Las Jefas y los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, reunidos en La Habana, Cuba, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada los días 28 y 29 de enero de 2014
"En medio de esta lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano." Rodolfo Walsh
jueves, 30 de enero de 2014
Carta Abierta/14: VIVIMOS TIEMPOS DE URGENCIA Y DE ESPERANZA
1. Vivimos tiempos de desafío y de
riesgo. Tiempos de urgencia y de esperanza. A pocos días de las
elecciones, demasiadas cosas están en juego como para no señalar el
dramatismo de la hora.
Sabemos, siempre lo supimos, que los
proyectos transformadores de matriz popular y democrática se enfrentan,
tarde o temprano, con aquellas fuerzas poderosas que desde el fondo de
nuestra historia, una y otra vez, han buscado sostener su dominio porque
creen, con su visión patrimonialista, que el país les pertenece, que
siempre les ha pertenecido.
Pero también se enfrentan, esos
proyectos que suelen ir contracorriente, a las nuevas demandas, que no
nacen ni viven del recuerdo de la tragedia previa, sino de las
vicisitudes y las emergencias del presente, incluso cuando van en contra
de sus propios intereses. Y también se enfrentan, los proyectos como el
iniciado en mayo de 2003, a sus propias dificultades y tensiones, esas
que nacen de una realidad siempre en estado de extrema fragilidad que
nos recuerda la gravedad de una época en la que nada parece quedar a
resguardo de los grandes vendavales de un capitalismo global en estado
de crisis pero capaz de seguir imponiendo sus decisiones y su hegemonía
en la mayor parte del planeta.
Entender el carácter de la ofensiva del
capital neoliberal significa desentrañar el grado de dramatismo que hoy
amenaza a los proyectos políticos que buscan, sobre todo en Sudamérica,
vías alternativas a las que nos condujeron y quieren seguir haciéndolo
hacia la intemperie social y económica. La hora es incierta porque está
en juego la continuidad o no de una política que ha podido, con sus
dificultades y contradicciones, reinstalar en el centro de la escena la
disputa por la distribución de la renta material y simbólica. El
reforzado frente restaurador, que incluye a las corporaciones
económico-mediáticas, a las fuerzas de la derecha, a las expresiones del
peronismo conservador y a los neoprogresismos reaccionarios, busca
cerrar este momento de reparación de la vida popular.
Unos, los poderosos, intentan recuperar
el terreno perdido horadando, desde todos los ángulos posibles y
utilizando todos los recursos a su alcance, la continuidad de un
proyecto que, después de décadas de penurias para los intereses
populares, logró reabrir la esperanza en el interior de un pueblo
lastimado y saqueado. Otros, las personas comunes, los ciudadanos de a
pie, los que viven el día a día con sus logros y sus dificultades, no
suelen fatigar los caminos de la memoria a la hora de sentirse seducidos
por opciones políticas que cierran a cal y canto cualquier alusión al
pasado y a su tragedia social, económica, política y cultural porque,
aunque no lo digan, están dispuestas, esas fuerzas hoy opositoras, a
implementar aquellas terribles recetas que tanto daño nos hicieron.
Exigen, con el derecho que surge de lo reconstruido y de sus propias
perspectivas y demandas individuales, seguir mejorando y seguir
superando los núcleos duros de la desigualdad, las carencias, las
injusticias y las zozobras de la vida cotidiana. Poco tiempo le dedican a
valorar lo que se ha conquistado en estos arduos y sorprendentes años
en los que el país logró recuperar la brújula de su historia dejando
atrás, como no se cansaba de decir Néstor Kirchner, el infierno en el
que nos habíamos convertido como sociedad.
Lejos de las capturas ideológicas de
largo aliento, más lejos aún de identidades fijas y permanentes, parte
de la ciudadanía de esta época mediatizada no suele permanecer adherida a
solidaridades cristalizadas. La fluidez, lo efímero, la fetichización
del cambio y de la última novedad, la lógica de la sociedad de la
mercancía y del espectáculo les exige a los lenguajes políticos y a la
propia democracia que aprendan a lidiar con esa persistente fragilidad
de las identidades contemporáneas. Nadie tiene la vaca atada. Cada día
hay que renovar el vínculo y el contrato de origen. La fugacidad de lo
vivido pende como una amenaza recurrente en el interior de una vida
social que mide su satisfacción a cada instante y de acuerdo, la mayor
parte de las veces, con la narrativa que de esa misma vida social se
hace desde las grandes usinas comunicacionales que, en la actualidad,
constituyen la avanzada de los poderes corporativos y el laboratorio
desde el que se despliegan las nuevas formas hegemónicas que articulan
el estado de las conciencias. El riesgo nace de creer que lo conquistado
y lo recuperado, aquello que hizo y hace posible el diseño de una
sociedad capaz de reconstruir lo que había sido brutalmente destruido,
no depende -hoy, acá y en estas horas decisivas- de la continuidad del
kirchnerismo.
Algunos, los poderosos, los que han
ejercido a discreción -y apelando muchas veces a la violencia homicida-
el poder en la mayor parte de la travesía histórica del país, saben que
no se puede seguir permitiendo que un proyecto nacido de antiguos
sueños de justicia e igualdad siga pronunciando ese camino que acabe
invirtiendo décadas de dominación y sometimiento. Saben que la llegada
del kirchnerismo vino a sacudir un estado de injusticia y de derrota de
las tradiciones populares. Que vino a interrumpir la continuidad de la
barbarie social y la ampliación de la desigualdad al mismo tiempo que
reabrió la posibilidad de reconstruir la tradición de una lengua
emancipatoria que hoy recorre una parte sustantiva de Sudamérica. Sabe,
también, que no puede permitir la prolongación en el tiempo de un
proyecto que le ha devuelto a la multitud invisible la potencia para
encarar con energía renovada profundas transformaciones en el interior
de una realidad social que sigue siendo un territorio en y de disputa.
Sabe, a su vez, que la ampliación de derechos multiplica las voces
dispuestas a defender lo conquistado y a oponerse a los intentos de
restauración del poder neoliberal. Es simple su intención: cortar de
cuajo lo que nunca tenía que haber ocurrido, sellar, por inactual e
imposible, la invención democrática que renació hace diez años cuando
nada ni nadie lo podía preveer o imaginar. Van, una vez más, por la
reconquista de sus privilegios y por la plena posesión del poder de
decisión. Quieren terminar con una atrevida política que reinstaló entre
nosotros la esperanza de la igualdad. Ellos no confunden ni se
confunden, saben cómo y contra quien tienen que descargar toda su
artillería destituyente.
Otros, los bienintencionados, los que
suelen identificarse con posiciones progresistas, prefieren instalarse
en la lógica de la demolición asociándose a la feroz campaña que desde
las usinas del poder mediático se viene desarrollando contra el
gobierno. Son los eternos buscadores de una “república virtuosa”, esa
que supuestamente yace en un oscuro filón de la nación, extraviada
después de los tiempos del primer centenario, y sometida una y otra vez
-eso piensan y proclaman sin sonrojarse- por los populismos demagógicos,
al vaciamiento y la corrupción. Sin encontrar ninguna incompatibilidad,
allí donde buscan convertirse en los heraldos de los valores
republicanos, suelen confluir con los poderes corporativos y, siempre,
terminan por travestirse a imagen y semejanza de esos grupos
privilegiados. Pero, eso sí, en nombre de la República y de su
salvación. Lo que no dicen o no saben es que cada vez que esas fuerzas
se alzaron para defender la “virtud amenazada de la república” no
hicieron otra cosa que destruir derechos, aniquilar libertades y vaciar
de contenido a la propia vida democrática. Ofreciendo un rostro y una
retórica supuestamente progresista, arropados en banderas de larga
prosapia libertaria, terminan por volverse funcionales a los verdaderos
diseñadores de las estrategias destituyentes: el poder
económico-mediático que va en busca de la restauración conservadora.
Es por eso que, en esta hora compleja y
desafiante, nos dirigimos a los hombres y mujeres de nuestra patria que
no renuncian al sueño de una sociedad más justa. Que, con toda
honestidad, asumen como propias, en ocasiones, las críticas más
despiadadas e injustas que, construidas en el laboratorio de la derecha
corporativa, acaban convirtiéndose, sin que lo visualicen, en parte de
su propio sentido común y en la entrega de sus ideales democráticos a
quienes no han hecho otra cosa que vaciarlos de todo contenido
emancipador. Los llamamos a que, sin dejar de sostener sus tradiciones y
sus diferencias, sepan reconocer la abismal distancia que separa a un
proyecto -con sus aciertos y sus errores- que no ha dejado de inclinar
la balanza hacia el horizonte de un país más igualitario y democrático,
de aquellos sectores dominantes y hegemónicos dispuestos a quebrar en
mil pedazos esas esperanzas que en los últimos diez años no han hecho
más que multiplicarse.
Detrás, muchas veces, de retóricas seudo
progresistas buscan seducir a ciudadanos que, de saberlo, no estarían
dispuestos a acompañar sus estrategias reaccionarias. Pero también se
montan en el sistemático esfuerzo por despolitizar, a través de los
lenguajes massmediáticos, a quienes han sido sujetos de la
reconstrucción y la ampliación de derechos sociales, civiles y
culturales. Avanzan disputando sentido común y opinión pública. Utilizan
el espectacular poder de fuego de las corporaciones comunicacionales
siempre dispuestas a reforzar los intereses de los grandes grupos
económicos y a amplificar la contra revolución cultural que el
neoliberalismo viene desarrollando globalmente. Buscan desprestigiar y
debilitar hasta la extenuación a un gobierno que, a contrapelo de las
tendencias mundiales y en consonancia con algunos países de la región,
se atrevió a desafiar el orden establecido. Ellos sí que van por todo:
van por la liquidación de los derechos, van por la ampliación de su
renta, van por la perpetuación de su poder, van contra los deseos
tumultuosos de las mayorías que siguen soñando la igualdad, van contra
las demandas de memoria, verdad y justicia y por la impunidad de sus
propios crímenes. Ellos saben lo que está en juego, saben cuál es el
corazón de la disputa y de qué modo golpear contra la Presidenta y
contra un proyecto que ha sido capaz de romper la terrible continuidad
de una dominación implacable que llevó a la peor de las intemperies
sociales, políticas, económicas, culturales y jurídicas.
Son momentos donde se manifiesta con su
fuerza silenciosa la ironía de la historia: por un lado, la conciencia
pública democrática se halla sumida en un gran debate; por otro lado,
esa misma conciencia se halla aprisionada por enormes operaciones
mediáticas que sobre el idioma real de la historia, sobreponen el idioma
vacío del miedo y de una abstracta reparación moral. De este modo, esa
dramática distancia entre la vida real, con sus cotidianas realizaciones
y sus rumoreos deshilvanados, se yergue en términos de un gran poder
mediático que traba la expresión genuina de los intereses sociales con
una expresión repleta de pulsiones fantasmales: es un modelo de
conclusión de un ciclo como anunciación de un “modelo de llegada”, el de
un candidato que ha convertido su nombre en un algoritmo y sonríe en
las carreteras de entrada a la ciudad con la pinta entradora de vendedor
de terrenitos a plazos, dispuesto a cualquier señuelo.
2.Ante tales circunstancias, es
necesario reponer todo un diccionario de ideas y de correspondencia
entre éstas y las definiciones más clásicas de un acervo político que
está también amenazado. Se trata de analizar una vez más los resultados
del capitalismo en el plano de sus acciones reales sobre la materia
histórica, y en el plano de sus fantasías ideológicas. Un cuarto de
siglo pasó desde la reconfiguración que sobrevino con el fin del mundo
bipolar. El velo de la promesa democrática y de un mundo en paz, con la
que Occidente batalló para obtener la hegemonía conquistada, ha caído.
Se ha impuesto una única “verdad”, la de un capitalismo que no tolera
diferencias y organiza, por el contrario, cruzadas uniformadoras de
sistemas económicos, modelos políticos, culturas y proyectos de pueblos y
naciones. Es en perspectiva, el diseño de un futuro global a medida de
un Imperio que impone su ley, otorgándole a ésta el valor de “Justicia
Universal”. La ilusión de un capitalismo humano, instalada durante la
“Edad de oro”, iluminada por los estados del bienestar de las
socialdemocracias europeas, se derrumbó, dejando revelado haber sido una
estrategia de competencia con el “mundo socialista” caído, más que una
opción programática de burguesías con sentido social. Cristina llamó
anarcocapitalismo financiero a esta hegemonía de un sistema depredador y
llamó a recuperar lo mejor de aquello que pudo o quiso a duras penas
construir el propio capitalismo cuando tuvo que atender las demandas de
las grandes mayorías que se rebelaban contra una antigua trama de
injusticias. Eso es lo que se ha acabado en los países centrales.
Es Sudamérica el lugar en el que, a
contracorriente, se busca defender derechos y conquistas que recuerdan
al Estado de Bienestar, pero que quieren ir más allá. Eso lo sabe el
poder hegemónico y ha buscado y lo seguirá haciendo quebrar estas
experiencias popular-reparadoras. En nuestro país, muchos que se ofrecen
como portadores de una perspectiva “progresista” no hacen más que
movilizar sus recursos retóricos e ideológicos a favor de la ola
liberal-conservadora que viene arrasando los derechos de las mayorías en
los estados europeos. Esos “progresistas” han defendido a Capriles y
atacado las opciones populares sudamericanas en nombre de la “virtud
republicana”, del mismo modo que han derramado todos sus prejuicios
sociales y raciales al caracterizar a los habitantes de los barrios
marginales y pobres del gran Rosario como “inmigrantes de origen toba o
de Bolivia y Paraguay” que traen su pobreza desde “fuera”. Un lastre
“indio y extranjero” que no es responsabilidad del gobierno
“progresista”.
El último cuarto de siglo ha sido de
guerras e invasiones. Irak, en dos oportunidades, el descuartizamiento
de Yugoslavia con intervenciones puntuales de las grandes potencias en
cada uno de sus conflictos, Afganistán, Libia, y ahora la latente
amenaza sobre Siria. También este tiempo ha sido de un capitalismo
financiero que organizó el mundo desterritorializando la producción
industrial y deslocalizando el trabajo con el fin de reducir los
salarios, ampliar las ganancias, destruir las conquistas de los
trabajadores, desarmar sus organizaciones y movilizar el capital de un
lugar a otro, sin límites, sin controles, ampliando hasta los niveles
más desmesurados las esferas financieras en las cuales las oligarquías
más poderosas del globo se apropiaban de la parte del león de las
ensanchadas plusvalías. Los cantos de sirena de una era post-industrial o
de una época del fin del trabajo, contrastan con las maquilas de
salarios miserables, jornadas extensísimas de trabajo y condiciones de
precariedad y pobreza de las grandes masas populares.
Sin embargo, para el objetivo de un
mundo único y uniforme no alcanzaba con resolver el pleito bipolar. La
nueva hegemonía se lanzó a adocenar un Tercer Mundo que desplegaba
proyectos propios, que había organizado estados para impulsarlos,
librado luchas de descolonización y liberación; un Tercer Mundo en el
que se habían conformado movimientos nacionales y populares y afirmado
ideales de emancipación y autonomía, pero que también sufriría de
errores, desaciertos y derrotas nacidas de experiencias que se
encontraron ante sus propios límites y sus propias fallas. La ideología
neoliberal de privatizaciones, desintervención pública, apertura
irrestricta a las inversiones externas, flexibización laboral, culto a
los mercados -especialmente a los financieros- fue predicada y
practicada como poderosa lógica de desorganización de estados, regímenes
previos, pensamientos críticos, modos de vida, valores, costumbres y
creencias. Así recuperó y amplió su hegemonía el capitalismo
neoliberal. Sobre esta tierra arrasada hoy se despliega la, tal vez,
mayor de sus crisis.
Los programas de ajuste en Europa, las
campañas militares en África y Asia, el ninguneo de las Naciones Unidas,
la naturalización de la función de un gendarme universal, el manejo
unilateral de la emisión de moneda mundial por parte de la potencia
hegemónica, denotan la decisión del mundo central de agudizar la crisis
para que se resuelva sobre la base de ensanchar y profundizar el
paradigma regresivo de polarización social y concentración de la riqueza
y del poder. Pero, en la última década se abrió una grieta en esta
humanidad desolada, arrasada y desilusionada por un sistema que se había
sentenciado a sí mismo como definitivo e irreversible. Una esperanza
creció en América Latina. Una esperanza que fusionó el renacer de
culturas milenarias, con las gestas de la independencia y las
experiencias populares de mediados del siglo pasado. Nombrar a los que
encendieron ese nuevo fuego siempre es imprescindible: Chávez, Lula,
Kirchner, Evo, Correa, Cristina. Sus nombres están ya indisolublemente
ligados a la recuperación de utopías, dignidades y voluntades
transformadoras.
Así, la reciente participación de
Cristina en el G20 fundó un nuevo momento. Un discurso y una gestualidad
de autonomía rompió con el diseño de un ámbito organizado para un
consenso unánime que consagrara la voluntad de los países centrales.
Señaló la complicidad de los EEUU con los fondos buitre, reclamó por un
regreso a un genuino multilateralismo y denunció que la paz no se
construye con guerras. Días después profundizó su pronunciamiento en la
Asamblea de las Naciones Unidas, sostuvo que no hay guerras justas,
denunció la hipocresía de las potencias que hablan de diálogo y no se
sientan a conversar cuando peligran sus intereses coloniales, criticó a
quienes preparan intervenciones armadas en nombre de la paz -cuando
previamente fueron proveedores directos o indirectos de las armas con
las que se despliegan los conflictos-, pidió la restricción y regulación
de las lógicas anárquicas y perversas con las que se maneja el capital
financiero internacional, reclamó sobre una reforma del orden
internacional que favorezca el mayor peso de la opinión de las naciones
periféricas, exigió el cumplimiento de los acuerdos entre países.
Es claro que nuestra Argentina y nuestra
América Latina batallan contra intentos restauradores. Como siempre,
éstos se siembran de adentro y de afuera. Los fallos de la justicia
norteamericana contra nuestro país revelan el propósito de un
disciplinamiento “ejemplificador”. No se trata sólo de la imposición de
una lógica de la financiarización, que hasta puede resultar dañada por
la desmesura de hacer caer una reestructuración de deuda magníficamente
lograda, si no de la priorización de una actitud nada amistosa contra
una nación y una región que han recuperado una política internacional
independiente, avanzado en proyectos económicos transformadores y
reconstruido sus Estados nacionales. Los actos de espionaje sistemático
llevados a cabo por los EEUU, violatorios de la soberanía de nuestros
países han generado reacciones dignas, impensables hace apenas una
década, como la de Dilma Rousseff que canceló su viaje a la
superpotencia. También hubo una firme y solidaria respuesta frente al
grave secuestro que sufriera Evo Morales por parte de potencias europeas
unos meses atrás.
Todo ello acontece mientras grupos
económicos locales, mediocres oposiciones políticas, y medios
monopólicos que pretenden comandar la erosión del proyecto popular,
acechan para medrar con el producto de devaluaciones y turbulencias de
caminos regresivos. La ilusión de un “gran empresariado adicto”,
heredado de otras épocas y otros proyectos de país, se desvaneció en
estos diez años. Sus exponentes no sólo aumentan precios y provocan
inflaciones que erosionan el ánimo popular, si no que conspiran por
nuevas megadevaluaciones del peso para engrosar fortunas que reposan en
negocios financieros internacionales luego de utilizar cuantas vías de
fuga idean astutamente. Sus figurantes de escena, repetidores de
discursos vetustos rellenos de frases de ocasión, han mudado de
escenario y militan activamente en entramados opositores apostando al
“fin de ciclo”. Es una hora dramática, en la que los proyectos
políticos transformadores de nuestro continente deben repensarse y,
dentro de ellos, su lógica de alianzas. Alianzas imprescindibles para su
consolidación y profundización, dos términos inescindibles, pues
congelar el presente, detener los cambios, conservar sólo lo hecho, más
que insuficiente resulta imposible. Los restauradores dicen que quieren
poner un freno, pero pretenden bombardear lo construido, aleccionar
contra las ansias de cambio, naturalizar la decadencia neoliberal. Por
eso prometen un país “serio”, reinsertado en el mundo, tan “moderno”
como la podredumbre que impúdicamente exhiben las economías del norte
desarrollado.
Son tiempos de afirmar el proyecto, a la
vez que de reencauzamiento de rumbos. Exigen acelerar los pasos de la
unidad e integración regional, a la vez que priorizar las construcciones
políticas y la movilización popular. De construcción de más Estado. De
políticas que, con participación popular, ensanchen más aun la
ciudadanía. De ampliar las mejoras en la distribución de la riqueza,
porque queremos y hace falta más. De formalización plena de los
trabajadores. De mayor acceso de los campesinos a la tierra. De mayores
derechos para los pueblos originarios. De despliegue del acceso a la
vivienda. El kirchnerismo con sus grandes aciertos y también con sus
errores, ausencias, deudas pendientes y limitaciones marcó una dirección
popular y democrática tan profunda que sólo admite, desde una mirada
emancipatoria, la crítica que tiende a fortalecerlo. La vocinglería
opositora que le señala insuficiencias para debilitarlo, aunque acierte
muchas veces en desnudar la falta, aunque luzca centroizquierdista,
confraterniza con el intento oligárquico de consumar el “fin de ciclo”.
Porque lo que está en juego no es el éxito o fracaso de una gestión,
entendida como un agregado de medidas o políticas, sino el sentido de
una época. No hay profundización de ella sin continuidad, o para ser más
dramáticos, sin futuro del kirchnerismo como fuerza transformadora en
el poder. Los que quieren ordenar, poner fin al tumulto, limpiar la
escena, enaltecer la corrección, ser héroes de la buena conducta, se
proponen como el cementerio de los proyectos transformadores.
La demolición, que provocó e inició la
dictadura cívico-militar en 1976, de una Argentina con empleo digno y
solidaridades sociales, estructuras políticas que identificaban clases,
culturas y proyectos, aun no fue revertida plenamente. Los años del
proyecto popular en curso recuperaron el paradigma del trabajo, la
vocación de autonomía nacional, el rol de lo público y los ideales de
igualdad y justicia. Pero la estructura concentrada y extranjerizada de
la economía permanece y resulta de difícil, aunque necesaria reducción.
Si bien la desigualdad disminuyó, subsiste aun la fragmentación
política, social y sindical. Una tercera parte de los trabajadores
ocupados permanece en la informalidad, si bien se han tomado medidas
históricas con la legislación del trabajo rural y en domicilios
particulares. La volatilidad de políticos profesionales que migran como
miserables oportunistas desde cargos importantes detentados en un
gobierno que promovió un viraje profundo en la política argentina hacia
opciones regresivas del pasado revertido, ejemplifica sobre carencias de
la política argentina del presente, aunque ésta haya recuperado su
función de actividad transformadora. Es necesaria una iniciativa más
enérgica para emprender construcción política y ensanchar la capacidad e
intensidad de la movilización popular que impregne de otra densidad a
la militancia, a la pertenencia, a la participación, a la adhesión y a
la simpatía por el proyecto transformador. Hace falta transitar hacia
una democracia profunda en la que la instancia electoral consagre, en
ese momento culminante, la voluntad y pasión que se construye
permanentemente en un ideal compartido de sociedad integrada y
fraternizada. Es el gran desafío para la continuidad.
El actual es un momento crucial. Es
época de generar esperanzas. De plantearle a la sociedad compartir un
programa para la profundización de un proyecto que ha resultado tan
exitoso como justo. Han sido diez años de avances prodigiosos. La escena
de un pueblo hambriento, marginado y sin trabajo ha sido reemplazada
por un tiempo de disputas sociales por mejorar las condiciones de vida,
por alcanzar la igualdad. Toda una política de gobierno signada por el
sentido de la ampliación de derechos es la que convoca, y nos convoca, a
jugar nuestra pasión y la acción para sostener ese sentido peleando por
la continuidad de esta política ahora y en el 2015. Memoria, verdad y
justicia. Convenios Colectivos. Salario Mínimo. Recuperación del sistema
de jubilación de las manos de la especulación financiera. Mejor
distribución del ingreso. Aumento del presupuesto educativo. Asignación
Universal por Hijo. Matrimonio igualitario. Ley de servicios de
comunicación audiovisual. Nueva Carta Orgánica del BCRA. Autonomía
frente a las políticas del FMI. Resistencia frente a los fondos buitre.
Despliegue de las cooperativas de trabajo. Mejora sustantiva en los
ingresos de los jubilados. Gobierno civil de la política de defensa.
Desendeudamiento. Nacionalización de YPF, Aerolíneas y aguas. El plan
Procrear, que acaba de expandirse… Una lista extensísima, abierta, de
no acabar.
Hubo tiempos en los que la sorpresa de
los nuevos hechos de la gestión, que invertían las consecuencias del
neoliberalismo, alcanzaban por sí solos para obtener el respaldo
ciudadano. Hoy se requiere más. Es justa y necesaria la promesa, el
dibujo de un futuro, la convocatoria a participar en la profundización
de una gesta. Establecer el contraste, la contracara que puje contra la
declamación de las derechas, los “pragmatistas” y los falsos
“centroizquierdistas” que han hecho de la difamación una propuesta
política, de la falla la impugnación del todo, de la virtud la
impostura, del resultado de una política la casualidad de una ocasión.
Es una hora de más hechos, argumentos y debates. Esgrimir sólo el
balance no es suficiente.
Las últimas medidas tributarias
mejorarán notablemente los ingresos de los trabajadores formalizados,
así como comenzarán a trazar un camino de justa imposición a la renta.
Pero queda pendiente una reforma tributaria integral que acentúe la
mejora en la progresividad del sistema que comenzara con la implantación
de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Una profunda
discriminación de los productos y tasas para el gravamen del IVA,
liberando del mismo al consumo popular e intensificando la imposición de
los bienes suntuarios sería parte de la misma. También la recuperación
del impuesto a la herencia que fuera eliminado por la dictadura
terrorista. El aumento de los aportes patronales revertiría la reducción
de los mismos que constituyó parte de las políticas de
“flexibilización” laboral. Fueron muy significativos los recientes
cambios introducidos en el régimen del monotributo y beneficiarán a
sectores de ingresos bajos y medios.
Además, ha sido muy importante la
legislación que suspende los desalojos de los campesinos, como así
también el comienzo de las tareas para reconocer la posesión y propiedad
de la tierra por parte de las comunidades indígenas, mediante el
establecimiento de su propiedad colectiva sobre las mismas. Sin embargo,
es necesario profundizar más aun esta justa política, disponiendo la
titularización de esas tierras y emprendiendo una política integral que
avance en la generación de conciencia y la adopción de criterios que
reconozcan el carácter social que define a ese recurso natural
estratégico.
Muchas veces el gobierno ha reaccionado
con atraso. La política ferroviaria y la energética han transcurrido por
caminos erróneos en una larga fase del proyecto nacional en curso. Las
consecuencias fueron dolorosas y costosas. Sin embargo, esos desvíos hoy
se encuentran en vías de corrección y se han adoptado medidas de fondo
para reestructurar esos sectores. Pero los daños causados a la marcha
del proyecto no han sido menores, aunque siempre las transformaciones
reparadoras fueron tomadas desde una perspectiva de profundización.
Para hacer posible la aplicación de un
derecho básico para los ciudadanos como es el derecho a la salud, hoy
todavía tropezamos con un sistema fragmentado y desigual que debe
transformarse, avanzando en la planificación de la salud, adoptando así,
un criterio inverso al de los países de la Alianza del Pacífico, donde
la exclusión es creciente debido al predominio del paradigma de la
mercantilización. Sin embargo, ha habido avances importantes, a través
de múltiples acciones emprendidas por el Ministerio de Desarrollo
Social, como la Asignación Universal por Hijo, la ley de procreación
responsable, las medidas contra la violencia de género, la ley de salud
mental, la ley antitabaco, un amplio plan de vacunación obligatoria y el
tratamiento gratuito del HIV-SIDA. La postergada reglamentación de la
producción pública de medicamentos es una de las incomprensibles demoras
que deben ser reparadas.
A los momentos críticos, a las
dificultades, el gobierno las enfrentó siempre con medidas e iniciativas
fieles al sentido de su proyecto político. La derecha opositora, en sus
versiones burdas o travestidas de “centroizquierdistas” repite
monocordemente las mismas impugnaciones, cualquiera sea el lugar de
América Latina que se trate: corrupción, inflación, inseguridad. Una
receta única para esmerilar gobiernos “populistas”. La primera siempre
resulta condenable, aunque el capitalismo suponga su existencia
sistémica. La inflación siempre debe ocupar, pero la derecha pretende
convertirla en el eje de la economía para aplicar planes de ajuste y
reducción del salario, mientras que una política más efectiva para
enfrentarla sería redoblar los controles, sistematizarlos, disciplinar a
los empresarios, ampliar significativamente las formas y prácticas de
comercialización estatal, provincial y municipal directa de bienes
esenciales. Bienvenida y oportuna la mesa de diálogo que abrió Cristina
para abordar los acuerdos que persigan restringir los aumentos de
precios. La inseguridad, que los medios hegemónicos instalan y silencian
en dosis que manejan a conveniencia del poder concentrado, constituye
un problema estructural de las megalópolis “modernas” nacidas del
capitalismo anárquico, guiado por el paradigma del más crudo
individualismo; controlar, discriminar, perseguir y encerrar
adolescentes condice con las lógicas del chivo expiatorio para disipar
el reclamo de las víctimas sin resolver, o más aun, agravando lo que se
enuncia querer solucionar. Cualquier estrategia de mano dura favorece la
ampliación de la complicidad del delito con integrantes y jefes de los
cuerpos de seguridad. Contrariamente la estrategia de construir una
“seguridad democrática” y el camino de abordar la especificidad juvenil
abren la esperanza para reducir inseguridades e injusticias. El
kirchnerismo, desde su inicio, ha cuestionado las salidas punitivas o la
apelación “salvadora” a la mano dura como fórmulas mágicas para
combatir el delito. Hoy, como ayer, esa debe ser su brújula a la hora de
intentar nuevos caminos ante una problemática extremadamente compleja
que no tiene una solución lineal.
3.No resulta sencillo ir contra el
prejuicio y el resentimiento, pero más difícil es intentar explicar el
odio que, de un modo incisivo y sistemático se difunde por ciertos
medios de comunicación, y va más allá de todas las diferencias políticas
para anclarse en una visceral inhumanidad. Lo que se despliega por el
éter informativo en estos días argentinos es, cuando de lo que se trata
es de horadar y debilitar al gobierno, una estrategia inclemente que no
se detiene ante ningún obstáculo ni conoce la frontera del respeto y la
compasión por el padecimiento del otro. Esa estrategia encuentra su
correspondencia en algunos sectores de la sociedad que, sin ningún
disimulo, se regodean en ese modo antagónico a toda forma de
convivencia democrática. Escudándose en una “moralidad virtuosa”, en la
apología de una república añorada desde que la “demagogia populista
invadió la nación”, movilizan todos los recursos a su disposición para
hacer naufragar un proyecto que, después de décadas de impunidad de los
poderes reales, se plantó frente a los “dueños del país” defendiendo los
intereses populares.
El odio y la visión canalla del mundo se
conjugan en aquellos "periodistas" que buscan golpear a la figura
presidencial. Vuelve sobre nosotros un discurso de una violencia que
habíamos imaginado sellada en nuestra historia pero que regresa intocada
de su viaje por el tiempo. Deseo de muerte, goce con el padecimiento y
la enfermedad del otro, en este caso de Cristina como antes de Néstor
Kirchner o, más lejos en el tiempo, de Evita. Virulencia. Comparaciones
históricas infames: primero con el nazismo, después con el fascismo y,
ahora, con el lopezreguismo. Literalmente se mofan de las víctimas
reales de la historia y juegan con los límites para transgredirlos. En
el deseo de ellos está lo peor. El odio es su estrategia y buscan
multiplicarlo penetrando una zona oscura de nuestra sociedad que se
reencuentra con una parte espantosa de sí misma, aquella que cristalizó
en la frase "viva el cáncer" cuando Evita luchaba por su vida. El odio
sólo construye destrucción. Por eso, hoy más que nunca, compromiso con
la democracia, militancia de las ideas, rebelión contra los canallas y
redoblamiento de la participación para continuar transformando el país
en beneficio de las mayorías.
Dos años que serán tan largos como
disputados transcurrirán entre las elecciones de octubre y las de 2015.
Lejos de reflexiones como las de “fin de ciclo”, en las que se sumerge
una intelectualidad antipopular, incluso perteneciente al antiguo cuño
de una extraviada progresía liberal, que anida y alienta una
restauración de gravosas consecuencias, elegimos ampliar nuestro
compromiso con ideales y sueños de liberación nacional y emancipación
humana, cuyo devenir juega su suerte en la etapa histórica argentina
junto al actual proyecto. La crítica no es, afirmamos, el ascético
ademán de la disolución, la descalificación y la injuria. Es, ante todo,
el acto libertario de develar las formas que asumen la dominación, la
injusticia y otras formas de violencia invariablemente ejercidas sobre
nuestro pueblo, y como tal su ejercicio es inherente a la alternativa
política que ha dado en llamarse kirchnerismo. No cejaremos en el
esfuerzo por convocar a compañeros que buscan destinos similares a los
nuestros y permanecen fuera del proyecto, a ensayar un camino en común
para fortalecerlo y bregar por cambiar lo que haya que cambiar. Porque
hemos optado por el lado de los más débiles de la Historia y de esta
historia de confrontación con las corporaciones del poder. Porque hemos
reconocido la extraordinaria voluntad de reparación que irrumpió en el
2003 de la mano de Néstor Kirchner, una voluntad que nos devolvió el
sueño de un país justo. Porque valoramos la entereza, el coraje y las
convicciones de Cristina que, sobreponiéndose a dificultades por todos
conocidas, no ha dejado de asumir un compromiso ejemplar con su pueblo.
Ese es, también, el sentido que elegimos dar a nuestras vidas.
Tomado de aquí
Internet será conectado al cerebro con chips en 2020
Cambie "Internet" por "sistema represivo" y "2020" por "1990 o antes". Evite caer en las trampas de la bonomía médica y piense en sistemas de control operando sobre el cerebro de un ser humano y condicionando sus movimientos y sus palabras, liquidando sus oídos a través de miles de "locutores" que repiten hasta el hartazgo los embates fascistas de todos los tiempos. Piense en los dolores físicos que un chip de estas características puede causar toda vez que envía su violencia a un sector específico del cuerpo. ¿Se imagina semejante barbarie? ¿Se imagina las consecuencias sociales de un dispositivo de estas características? La robotización del ser humano fue ayer y la "civilización" -como dijo Gandhi- sigue siendo "una buena idea".
lunes, 27 de enero de 2014
viernes, 24 de enero de 2014
Argentina: desmontarán diez mil hectáreas de monte nativo y ya suman 360.000 en ocho años
Son tierras del departamento de San martín, que habían sido
protegidas por un fallo de la Corte. Algunos empresarios hicieron firmar
comodatos con criollos y comunidades wichí que crían ganado y, de esa
manera, habilitaron el desmonte.
Diez mil hectáreas de monte nativo donde viven y trabajan campesinos y
comunidades wichí están a punto de ser arrasadas para ser destinadas a
agronegocios. Se trata de tierras ubicadas en el departamento salteño de
San Martín, zona catalogada por la provincia como territorios a
conservar y que habían sido protegidos por un fallo de la Corte Suprema
de Justicia en 2008. “La presión de los agronegocios vale más que la Ley
de Bosques y que los derechos humanos”, denunció la organización Red
Agroforestal Chaco Argentina (Redaf) y afirmó que campesinos e indígenas
fueron presionados para autorizar el avance de los empresarios del
agro. Desde la sanción de la Ley de Bosques (que fija protección para el
monte nativo), en Salta fueron arrasadas 360.000 hectáreas, un promedio
equivalente a 164 canchas de fútbol por día.
El Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART) de la
Facultad de Agronomía (UBA) detalló que entre 2008 y 2013 se desmontaron
358.723 hectáreas en Salta, de las cuales 112.000 estaban en zonas que
debían protegerse (según el Ordenamiento Territorial requerido por la
Ley de Bosques). El LART detalló que en 2008 (primer año de vigencia de
la ley) se desmontaron 110.000 hectáreas. El año siguiente se talaron
46.000 y en 2010 llegaron a 50.000 hectáreas. En 2011 se destruyeron
72.000 hectáreas de monte salteño, en 2012 otras 52.000 y en 2013 se
desmontaron 28.000 hectáreas. Equivale a un promedio de 164 hectáreas
por cada día o siete hectáreas por hora.
Para ejecutar buena parte de la deforestación se utilizan grises de
la ley. “No todos los desmontes son ilegales, porque la provincia
procede en muchos casos a recategorizar las fincas de amarillo o rojo
(zonas protegidas) a verde, para luego aprobar los desmontes”, explicó
Ana Alvarez, secretaria ejecutiva de la Red Agroforestal, colectivo de
organizaciones e investigadores del NOA y NEA.
Alvarez advierte que el verano comenzó con la misma tendencia
desmontadora. El 23 de diciembre se realizó una audiencia pública para
avanzar sobre 10.000 hectáreas de bosque en el Municipio de Ballivián,
departamento de San Martín, el mismo que la Corte Suprema había
protegido en 2008 y que aparece como zona “roja” (a proteger). “Los
empresarios hicieron firmar comodatos a criollos y a la comunidad
indígena wichí Cuchuy, donde ceden el territorio a cambio de pocas
hectáreas y diez viviendas. La audiencia termina siendo un mero trámite
para dar vía libre a desmontes para agricultura”, explicó Patricia
Valdivia, comunicadora de la Redaf.
El campo en peligro se llama finca Cuchuy y el pedido de desmonte fue
realizado por los empresarios Alejandro Braun Peña (8962 hectáreas) y
Gastón Larrán (1300 hectáreas).
Las familias campesinas y wichí no contaron con asesoramiento
jurídico sobre sus derechos. Y firmaron en favor de los empresarios a
cambio de diez casas para la comunidad indígena y la “donación” de 300
hectáreas a las familias que siempre vivieron y trabajaron las 10.000
hectáreas. Las cuatro familias campesinas que viven en el lugar hace más
de 50 años firmaron el “acuerdo” solicitado por los empresarios. En dos
casos firmaron con la huella dactilar porque no saben leer ni escribir.
El comodato señala que los empresarios le darán cinco hectáreas a cada
una (20 hectáreas total). Los campesinos tienen como principal actividad
la ganadería. El estudio de impacto social en el expediente de la
audiencia precisa que cuentan con 578 cabezas de ganado. Pero con las 20
hectáreas que firmaron sólo podrán criar tres vacunos. “Esta supuesta
‘cesión de derechos’ implica no sólo la pérdida de las 10.000 hectáreas
de bosque, sino que además condenará a las familias originarias y
criollas a migrar, ya que el sostén de sus actividades es inviable en
los pequeños lotes a los que serán confinados”, advirtió la Red
Agroforestal.
La Ley de Bosques estableció que las provincias debían realizar
ordenamientos territoriales en tres colores: verde (se puede desmontar) y
amarillo y rojo (medio y alto valor de conservación). La finca Cuchuy
está en zona amarilla y roja, pero la normativa salteña dejó una puerta
para los desmontadores: estableció que la zonificación por colores era
sólo “orientativa” y que podría ser modificada a criterio de la
autoridad de aplicación, el ministro de Ambiente –que no respondió las
consultas de este diario–, en base a pedido y estudios presentados por
quienes desean el desmonte.
El decreto provincial 2789 prohibió los desmontes en regiones donde
no se realizó el relevamiento de territorios indígenas establecido en la
Ley Nacional 26.160. El relevamiento territorial no se realizó en la
comunidad wichí Cuchuy, pero aun así la provincia efectuó la audiencia
para desmontar el territorio.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA que
trabaja junto a comunidades wichí escribió una carta (con un informe
técnico cuantitativo y mapas satelitales) al Ministerio de Ambiente de
Salta. Detallan que, en la zona wichí, sobre 196.000 hectáreas ya se
arrasaron 89.000 (el 45 por ciento). “El desmonte en estas áreas tiene
serias consecuencias desde el punto de vista social y ambiental”,
recuerda el informe.
Luego de la audiencia deben pasar diez días hábiles para la
presentación de objeciones. Y la Secretaría de Ambiente debería analizar
las presentaciones y tomar una decisión. Como parte de los descargos,
el antropólogo John Palmer realizó una decena de entrevistas en idioma
wichí y la ONG Asociana elevó las entrevistas como prueba. Los
testimonios wichí dan cuenta del mecanismo de presión para firmar
acuerdos con los empresarios y denominan “estafa” al comodato que los
dejará sin tierras.
Finca Cuchuy no es un caso aislado. Alvarez explicó que hay al menos
cinco audiencias de desmontes pautadas sólo para enero que afectarán
otras 22.000 hectáreas.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-238338-2014-01-23.html
Tomado de Nodal
miércoles, 22 de enero de 2014
lunes, 20 de enero de 2014
Los 85 más ricos del mundo poseen lo mismo que la mitad de los más pobres
Londres. La
ONG británica Oxfam denuncia en un informe presentado hoy que las 85
personas más ricas del mundo tienen una fortuna equivalente a todas las
posesiones de la mitad de la población más pobre del planeta, unas tres
mil 500 millones de personas.
Oxfam, que dio a conocer el informe Trabajar para unos pocos de
cara al Foro de Davos que comienza este miércoles, critica la evasión
de impuestos que hacen los más ricos a través de los paraísos fiscales,
así como la política estatal de ahorro que afecta sobre todo a las capas
sociales más bajas.
Las élites acomodadas han cooptado el poder político y
establecen las reglas del juego económico, socavando la democracia,
denuncia la organización internacional que busca soluciones para la
creciente brecha entre adinerados y pobres, y subraya que es un proceso
que ocurre tanto en los países desarrollados como en desarrollo.
Encuestas realizadas en seis países, Estados Unidos,
Reino Unido, España, Brasil, India y Sudáfrica muestran que la mayoría
de las personas opinan que las leyes se hacen para favorecer a los más
ricos.
“No podemos esperar ganar la batalla a la pobreza sin
combatir el problema de la desigualdad”, señaló la directora ejecutiva
de Oxfam, Winnie Byanyima.
El problema de los privilegios que tienen unos y las
desventajas de los otros amenaza con extenderse durante generaciones.
“Pronto viviremos en un mundo en el que la igualdad de oportunidades no
será más que un sueño”, destacó.
Un total de 210 personas se convirtieron en
multimillonarios durante 2013, para unirse a los mil 426
multimillonarios existente con un valor neto combinado de 5.4 billones
de dólares, dice la investigación.
Cifras citadas por la organización aseguran que el
uno por ciento más rico de la población en todo el mundo tiene 110
billones de dólares, lo que equivale a 65 veces la riqueza total de la
mitad inferior de la población del planeta.
Byanyima señaló que esta elite adinerada podría
acomodarse cómodamente en un autobús de dos pisos e instó a los líderes
mundiales a hacer frente a este problema acuciante y a los gobiernos a
utilizar los ingresos fiscales para proporcionar asistencia sanitaria
universal, educación y protección social a los ciudadanos.
Ante las evidentes leyes que favorecen a los más
pudientes, Oxfam denuncia que desde finales de 1970 las tasas de
impuestos para los más ricos se han reducido en 29 de los 30 países
sobre los cuales se dispone de datos.
Tomado de aquí
LA ACTUAL SITUACION DE EUROPA, SEGUN LA ORGANIZACION HUMANITARIA OXFAM: Desigualdad, pobreza y crisis
El Viejo Continente exhibe un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia
de las medidas de ajuste y los rescates a bancos y estados. Natalia
Alonso, directora de Oxfam, analiza los defectos y efectos del modelo
económico europeo.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
–Visto desde América latina es a veces difícil imaginar la pobreza en una Europa desarrollada y con sistemas de seguridad social de larga data. ¿Cuál es el panorama concreto que se vive hoy?
–Hay un nuevo mapa de la pobreza en Europa por las medidas de austeridad que han aumentado no sólo la pobreza sino los niveles de desigualdad. El cálculo que hacemos es que si se siguen aplicando estas medidas habrá entre 15 y 25 millones de europeos más en riesgo de pobreza en 2025. Si sumamos esta estimación a la población que ya hoy enfrenta este riesgo de pobreza según las cifras oficiales de la oficina de estadísticas europea, la Eurostat, tendríamos que en 2025 unos 146 millones de europeos, más de una cuarta parte de la población, estaría enfrentando este riesgo. Esto significa un aumento considerable en términos de lo que se llama pobreza relativa, medida en relación con el ingreso promedio de un país, pero también en cuanto a la pobreza absoluta, donde la supervivencia misma está en juego. Con la pérdida del empleo se va perdiendo la vivienda, la fuente de ingresos, los derechos sociales. Si a esto le añadimos el desmantelamiento de los sistemas de protección social por las medidas de ajuste, el resultado es un enorme aumento del número de gente vulnerable. Y lejos de resolver el problema de la deuda o de estimular el crecimiento, estas medidas de ajuste están empeorando la situación en ambos frentes.
–Es evidente que esta crisis ha tenido un impacto especialmente fuerte en la llamada periferia de la Eurozona, países como Grecia, Portugal y España.
–Estos países por presión externa o de la misma Unión Europea han impuesto medidas muy drásticas y, por tanto, están experimentando un importante salto en los niveles de pobreza. Estos niveles se ven no sólo en el aumento del desempleo, sino en el desempleo de más de dos años que significa en muchos países europeos la pérdida de cobertura social y la profundización de una espiral de pobreza. Cada país tiene su dinámica particular. En España e Irlanda hemos visto el fenómeno de los desahucios o desalojos de vivienda que impacta aún más sobre la extrema vulnerabilidad del desempleo generando virtuales parias y marginados sociales. En un momento en España se echaba a 115 familias por día de sus casas y no sólo se los echaba sino que se les mantenía la deuda porque no se admitía el valor del piso como pago. Esto a su vez afecta a los garantes del piso, que con frecuencia son los padres o familiares.
–El empobrecimiento también ha golpeado a países centrales como Alemania en el interior de la Eurozona o el Reino Unido por fuera.
–En el caso del Reino Unido, las medidas de austeridad que ha seguido el gobierno han impactado mucho más duramente al 10 por ciento más pobre que al más rico. Este 10 por ciento más pobre vio una reducción del 38 por ciento en su ingreso neto desde 2007. Es el impacto que han tenido los programas de ajuste en la desigualdad en Europa en general. En Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y el Reino Unido se ha visto un crecimiento de los niveles de desigualdad comparables con el 16 por ciento de aumento que experimentó Bolivia en los seis años que siguieron al programa de ajuste de los ’90. En estos países europeos, o el 10 por ciento más rico gana más o el 10 por ciento más pobre gana menos o ambas cosas. Hoy el Reino Unido tiene niveles de desigualdad mayores que Estados Unidos. Si no se revierte la actual situación y se sigue con la política, el Coeficiente Gini de la desigualdad del Reino Unido y España se parecerá muchísimo al de Paraguay.
–La imagen de Europa en América latina es de una Seguridad Social que neutraliza los peligros de la pobreza. ¿Esto sigue siendo válido?
–La acción reequilibrante que tenía la Seguridad Social ya no está funcionando de la misma manera porque se han quitado o reducido los apoyos que existían a personas discapacitadas o desempleados. Esto crea mayor desigualdad, pobreza y crisis social. Y está aumentando otras desigualdades como la de género. Las mujeres son las primeras que pierden los puestos de trabajo.
–El modelo económico europeo tenía uno de sus pilares en un equilibrio social que favorecía un fuerte consumo interno. ¿Estamos ante un nuevo modelo económico?
–Estamos ante un modelo cada vez más desequilibrado, en el que muy pocos tienen mucho y gozan de una extraordinaria proximidad al poder político, lo que genera problemas de legitimidad. Según las proyecciones, se supone que habrá crecimiento económico en 2014 y 2015 en la Unión Europea, pero en caso de que efectivamente se produzca este crecimiento será muy desigual. La austeridad está sentando las bases de una Europa de profundas divisiones sociales y nacionales.
Tomado de aquí
TEMAS DE DEBATE: QUE HACER FRENTE A LA PERDIDA DE DIVISAS QUE SUFRE LA AUTORIDAD MONETARIA: Caída de reservas del Banco Central
Los especialistas analizan la estrategia del Gobierno en materia
cambiaria, el contexto internacional y los perjuicios reales de la baja
de reservas. Las alternativas de la vuelta a los mercados, la
sustitución de importaciones y un impuesto a la compra de divisas.
Producción: Javier Lewkowicz
Sustitución de importaciones
Por Martín Burgos *
La caída de las reservas se ha constituido, y con razón, en el tema
de este principio de 2014. Si nos enfrascamos en la contabilidad
económica de la cuestión, veremos que esa caída se debe a una mayor
salida de divisas debido al pago de deuda y la demanda de dólares de
inversionistas, consumidores, turistas y “atesoradores”. Si miramos del
lado de las entradas de dólares, las mismas son menores debido a una
menor liquidación de divisas de los exportadores de granos en proporción
a años anteriores y a que las entradas por turismo se pierden en el
circuito privado (mercado paralelo), y por lo tanto no entran en el
Banco Central.
Frente a esa problemática, el Gobierno está tratando de unificar el
tipo de cambio aumentando el tipo de cambio oficial y tratando de
reducir el tipo de cambio paralelo, principalmente mediante la venta de
Boden 2015. El Boden 2015 es un bono que se compra en pesos y por el
cual el gobierno nacional se compromete a devolver un equivalente en
dólares en 2015, es decir: es una deuda estatal en dólares. Se supone
que el dólar paralelo está alineado con la cotización de ese bono, por
lo cual con una mayor oferta de esos bonos, debería bajar su precio y
por lo tanto debería reducirse el “dólar blue”.
Esa estrategia trae aparejados dos problemas que ya se avizoran: por
un lado, el aumento del tipo de cambio oficial empuja los precios al
alza, tanto de los productos importados como de los productos que
exportamos. Este efecto negativo trata de ser corregido mediante los
acuerdos de precios que, por más institucionalizados que sean, deberán
ser controlados por el Estado nacional. Caso contrario, es posible que
aparezca una reducción de la demanda o un aumento de la conflictividad
laboral. Por otro lado, el aumento de la oferta del Boden 2015
constituye un endeudamiento en dólares a corto plazo del cual, el año
que viene, deberemos dar cuenta. Por lo tanto, la estrategia seguida
pareciera ser la de ganar tiempo para estabilizar durante este año el
tipo de cambio y el nivel de reservas.
La otra alternativa, la que prefería el equipo económico, era la de
desdoblar el tipo de cambio financiero asumiendo un premio para la
entrada de capitales y un castigo para su salida. Este se podía realizar
de manera institucional, o en los hechos: comprando los Boden 2015 en
pesos para que aumente sus precios y por consiguiente que aumente el
“dólar blue”. Esto último ofrecía la ventaja adicional de reducir la
carga de la deuda en dólares para el año que viene, pagándola en pesos.
Sin embargo, pareciera que tal propuesta no tuvo el aval político, donde
sin dudas habrán influido los ecos del conflicto del campo por una
propuesta similar, ya que las retenciones a las exportaciones son un
desdoblamiento impositivo del tipo de cambio.
Si miramos a nuestros vecinos de América latina, nuestra situación
de escasez de divisas parece ser bastante excepcional. ¿Como la
resuelven los demás países del continente? Endeudándose. ¿Por qué no lo
podemos hacer? Porque aún vivimos las consecuencias del no pago de la
deuda externa de fin del año 2001. Saliéndonos del traje de economista,
podríamos decir incluso que aquel default fue constitutivo del gobierno
de los Kirchner, un gobierno nacido en la debilidad y que fue obligado a
ir solucionando los problemas económicos, negociando con el poder
económico pero en varias instancias enfrentándolo, porque la solución de
endeudarse, de patear adelante el problema, no existía más. ¿Acaso se
hubiese nacionalizado YPF si el déficit energético se podía financiar
mediante la deuda externa? Tal vez no: nacionalizar YPF era enfrentarse
con Repsol. Endeudarse hubiera sido más fácil: el Gobierno quedaba bien
con los españoles, y mejor con los financistas de Estados Unidos.
Por lo tanto, la solución a largo plazo ante la restricción externa
que vivimos es la de la sustitución de importaciones. ¿Han avanzado los
demás países de América latina en un proceso? Casualmente, muy poco.
Allí radica sin lugar a dudas una de las contradicciones de nuestra
situación actual: nuestro modelo es el de un país que creció sin cuenta
capital, como pasaba con los países periféricos durante los años de
posguerra. Pero la solución a nuestros problemas, la sustitución de
importaciones, entra en contradicción con el mundo actual, donde rigen
las cadenas de valor globales como forma de producir a nivel global, y
los límites a toda política sectorial de la OMC. Por lo tanto, la tarea
pendiente es pensar cómo realizar esa sustitución de importaciones en
tiempo de globalización.
* Coordinador del departamento de economía del CCC.
Crisis internacional, precios y reservas
Por Ariel Geandet *
Sobre la crisis internacional de 2008 en Estados Unidos ya se ha
dicho mucho. Lo que muchas veces no se hace es ligar sus efectos a los
desafíos económicos que enfrenta nuestra región. La política económica
de nuestro gobierno es mantener los niveles de empleo y crecimiento con
distribución del ingreso. Para lograrlo, los instrumentos son variados y
van mutando con el tiempo tanto en su uso como en su eficacia. Utilizar
la política fiscal y la monetaria para proteger el mercado doméstico y
nuestro incipiente proceso de reindustrialización, habiendo creado más
de 200 mil empresas, es correcto y ha sido acertado. Es importante tener
en claro lo anterior porque, si no, se pierde de vista la discusión
global de lo que se debate.
La emisión monetaria ha servido concretamente como política
anticíclica para proteger al mercado doméstico, pero nos hemos
equivocado en ligar su evolución a las necesidades de mantener niveles
de subsidios sobre los servicios que consumen principalmente los
sectores urbanos y de mayor poder adquisitivo. Es claro el cambio en el
uso de esos instrumentos.
Como un claro ejemplo de discusión parcial, hay que notar que si la
emisión monetaria se utiliza para financiar las partidas de subsidios,
entonces, en primera medida están siendo antiinflacionarias y
anticíclicas ante el aumento internacional de los precios de recursos
estratégicos como la energía. Sin embargo, hoy genera más inequidades
que beneficios sociales, por ende, hay que cambiar de instrumento para
preservar la política original.
Es interesante además ver la poca importancia que se le da al hecho
de que, luego de la crisis internacional, las políticas monetarias de
los países centrales han hecho que los bienes “reales” como los
alimentos (70 por ciento), el petróleo (75 por ciento) y el oro (150 por
ciento) hayan aumentado tanto de valor en dólares desde 2008.
Es decir, producir alimentos de nuestra canasta de consumo y que
puedan ser exportados implica tener que resolver un conflicto de
intereses, y para proteger el mercado doméstico y el empleo es necesario
que el salario no sólo alcance para comprar comida sino también tener
un excedente para poder comprar bienes industriales (intentando que se
fabriquen en nuestro país).
Ahora, para adentrarnos en la evolución de las reservas, es
importante explicar dos facetas del problema, una de corte más histórico
y otra más coyuntural. La primera versa en que nuestro país hasta 1968
dependía de su relación entre exportaciones e importaciones. Desde los
’70 en adelante, y principalmente durante la dictadura y los
petrodólares, se desindustrializa y comienza a endeudarse. Luego,
durante la época de la “plata dulce”, comprar dólares se hizo algo
sencillo (compra para atesorar). Durante los ’80 no pudimos crecer por
el peso de la deuda externa que heredó la democracia. Todo esto llevó a
una renegociación de deuda y al Plan Brady (Consenso de Washington), y a
la llegada del Plan de Convertibilidad. Entonces, durante los ’90, con
la transnacionalización de la industria y con el masivo endeudamiento
público, se profundizaron dos canales de salida de dólares. En
definitiva, la historia no termina bien, con la crisis de 2001 y con un
peso estructural de factores financieros que afectan la balanza de pagos
y la evolución de las reservas. Eso hizo imperativo recuperar una
política monetaria independiente.
Desde lo coyuntural y lo heredado, tenemos el desafío de querer
industrializarnos con precios de la energía históricamente elevados,
precio de los bienes industriales bajos a nivel internacional, y las
cadenas de producción muy concentradas y transnacionalizadas; también
queremos redistribuir el ingreso con precios de los alimentos elevados a
nivel internacional, lo que fuerza una puja redistributiva local. En
este contexto, es muy importante destacar: que la Argentina no
reprimarizó sus exportaciones, que al resto de la región también se le
están fugando dólares y que están expuestos a los flujos de capitales
golondrina, que Brasil depende del influjo por Inversión Externa Directa
y de inversiones financieras para compensar su cuenta corriente, y la
incertidumbre de la renegociación de deuda de los países europeos, donde
lo que pase con la Argentina y los fondos buitre es clave para ese
escenario.
En definitiva, las tensiones sobre las reservas, por utilizarlas
para pagar deuda externa, financiar créditos para sustituir
importaciones y sostener una determinada política cambiaria que ayude a
no trasladar el aumento de precios de los alimentos, tuvo su momento y
debe ser modificado. La intención de regularizar los acuerdos con el
Club de París también va en ese camino. Es importante que cambiemos el
35 por ciento del impuesto a cuenta por un verdadero impuesto a la
compra/venta de moneda extranjera, y que comencemos de a poco a dar
mayor liquidez en dólares para volver a controlar formalmente todos los
canales de compra/venta de moneda extranjera.
* Docente UBA y Mesa de Economía-Movimiento Evita.
Tomado de aquí
EL PROPIO FRENTE RENOVADOR ESTIMO UN COSTO FISCAL DE ENTRE 8 MIL Y 10 MIL MILLONES DE PESOS POR BAJAR RETENCIONES: Miles de millones para el sector rural
El coordinador del equipo económico de Sergio Massa y uno de los autores
del proyecto de ley para bajar retenciones reconocieron a Página/12 el
costo fiscal de la medida. Equivale a entre 20 y 25 por ciento del
Presupuesto para la Asignación Universal por Hijo.
Por Sebastián Premici
El
costo fiscal del proyecto de Sergio Massa para la eliminación de
retenciones al trigo y una fuerte reducción en maíz y carne oscilaría
entre 8 mil y 10 mil millones de pesos. Así lo reconocieron Gilberto
Alegre, uno de los legisladores que presentará en el Parlamento la
iniciativa junto a Felipe Solá, y Ricardo Delgado, economista de ese
espacio político. Para tener una dimensión del costo fiscal, este
proyecto equivaldría a reducir en un 57 por ciento los recursos por la
Asignación Universal por Hijo o bajar un 42 por ciento las inversiones
en transporte. El líder del Frente Renovador explicó que la eliminación
de los derechos de exportación tiene por objetivo incentivar la siembra
del trigo para la próxima cosecha. Sin embargo, el propio Delgado
reconoció a Página/12 que sería “difícil estimar la superficie sembrada,
ya que eso depende también de los precios del producto y de la relación
de precios con otros cultivos”. Es decir, no existe una relación
directa entre retenciones y expectativas de siembra.
El gobierno nacional estima que por la campaña 2013/2014 se exportarán 78,2 millones de toneladas de granos, aceites y otros subproductos derivados del trigo, soja, sorgo, cebada, maíz y otros. Las retenciones al agro sobre la recaudación total representarán el 6,05 por ciento. En la campaña anterior, el peso de los derechos de exportación fue del 6,12 por ciento. Es decir, la tan mentada presión fiscal del gobierno sobre el sector, vía retenciones, no subirá sino que caerá en la campaña en curso, según determinó un trabajo de Economía del Bicentenario.
Este instrumento de política económica cumple un rol central para el Estado. El total de estas ventas al exterior representarían divisas para el país por un total de 32.450,2 millones de dólares. A partir de la aplicación de los distintos derechos de exportación, el Estado recibiría 9753 millones de dólares, es decir, 66.415 millones de pesos.
Presupuesto
Una eliminación total de retenciones al trigo o una drástica reducción en otros cultivos provocaría una transferencia de recursos en favor del sector agropecuario, que beneficiaría más a los productores más grandes. En base a la estimación de Alegre y Delgado de un costo fiscal de entre 8 mil y 10 mil millones de pesos, Página/12 calculó la incidencia potencial del proyecto del Frente Renovador en base al Presupuesto 2014.- Las asignaciones familiares presupuestadas para este año ascienden a 39.786 millones de pesos. De prosperar el proyecto de Sergio Massa, su costo fiscal equivale a entre 20 y 25 por ciento de esas partidas.
- Las inversiones en transporte fueron calculadas para este año en 23.362 millones de pesos. El costo fiscal de la iniciativa del FR es equivalente al 34 y 42 por ciento del presupuesto en esta área.
- Otro rubro sensible para el conjunto de la población tiene que ver con las inversiones en agua potable y alcantarillado. Para 2014 se prevé una inversión de 10.320 millones de pesos. La reducción de retenciones propuesta por Massa equivale a una pérdida presupuestaria de entre 77 y 96 por ciento, si todo lo recaudado por esas retenciones fuera sólo para estas obras.
- En el rubro educación y cultura, el Estado nacional estimó recursos por 8360 millones de pesos. La relación en este caso va del 95 al 119 por ciento.
Soja
Luego del conflicto por las retenciones móviles, el gobierno nacional creó el Fondo Federal Solidario, que toma el 30 por ciento de las retenciones a la soja y lo distribuye directamente a las provincias, bajo el esquema de coparticipación.Según las estimaciones del Ministerio de Agricultura para la campaña 2013/2014, los ingresos por retenciones a la soja serían de 55.600 millones de pesos. De ese total, el 30 por ciento se destinará a las provincias, es decir un total de 16.700 millones. Un estudio elaborado por la Gran Makro determinó que si estuvieran vigentes las retenciones móviles, al mismo tiempo que el Fondo Federal Solidario, las provincias hubieran recibido, entre marzo de 2009 y abril de 2013, 6081 millones de pesos más.
“Frente a los desbalances de la economía, el Estado tiene que regular, distribuyendo las rentabilidades de los sectores económicos o en este caso los superávit de un sector que tiene baja presión impositiva y que ha logrado reducir los derechos de exportación en casos como el trigo y que ahora pide la eliminación de las retenciones, lo que hará que se incremente aún más este desbalance”, señaló Ernesto Mattos, del Centro de Investigación y Gestión de la Economía Solidaria (Ciges).
“Más allá de situaciones puntuales, el problema de fondo es la racionalización de un sector que no quiere contribuir a un proyecto colectivo. A los que les va bien, quieren quedarse con toda la renta y que la Nación se quede sin recursos. La propuesta de eliminar las retenciones al trigo es inaceptable, por su fuerte impacto en los precios internos de los alimentos”, consideró ante Página/12 el economista Ricardo Aronskind, de la Universidad Nacional General Sarmiento.
Para el economista de la Gran Makro, Federico Vaccarezza, magister en relaciones comerciales internacionales de la Untref, la discusión de fondo pasa por la potestad regulatoria del Estado. Desde este espacio elaboraron un proyecto para crear una unidad con capacidad de compra y venta de granos, al estilo de la vieja Junta Nacional de Granos, que le permita al Estado negociar directamente con otros Estados la colocación de los granos de exportación y productos elaborados.
“Esta empresa o unidad dentro del Estado se dedicaría a la compra de stock para el país, les pagaría el precio pleno a los productores para evitar los abusos de las multinacionales. Con este esquema no habría que eliminar retenciones sino que estaríamos incentivando la producción con herramientas diseñadas desde el propio Estado”, concluyó Vaccarezza.
spremici@pagina12.com.ar
Tomado de aquí
viernes, 17 de enero de 2014
tacos
por dónde caminarán lo tacos que suenan? / adónde van a estas horas y cuál será el destino de su trajinar? / quién abrazará a la dama que motiva a esos tacos? / cómo será el hombre que descubrirá el lecho para fundirse en amor / mientras el sonido de esos tacos aún retumban en el cuarto?
Volvíamos silbando por la Avenida Nueva. Allí se asomaban las señoritas ofreciendo sus encantos e iluminando la calzada con el vientre de sus ojos. Nosotros, que siempre buscamos un pecho fraterno donde descansar nuestros sueños, saludamos a cada una de ellas mientras el humo de un cigarrillo abandonado en la vereda daba las 6 en punto.
Agradecimiento
Le agradezco a dios que no me haya parido sol. Si hubiera sido así, hombres y mujeres tendrían demasiadas noches.
Fin de semana
"El fin de semana es la promesa de un milagro. El domingo es la prueba de que ese milagro no ha sucedido" (dice Rolón que dice Dolina)
Vino
un vino cansado acompañaba su vaso
(rara cuestión)
beberlo y volverlo a beber eran una misma cosa
miércoles, 15 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
Evo Morales: "La economía de Bolivia la manejan los 'Boliviano Boys'" (G-77 + China)
martes, 7 de enero de 2014
La crisis hegemónica a escala mundial - por Emir Sader
Nunca
como ahora fue tan real la tensión entre un mundo que se agota, pero
trata de sobrevivir, y un mundo nuevo, con grandes dificultades para
afirmarse. En ese vacío se inserta un mundo inestable, turbulento, y una
gran lucha por la nueva hegemonía mundial.
La
decadencia de la hegemonía norteamericana en el mundo y el agotamiento
del modelo neoliberal son evidentes pero, al mismo tiempo, no surge
todavía en el horizonte una potencia o un grupo de países que puedan
ejercer la hegemonía mundial en lugar de Estados Unidos. Tampoco aparece
un modelo que pueda disputar con el neoliberalismo la hegemonía
económica a escala mundial. Los gobiernos posneoliberales
latinoamericanos no tienen todavía la fuerza suficiente como para
disputar esta hegemonía global.
La
victoria en la guerra fría no ha significado que la imposición de la
Pax Americana haya traído estabilidad al mundo. Al contrario, nunca como
ahora han proliferado tantos conflictos violentos, porque Estados
Unidos se vale de su superioridad militar para tratar de transferir los
conflictos al plano del enfrentamiento violento. Así ocurrió en
Afganistán, Irak, Libia, sin que hubiera tenido capacidad para imponer
estabilidad política sobre los escombros de las intervenciones
militares. Esos países continúan siendo epicentros de guerra en el mundo
actual.
En
el caso de Siria – y, por extensión Irán – Estados Unidos ni siquiera
fueron capaces de generar las condiciones políticas mínimas para nuevas
intervenciones militares, teniendo que participar en procesos de
negociaciones de paz.
Sin
embargo, Estados Unidos continúa siendo la única potencia mundial, que
articula su poder económico, tecnológico, político, militar y cultural,
para imponerse como el país de mayor influencia en el mundo, el
único que tiene una estrategia global. Ni China, ni la debilitada Unión
Europea, ni América Latina, o un conjunto de fuerzas articuladas entre
sí, logran oponerse a la hegemonía norteamericana en el mundo.
La
profunda y prolongada crisis económica que afecta al centro del
capitalismo ha demostrado que sectores del Sur –en Asia y América
Latina– pueden defenderse, sufriendo los efectos de la recesión, pero
sin entrar en ella, como había ocurrido en las otras crisis del centro
del sistema. Porque ya existe en el mundo un cierto grado de
multilateralismo económico, que ha permitido que los países con
gobiernos posneoliberales hayan podido defenderse y no caer en recesión,
gracias a los intercambios Sur-Sur y a los realizados en los procesos
de integración regional en América del Sur, y a la enorme expansión de
los mercados internos de consumo popular. Sin embargo, las fuertes
presiones recesivas no dejan de afectar a esos países, haciendo que
necesiten respuestas integradas para la reactivación de sus economías.
Sin
embargo, a pesar del desprestigio de las políticas neoliberales, que
han provocado la crisis en el centro del sistema y han demostrado ser
impotentes, hasta ahora, para superarla, el modelo neoliberal sigue
siendo dominante en gran parte del sistema económico mundial. Las
medidas puestas en práctica por los gobiernos europeos, por ejemplo, son
de carácter neoliberal, diseñadas para reaccionar frente a una crisis
neoliberal, es decir, están echando alcohol al fuego.
Porque
el neoliberalismo no es solamente una política económica, es un modelo
hegemónico, que guarda estrecha relación con la hegemonía del capital
financiero a escala mundial, con el bloque Estados Unidos-Gran Bretaña
desde el punto de vista político, así como con un modo de vida (el
llamado modo de vida norteamericano), centrado en el consumo, en la
mercantilización de la vida y de los shopping-centers. Es un punto de no
retorno del capitalismo a escala global, que impone, a la vez, los
límites de las propuestas de acción de las grandes potencias políticas y
de los grandes organismos internacionales.
Así
el mundo seguirá viviendo, por lo menos hasta la primera mitad del
nuevo siglo, un período de turbulencias, en el que la decadente
hegemonía norteamericana se mantendrá, aun con crecientes dificultades.
De igual manera continuará el predominio del modelo neoliberal, aunque
debilitado, y condenando a la economía mundial a procesos de mayor
concentración de la renta, exclusión de derechos y continua recesión
económica.
Una
profunda y extensa crisis de hegemonía se impone así en escala mundial,
con persistencia de los viejos modelos y dificultades para la
afirmación de las alternativas.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
Tomado de aquí
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