CHÁVEZ: Un militante de la iglesia popular
Ha muerto Hugo Chávez, líder de la revolución bolivariana, de la
recuperación de la Patria Grande Latinoamericana y de las raíces
liberadoras del cristianismo que se expresan en la iglesia popular
profética. Su proyecto de “socialismo del siglo XXI” es profundamente
innovador, creativo, que recoge lo mejor de los aportes del pensamiento
de Marx y otros teóricos revolucionarios, reinterpretándolos desde la
realidad venezolana y latinoamericana.
Por Rubén Dri
En esa realidad venezolana y latinoamericana descubre al cristianismo
expresado en sus corrientes renovadoras y revolucionarias como una de
las vertientes fundamentales de la cultura del pueblo venezolano y
latinoamericano. “El primer socialista de nuestra era fue Cristo” es una
de sus consignas que suena rara sólo porque se ha ocultado el proyecto
revolucionario del movimiento que construyó Jesús de Nazaret, por lo
cual fue asesinado por el imperio romano.
Al revés de la jerarquía eclesiástica de Venezuela y de todo el
continente latinoamericano, Chávez redescubrió por el contacto con su
pueblo, por el conocimiento de la historia de las luchas
latinoamericanas por la liberación, por su lecturas de los textos del
cristianismo de la primera hora y de la Teología de la Liberación, las
raíces liberadoras del cristianismo que se expresan en una iglesia
popular que se disuelve en el pueblo, que se expresa en reuniones y
luchas populares.
El comandante Hugo Chávez Frías se definía a sí mismo como profundamente
cristiano y proclamaba a Jesús de Nazaret, el Cristo como “comandante
en jefe de la revolución”. Sólo quienes ignoran que el nazareno formó un
movimiento que se enfrentó al sacerdocio y al imperio pueden
escandalizarse o extrañarse de tal proclama.
La iglesia como la interpretaron los primeros cristianos no fue una
institución sacerdotal, jerárquica. En realidad, hablando de los
cristianos de la primera hora, no es correcto hablar de “la iglesia”,
sino de “iglesias” que eran asambleas que inspiraban en el proyecto
profético, popular, de Jesús de Nazaret. En cada lugar en que los
cristianos redescubren al Jesús liberador, renace la iglesia popular.
Hugo Chávez fue un militante de esa iglesia popular que hoy llora su
muerte pero que sabe que resucita en sus sueños, en sus proyectos, en
una palabra, en sus luchas. Militante de una iglesia que renace en
Latinoamérica con fuerza, mientras la renuncia de Benedicto XVI desnuda
el fracaso de la Iglesia sacerdotal, jerárquica que, traicionando el
proyecto liberador de Jesús de Nazaret, ha unido su suerte a la de los
poderosos.
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