"En medio de esta lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano." Rodolfo Walsh
viernes, 6 de noviembre de 2015
lunes, 5 de octubre de 2015
miércoles, 30 de septiembre de 2015
ZITO LEMA PRESENTA TRELEW, UNA ARDIENTE MEMORIA EN LA FERIA DEL LIBRO DE MENDOZA 2015
En el marco de la nueva Feria del Libro de Mendoza –que se inaugurará el próximo viernes–, el destacado escritor e intelectual Vicente Zito Lema presentará Trelew, una ardiente memoria, obra colectiva de reciente lanzamiento editorial compilada y prologada por él. La actividad se realizará el sábado 3 de octubre a la hora 21 en la Sala Roja del Espacio Cultural Julio Le Parc. La entrada es libre y gratuita.
El libro fue publicado en Buenos Aires hace apenas un mes, conjuntamente por las editoriales La Llamarada, Amauta Insurgente y Yulca. Se trata de una obra sustanciosa, de más de trescientas páginas, sobre la Masacre de Trelew, episodio crucial de la historia argentina contemporánea, anticipación ominosa del terrorismo de Estado que alcanzaría su máxima expresión luego del golpe militar de 1976.
El libro reúne artículos, ensayos, poemas, testimonios y otros escritos de diversos autores. Incluye textos de Julio Cortázar, Mario Benedetti, Juan Gelman, Haroldo Conti, Tomás Eloy Martínez, Roberto Santoro, Paco Urondo, Agustín Tosco, Silvio Frondizi, Osvaldo Bayer, Eduardo Duhalde, León Rozitchner, Néstor Kohan y el propio Zito Lema, entre otros.
Vicente Zito Lema (Bs. As., 1939) es uno de los escritores e intelectuales más importantes de la Argentina contemporánea. Poeta, dramaturgo, pensador, psicólogo social, abogado especializado en derechos humanos, docente universitario, ha publicado cerca de treinta libros (poemarios, ensayos, obras de teatro, novelas, entrevistas, etc.). Creó y dirigió algunas de las revistas culturales más influyentes de los últimos cincuenta años, como Cero,Talismán, Liberación , Crisis, Cara a Cara con la Cultura, Fin de Siglo, Locas y La Maga. Es muy reconocido también por su activismo en derechos humanos, tanto en los juicios por delitos de lesa humanidad como en la defensa de presos políticos y la promoción del trato humanitario a las personas internadas en hospicios. Fundó y dirigió durante muchos años la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, y ahora dirige la Universidad de los Trabajadores. Da cursos de posgrado y capacitación docente en diferentes provincias del país, y varias universidades nacionales lo han distinguido con doctorados honoris causa. La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por su parte, lo distinguió el año pasado como “Personalidad Destacada de la Cultura y los Derechos Humanos”.
Junto a Zito Lema disertará también el historiador y ensayista Federico Mare, quien participa del libro con su escrito Memoria a Barlovento. En dicho ensayo, de intención más filosófica que historiográfica, el autor hilvana, sobre el telón de fondo de la Masacre de Trelew, una serie de reflexiones en torno a los vínculos que existen –o podrían existir– entre la historia, la memoria, la subalternidad y la contrahegemonía, inspirándose para ello en la obra del pensador alemán Walter Benjamin, así como en algunas ideas del socialista romántico Gustav Landauer.
Contacto: (261) (15) 638-6775 (Federico Mare)
viernes, 11 de septiembre de 2015
domingo, 6 de septiembre de 2015
LA OPOSICION POLITICA QUIERE DESATAR EL CAOS - CARTA ABIERTA MENDOZA
El peronismo jamás hizo fraude en Argentina. Fraudes "patrióticos" hacían los conservadores, nunca un partido de lo popular. Al peronismo lo voltearon con un golpe de Estado en 1955 (y con otro en 1976) por la fuerza y contra toda legalidad. Al peronismo lo mantuvieron proscripto por 17 años, y hubo múltiples comicios que "ganaban" quienes hoy son opositores en la Argentina, beneficiándose de esas pseudo-elecciones excluyentes. Lo fraudulento y lo golpista lo han practicado otros, y el peronismo los ha padecido.
Llaman la atención, por ello, las súbitas denuncias de pretendido fraude esgrimidas por la oposición, obviamente sólo cuando ella pierde, es decir, a menudo. El Frente para la Victoria no necesita esos recursos para ganar, simplemente porque tiene base electoral. Acaba de ganar las PASO en casi todos los distritos del país, y entonces triunfó incuestionablemente también en Tucumán. Ahora, cuando el resultado es casi el mismo, aquellos que queman urnas son los que salen a denunciar dicha quema y a deslegitimar su esperable derrota.
Es notorio: quieren incendiar todo. Con gran protección y apoyo mediáticos, preteden impedir la muy probable victoria del actual gobierno nacional. Es bastante absurdo; sobre todo, porque si desde esa oposición ganaran, por medio de algún contubernio que juntara agua y aceite de radicalismo, massismo y macrismo, el resultado sería un rejunte caótico e incoherente más débil que el gobierno de la Alianza. Que, además, tendría minoría en el Congreso y manejaría apenas cuatro o cinco gobernaciones en todo el país: un desgobierno total.
Por ello, más bien se trata de deslegitimar el posible triunfo de la fórmula Scioli-Zannini. Instalar la falsa idea de que tal victoria habría sido lograda con malas artes. Enlodar el camino, embarrar la cancha todo lo posible.
Es que no hubo "fin de ciclo", ni síntoma del pato rengo. Contra todos los interesados pronósticos catastrofistas, el gobierno de Cristina Fernández llega a sus últimos meses con fuerza, en plenitud de actividad, con alto grado de aprobación social. Incluso cuando el interminable ataque mediático hace esa aprobación menos absoluta de lo que sería sin ese apedreo constante.
La estrategia de las oposiciones mayoritarias, entonces, es podrirlo todo, crear caos e incertidumbre. Cuando Néstor Kirchner, siendo gobierno, perdió por sólo 2 puntos en provincia de Buenos Aires, aceptó el resultado. Cuando el macrismo ganó Capital, el kirchnerismo no puso objeción. Pero las oposiciones se saben perdidosas y han decidido quemar las naves, o, en su caso, las urnas.
¿O habría que desconocer la victoria opositora en Mendoza, poner en duda el resultado, que dio una diferencia de sólo 7 puntos cuando la gobernación, y de apenas 4 en las PASO nacionales? ¿habrá que pedir revisión de urnas en nuestra provincia?
Mientras, gracias a decisión del gobierno nacional, existen las PASO, que emparejan financiamiento para los partidos más débiles, y garantizan la posibilidad de que cualquiera pueda presentarse como candidato al margen de las cúpulas partidarias.
Los beneficiarios de ese procedimiento comicial, al que se opusieron absurdamente en su momento, son quienes pretenden deslegitimar el sistema electoral nacional. Buscan ilegalmente modificarlo cuando el proceso electoral ya está en curso. Si había que modificarlo, debieron haberlo impulsado más de un año atrás, no ahora.
Y la pretensión del voto electrónico es un fuego artificial, que ignora que es más fácil trocar datos por vía hackers, que con la boleta de papel. Todos sabemos que hasta los mails pueden ser leídos y modificados por expertos en informática, así como por variados servicios de espionaje a nivel planetario. De modo que con la solicitud de voto electrónico se trata, simplemente, de abrir el paraguas por si se pierde.
Defendamos el sistema electoral nacional que,como cualquiera, no es perfecto pero es confiable, pues se ha aplicado sin problema en múltiples ocasiones. Evitemos servir a la campaña por la cual las víctimas de toda clase de mañas electorales, el peronismo y sus aliados, son puestos falazmente como si fueran victimarios.
Los que no tienen votos suficientes, que los tendrían sólo sumando para un Frankenstein impresentable, quieren imponer el caos social como estrategia. Juegan con cosas que no tienen arreglo: romper la paz es algo que se sabe cómo comienza pero nunca cómo finaliza, tal cual quedó demostrado luego de la larga noche en que se sumió a la Argentina tras el golpe cívico-militar del año 1955, hasta la dictadura sangrienta que se fue recién al final de 1983. Llamamos, por ello, a cuidar la convivencia social y a no repetir lo peor de la historia nacional.-
CARTA ABIERTA-Mendoza.-
martes, 4 de agosto de 2015
viernes, 17 de julio de 2015
TOTAL SOLIDARIDAD CON VICTOR HUGO MORALES
Carta Abierta-Mendoza declara su total solidaridad con Víctor Hugo Morales ante la agresión implicada en un allanamiento de dudosa validez procesal, a que se lo sometiera el día de ayer.
La inspección en su casa, (acompañada por la insólita presencia de Cassino, el abogado de Clarín) es muestra de lo que un grupo mediático puede hacer para acallar las voces disidentes de la suya, y para terminar con la libertad de expresión que el gobierno busca garantizar.
Recordemos que la causa tiene 15 años, y que incluso registra un pedido de queja de Vìctor Hugo ante la Corte Suprema de Justicia. Que se haga ahora el procedimiento, tiene obvias implicancias electorales y políticas que nada tienen que ver con lo jurídico. También cabe destacar que la causa es por el monopolio que el grupo mediático tenía entonces sobre las trasmisiones futbolísticas, que condenaba a la mayoría de la población a no ver los partidos, sino las tribunas. Y por cierto que la empresa acusadora es Cablevisión, implicada en el caso de cuentas ilegales en el banco HSBC, que además se ha negado reiteradamente a concurrir para esclarecer la cuestión en la Cámara de Diputados.
Este nuevo atentado contra Víctor Hugo Morales paradojalmente honra su personalidad, pues muestra los poderes contra los cuales él se ha enfrentando con valentía e inteligencia.
Hoy, más que nunca y enfáticamente, todos somos Víctor Hugo.-
CARTA ABIERTA-MENDOZA
jueves, 16 de julio de 2015
lunes, 13 de julio de 2015
Un discurso inesperado. Francisco en Bolivia
Debo decir que me sorprendió gratamente el discurso que el Papa Francisco realizó en Bolivia con los movimientos sociales. Una crítica necesaria al capitalismo, a la acumulación desmedida, al dinero, a los monopolios de comunicación y al capital financiero toda vez que se transforman en ídolos y dioses que lastiman a los pueblos. También pidió perdón por los crímenes de que fueron víctimas los pueblos originarios en la llamada Conquista de América. Entre otras cosas. Vale la pena escuchar su alocución.
domingo, 12 de julio de 2015
miércoles, 15 de abril de 2015
Aproximaciones (La Revolución Haitiana, el imperialismo norteamericano y una alternativa neopopulista). Imprenta editorial Espejo de mundos
martes, 14 de abril de 2015
miércoles, 8 de abril de 2015
Entrevista con el hombre [hu]eco: Gonzalo Salesky
Por David Acebes , 22 febrero, 2015
Gonzalo Salesky
(Córdoba, Argentina, 1978). Ha publicado tres libros: ‘2011’ (poemas y
cuentos, 2009), ‘Presagio de luz’ (poemas, 2010) y ‘Ataraxia’ (cuentos y
poemas, 2011). Ha obtenido múltiples distinciones en certámenes
literarios de Argentina, España, México, Venezuela, Estados Unidos,
Colombia y Australia.
A propósito de 2011, Presagio de luz y Ataraxia.
En el prólogo a ‘Presagio de luz’,
Eduardo Casas afirma que toda literatura tiene un argumento. Según este
prologuista, “la sola selección de los poemas por parte de su autor ya
nos está indicando por donde sugiere que la lectura y la interpretación
se dirijan”. En principio, no puedo compartir esta idea. ¿Por qué
siempre hemos de premiar la homogeneidad en un florilegio de poemas?
¿Acaso un libro heterogéneo, compuesto por grandes poemas, con autonomía
y sustantividad propias, no puede ser digno de elogio?
Sí, puede ser digno de elogio.
Interpretando lo que escribió Eduardo en el prólogo, la palabra clave es
“sugiere”. En el caso de un libro de poemas, el autor indica, a través
de la elección del contenido y de la estructura, una suerte de recorrido
interno. Las palabras surgieron en ese orden por alguna razón y en este
caso, quise componer una obra que se aleje del caos y transmita lo
mismo que fui sintiendo a medida que nacían los versos. De todas formas,
cada libro de poemas puede leerse en cualquier orden de acuerdo al
gusto del lector, ya que golpea su corazón de distintas maneras (si es
que lo golpea). Son botellas al mar que uno arroja y no sabe en qué
orden van a llegar a otro o si van a conmoverlo o no, si despiertan
sentimientos parecidos a los del autor, o si se pierden en el camino y
naufragan antes de llegar a otra orilla. Se me ocurre que lo mismo debe
ocurrir con un álbum de música. Escucho “Yesterday” y me emociona, y no
sé –ni me importa– qué canción estaba antes o después de ella en la
lista original. Cada canción o poema tiene un vuelo propio y cada obra,
después que sale del autor, vuelve a nacer con cada lector u oyente. No
hay dos interpretaciones iguales de un poema y en cada alma, va a
retumbar de forma diferente. La voz del autor deja de ser su voz, otros
se apropian de ella y la obra despierta sensaciones únicas, casi siempre
distintas a las que el autor imaginó.
Abunda en tu obra el “endecasílabo
blanco”. Un verso medido, límpido, que huye de la rima consonante, tal y
como estipulan los cánones de la poesía moderna. Sin embargo, de vez en
cuando, te permites el lujo de incluir en tus estrofas la rima asonante
en los versos pares. ¿A qué se debe este hecho? ¿Es un mero desahogo
poético? ¿Es un guiño al romanticismo literario? ¿O, yendo un poco más
allá, dirías que es una forma de provocar con tus versos, rompiendo la
insípida monotonía rítmica del endecasílabo blanco?
No es un guiño al romanticismo
literario. En mi caso, los poemas salen espontáneamente y de una sola
vez, con muy poca corrección posterior. En cinco minutos o menos, en un
rapto de inspiración en donde tengo que tomar papel y lápiz y
transcribir directamente lo que suena en mi cabeza, antes de olvidarlo.
La mayoría de las veces siento esa “voz que dicta” de la que hablan
otros autores. No termino de comprender la manera en la que nacen los
versos. Por lo que la métrica y la rima ya salen así y su formato no es
algo adrede.
Por otro lado, creo que la buena
poesía (no la que escribo, la que aspiro escribir) tiene que provocar.
Interpelar al lector. Cuestionarlo, interrogarlo. Ser una cachetada en
la oscuridad que lo sorprenda, que lo obligue a pensar y lo despabile.
Prefiero la literatura que provoca, esos autores que te llevan de las
narices y te sueltan donde quieren, te confunden, te hacen dudar de lo
que lees y hasta de tus propias verdades. Y me gusta mucho tu expresión
“desahogo poético”. Escribir me ayuda a eso. Hasta podría compararlo con
el llanto. Ayuda a liberar tensiones y miedos, a superar desilusiones…
es algo que reconforta. Uno es capaz de hacerse fuerte frente al mundo y
a los problemas que agobian, puede tomar aire y sentirse capaz de
transformar su realidad, una vez que ha podido desahogarse.
En tus libros ‘2011’ y ‘Ataraxia’, junto a
tus poemas, incluyes cuentos y relatos cortos. Históricamente, los
clásicos solían ser reacios a publicar sus poemas de una forma separada,
por lo que era de uso común acompañar sus versos de un discurso
explicativo de los mismos o bien que estos formaran parte de una obra en
prosa. ¿No tienes reparo en unir prosa y verso en un único contexto?
No, no tengo reparos. Aunque tal
vez no quede prolijo para un lector que sólo desea encontrarse con un
solo género y tiene que “repartirse” entre los dos. Algunas personas me
lo han cuestionado. En mi primer libro fue una necesidad, porque tenía
mucho material tanto de un género como del otro y quería darlo a conocer
al mismo tiempo. Pero en el tercer libro, fue por convicción y motivado
por el deseo de transmitir un mensaje que no sólo se compusiera de
versos, sino que se complementara lo mejor posible con otro género.
En la actualidad, proliferan en el
panorama internacional los poetas formalistas (como puede ser tu caso)
que escriben a su vez relatos de ciencia ficción. En ‘Ataraxia’, por
ejemplo, podemos leer “Nieve”, un relato distópico que plantea la
posibilidad de un mundo sin Internet. ¿Realmente crees que sería posible
un mundo así o piensas que hemos iniciado el camino de no retorno?
No creo que sea posible un mundo
sin la red, salvo una catástrofe mundial. Hemos iniciado un camino sin
retorno. Pero me encantaría un mundo sin Internet. Sería un lindo
desafío para nuestra especie. Creo que, en muchos aspectos, ha hecho que
involucionemos. La web, las pantallas que nos hipnotizan, la
comunicación al instante y el bombardeo informativo de texto e imagen al
que nos sometemos por voluntad propia terminaron de sepultar aspectos
valiosos, sentimientos y valores del hombre. Obviamente, la tecnología
no es la única culpable. Pero nos quita tanto tiempo que antes teníamos
para pensar en nosotros, en nuestra vida, en el progreso espiritual y el
crecimiento intelectual. Veo los avances de hoy con cierta tristeza,
melancolía y nostalgia por un mundo que ya no es. Todo va cambiando tan
rápido y no nos detenemos a pensar hacia dónde vamos y si realmente
queremos llegar allí. En ocasiones, este progreso me duele. Temo que
estemos siendo demasiado inocentes con algunas cosas y que va a ser
tarde para volver atrás, cuando en unos cincuenta años nos despertemos
siendo mitad humanos y mitad máquinas.
Reconozco que estoy siendo
contradictorio, sin Internet no habríamos podido establecer contacto,
concretar esta entrevista a miles de kilómetros de distancia ni
publicarla. Esa misma contradicción sufre el protagonista del cuento: él
sabe que tiene la chance de destruir la red gracias a las posibilidades
que Internet le dio.
Pero de todas maneras, añoro esos
tiempos no tan lejanos donde te sorprendía una carta o una tarjeta
postal, cuando memorizabas un poema o un llamado telefónico era tan poco
común que nos emocionaba. Nos hacía disfrutar de la comunicación y no
sufrirla, como muchas veces nos ocurre hoy. Ya no nos damos ni siquiera
el tiempo de extrañar a alguien porque esté donde esté, sabemos en qué
lugar se encuentra y siempre está a un clic de distancia. Evitamos el
aburrimiento, le tenemos terror. Estamos en la cima de una montaña y en
vez de contemplar un paisaje único, nos maravillamos porque un
dispositivo nos permite seguir al instante el resultado de nuestro
equipo de fútbol favorito.
Cada día, al ser todo un poquito
más fácil, va perdiendo importancia la cultura del esfuerzo. No hay
tiempo ni siquiera para desear y si algo nos cuesta mucho, lo dejamos de
lado. Aunque parezca un dinosaurio diciendo esto, no me gusta lo que
estamos viviendo. Rechazo ese placer momentáneo y vacío que nos da
satisfacer necesidades que continuamente otros crean por nosotros y nos
convencen de que vamos a ser felices calmándolas. No quiero que un
buscador sea mi memoria, ni una red social mi agenda o mi álbum de
fotos.
Como argentino que eres, percibo en tus
relatos una innegable influencia de Jorge Luis Borges. En “Rosas rojas”,
un hombre contempla una sangrienta pelea entre dos individuos y la
trama se desarrolla vertiginosa hasta que la escena inicial se repite en
la última escena y comprende que él era uno de esos dos individuos.
Está claro que el desdoblamiento literario, tan caro al maestro Borges,
refleja de alguna manera la falta de identidad de la que adolece el
hombre actual…
Me gusta tu punto de vista. Hasta
ahora, no lo había pensado de esa manera porque este relato nació de
una pesadilla horrible. Me costó mucho sacarlo de la almohada y poder
plasmar en el papel la angustia que me generó. Me atrajo la idea del
doble como un lugar donde proyectar miedo, odio, rechazo. A veces
tememos, odiamos o rechazamos algo pero el objeto de nuestro temor, odio
o rechazo es demasiado parecido a nosotros mismos. En la literatura
fantástica, el “doppelgänger” nos da la posibilidad de asustar, de
confundir, de presagiar algo terrible e inevitable.
Con respecto a la falta de
identidad que mencionabas, concuerdo en que el hombre está pasando por
un período de crisis similar a otros momentos de la historia. Pero en
esta ocasión –y vuelvo a pecar de pesimista– no lo veo preparado para
superar este inconveniente con éxito.
Para terminar, escogeré uno de tus
versos: “Debajo del amor, está el olvido”. Y es que, como sabemos bien
los poetas, debajo de la alfombra del amor, se esconde la pelusa del
olvido…
Es algo que tenemos muy presente
aquellos que escribimos. De manera consciente o no. Animarnos a amar o a
plasmar en el papel los sentimientos más profundos, va de la mano con
la necesidad de trascender. De pelear contra el olvido. En ocasiones,
amamos o escribimos motivados por ese miedo latente. El miedo a que nos
olviden, a que no nos necesiten. Sería muy triste descubrir que aquellos
que alguna vez te quisieron, se han olvidado de vos.
Tomado de aquí
viernes, 27 de marzo de 2015
jueves, 26 de marzo de 2015
¡Estos ateos no se han enterado aún de que dios no existe...! (a partir de los debates sobre el atentado al semanario Charlie Hebdo)
Nicolás Lobos
15/01/15
Un nuevo fundamentalismo recorre Occidente. Ya tenemos los nuevos templos, los nuevos sacerdotes, las estampitas y las procesiones. Nuestros intelectuales y políticos tan orgullosamente laicos encabezan la cruzada por la consagración del nuevo cáliz... ¡la libertad de prensa!
Repudiar los recientes asesinatos en París nos parece tan justo y necesario como pensar algo más que frases vacías al respecto. Condenamos mil veces estos crímenes y si se nos permite -ahora que hemos recuperado en parte el aliento- nos gustaría plantear algunas cuestiones al respecto.
1. Aerolíneas Para Todos quién trabajamos cuando trabajamos para abstracciones como “Dios”, “la paz”, “la seguridad, “la democracia” o la “libertad de prensa”? Sería necesario explicitarlo, ponerse al corriente al menos, porque existe el riesgo de estar al servicio de algún interés concreto, -humano, demasiado humano-, muy distante de la evidencia muda de esos términos. “Lucho por la paz” decimos, pero... ¿la paz sentada sobre qué bases? ¿La paz del vencedor? ¿La paz de los cementerios? Portque la paz construida sobre una situación de opresión... ¿no exige primero un cambio? “Lucho por la democracia”, afirmamos. De acuerdo. Pero hay decenas de definiciones de democracia, para empezar digamos que una democracia procedimental que desemboca exclusivamente en la defensa de la libertad de mercado no es lo mismo que una entendida como poder popular. ¿Será que lucho por la libertad de prensa? Así, solita, muerta de frío, vacía de determinaciones, la libertad de prensa se convierte en un absoluto y se expone a que cualquier sentido bravucón se la apropie.
El problema con las manifestaciones en París es que cuando todos estamos de acuerdo no sabemos precisamente sobre qué estamos de acuerdo. El consenso se basa -sin duda- en malentendidos. Si consideramos que la libertad de prensa es un absoluto nos instalamos en el registro de la fe y eso nos excusa automáticamente de seguir pensando. Si consideramos que podemos marchar por la libertad de prensa así, sin más, no estamos en la marcha sino en la procesión.
A la libertad de prensa hay que definirla para defenderla, cuestionarla para consolidarla, habitarla para llenarla de sentido. No vivimos en paraíso alguno sino en un complejo mundo donde el complejo animal humano ha logrado -coyunturalmente en la historia- la libertad de pensar... ¡lo que no lo excusa de la obligación de pensar!
2. Los “musulmanes”, los “alemanes”, los “judíos”, los “griegos” no existen. Al menos no como entidades homogéneas. No hablamos de nadie más que de nuestros fantasmas cuando hablamos de estas generalidades. Son significantes vacíos que sólo pueden ser llenados con contenidos imaginarios. Hablar en esos términos es una vía directa hacia el racismo. Por el contrario debemos precisar lo más posible el objeto de referencia, situarlo espacialmente, históricamente, determinar su especificidad social, política, ideológica.
3. Son patéticos los análisis que demonizan al Islam como causa de los ataques terroristas pero tampoco se trata de responder a esos análisis evocando “lo que la humanidad le debe al Islam”. Es tan ridículo la posición del antisemita como la del que se pone -presuroso- a enumerar los premios Nobel judíos. En definitiva la raza, la religión o la cultura no pueden ser argumentos a favor ni en contra para analizar -con mínima seriedad- una situación. Las acciones de Al Qaeda o del EI no se pueden atribuir al Islam sino a una serie de variables entre las cuales encontramos el resentimiento de ciudadanos franceses pertenecientes a poblaciones que -a pesar de llevar tres generaciones viviendo en Francia- son considerados inmigrantes, junto a un complejo juego de alianzas, negocios y enfrentamientos de los poderes fácticos, así como a la Mossad, la CIA. Etc. etc.
4. ¿No es otra forma de seguir creyendo en Dios el sostener que se mata, se discrimina o se persigue por cuestiones de fe? En realidad es más probable que las religiones sean “el opio de los pueblos” que “la causa de conflictos armados”. Cualquier hijo de vecino (es decir cualquier agnóstico antes de mirar la tele) sabe que se mata por intereses concretos, se mata por intereses económicos, se mata para sostener una jerarquía, se mata para conservar o conseguir un poder, se mata envuelto en pulsiones inconscientes, pero no se mata “por Dios” (aunque se justifique con discursos fundamentalistas). No olvidemos que los conflictos armados son el negocio más rentable en este planeta y que la industria armamentística es la principal beneficiaria de dichos conflictos (sean limítrofes, raciales, “religiosos” o “culturales”). Los conflictos armados se producen en el planeta de la misma manera en que se produce una mercancía y se hace urgente estudiar ese proceso de producción: su materia prima, sus fuerzas productivas, el capital, el producto,... aunque se vuelve más fácil saber quién se lleva la plusvalía.
5. ¿No es igualmente piadoso citar el Corán para justificar una acción que citar el Corán para condenarlo? Leer el Corán para encontrar allí -finalmente- los párrafos que lo incriminan como machista, intolerante o violento es signo manifiesto de fe. En realidad no es de ninguna manera determinante, ni siquiera importante, lo que “dice” el Corán sobre esto o aquello, como tampoco lo es lo que “dice” la Biblia. Buscar en el Corán los versículos que lo ensalzarían o lo condenarían frente a un juicio universal es perseverar en el registro piadoso. El agnóstico sabe que al Corán, como a la Biblia, como al Popol Vuh se le puede hacer decir muchas cosas contradictorias. Cosa que -de hecho- se hace todo el tiempo.
6. Las atrocidades que nos horrorizan cuando se enumeran frente a nuestros ojos y que se le suelen imputar al Islam: ablación del clítoris, lapidación, persecución de homosexuales, ausencia de derechos para las mujeres, etc, deben ser analizadas y -eventualmente- condenadas en cuanto prácticas sociales. Esto significa que no son productos de ninguna religión en particular sino de un precipitado histórico de fuerzas ideológicas, políticas e inconscientes anudadas en ciertas figuras de lazo social. Podemos militar en contra de la ablación del clítoris y eso no nos obliga a estar en contra del Islam, no sólo porque hay países que lo practican sin ser musulmanes sino, sobre todo, porque estas prácticas, cada una en particular, tiene determinantes específicos relacionadas con el poder, con el dominio económico, con la historia concreta, con el goce y una relación muy secundaria con las religiones.
7. El humor sutil e inteligente es sin duda saludable, necesario... ¡imprescindible!! Necesitamos hacer humor con el cristianismo que es la religión en la que nos acunaron y con la que tenemos seguramente muchas cuentas que saldar. Humor que no debe olvidar la denuncia de la historia del Vaticano manchada de tantísima sangre. Esto debiera ser un punto de partida para nosotros en cuanto intelectuales. Es mundialmente conocido también el humor que hace la comunidad judía sobre sí misma. ¡Aplaudimos! Incluso si dicho humor no es habitual tratándose de la ocupación de Palestina... . Por otro lado estamos obviamente de acuerdo en que el rebelarnos contra cualquier tipo de censura, o de auto-censura debe ser un punto de partida. Sin ninguna duda. Pero, ... ¿tenemos realmente necesidad de burlarnos del Islam?
En conclusión, cuando releemos mucho de lo que se ha escrito en relación a los atentados en París no podemos menos que recordar a uno de los personajes de García Marquez en Cien años de soledad cuando decía: “La única diferencia actual entre liberales y conservadores es que los conservadores van a misa de cinco y los liberales van a misa de nueve”. Escuchamos demasiado integrismo ateo contra el integrismo musulmán y demasiados destemplados manifiestos que predican la creencia en las leyes de la historia o en entidades como “Occidente”, “Oriente”, “la razón”, “la violencia”, “la libertad de prensa”. Demasiados análisis que desarrollan -cual sumas teológicas- los principios sagrados de los que parten sin agregar conocimiento alguno.
No hemos dejado de ser creyentes si seguimos enfrentándonos todo el tiempo con las religiones y le damos tanta entidad como para constituirlas en nuestro enemigo principal. No hemos desarrollado un pensamiento laico si continuamos enamorados de versiones maniqueas de la historia ahorrándonos la complejidad y la singularidad de cada situación. No hemos dejado de ser piadosos penitentes si seguimos enarbolando absolutos en cuyo altar sacrificar la posibilidad y la necesidad de pensar.
viernes, 20 de marzo de 2015
miércoles, 18 de marzo de 2015
jueves, 22 de enero de 2015
miércoles, 14 de enero de 2015
martes, 13 de enero de 2015
El debate contra el miedo
Transformar el horror
Opinión
Por Florencia Saintout *
Hay un periodismo que ante la violencia produce un marco específico e interesado para impedir pensarla, en el que él es el que decide qué puede ser entendido o preguntado. De manera forzosa etiqueta que en determinados acontecimientos una explicación/pregunta equivale a una absolución. Es ese periodismo el que intenta decidir hasta dónde podemos expresarnos y hasta dónde no, extorsionando con poder disciplinador. Parece decirnos: si piensan se corren riesgos y ojo... si se equivocan los vamos a castigar de tal forma que jamás se atreverán a pensar otra vez.
Pero hay que pensar. Y pensar y entender no es absolver.
El acto terrorista sufrido en París necesita una y mil veces ser interrogado.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué pasa lo que pasa? ¿Cómo haremos para que deje de pasar?
Si la crueldad extrema no es un destino ni un hecho de la naturaleza, sino que se produce históricamente, es necesario saber de qué se trata ese artefacto para poder hacerlo de otro modo. En esa capacidad de hacerlo de otro modo (de hacer el mundo de otro modo) se juegan las opciones por la paz.
Podemos hacer que creemos que se trata de un acto contra la libertad de expresión –que efectivamente lo fue– pero que no fue sólo eso, sino que Charlie Hebdo se inscribe en un acto más de horror global contra la posibilidad de la humanidad.
¿Cómo llegó a articularse el actual mapa global de violencias? ¿Qué papel ocupó en esa articulación una política norteamericana de terror sobre el mundo islámico, con objetivos inconfesables, pero que tuvieron que ver con el saqueo de sus recursos para el dominio del mundo? Si Bin Laden “salió de la costilla de un mundo arrasado por la política exterior norteamericana” (Arundhati Roy), ¿cómo fue haciéndose esa costilla, cómo fue teniendo la densidad de los huesos, su potencia?
¿De dónde aprendimos que tenemos que quedarnos solamente con las imágenes atroces de la venganza? ¿O la idea de que venganza es equivalente a justicia? Han sido los poderes, entre ellos los de la pedagogía mediática, los que nos lo han enseñado.
Y si creemos que algo de lo sucedido tiene que ver con los fundamentalismos religiosos, ¿existe sólo el fundamentalismo islámico? Por supuesto que no. Y más profundamente: ¿los fundamentalismos son naturales o son también producidos históricamente? Y en el caso del fundamentalismo islámico, ¿cuánto de éste ha sido construido en base a las necesidades de las políticas imperialistas norteamericanas, desde Reagan en adelante? Haciendo un camino en densidad, ¿por qué quedarnos con una explicación monocausal que diga que todo es culpa de los norteamericanos y listo? Es necesario pensar más aún: ¿qué ha pasado con los estados de bienestar europeos, que para hacer sus deberes con el poder financiero dominante sacrifican a sus poblaciones? ¿Qué pasó con los partidos que se decían de izquierda y que no dudan en correrse a la derecha? ¿Dónde quedó el humanismo denunciado en siglos por sus monstruos y esclavos pero que luchaba contra sí mismo para poder seguir imaginando un universal diferente? ¿Dejamos de imaginarlo?
También podemos pensar en las palabras y las cosas. ¿Por qué es que siempre términos como terrorismo, masacre, cacería, justicia pueden “expresarse con libertad” para algunos y otros están condenados al silencio? Sus muertes de a millones ni siquiera son consideradas muertes porque sus vidas no han sido consideradas vidas. ¿Por qué para el sistema de medios hegemónicos no vale la pena informar sobre ellas?
Y esto: ¿en qué medida crea un mundo de odio y violencias?
¿Quiénes son los que hoy festejan? ¿Por qué festejan pidiendo pena de muerte?
Recurrentemente: ¿qué posibilidades tenemos de que sea de otro modo?
Sudamérica está demostrando caminos muy distintos al del terror y la guerra para hacer lugar a la justicia, lo que pone a la región en condiciones de hacer una pedagogía de la paz inteligente y sensible.
Entender no implica dejar de tomar posiciones éticas y políticas. Entender no nos impide sentir.
Condenar la violencia es distinto a entender la violencia, pero una no se puede hacer sin la otra. Si no, no estamos condenando realmente.
Suscribo a lo escrito luego del 11 del septiembre por Judith Butler: “Si creemos que pensar radicalmente acerca de la constitución de la condición actual equivale a absolver a los que cometieron actos de violencia, congelaremos nuestro pensamiento en nombre de una moral cuestionable. Pero si paralizamos nuestro pensamiento seríamos incapaces de asumir una responsabilidad colectiva para la comprensión acabada de la historia que nos condujo a esta coyuntura. De este modo, nos privaríamos de los recursos históricos y críticos que necesitamos para imaginar y poner en práctica otro futuro, más allá del actual ciclo de revancha”.
En el contexto de un mundo cruel, nos queda mucho más que condenar el crimen y llorarlo. Nos queda transformarlo.
* Decana de la Facultad de Periodismo Universidad de La Plata.
Cuidado con los maniqueísmos
Opinión
Por María Sol García Somoza *
En la mañana del 7 de enero pasado, un brutal ataque contra un grupo de periodistas y dibujantes de larga trayectoria, reunidos en las oficinas del conocido semanario satírico Charlie Hebdo ubicadas en el distrito 11 parisino, generó una fuerte conmoción en la sociedad francesa, al mismo tiempo que rápidamente se hizo eco en la prensa internacional y abrió interpretaciones de todo tipo. ¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿Cómo explicamos un ataque de tal violencia “en nombre de una religión”?
Aún es temprano para tener claves precisas de lo que sucedió el miércoles pasado; no obstante, es necesario dar cuenta de algunas cuestiones que suelen mezclarse con facilidad.
Entre las más recurrentes interpretaciones de la prensa y algunos analistas de momento se pueden leer aquellas formulaciones que afirman “la relación directa entre terrorismo e Islam”, encarnados en el estereotipo de “jóvenes musulmanes marginalizados”.
Ideas falsas que no hacen más que aumentar los velos que nos impiden acceder a un análisis crítico, reflexivo y profundo, e ir más allá de los símbolos e imágenes envueltos en estereotipos que algunos sectores y medios de comunicación difunden.
Es necesario salir de las tramposas amalgamas en donde islamismo e Islam se unen equivocadamente en un mismo término. Y frente a esto la comunidad musulmana, a través de sus representantes, se ve en la obligación de justificarse frente a cada ataque. Algo que no depende sólo de una necesidad surgida en el seno de la comunidad misma sino que es consecuencia de las condenas y sospechas a las que queda sistemáticamente expuesta.
En la prensa argentina es notable la confusión que se despliega en estas interpretaciones descontextualizadas, simplistas y que parten de un desconocimiento profundo de las dinámicas socioculturales de la sociedad francesa actual.
Desde los años ’90 hasta el día de ayer, Francia ha conocido varios de estos tipos de ataques producidos por individuos radicalizados. Contrariamente a lo que se dice, estos jóvenes protagonistas no tienen un patrón o perfil común de origen. Hay jóvenes salidos de familias de diferentes estratos sociales, así como de familias católicas, musulmanas e incluso de familias que no practican ni adhieren a una tradición religiosa determinada. Jóvenes que se aíslan de su contexto familiar, de sus amistades, y que encuentran identificaciones en grupos específicos, en donde se dice predicar “un verdadero Islam”.
Jóvenes que buscan un marco de sentido para dar respuesta a “la injusticia social”, “la opresión de los pueblos”, y que son impulsados a salir en búsqueda de una especie de “revolución” (¿tal vez en un sentido conservador?) a la que denominan “Jihad”.
No podemos pensar la religión desde una lógica funcionalista, como si viniese a ser “el consuelo” o “la última opción” que les queda a los sectores vulnerables y excluidos, ni tampoco creer que efectivamente esos crímenes son religiosos. Se pueden atribuir y autoatribuir en nombre de la religión, sin dudas; pero si nos conformamos con eso, lo único que conseguimos es polarizar el debate en términos de religión vs. secularismo, censura vs. libertad de expresión, o –lo que aún es peor– reflotar la peligrosa teoría del choque de civilizaciones.
Estos jóvenes no son simples individuos aislados y manipulados: son el síntoma de una sociedad que encuentra fracturas en su interior, y que es eco de una crisis de sentido más amplia en el marco de un capitalismo globalizado y post-industrializado. Podemos pensarlo en términos del clásico sociólogo francés Emile Durkheim, cuando escribe a fines del siglo XIX y principios del siglo XX sobre los riesgos de una sociedad anómica, una sociedad cuyos lazos sociales se quiebran en su interior.
Las violencias estructural y simbólica que mencionamos aquí, a vuelo de pájaro, deben ser parte del croquis analítico a armar, al que debemos sumar sus múltiples aspectos subjetivos, políticos, educativos, económicos, evitando caer en las diversas hipótesis que se ven formuladas en los medios de comunicación, llevándonos desde teorías conspirativas de atentados de falsa bandera hacia teorías sobre la libertad de expresión y la blasfemia, entre otras.
El debate es largo y queda mucho por analizar aún; pero por sobre todo, como observadores de la realidad, evitemos las argumentaciones que se ensalzan en simples extrapolaciones y que conducen a estigmatizaciones peligrosas que no hacen más que agudizar la fractura social. En este caso, la comunidad musulmana en Francia y en el mundo se ve señalada como el caldo de cultivo de problemáticas sociales que sobrepasan las fronteras de la comunidad per se, y que más bien son problemáticas que pertenecen y atraviesan a la sociedad francesa en todo su conjunto, y no a una comunidad cultural en particular.
Frente al contexto actual, las autoridades y la sociedad francesa aún se ven confrontadas al desafío de encontrar las formas de reunir y atraer en su seno a esas fracciones de jóvenes que buscan nuevos sentidos. Pero, ¿realmente quieren hacerlo? Aún no podemos responder a esta pregunta.
El domingo, Francia salió a la calle para manifestar al mundo la necesidad de verse unida por la defensa de los valores republicanos, pilares fundamentales de la identidad francesa que se posan en la libertad, la igualdad, la fraternidad y sobre todo en la laicidad. Celebramos la manifestación contra el atentado y a favor de la vida y la libertad de prensa. Pero también breguemos por la necesidad de reflexión. Ya sea de un lado y del otro. Queda el esfuerzo de ese colectivo liminal, ese espacio de claroscuros, para no quedar atrapados en esa violentogénica red de praxis discursivas.
Gare aux manichéismes! Appelons à la réflexion!
* Socióloga, especialista en estudios de género e Islam. Docente en la Université Paris 8 Vincennes Saint-Denis. Doctorante Université Paris 5 Descartes - UBA.
Tomado de aquí
lunes, 12 de enero de 2015
“La presencia de Netanyahu en la manifestación fue lo que colmó el vaso”
El periodista, intelectual exiliado en Francia y padre del músico Manu Chao, Ramón Chao, criticó en declaraciones radiales la presencia de algunos mandatarios y la utilización política de la marcha contra el atentado terrorista.
“Rajoy para mí es un tipo impresentable, la Merkel también y ni hablar del presidente de Ucrania. La manifestación fue muy politizada y ha habido una comunión total porque le convenía a cada uno de los presentes”, dijo en diálogo con Dady Brieva en Radio América Ramón Chao, periodista y escritor español exiliado en Francia desde los `50; y padre del músico Manu Chao. “A cada partido político le convenía pero ya empiezan las disensiones”, agregó.
Sobre la marcha agregó: “La presencia de Netanyahu en la manifestación fue lo que colmó el vaso, es terrible lo que está haciendo en Israel”. “Mi ahesión a Charlie Hebdo es suscribiéndome a la revista que sale pasado mañana, ahí yo sé que los ayudo directamente”.
“Estuve muy afectado porque entre los muertos había cuatro amigos míos. Me pareció magnífica la concentración, pero me molestó cuando empecé a ver la gente que venía y que practica en sus países lo mismo que venían a denunciar", sostuvo Chao. "Son personas que en sus países son dictadores. Y la manifestación estaba centrada en ellos, por lo que con otros amigos decidimos no ir. No quería que mi presencia humilde fuera un número más que celebrase esa estrategia”, agregó.
Respecto a algunas críticas de la prensa nacional, opinó que “a los Presidentes de Latinoamérica les era difícil ir a la manifestación, porque si los invitaran no sé quién iría. Ni de Venezuela, ni de Ecuador o Bolivia. Porque para mí lo importante que está sucediendo en el mundo sucede en Latinoamérica. No podían ir con ellos”.
En cuanto al humor, dijo que “no hay límites, con tal que no se agreda directamente a una persona. Pero hacer humor como Charlie Hebdo, que lo hacía con mucha inteligencia y con mucha agresividad, me parece que no. Los límites son la verdad y la ofensa directa”.
El domingo se organizó en París una manifestación multitudinaria que congregó a más de un millón y medio de personas, según los organizadores, y a casi 50 líderes mundiales; para repudiar el atentado terrorista contra la revista Charlie Hebdo. "París es hoy la capital del mundo", dijo el presidente François Hollande, ante los miembros de su Gobierno reunidos en El Elíseo antes de la marcha por la capital. "El país entero se levantará", proclamó Hollande. A la manifestación, que arrancó en la Plaza de la Republique de París pasadas las tres de la tarde, no acudió la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen (que no había sido invitada), pero sí la plana mayor del Gobierno, de los partidos políticos, de los sindicatos y las principales organizaciones de la sociedad civil y de las artes; además de los líderes de media Europa.
Formando una larga cadena tomados del brazo, iniciaron la marcha el presidente francés, François Hollande; su homólogo español, Mariano Rajoy; el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, entre otros líderes europeos y mundiales como el primer ministro británico, David Cameron; el israelí, Benjamin Netanyahu; y la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning Schmidt. Tampoco faltaron el primer ministro, Manuel Valls; la alcaldesa, Anne Hidalgo, y su predecesor, Bertrand Dealoë. Christiane Taubira, ministra de Justicia; Fleur Pellerin, de Cultura y Comunicación; y Michel Sapin, de Finanzas, así como el ministro de Interior y el ex presidente francés Nicolas Sarkozy.
Tomado de aquí
Suscribirse a:
Entradas (Atom)