Los ultras franceses provocaron un maremoto
En la elección al Europarlamento, la derecha fue
mayoritaria, seguida por el socialismo; irrumpieron los ultras de
derecha e izquierda.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Los electores le estampillaron una soberana bofetada a la democracia
francesa y al proyecto de construcción europea: la consulta para elegir
a los 751 diputados del Parlamento Europeo terminó en Francia con un
resultado histórico para la extrema derecha. El Frente Nacional,
movimiento fundado por Jean Marie Le Pen y dirigido por su hija, Marine
Le Pen, se convirtió en el primer partido de Francia. Con 25 por ciento
de los votos, el FN supera a la derecha de gobierno, la UMP, estancada
en 20 por ciento de los votos. El partido del ex presidente Nicolas
Sarkozy quedó relegado por la ultraderecha al segundo lugar. A su vez,
los socialistas, con un sorprendente 14 por ciento, siguieron su camino
cuesta abajo. Los porcentajes de la izquierda francesa son una
calamidad. Toda la izquierda francesa reunida apenas totaliza 33 por
ciento. Los resultados de las otras extremas derechas europeas son
también importantes, pero ninguno iguala al francés. Francia, que es,
junto a Alemania, el pilar del proyecto europeo, propulsó una mayoría
nacional antieuropea, profundamente anclada en una suerte de
nacionalismo utópico y opuesto a casi todo lo que mueve la filosofía
política de la Unión Europea desde hace 30 años. “Se ha votado por el
retorno a la soberanía nacional y por escapar de la austeridad”, dijo
Marine Le Pen en sus primeras declaraciones.
UKIP, la nueva fuerza inglesa
Por Marcelo Justo
Desde Londres
El terremoto UKIP en las elecciones europeas cambió el tablero
político británico. Al cierre de esta edición, el eurófobo, thatcherista
y antiinmigración partido liderado por Nigel Farage se situaba primero
con un 29 por ciento del los votos, desplazando a la oposición laborista
y a los conservadores del primer ministro David Cameron a una lucha
cabeza a cabeza por el segundo y tercer puestos. Lejos, en el quinto
lugar, detrás de los verdes, quedaron los liberaldemócratas que
ingresaron en la duda hamletiana sobre qué hacer con su líder, el
viceprimer ministro Nick Clegg: si echarlo por la borda antes de las
elecciones generales de mayo o mantenerlo para no cambiar de caballo a
mitad del río.
El Reino Unido elegía 73 eurodiputados de los 766 escaños que
conforman el Parlamento Europeo. El mensaje fue claramente
euroescéptico. En 2009, los conservadores habían salido primeros con un
27,7 por ciento de los votos, el UKIP segundo con un 16,5 por ciento y
el entonces gobernante laborismo, tercero, con un 15,7 por ciento,
mientras que los liberaldemócratas obtenían un 13,7 por ciento de los
votos. Cinco años más tarde, el UKIP se alza con el premio mayor.
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