Versión PDF.
Curso:
Historia
del Pensamiento Latinoamericano
Marcelo
Fernandez Farias
Profesores:
Juan
Francisco Martínez Peria y Andrés Kozel
Noviembre
de 2012
1) Introducción
Este trabajo monográfico busca
analizar el ideario ético-político que construyó la Revolución Haitiana desde
la Rebelión de los esclavos de 1791
hasta la Declaración de Independencia
de la isla en 1804. Para esto hemos mantenido un cierto orden cronológico en lo
que se refiere a los sucesos que acontecieron en Haití, haciendo particular
hincapié en aquellos documentos o comentarios en donde se pone de manifiesto la
convicción profundamente humanista y conciente de los esclavos negros a la hora
de imponerse a la colonización española y francesa.
El problema de la raza y el racismo
está presente en esta elaboración. La relación entre colonizadores y
colonizados es otro de los elementos que hemos tratado de visibilizar como
forma de entender no sólo a la Revolución Haitiana sino también a nuestro
presente (aún) racializado, capitalista y opresivo. El lugar fundamental de los
derechos del Hombre[1] haitianizados y universalizados es una de las observaciones más repetidas en
nuestro breve estudio.
2) En el principio fue África
“El pensamiento crítico es, en última
instancia, el de una crítica sin garantías”
Walter Mignolo
El
origen de la especie humana tendría su espacialidad en África.[2]
Según un estudio reciente, dos etnias africanas habrían protagonizado la
primera “separación” humana hace 100.000 años. Un grupo de científicos analizó
2.300.000 variantes de ADN de 220 personas del centro y sur de África y
llegaron a la conclusión de que los grupos étnicos khoi y San (bosquimanos) “se
separaron hace 100.000 años de la rama ancestral común a la que pertenece el
resto de los humanos modernos, incluso antes de que salieran de África, hace
60.000 años.” La investigadora Carina Schlebusch plantea que la divergencia
entre los pueblos de este continente tiene una gran importancia a la hora de
descifrar la historia de la humanidad. Así, el grupo de los Khoi (ganaderos) y
los San (cazadores-recolectores), analizados a partir de la memoria genética, juegan
un papel relevante en el conocimiento de las características humanas modernas.[3]
Enrique Dussel des-cubre el “mito de
la modernidad” para poner de manifiesto, en una primera instancia, y al
contrario de lo que pensara Georg Hegel, que la historia mundial no va del Este
hacia el Oeste siendo Europa la culminación de este proceso sino que su
dirección es del Oeste hacia el Este (por eso la región de América Latina y el
Caribe sería el Extremo Oriente del Extremo Oriente). Entonces, “… la diacronía
unilineal Grecia-Roma-Europa (…) es un invento ideológico de fines del siglo
XVIII romántico alemán; es entonces un manejo posterior conceptual del ‘modelo
ario’, racista.”[4] Lo
cierto es que de la filosofía bantú, del norte de África, del África negra, de
Egipto; de esas aguas abrevaron tanto la filosofía griega, Roma, Europa, como
así también el judaísmo, el cristianismo y la religión musulmana.[5]
Es posible rastrear cuáles han sido
los “rasgos” civilizatorios que formaron parte de la lógica eurocéntrica desde
la invasión a América en 1492 hasta nuestros días. En un primer momento, el par
constitutivo fundamental fue el distingo entre humanos/no-humanos. Luego se
pasó a la separación entre católicos/no-católicos, europeos/no-europeos y
blancos/negros e indígenas – esta última distinción para el caso de Nuestra
América-. Para llegar luego a una suerte de doble racismo que podría
caracterizarse así: europeo-blanco-central/criollo-blanco-periférico y, luego,
al interior de nuestros países en proceso de decolonialización,
criollo-blanco-periférico-latinoamericano/negro-e-indígena-periféricos-latinoamericanos.[6]
En 1850 nace el intelectual haitiano
Joseph Anténor Firmin. Él estudió derecho y se dedicó a la abogacía y al
periodismo. En 1883 viaja a París y trabaja como diplomático hasta 1888. Es
aceptado en la Sociedad Antropológica de París y se encuentra con una buena
cantidad de intelectuales que buscaba darle una forma científica a sus
cosmovisiones racistas. Para enfrentar esta situación escribirá su obra De l’Égalite des Races Humaines en donde
utilizando el mismo discurso positivista de sus contemporáneos construirá una
mirada desde las víctimas, los oprimidos. Aunque cayó en algunas “trampas”
eurocéntricas, tuvo una claridad meridiana para recordar que en la base de la
tradición europea se encontraba el Egipto antiguo y que allí habían nacido
ideas sociales y políticas que serían centrales para Occidente. En relación a
la crítica al racismo, Firmin ubicó históricamente a este fenómeno en los
siglos XV y XVI cuya elaboración en manos de europeos tuvo como objetivo
fundamental “legitimar la conquista de América y la esclavitud de los africanos”.
(Martínez Peria, 2012c: 21) Para nuestro autor, el racismo habría tenido dos
momentos: uno religioso y otro cientificista (a partir de la Ilustración en el
siglo XVIII). Aunque se habría modificado el contenido, para Firmin la lógica
de jerarquización de los pueblos continuaba vigente. “Como conclusión de estas
premisas Firmin afirmó que no existía ningún tipo de diferencia biológica
sustancial entre las diferentes razas del globo y que de ninguna manera podía hablarse
científicamente de razas superiores e inferiores.”[7]
(Idem: 21-22)
Joseph Anténor Firmin criticará
fuertemente al racismo y al colonialismo durante toda su vida. Postulará que es
necesaria la solidaridad entre todos los países víctimas de esta opresión. Por
lo mismo, bregará por una política pan-africanista en la búsqueda de la unión
de las naciones africanas con Haití al igual que propiciará la reunión entre las
islas del Caribe y los países de la región latinoamericana. Por otro lado la
Revolución Haitiana será definida por nuestro autor como un “acontecimiento de
alcance global” constituyendo a los
derechos del Hombre como un acto efectivamente universal.
3) Primeras palabras sobre la
Revolución Haitiana
En el año 1522 tuvo lugar la primera
rebelión de esclavos negros en Haití cuyo foco de subversión “iluminó” una de
las haciendas de Diego Colón (hijo del “descubridor”). Esta primera rebelión
fue neutralizada. Sin embargo, en 1804, la Revolución Haitiana será la primera
revolución de esclavos triunfante e inaugurará el proceso independentista en
América Latina y el Caribe.
Haití
es una palabra de origen arawak que significa “tierra montañosa” y es el nombre
precolombino y post-revolucionario que tendrá la isla. A fines del siglo XVII
los franceses conquistarán la parte occidental quedando dividida en Santo
Domingo y Saint Domingue. Con el paso
del tiempo se convertirá en la primera productora de azúcar a nivel mundial
haciendo de ella una de las colonias más prósperas de todo el continente.[8]
La combinación entre materias primas y trabajo esclavo hacía que la acumulación
de capital representara para Francia la tercera parte de todos sus ingresos.
La
población haitiana estaba dividida en: los grands
blancs (colonos esclavistas y comerciantes), los petit blancs (blancos pobres), los affranchis (mulatos y negros libres) y medio millón de esclavos.
Estos últimos, sometidos por las otras tres partes de la población, crearon una
lengua y una religión de raíz africana con influencia europea que llamaron creole y vudú respectivamente. Ante la constante opresión laboral, política
y social; los esclavos generaron mecanismos de resistencia y lucha definidos
como micro y macro cimarronaje (Martínez Peria, 2012a: 5). Desde 1752 a 1758
Makandal será el líder más importante de este proceso constituyendo un mito en
la lucha por la libertad.
En
1791 se producirá una gran rebelión de esclavos. Pero antes, en 1789, la
Revolución Francesa creará las condiciones para establecer la “Declaración de
los derechos del hombre y el ciudadano” presentándola ante el mundo como una
serie de derechos universales que bregaría por la libertad, la igualdad, la
vida y la propiedad. Más temprano que tarde se pondrá de manifiesto que el
“hombre universal” de esta declaración era un varón, europeo, blanco,
propietario, eurocentrado y… ¡racista! La larga tradición de resistencia de los
esclavos negros y los “nuevos” derechos dieron lugar a una sucesión de disputas
que tenían como objetivo conseguir la libertad. Sin embargo no sólo la
emancipación individual estaba en juego sino que ya empezaba a surgir la idea
de la independencia de la isla.
Por
otro lado hay que tener en cuenta aquello que esbozamos en el punto 1 de este
trabajo para re-pensar de qué manera se ha ido constituyendo nuestro conocimiento
y nuestras culturas. Sin ánimos de caer en un racismo al revés o en un eurocentrismo
al revés, es posible adherir a la hipótesis de Nick Nesbitt analizada por
Juan Francisco Martínez Peria (2012a). Aunque el ideario político-social de los
esclavos negros fue un híbrido entre los postulados de la Revolución Francesa y
la tradición africana, “es plausible que un discurso aún más radical haya
provenido desde África, el de la Charte
du Mandé. Ésta era una carta de derechos, promulgada oralmente en 1222 por
el rey Soundiata Keïta de la nación Mande (actual Malí) para oponerse y
terminar con la esclavitud que imponían los árabes en la región. Esta carta,
siglos antes de la revolución norteamericana y la francesa, proclamaba, en sus
propios términos culturales, algo analogable a los derechos universales de
todos los hombres a ser libres y no esclavizados. En este sentido, se basaba
‘en el entendimiento, armonía, amor, libertad y en la fraternidad’ y proclamaba
como verdad universal ‘toda vida humana es una vida humana’. Asimismo,
establecía que ‘la esencia de la esclavitud queda prohibida de una frontera a
la otra de Mandé’. Según Nesbitt, es posible que este ideario anti-esclavista e
igualitarista haya perdurado en África y que haya atravesado el océano hacia
Haití en los barcos esclavistas. Una prueba de ellos, en su opinión, es el
proverbio haitiano que dice ‘Tout moun se moun’ o ‘Todo hombre es un hombre’ el
cual recuerda claramente las palabras de la Charte
du Mandé.”[9]
Fueron
los oprimidos los que establecieron la universalidad
de los derechos del Hombre. Lo harían desde la “exterioridad” retomada por
Enrique Dussel estableciendo un universalismo
particular al contrario del particularismo
(eurocéntrico) “universal”
(Eduardo Grüner, 2009). La denuncia de
los esclavos, de los oprimidos, de la “parte” fue la que enrostró en la cara
del poder colonial, del poder hegemónico, su alto nivel de hipocresía. Los
franceses/blancos/eurocentrados decían defender los derechos de “todos” cuando
en realidad defendían sus propios derechos, sus propios intereses, su propiedad
privada y su tasa de ganancia. “La
verdadera paradoja es que la revolución haitiana es, en este sentido, más ‘francesa’ que la francesa -puesto que sólo esa parte excluida de lo
Universal puede llevar a cabo el principio de ‘universalidad’-, pero sólo puede
serlo porque es haitiana -porque es la particularidad que por definición le falta a la ‘Totalidad’-.”[10]
Pero, la pretendida “Totalidad” no logró totalizarse[11]
y las exigencias ético-políticas de los esclavos haitianos libertos aún se
encuentran en nuestro futuro.
Eduardo Grüner titula su texto de la siguiente manera: A partir de hoy somos todos negros basándose
en el art. 14 de la Constitución haitiana de 1805. La segunda parte de este
artículo dice: “Todos los ciudadanos, de aquí en
adelante, serán conocidos por la denominación genérica de negros”. Y haciendo hincapié en una situación paradojal, expresa: “es
el polo extremo, aquel que se contrapone a la pretensión de universalidad, el que pone
de manifiesto la constelación en su totalidad. El sentido no es meramente jurídico: se trata de no ocultar ni
disfrazar, en la historia que ahora puede llamarse ‘haitiana’, el lugar
determinante que en ella ha tenido el conflicto político entre las ‘razas’.” (Grüner, 2009: 1-2) El filósofo indica
también que existe una mirada “pluri-identitaria” en el hecho de nombrar a la
isla como “Haití” retomando así su nombre indígena original. A esto podemos
agregarle que en la “Proclamación de la independencia de Haití” del 1 de enero
de 1804, Jean-Jacques Dessalines se presenta como “el General en Jefe del
ejército indígena”. Luego, a lo largo de esta proclama, en solo dos páginas y
media se menciona tres veces la palabra “indígenas”.[12]
De igual modo, no sería correcto desatender una de las “indicaciones” que lleva
implícito este artículo 14 y que Grüner plantea así: “… hace la crítica – (…) ‘anticipada’- de ciertas
celebraciones ‘multiculturalistas’ que suelen pasar por alto hasta qué punto
las ‘diferencias’ son una función de las desigualdades
producidas por el poder.” (Idem: 2)
4)
Trece años de revolución
“Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”
Inca Yupanqui, en las Cortes de Cádiz, 1811
Para este apartado vamos a continuar la línea que nos
propone el texto de Martínez Peria: El
ideario político crítico de la Revolución Haitiana. No queremos analizar la
violencia legítima de los esclavos negros sobre los colonizadores españoles y franceses
sino que nos interesa el ideario
ético-político que sus reivindicaciones encarnan. Tampoco deseamos realizar
algún tipo de “innovación” conceptual (¡esa debilidad por “lo nuevo” en la cual
solemos caer!) ya que consideramos que en la descripción de los lineamientos
revolucionarios tendremos suficientes conceptos para analizar. Más bien nos
interesaría organizar adecuadamente las intervenciones de este hecho histórico.
Acaso echemos mano a los conceptos de “colonización”, “raza” y “colonialidad
del saber” como una forma de profundizar en el itinerario antillano.
De la
Rebelión de esclavos de 1791 hasta la declaración de independencia en 1804
pasan trece años. La Rebelión es organizada por doscientos esclavos que se
lanzan contra los amos-opresores. El líder de este movimiento será Bois Caiman
Boukman y el objetivo fundamental de la revuelta será la re-humanización. Otros líderes se sumarán a la lucha: en primer
término Jean François y Biassau, luego Toussaint Louverture. Las primeras
negociaciones fracasan generando diferencias entre los líderes del movimiento.
Sin embargo, de esa experiencia nace el ideario de la revolución que toma forma
en la “Carta a la Asamblea General de Jean François, Biassou y Belair
Toussaint, julio 1792”: allí leemos: “Bajo el golpe de su látigo bárbaro
nosotros hemos acumulado para ustedes los tesoros que disfrutan en esta
colonia; la raza humana ha tenido que sufrir la barbarie con que ustedes tratan
hombres como ustedes –sí hombres- sobre los cuales ustedes no tienen otro
derecho que ser más fuertes y más bárbaros que nosotros…” (…) “Nosotros somos
negros, es verdad, pero dígannos caballeros, ustedes que son sabios, ¿cuál es
la ley que dice que el hombre negro debe pertenecer al hombre blanco?
Definitivamente ustedes no podrán mostrarnos dónde ella existe, si no es en
otro lugar que su imaginación, siempre propensa a crear nuevas fantasías con
tal de que los favorezcan.”[13]
En la
expresión “bajo el golpe de su látigo bárbaro” puede percibirse, sentirse el
dolor del cuerpo del oprimido que, en su grito, desnuda la barbarie de los
europeos “civilizadores”. Luego dicen: hemos
acumulado lo que ustedes disfrutan; tanto Aníbal Quijano como Ramón
Grosfoguel coincidirán en que la idea de raza y racismo son constitutivos del
capitalismo global (Castro-Gómez, Grosfoguel, 2007: 14) (Restrepo,
Rojas, 2010: 128). Así, el racismo no forma parte de un espacio diferente a la
estructura misma del capitalismo histórico. Aunque no constituye una única
acción condicionada sí representa una determinante fundamental para entender el
sistema de explotación imperante.
Los
dos párrafos citados no tienen desperdicios. Imaginemos que un iraquí se lo
dice (¡hoy!) a un marine
norteamericano, un indio toba a un terrateniente sojero o un sujeto intervenido
con una nueva tecnología para la
represión, la tortura y la muerte al “campo represivo” en su conjunto: “la raza humana ha tenido que sufrir la barbarie con que
ustedes tratan hombres como ustedes –sí hombres- sobre los cuales ustedes no tienen otro derecho que ser más
fuertes y más bárbaros que nosotros”. ¡Qué cátedra de Humanidad, Señores!
¡Dejemos todos los conocimientos que hemos acumulado hasta ahora y dediquémonos
a analizar sólo estos párrafos hasta el día en que nos lleve la Parca! La raza
humana, la especie humana, ¡una! (proposición mundial biológicamente acertada)
sufre su barbarie, nosotros somos
los oprimidos, a nosotros nos golpean y torturan, a nosotros nos envían sus drones, ¿y luego los bárbaros somos
nosotros? No, están muy equivocados. Los asesinos, los eurocéntricos, los que
viabilizan una razón instrumental con
arreglo a fines (¡perversos!), los que se desviven por ejercer su
voluntad-de-poder son ustedes: Ustedes -y no Nosotros- son los bárbaros. Pero
cuidado: nosotros somos hombres iguales
que ustedes, no somos “americacentrados” o “haití-centrados” sino que
postulamos una verdadera igualdad, una sola “raza”, una sola “especie”. Y
pensar que hasta mediados del siglo XX una buena parte de la producción
intelectual continuó tratando de justificar el racismo. Y pensar que, todavía,
la barbarie del “campo represivo” se pasea por todas las calles del mundo
desparramando tortura y muerte.[14]
“Nosotros somos negros, es verdad, pero dígannos
caballeros, ustedes que son sabios, ¿cuál es la ley que dice que el hombre
negro debe pertenecer al hombre blanco? Definitivamente ustedes no podrán
mostrarnos dónde ella existe, si no es en otro lugar que su imaginación,
siempre propensa a crear nuevas fantasías con tal de que los favorezcan.”
¿Acaso esto es proto-psicología? Hemos podido observar a lo largo de la
historia de qué forma las “fantasías” de las clases dominantes han logrado que
ellas mismas las favorezcan. Las fantasías han sido “los negros”, “los
asiáticos”, “los indoamericanos”, “los comunistas”, “los terroristas”, “las
armas de destrucción masiva”, etc. como enemigos de “la democracia y la paz”.
Dependiendo del contexto socio-político, el imperialismo de turno y sus países
dependientes han articulado sus fantasías
para lograr mantener su hegemonía propiciando matanzas y atropellos difíciles
de enumerar.
Aimé Césaire trabajará largamente el problema del
colonialismo. El político e intelectual martiniqués en su Discurso sobre el colonialismo (1950) va describiendo cuáles son
las formas de dominación que establecen los colonizadores y la manera en que
van generando lo que hoy podríamos llamar una colonialidad del saber (Restrepo, Rojas, 2010: 135). En un primer
momento Césaire marca cuáles son los dos problemas que ha generado la
civilización europea: el proletariado -en tanto oprimido- y las colonias. “En
la colonización el gesto decisivo es el del aventurero y el pirata, el del
comerciante” (Césaire, [1950] 2004: 14). Luego agrega: “Habría
que estudiar (…) cómo la colonización trabaja para descivilizar al colonizador, para embrutecerlo (…) para degradarlo,
para despertar sus recónditos instintos en pos de la codicia, de la violencia,
del odio racial, el relativismo moral y habría que mostrar después que cada vez
que en Vietnam se corta una cabeza y se revienta un ojo, y en Francia se
acepta, que cada vez que se viola a una niña y en Francia se acepta, que cada
vez que se tortura un malagache y en Francia se acepta, habría que mostrar
digo, que cuando todo esto sucede se está verificando una experiencia de la
civilización que pesa por su peso muerto, se está produciendo una regresión
universal y que después de todos estos tratados violados, de todas estas mentiras
propagadas, de todas estas expediciones punitivas toleradas, de todos estos
prisioneros maniatados e ‘interrogados’, después de este orgullo racial estimulado,
de esta jactancia desplegada, lo que encontramos es veneno instalado en las
venas de Europa y el progreso lento pero seguro del ensalvajamiento del continente.”
(Idem: 15) (negrita nuestra) En este discurso va a criticar el racismo
religioso, el racismo biológico, el racismo geográfico, el racismo climático,
etc. En la volteada caerá Renan (por dividir a los seres humanos en raza de
obreros –chinos-, raza de trabajadores del campo –negros- y raza de amos y
soldados –europeos-), Albert Sarraut, A.M.Gorou, el reverendo padre Tempels,
Yves Florenne, Gobineau y Caillois[15].
También llamará la atención sobre dos puntos centrales: 1) Europa es
responsable frente a la humanidad de la mayor cantidad de cadáveres de la
historia y 2) la barbarie de Europa occidental es sólo superada por EEUU.
(Idem: 21 y 22 respectivamente)
La
carta de los líderes de la revolución irá acompañada por dos demandas centrales
para el proceso de “humanización” de los esclavos: 1) la abolición de la
esclavitud a cambio de la paz y 2) la vuelta al trabajo en las plantaciones por
un salario digno y justo. En setiembre de 1792 la Asamblea envía delegados con
tropas para restituir la esclavitud. En la metrópoli (Francia) la Nueva Carta
Magna establece una monarquía constitucional. España e Inglaterra le declaran
la guerra a Francia en 1793. Por eso mismo comienza una disputa por la isla:
por un lado, los ingleses están a favor de la esclavitud y reciben el apoyo de
los grand blancs, petit blancs y un sector de los affranchis; por el otro, los españoles
desde Santo Domingo le ofrecen armas a los esclavos a cambio de la libertad. El
29 de agosto de 1793 el delegado francés Sonthonax se ve obligado a abolir la
esclavitud para que los rebeldes vuelvan al bando galo. Toussaint Louverture,
ante la declaración del delegado francés, pone de manifiesto que él ha llevado
adelante la lucha para la liberación.
La
Revolución Francesa da su paso más relevante cuando la Asamblea Nacional
decreta abolida la esclavitud en el Imperio el 4 de febrero de 1794. Sin
embargo, mantendrá el dominio sobre las colonias considerando que los pueblos no-europeos
no son capaces de autogobierno. En ese contexto, Toussaint Louverture se pasa
al bando francés con sus tropas distanciándose de Jean François y Biassou por
considerar que éstos tienen un escaso compromiso con la causa. Entre 1794 y
1801 el líder negro y sus seguidores ex esclavos generan un dominio en donde,
en primer lugar, expulsan a los españoles en 1795; luego a los ingleses en 1798
imponiéndose también sobre franceses blancos y affranchis. En 1801 Toussaint es gobernador de Saint Domingue, conquista Santo Domingo y promulga una Constitución
para toda la isla. A través de los postulados de igualdad y libertad legaliza
el orden post-racial y post-esclavista. A nivel político-gubernamental
Toussaint reconoce a Saint Domingue
como parte del Imperio Francés pero, al no existir un ejercicio verdaderamente
imperial, podría decirse que la isla es independiente de hecho.
Aunque
la situación en “Haití” parecía normalizarse, Napoleón Bonaparte encabeza una
etapa conservadora en este periodo. En febrero de 1802 llega a la isla una
expedición de 40.000 oficiales (J.A.Ramos habla de 25.000 veteranos) al mando
del General Leclerc. Además de Toussaint Louverture, surgen otros líderes como
Jean-Jacques Dessalines, Christophe y el mulato Alexander Petion (el accionar
de este último será decisivo para habilitar el proceso independentista en Tierra
Firme). Lo cierto es que se produce una gran resistencia en donde los rebeldes
queman ciudades enteras para frenar la embestida del ejército imperial. En
abril de 1802 los revolucionarios habían ganado terreno en la batalla, sin
embargo Christophe y otros oficiales se pasan al bando francés. A mediados de
mayo Toussaint Loverture, el ex esclavo haitiano, se rinde y termina preso en
Francia donde fallece. Al caer Loverture las masas se sublevan. Napoleón
amenaza con restituir la esclavitud. El artículo 1º del Decreto del 30 Floreal
del año XI (20 de mayo de 1802) decía: “En las colonias restituidas a Francia
en ejecución del Tratado de Amies del 6 germinal, año X, la esclavitud será
mantenida conforme a las leyes y reglamentos anteriores a 1789.”[16] Al
enterarse de esta situación, Christophe, Dessalines y sus tropas abandonan el
bando francés y se suman nuevamente al frente revolucionario. A las derrotas
militares que sufren los franceses se le suma la fiebre amarilla que azota la
isla. El 1 de noviembre de 1803 muere el General Leclerc. Rochembeau, su
reemplazante, lleva adelante masacres masivas pero es inútil: el Imperio Francés ha sido derrotado por
los revolucionarios ex esclavos negros haitianos. El 31 de noviembre
Rochembeau debe abandonar la isla. (Martínez Peria, 2012a)
El
1 de enero de 1804 en la “Proclamación de la Independencia de Haití” leemos:
“No basta con haber expulsado de nuestro país a los bárbaros que lo han ensangrentado durante dos siglos; no basta con
haber puesto freno a las facciones siempre renacientes que se burlaban, unas
tras otras, del fantasma de libertad que Francia colocaba ante vuestros ojos;
es necesario, por medio de un acto último de autoridad nacional, asegurar para
siempre el imperio de la libertad en el país que nos vio nacer; es necesario
arrancar al gobierno inhumano que
mantiene desde hace tanto tiempo a nuestros espíritus en el letargo más
humillante, toda esperanza de dominarnos; es necesario, en fin, vivir
independientes o morir.”[17]
(negrita nuestra) El 20 de mayo de 1805 (año II de la Independencia) es
sancionada la Constitución Imperial de Haití.
5) Conclusiones: las condiciones de
posibilidad de lo impensable
“Aquí
no hay más cómplices que tú y yo: tú por opresor, y yo, por libertador,
merecemos la muerte”
Túpac Amaru, al visitador
Areche, que le exigía el nombre de sus cómplices.
Una
parte de la historiografía acuerda en que la Revolución Haitiana ha sido concientemente tapada por los grupos de
poder. En un primer momento Michel Rolph Trouillot propuso que esta revolución
era “impensable” –para la clase dominante- ya que no había forma de que una
comunidad de esclavos negros tomara en sus manos el destino de un país
generando de facto la primera
declaración universal de derechos humanos. Para España, Francia, Inglaterra y
después Estados Unidos, la sola idea de ver sus manos manchadas de sangre, de
descubrir entre sus filas la barbarie más atroz era, sin duda, impensable. Sin
embargo, cuando pudieron pensarlo, tuvieron claro que no era para nada
conveniente. Por eso mismo, esta revolución todavía resulta marginal si acaso
la comparamos con la “buena prensa” que tiene una Revolución Francesa o una
Revolución Industrial inglesa.
Alexander
Petión es un sujeto bastante desconocido. En 1806, Francisco de Miranda, cansado
de esperar ayuda británica, decidió realizar una primera incursión en
Venezuela. Pero antes pasó por Haití donde Jean-Jacques Dessalines y el General
Petión le brindaron la ayuda que necesitaba para comenzar la lucha. En agosto
de ese año Miranda invadirá Vela de Coro dando comienzo al proceso
independentista. Luego de la instauración de la Primera República en Venezuela,
la reacción realista no se hizo esperar y vencieron al movimiento
revolucionario. Miranda es encarcelado y Simón Bolívar debe exiliarse. Regresará
a Venezuela a principios de 1813 y en agosto de ese año vencerá a los realistas
e instaurará la Segunda República. Sin embargo no durará mucho tiempo ya que
una nueva derrota pondrá al Libertador en el exilio. A principios de 1816
Alexander Petión le daba la bienvenida en Haití a él y a dos mil exiliados. En
esa circunstancia se firmará un pacto en donde el gobierno haitiano le entregaba
dinero, armas y tropas a cambio de que Bolívar aboliera la esclavitud en
Venezuela. En junio de 1816 los revolucionarios desembarcan en las costas de
Tierra Firme y nuevamente son derrotados. Así y todo, la inconmensurable
voluntad independentista de Petión sale al auxilio de Bolívar. En 1817 los
rebeldes, en una nueva expedición, logran establecerse en Venezuela. A esta
altura, uno puede preguntarse sin ningún reparo si acaso Alexander Petión no se
merece el título de “Libertador” al igual que Simón Bolívar.[18]
La
Revolución Impensable demostró ser
anti-esclavista, anti-racista y anti-imperialista. El proceso de descolonización
que ella inaugura nos obliga a pensar en nuestro propio presente. ¿Cuál es el
nivel de influencia del imperialismo en América Latina y el Caribe? ¿Cuál es la
posición que ocupamos en el sistema-mundo capitalista? ¿Qué resistencias
florecen ante las masacres perpetuadas por este modo de producción caduco? La
resistencia afroamericana llevó la idea de Hombre y humanidad hasta las últimas
consecuencias. Su dignidad golpeó en la Conciencia del mundo entero instaurando
su épica dentro del devenir de la historia mundial. Desestructuró a la
“invasión”, a la “colonización”, al “eurocentrismo”, a la “voluntad-de-poder”
europea (y luego norteamericana), al “racismo” y a la soberbia imperialista que
aún campea libremente por el mundo. Se atrevió a pensar lo impensable, a hacer
lo imposible y a reivindicar lo negado y oprimido: la negritud (Aimé Césaire).
Hagamos
un rápido ejercicio informal sobre la paradójica (y aún trágica) relación
opresor/oprimido. En Egipto, el pueblo hebreo se vio forzado a trabajar para el
Faraón. El Éxodo explica la liberación de este pueblo. Cuando los cristianos
comenzaron a formarse como grupo religioso, los judíos lo consideraban una
secta pagana y por ello la perseguían. Pasados los siglos, la Iglesia católica
institucionalizará la Inquisición para asesinar a todos aquellos que no compartieran
sus postulados fundamentales. El nazismo persigue y asesina a 6 millones de
judíos en el siglo XX. En el mismo siglo, el sionismo construye el Estado de
Israel, persiguiendo y asesinando palestinos. Estado Unidos cumple una doble
función: es colonia/oprimida de Inglaterra y luego será colonizador/opresor
robándole más de la mitad del territorio a México y ocupando unos cuantos
países en Centroamérica. En Argentina, y teniendo en cuenta el período que va
desde la década del ’40 -del siglo XX- hasta los ‘80s, la cosa no es muy
distinta. Durante el primer y segundo gobierno de Perón, algunos opositores
políticos eran torturados en comisarías (aunque vale aclarar que no era una
práctica generalizada ni mucho menos). Luego de la caída de Perón en el ’55, la
Revolución Fusiladora perseguirá y
fusilará (valga la redundancia) al peronismo
proscripto de aquella época. Ya en la década del ’70, las diferencias
político-ideológicas entre diversos sectores del peronismo y elementos de las
Fuerzas Armadas crearán también sucesos paradojales: la JP, que había sido
clave para la victoria de Héctor Cámpora y el regreso de Perón del exilio, es
masacrada, primero, por la Triple A y luego, una vez muerto Perón y depuesto el
gobierno de “Isabelita”, por las Fuerzas Armadas en el poder (que no
circunscribirán su accionar solo a la JP). Algunas veces la historia es una
máquina de desesperanzar.
Si
para los esclavos negros haitianos el problema era el esclavismo, para nosotros
es el imperialismo y el capitalismo. Creemos, como plantea Enrique Dussel, que
los países latinoamericanos necesitan conformar ejércitos puramente defensivos
para evitar una invasión externa. También estamos de acuerdo con que la clase
política debe ejercer un poder Obediencial
(término utilizado por Evo Morales que se basa en el principio del
“mandar-obedeciendo” zapatista). Sin embargo, hemos visto de cerca lo que la
práctica de la colonización, la práctica de la dominación, la práctica de la voluntad-de-poder-nietzscheana
le hace al ser humano. Hemos visto a lo largo de la historia la deshumanización implacable y atroz que
el “campo represivo” se hace a sí mismo y a los demás. La Revolución Haitiana
nos demuestra algo que, por obvio, pasa desapercibido: el opresor se deshumaniza al oprimir y el oprimido se deshumaniza al
ser oprimido (Frantz Fanon y Paulo Freire estudiaron esta cuestión). Marx
decía que, mientras se mantuviera la división de la sociedad en clases, la
humanidad viviría en su pre-historia.
Nosotros decimos que mientras se siga fortaleciendo un “campo represivo” con nuevas tecnologías para la represión, la
tortura y la muerte, la vida en la Tierra será la vida de la deshumanización. Por eso, nuestra
intuición nos dice que es necesario: “un ejército defensivo para que no haya
más ejércitos”, “una policía ultra-profesional para que no haya más policías”,
“un grupo de hombres y mujeres que escapen de la fatalidad opresor/oprimido
para que, en un futuro, sea posible hablar de Humanidad”.
Déjennos
despedirnos con una contradicción. Ante la fuerza y valentía que demostraron
los esclavos negros en la Revolución que hemos descripto, nosotros recordaremos
lo que Dussel subtitula como “El ‘diálogo’ inconcluso”. Se trata del encuentro
entre los tlamatinime aztecas
(sabios) y doce frailes franciscanos en los primeros años de la invasión (en un
encuentro anterior, tres tlamatinime
habían sido devorados por los perros). Los tlamatinime
habían recibido una serie de propuestas que analizaron convenientemente y a
partir de allí construyeron una pieza de arte retórico (“flor y canto”). Concientes
de las abismales diferencias en las relaciones de fuerza y la dificultad para
establecer un verdadero intercambio, el documento de los sabios aztecas en su
conclusión decía: “no podemos abandonar nuestras normas de vida”. Y su
corolario sentenciaba: “haced con nosotros lo que queráis”.
Bibliografía
Agencia
SINC, “Dos etnias africanas protagonizaron la primera 'separación' humana hace
100.000 años”, publicado el 20 de setiembre de 2012. Disponible en web: http://www.agenciasinc.es/Noticias/Dos-etnias-africanas-protagonizaron-la-primera-separacion-humana-hace-100.000-anos
(4/11/2012)
Castro-Gómez, Santiago; Grosfoguel, Ramón
(2007); El giro decolonial. Reflexiones
para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Siglo del
Hombre Editores, Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales
Contemporáneos y Pontifícia Universidad Javieriana, Instituto Pensar, Bogotá.
Césaire, Aimé ([1950] 2004); Discurso sobre el colonialismo,
AKAL, Madrid.
Dussel,
Enrique (1992); 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad, Nueva Utopía, Madrid.
-------------------
(1969); El humanismo semita,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires.
------------------- Europa, modernidad y
eurocentrismo. En libro: La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp.) CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. Julio de 2000. p. 246.
Galeano, Eduardo ([1971] 2012); Las venas abiertas de América Latina, Siglo Veintiuno Editores,
Buenos Aires.
Grüner, Eduardo (2009); Revista Los nueve monstruos, nº4, año I, mes setiembre-octubre, pp. 2-4.
Martínez Peria, Juan Francisco; “El ideario político
crítico de la Revolución Haitiana” [CLASE]. En: Curso virtual “Historia del
Pensamiento Latinoamericano” (Programa Latinoamericano de Educación a
Distancia, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, Abril 2012a).
------------------------------------------
“Introducción al Afroamericanismo e Indigenismo en América Latina y el Caribe”
[CLASE]. En: Curso virtual “Historia del Pensamiento Latinoamericano” (Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia, Centro Cultural de la Cooperación,
Buenos Aires, Junio 2012b).
------------------------------------------
“Tempestad en el Caribe. El pensamiento crítico de José Martí y Joseph Anténor
Firmin” [CLASE]. En: Curso virtual “Historia del Pensamiento Latinoamericano”
(Programa Latinoamericano de Educación a Distancia, Centro Cultural de la
Cooperación, Buenos Aires, Mayo 2012c).
Mignolo,
Walter (2010); Desobediencia Epistémica:
Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y Gramática de la
descolonialidad, Ediciones del Signo, Argentina.
Proclamación
de la Independencia de Haití en
“Boisrond Tonnerre: Memoires pour servir a histoire d'Haiti”, Puerto Príncipe,
1991.
Ramos, Jorge Abelardo (2011); Historia de la Nación Latinoamericana, Continente, Buenos Aires.
Restreopo, Eduardo; Rojas, Axel (2010); Inflexión decolonial: fuentes,
conceptos y cuestionamientos, Editorial Universidad
del Cauca, Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar, Maestría de
Estudios Culturales, Universidad Javeriana, De los Autores, Colombia.
Audiovisual
Seminario
“Filosofía Política en América Latina Hoy” organizado por la Universidad Andina
Simón Bolívar (sede Quito). Expositor: Enrique Dussel. Disponible en web: http://vimeo.com/estudiosculturales
(4/11/2012)
[1]
En este trabajo, cada vez que digamos “hombre” nos referimos a “hombres y
mujeres”.
[2] Dussel,
Enrique; El humanismo semita,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 1969, p.4.
[3] Agencia
SINC, “Dos etnias africanas protagonizaron la primera 'separación' humana hace
100.000 años”, publicado el 20 de setiembre de 2012. Disponible en web: http://www.agenciasinc.es/Noticias/Dos-etnias-africanas-protagonizaron-la-primera-separacion-humana-hace-100.000-anos
[4] Dussel, Enrique; Europa,
modernidad y eurocentrismo. En
libro: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp.) CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. Julio de 2000.
p. 246. (p.1) Ver Esquema 1: Secuencia histórica del mundo griego a la Europa
moderna, p.2. Pero, ¿qué opinaba Hegel?: “África es en general una tierra
cerrada, y mantiene este su carácter fundamental” (…) “Entre los negros es, en
efecto, característico el hecho de que su conciencia no ha llegado aún a la
intuición de ninguna objetividad, como, por ejemplo, Dios, la ley, en la cual
el hombre está en relación con su voluntad y tiene la intuición de su esencia
[…] Es un hombre en bruto” (Dussel, 1992: 23)
[5] Para
este tema se puede ver el Seminario “Filosofía Política en América Latina Hoy”
cuyo expositor fue Enrique Dussel y estuvo organizado por la Universidad Andina
Simón Bolívar (sede Quito). Primera parte: “El gran camino de las culturas
hacia el Este”. Segunda parte: “Las grandes culturas del caballo y del
hierro/El camello y la expansión semita/La expansión de la pequeña Europa”.
Julio de 2009. Disponible en web: http://vimeo.com/estudiosculturales
[6]
Utilizamos la jerarquía racial/étnica de la forma en que la implementa Aníbal
Quijano. “El ámbito discursivo/ simbólico que establece una división entre
poblaciones blancas y no-blancas (…) es constitutivo de la acumulación de capital
a escala mundial desde el siglo XVI” (Castro-Gómez, Grosfoguel, 2007: 14) Para
una autocrítica necesaria, es interesante apuntar la posición de Fausto Reinaga
sobre el racismo en Bolivia (Martínez Peria, 2012c: 25). (Aclaramos que esta
situación no es privativa de Bolivia sino que se repite en buena parte de
Latinoamérica). Una aproximación a la obra del intelectual boliviano puede
encontrarse en “El soplo vital del indianismo revolucionario: Fausto
Reinaga (1906-1994)” de Gustavo R. Cruz.
[7] El autor
haitiano continuó hablando de “razas” pero sin la connotación
biológico-racista. Nosotros haremos algo similar. Como la idea de “indio” para
nombrar a los pueblos originarios americanos no fue sino una invención de Colón
(Dussel, 1992: 33-40), algo parecido observamos en la invención de las razas amen de su directa vinculación con la
voluntad-de-poder. Nuestra intención es señalar la jerarquización racial/étnica
como una determinante del concepto “sistema-mundo europeo/euro-norteamericano
capitalista/ patriarcal/ moderno/colonial”. (Ramón Grosfoguel)
[8] Martínez Pería, Juan Francisco; “El
ideario político crítico de la Revolución Haitiana” [CLASE]. En: Curso virtual
“Historia del Pensamiento Latinoamericano” (Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, Abril
2012a), p. 3. Ver también Eduardo Galeano; Las
venas abiertas de América Latina, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires,
[1971] 2012, p. 83.
[9] Martínez
Peria, Juan Francisco; op. cit., 2012a, p.15. Lo que se encuentra entre apóstrofes pertenece
a Nesbitt, N; Universal Emancipations, The Haitian Revolution and the
Radical Enlightenment, Richmond, Virginia University Press, 2008.
[10]
Grüner, Eduardo; Revista Los nueve
monstruos, nº4, año I, mes setiembre-octubre, 2009, pp. 2-4.
[11] “La
racionalidad moderna es absorbente y, al mismo tiempo, defensiva y excluyente.
Quijano añade que en imperios, epistemologías e idiomas no europeos (mandarín,
árabe, bengalí, ruso, aymará, etc.) tal noción de totalidad no existe o es
impensable.” (Mignolo, 2010: 13)
[12]
Proclamación
de la Independencia de Haití en “Boisrond Tonnerre: Memoires pour
servir a histoire d'Haiti”, Puerto Príncipe, 1991.
[13] Carta
compilada por Aristide, Jean Bertrand y Nesbitt, Nick en Toussaint Louverture and the Haitian Revolution, Verso, Londres,
2009, pp. 5-6, citada en Martínez Peria, op. cit., 2012a, p. 16.
[14] “Estos
hechos prueban que la colonización [o la represión] deshumaniza al hombre
incluso más civilizado; que la acción colonial [o represiva], la empresa
colonial [o represiva], la conquista colonial [o represiva], fundada por el
desprecio del hombre nativo y justificada por este desprecio, tiende
inevitablemente a modificar a aquel que la emprende; que el colonizador [o el
represor] al habituarse a ver en el otro a
la bestia, al ejercitarse en tratarlo como bestia, para calmar su
conciencia, tiende a transformarse él mismo en bestia” (Césaire, [1950] 2004:
19) Y acaso sea peor: el colonizador, el represor ya se ha concebido de
antemano como una bestia, deshumanizado, cuestión que le permite tratar a los
demás de la misma manera en que se trata a sí mismo. Un ser feliz no puede oprimir. Un ser que ama no puede domeñar a los
demás. Si lo hace es porque no es libre.
[15] Jorge
Abelado Ramos, por su parte, marcará los prejuicios y voluntades-de-poder del
abate De Paw, Voltaire, el abate Raynal, Bacon, De Maistre, Montesquieu, Hume y
Bodin. Ver “El Continente de los leones calvos” en Historia de la Nación Latinoamericana, Continente, Buenos Aires,
2011, pp. 91-92. (Vale aclarar que esta edición tiene ampliaciones, nuevos
textos y correcciones realizadas por Ramos. La primera edición de este libro la
llevó a cabo la editorial Peña Lillo en 1975)
[16] Documentos para la historia de Haití en el
Archivo Nacional, p. 49. Publicación del archivo Nacional de Cuba, La
Habana, 1954, citado en Jorge Abelardo Ramos, op. cit., pp. 146-147.
[17] Proclamación
de la Independencia de Haití en “Boisrond Tonnerre: Memoires
pour servir a histoire d'Haiti”, Puerto Príncipe, 1991.
[18] Ver los
trabajos de Martínez Peria, Francisco
Miranda: El forjador de la utopía colombiana y La Patria es América: El ideario político y Social del Libertador Simón
Bolívar. También puede verse Jorge Abelardo Ramos, op. cit., pp.148, 162 y
394.
No hay comentarios:
Publicar un comentario