Vendrás a mí, vendrás hoy.
Te haremos un espacio o un harem,
te haremos hombre y mujer.
Vendrás a mí y habré llegado,
te amaré primero, te miraré después,
y no me vengas con que él ha muerto…
No me simplifiques en vida,
que vida soy eterna, que vida es lo que muestro,
que sólo vida hace lo hecho y seguirá.
Vendrás a mí y uno es,
el que explica la sin-razón.
Sólo corazón siendo
No terminará el día cuando tus ojos cierren,
porque millones de otros ojos seguirán viendo,
porque han sido los árboles solos los que alumbraron
una razón escapada de los cadalsos
armados por el negador, el que en llegadas
quiere definir la vida, quiere hacerla corta…
No hay maldición que alcance los laureles,
de ese vuelo eterno de los trenes,
de esa bella poesía, desterrada,
de los ojos que albergan alboradas,
del renacer cantando, infinito,
los hijos santos del sol, los hijos del precipicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario