Una carta,
o una mueca;
un detalle tuyo,
el que sea.
Un sin fin de nombres…
todos cargando tu apellido,
tu lugar, tu esencia, tu paz,
lo que hace que tú seas… y yo te vea.
Un momento ríspido,
complejo-doloroso,
común sensación de olvido,
todo unido en la canción,
tú vuelves al corazón
de este santo alicaído.
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