martes, 24 de noviembre de 2009

Poesía de adjetivos

Enroscado en su lugar
el verde fatal intento daba resultado
y se movía el silencio.


Viendo la nave volar
imaginaba otros mundos
otras estrellas más bellas aún
otro corcel blanco, santo, como un suspiro.


En sopesando detenerse al momento
El gris moscato deleitaba su canto
como un zorzal alado, como un valiente.


¿Qué tanto detergente y vida?
Recuerdo bien sus ojos y su vida,
su precordillerana existencia.
Allí, ella dijo, era el paraíso.
Y sus dos hijos, dos hombres,
y su marido un necio,
y el resultado fue, otra vez, el alejamiento.

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