El llamado “cierre” del gobierno de Estados Unidos
se puede interpretar y valorar de muchas formas pero creo que por encima
de todo refleja que el capitalismo no da para más.
No estamos hablando de que un país arruinado de
África disponga de una administración pública ínfima. No nos referimos
ni siquiera a que una gran economía no esté en condiciones de financiar
servicios básicos pero caros de salud o educación para toda su
población: según la Oficina del Censo de Estados Unidos allí hay más de
46 millones de pobres y más o menos el mismo número de personas que no
tiene asegurada la atención médica en caso de enfermedad, una de cada
seis personas que pasan hambre, según Feeding America, y casi 700.000 personas sin ningún tipo de vivienda.
Es peor. Se trata de que la primera potencia mundial no puede pagar el día a día de las actividades elementales de su gobierno.
Es cierto que no es la primera vez que sucede, sino
que ha ocurrido ya 18 veces desde 1976 (la última en 1996), y que en
realidad se trata de un vil chantaje político de los republicanos más
extremistas porque han sido precisamente los republicanos quienes más
deuda han generado en los últimos 35 años. Un estudio del Center on
Budget and Policy Priorities ha demostrado que el 55,8 % de la deuda
actual la generaron los recortes fiscales, el coste de las guerras de
Irak y Afganistan y los gastos de estímulo de G. Bush y el gasto militar
y los recortes fiscales de Reagan, mientras que las políticas de
Clinton y Obama solo han contribuido a generarla en un 28%.
Y la realidad es que detrás de esa medida no hay una razón fundada que obligue a recortar los gastos públicos.
Estados Unidos podría seguir financiando los
servicios públicos a los que renuncia estos días no solo sin necesidad
de recortar un solo dólar en gasto sino incluso aumentándolo para cubrir
las necesidades de la población de menor renta.
Afirmar que hay que recortarlos para poder limitar
los déficits y la deuda es una falacia que oculta la verdad de las
cosas: son los gastos militares (que representan algo más del déficit
total previsto para 2013) y, sobre todo, los recortes fiscales que se
vienen realizando en los últimos treinta años para favorecer a los ricos
y grandes empresas lo que realmente disparan su deuda pública.
Según un estudio de Ciudadanos por la Justicia
Fiscal los recortes de financiación al sistema educativo de Estados
Unidos fueron de 12.700 millones de dólares en 2012, más o menos la
misma cantidad que han evadido anualmente en impuestos estatales de 2008
a 2010 las 265 mayores empresas del país (6 Facts About Hunger That Demonstrate the Shameful Excesses of American Capitalism).
Y según esa misma organización 26 grandes empresas no pagaron impuestos
entre 2008 y 2011 a pesar de haber registrado 205.000 millones de
dólares de beneficios.
Según un informe de la Oficina de Presupuestos del Congreso de los Estados Unidos (The Distribution of Major Tax Expenditures in the Individual Income Tax System)
los recortes fiscales que viene realizando el gobierno tienen un coste
de 900.000 millones de dólares este año y por su causa se dejarán de
ingresar 12 billones de dólares en los próximos diez años. Y si a esos
recortes se añaden las ayudas fiscales a los ricos y lo que se pierde
por la evasión de beneficios a los paraísos fiscales la merma anual de
ingresos es de unos 2 billones de dólares.
Otro estudio de Deloitte Center for Financial
Services calcula que la riqueza neta de las familias que disponen de más
de 1 millón de dólares fue de 38,6 billones de dólares en 2011. Eso
significa que con un mínimo impuesto del 2% sería más que suficiente
para financiar el déficit previsto para 2013 y que solo con eso se
recaudaría algo más de la mitad de lo que pagan cada años todos los
norteamericanos en impuestos individuales.
La realidad no es que en Estados Unidos se realicen
gastos públicos excesivos sino que se recortan impuestos a los ricos
para privilegiarlos. Mientras que los impuestos sobre los beneficios
empresariales representaban el 6% del PIB de Estados Unidos en los años
cincuenta, ahora ni siquieran llegan al 2%. Entonces, por cada dólar que
pagaba en impuesto un trabajador estadounidense, las empresas pagaban
tres, pero ahora ahora solo 22 centavos (Five Tax Fallacies Invented by the 1%). Y
mientras que en los últimos 20 años los beneficios empresariales se han
multiplicado por cuatro, sus impuestos se han reducido a la mitad (In 20 Years Corporate Profits Are Up 4X and Their Taxes Have Fallen by 50%).
Lo que hay detrás de “cierre” del gobierno
estadounidense es que el capitalismo ha llegado al paroxismo. No es que
los ricos no quieran gobierno sino que lo quieren solo para ellos.
Mantienen el ejército y mantienen las ayudas fiscales que van a ellos y
los apoyos multimillonarias a los bancos y a las grandes empresas. Ese
intervencionismo público no les disgusta ni quieren renunciar a
financiarlo, aunque hacen todo lo que está en su mano para que los
financien los demás, eso sí: en los últimos 20 años la proporción de
impuestos pagados por los trabajadores se ha doblado.
Lo ricos, más o menos entre el 1 y el 10% de la
población total, lo quiere todo, como demuestra que los beneficios de
las empresas hayan crecido desde 2008 veinte veces más que los salarios (Corporate Profits Have Risen Almost 20 Times Faster Than Workers’ Incomes Since 2008)
o que de 2009 a 2011 el 88% del crecimiento del ingreso en Estados
Unidos fuese a beneficios empresariales y solo el 1% a salario de los
trabajadores.
El capitalismo de nuestros días no da para más.
Todo lo que no sea aumentar el beneficio de los de
arriba da completamente igual. El “cierre” del gobierno de Estados
Unidos, por ejemplo, supone que el 96% del personal de la Agencia de
Protección Medioambiental, el 69% del Departamento de Energía y el 97%
de la NASA no acuda al trabajo y que, por tanto, se paralicen sus
programas; que incluso el personal que repara carreteras y puentes tras
inundaciones y desastres pueda dejar de trabajar y que prácticamente se
hayan dejado las labores de supervisión pública de extracción de
petróleo, gas o mineral (What the Shutdown Means For Energy and Environmental Programs).
No importa que se destroce a la sociedad, que se
destruya el medio ambiente o que se debiliten fatalmente las
instituciones. Solo interesa y preocupa concentrar hasta el extremo la
riqueza y el poder político, mediático y militar en manos de unos pocos,
como ha sido siempre pero ahora de manera mucho más exagerada porque lo
cierto es que el capitalismo de nuestros días ha sido capaz de vencer
cualquier resistencia al convertirse a su vez en una maquinaria
gigantesca de generación de consenso y sumisión, y también de
destrucción y aniquilamiento. No es casual que los mismos que defienden
el cierre de colegios, hospitales museos públicos o parques nacionales
sean los que financian sin límite las guerras genocidas, los ataques
brutales a los derechos humanos, la tortura, el espionaje generalizado y
el desmantelamiento de las democracias.
Publicado en Público.es el 2 de octubre de 2013
Tomado de aquí.
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