En cada motivo, ni siquiera las luces alumbran lo uno.
Se movía distante, aliento y frío,
caminante, a oscuras, encubierto,
el ángel gris primero se acostaba.
Auguraba un ‘adiós’ y luego pasado,
caminaba iba al Sur, se indicaba,
iban andando.
La parte por el todo.
El cielo travieso,
el ruiseñor primero,
lo verde augurando un ahora,
todos tus ojos,
y tus bailes,
y tus olvidos…
todo lo tuyo.
El veleidor,
sabedor de terciopelos,
alegre silente,
¡qué calle lleva tu nombre! /pequeña belleza/,
¡qué suerte acompaña tu todo!
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