs y para las nuevas generaciones.
Marcelo Fernandez Farias
PD: vaya esta publicidad como ejemplo de la “demonización” del nuevo coronavirus y de la “solución guerrera” en la lógica amigo/enemigo: https://www.youtube.com/watch?v=N5xzBoymM4I