Uno no sabe,
no sabe del todo.
Uno como que hace que entiende
como que quiere y no quiere,
como que vuelve en carteles,
como que renace… pero miente.
Un hombre fue digno y santo:
regaló su todo a lo olvidado.
Una mujer siguió sus pasos:
le dejó su sangre en un charco.
Un niño fue profeta de aquellos:
les entrego palabras de aliento.
Un santo fue sabio dos veces:
la primera fue encontrarla en los cipreses;
la segunda fue matarla en un ¿quién eres?
para seguir con las interrogativas asesinas:
ResponderEliminar¿sos feliz?
simplemente, y sin necesidad de más, muy bello su blog...
ResponderEliminardoña Marisol, en respuesta a su pregunta: sí, soy feliz. Pero ser feliz algunas veces me duele.
ResponderEliminarColombina, muchas gracias, me voy rumbo al tuyo...
Abrazos espaciales.
obvio!!! que dueleeee, y es ahí cuando burdamente decimos:
ResponderEliminar"me duelen los cachetes de tanto reirme!"
viene bien este abrazo con tanto frio!
En resumidas cuentas... eso de amar-odiar como cocktail (?), eso de feliz y lo contrario como totalidad, eso del consenso para justificar los disensos... en ese mundo me muevo...
ResponderEliminarGracias por andar de comentarios en comentarios... una mini-democracia-cibernetica... utopía conciente de por medio.
más saludos.