Me late el instinto, me amortigua.
Me hace pensarte mía, ajena, subversiva.
Me invita la suerte a abrazarte,
y luego dejarte,
y luego canción.
Me indica el instinto tu plaza,
tu lugar adormecido de esperanza,
tu fluvial catarata de cariños,
la espera sacerdotal,
la muerte del indio,
el doble juego en donde tú y yo nos reunimos.
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