El pensamiento en función de cantidades: ¿quién te ha dicho que mientras más, mejor? Eso es falso, ¡mil veces falso! La producción en serie arruinó al arte, eso todos lo sabemos. Y el que no lo sabe que lo sepa ahora. ¡La industria es enemiga del arte, aunque por ella una idea pueda viajar por todo el mundo y sus alrededores! El arte viajaba, antes, igual, de otras maneras. Y se guardaba cierta dignidad del artista, que se quedaba viviendo en su “pieza”, en la parte de arte que le tocaba en suerte. Muchos de nosotros conocemos la autonomía de ‘el arte’. Algunos le llaman a esto “inspiración”. Tal vez se pueda convocar a esta ‘inspiración’: algunos le llaman a esto “trabajo”. Pero el arte, como la conciencia, son entidades autónomas. En ese caso hemos visto al artista reconocerse en algunas obras y negarse en otras. Como el arte es autónomo, el artista es parcial. Mal que nos pese, no siempre somos artistas ya que dependemos de la voluntad y la venida de ‘el arte’.
Pero, volviendo al comienzo del tema, quiero dejar en claro que mucho no es necesariamente bueno. Y, a veces, como en el caso de ciertas industrias, ‘mucho’ puede ser ‘malo’, ‘nocivo’, ‘perjudicial’. Me disculpan la simpleza de estas palabras, sólo quiero aclararme en estas ideas. Porque no hay peor hombre (o mujer) que el que no se busca en sus contradicciones y oscuridades. ¡Allí está la santa propuesta! Pero, en eso, hay que ser santo.
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