No podría ser de avestruces esta historia.
Ni tan siquiera de aves aletargadas por la gloria.
No debería ser de santos esta historia.
Ni cuento que en un cuenteando la mostraran sobria…
Debería ser una historia en amores.
Amores que llegan lejos, amores hoy,
amores que sin su precio duermen al sol,
amores de los cansados, amores de los de amor.
Amante, ese que ‘lo todo’ lo siente en la espalda,
y lo sacro en la espada,
y lo nuevo lo nutre en la almohada,
ese amante que lo siente hasta por el olvido,
que lo siente vivo recorriendo extremos,
que lo disfruta renaciendo y muriendo y volviendo a ser,
ese amante, categórico, mordaz,
ese amante maldito de tanto amor.
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