Las recientes protestas en Venezuela han llamado la atención de la
comunidad internacional. Gran parte de la cobertura en los medios de
comunicación internacionales ha distorsionado la realidad de mi país y
los hechos de actualidad. Los venezolanos nos sentimos orgullosos de
nuestra democracia. Hemos construido un movimiento democrático y
participativo desde la base que ha asegurado que tanto el poder y los
recursos sean distribuidos de manera equitativa a nuestro pueblo.
Según las Naciones Unidas y el Banco Mundial, Venezuela ha reducido
consistentemente la desigualdad, transformándose de ser uno de los
países más desiguales de América Latina en 1998 a convertirse en el país
menos desigual de América Latina de hoy. Hemos reducido la pobreza
enormemente del 29 por ciento en 1998 al 19,6 por ciento en 2013. La
pobreza extrema disminuyó en el mismo período, pasando de 21,5% a 6,5%.
También hemos creado emblemáticos programas sociales de salud y
educación, gratuitos y accesibles a todos los habitantes de nuestro
país. Hemos logrado estas extraordinarias hazañas sociales en gran parte
a través de la redistribución y el uso de los ingresos procedentes del
petróleo venezolano.
Mientras que nuestras políticas sociales han mejorado la vida de los
ciudadanos sobre todo, el gobierno también ha enfrentado serios
problemas económicos en los últimos 16 meses, incluyendo la inflación y
la escasez de algunos productos básicos. Continuamos consiguiendo
soluciones a través de un número de medidas, incluyendo un nuevo sistema
de cambio de divisas que ya ha reducido la inflación durante las
últimas semanas y también a través del monitoreo de empresas para
asegurar que no están especulando o acaparando productos.
Adicionalmente, Venezuela ha sufrido con una alta tasa de crimen que
estamos combatiendo directamente a través de la creación de un nuevo
cuerpo de policía nacional, fortaleciendo la cooperación entre las
comunidades y la policía y la reforma de nuestro sistema penitenciario.
Desde 1998, el movimiento fundado por Hugo Chávez ha ganado 18
elecciones presidenciales, parlamentarias y locales a través de un
proceso electoral que el ex presidente estadounidense Jimmy Carter ha
llamado el mejor del mundo. Más recientemente, nuestro partido, el
Partido Socialista de Venezuela, logró una mayoría aplastante en las
elecciones para alcaldes en diciembre de 2013, ganando en 255 de 335
municipios.
La participación popular en la política en Venezuela se ha
incrementado dramáticamente en la última década. Como un ex
sindicalista, creo profundamente en el derecho de asociación y el deber
cívico de manifestar preocupaciones legítimas a través de la protesta
pacífica con el fin de garantizar que la justicia prevalezca.
Estos hechos desmienten afirmaciones hechas por algunos políticos en
los EE.UU., y por gran parte de los medios de comunicación, alegando que
Venezuela tiene un déficit de democracia y que las protestas actuales
representan el sentir de la mayoría. Por el contrario, la mayor parte de
las protestas contra el gobierno se están llevando a cabo por los
sectores más ricos de la sociedad que se oponen y tratan de revertir los
logros del proceso revolucionario que han beneficiado a la inmensa
mayoría del pueblo venezolano.
Manifestantes anti-gubernamentales han atacado físicamente y han
hecho daño a clínicas públicas de salud, quemaron una universidad
pública en el estado Táchira y han lanzado bombas molotov y piedras a
autobuses del transporte público con pasajeros a bordo. También han
atacado a las instituciones públicas, tirando piedras y antorchas a las
oficinas del Tribunal Supremo de Justicia, la empresa pública de
telefonía CANTV y la oficina de la Fiscalía General. Estas acciones
violentas han causado miles de millones de dólares en daños. Es por esto
que las protestas han recibido ningún apoyo en los barrios pobres y de
la clase obrera.
Los manifestantes tienen un solo objetivo: el derrocamiento
inconstitucional del gobierno elegido democráticamente. Los líderes
antigubernamentales lo dejaron claro cuando lanzaron la campaña en
enero, comprometiéndose a crear caos en las calles. Las personas que
tienen preocupaciones y críticas legítimas sobre la economía o la
inseguridad que merecen ser discutidas, por desgracia están siendo
socavados por líderes de la oposición con una agenda antidemocrática y
violenta.
Después de dos meses, 36 personas han sido asesinadas. Los
manifestantes son directamente responsables por más de la mitad de las
víctimas mortales. Seis miembros de la Guardia Nacional han sido
asesinados; otros ciudadanos han sido asesinados al intentar eliminar
los obstáculos colocados por los manifestantes para bloquear el
tránsito.
Una pequeña minoría de funcionarios de las fuerzas de seguridad
también han participado en actos violentos, y varias personas han muerto
como resultado. Estos son eventos ilegales y lamentables, y el gobierno
venezolano ha respondido arrestándolos.
Hemos creado un Consejo de Derechos Humanos para investigar todos los
incidentes relacionados con estas protestas. Cada víctima merece
justicia, y cada autor ya sea un defensor o un opositor al gobierno
tendrán que rendir cuentas por sus acciones.
En los EE.UU., estos eventos han sido representados de una manera
diferente, y los manifestantes están ampliamente descritos como
pacíficos, mientras dicen que el gobierno es violento y represivo. Esta
narración presenta al gobierno de los EE.UU. en el lado del pueblo de
Venezuela, cuando en realidad el gobierno de EE.UU. está en el lado del 1
% que quiere arrastrar a nuestro país de nuevo a una época en que el 99
% era excluida de la vida política y sólo la élite, incluyendo las
empresas de EE.UU., se beneficiaba del petróleo de Venezuela.
No olvidemos que algunos de los que apoyaron el derrocamiento ilegal
del gobierno democráticamente electo de Venezuela en el año 2002 están
liderando las protestas de hoy. Los involucrados en el golpe de 2002
inmediatamente disolvieron el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea
Nacional y desecharon la Constitución. Hoy, aquellos que incitan a la
violencia o intentan ejecutar acciones inconstitucionales parecidas
deben ser sometidos al sistema judicial.
El gobierno estadounidense apoyó el golpe de 2002 y de inmediato
reconoció el gobierno golpista a pesar de su comportamiento
antidemocrático. Hoy en día, el gobierno de Obama gasta más de $5
millones anuales para apoyar los movimientos de oposición en Venezuela.
Un proyecto de ley para un adicional de $15 millones para estas
organizaciones anti-gobierno se encuentra ahora en el Congreso.
Actualmente, el Congreso de EE.UU. está decidiendo si impondrán
sanciones para castigar a Venezuela; sanciones que al final afectarían a
los sectores más pobres de nuestra nación. Espero que el pueblo
estadounidense, conociendo la verdad, exprese que Venezuela y su pueblo
no merecen tal castigo, y llamen a sus líderes políticos para que
abstengan de tales sanciones.
Ahora es un momento para el diálogo y la diplomacia. En Venezuela,
hemos extendido la mano a la oposición. También hemos aceptado las
recomendaciones de la Unión de Naciones de América del Sur para que
participen como testigos del diálogo con la oposición.
También hemos hecho un llamado público al presidente Barack Obama,
expresando nuestro deseo de intercambiar embajadores de nuevo. Esperemos
que su administración, al igual que los elementos menos radicales de la
oposición interna en Venezuela, responda de manera recíproca.
Venezuela necesita paz. Venezuela necesita el diálogo, y Venezuela
tiene que seguir adelante. Damos la bienvenida a cualquier persona que
sinceramente quiera ayudar a alcanzar estos objetivos.
Tomado de aquí
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