En la mesa redonda los seres se ubicaban equidistantes unos-de-otros. Las miradas, una y miles, se recorrían preguntando: ¿qué hacemos aquí? Sobre la mesa papeles, sobres, papeles. Sobre la mesa lapiceras coloridas.
Allí los hombres reunidos, se veían vestidos de blanco y reían. Algunas, evidentemente, ya había estado en esa situación. Otros esperaban lo imposible: esperaban “una orden”. Las sillas giraban, las sillas eran idénticas curvadas. Los hombres jugaban con esas sillas, giraban y se reían. Algunos, más timoratos, aguardaban una definición.
Redondos seres humanos,
ResponderEliminarredondos
unos dentro de otros,
redondos y planos como contornos en blanco,
conteniendo aquellas definiciones eternas,
aguardando...
en la trampa del demonio,
la puerta,
la salida,
hacia la caída giratoria de la pregunta que nos empujó a hasta acá.
saludos y abrazos para todos, malditos poetas.
Usted se preguntará
ResponderEliminar¿qué los ha unido?
Yo me pregunto
¿qué nos contempla cuando nada es?
Usted se preguntará
¿de dónde salen los latinos?... ¿del olvido?
Yo me pregunto
¿cuantas veces volveré a ser mi más amable traidor?
más saludos y más abrazos... para los hijos de la autonomía.