Entre
las enormes trasformaciones que el mundo ha sufrido en las últimas
décadas, una que tuvo la mayor consecuencia ha sido el paso del mundo
bipolar al mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial norteamericana. El
fin de la guerra fría trajo no solo la derrota, sino también la
desaparición del campo socialista, abriendo paso a la hegemonía de la
única superpotencia: los Estados Unidos de América (EUA).
El
que fue anunciado como el tiempo de la Pax Americana se ha mostrado
como un tiempo de guerras, en el que EUA se vale de la inexistencia de
otro campo que le impusiera límites, para buscar resolver todos los
conflictos con su militarización, con el uso de su superioridad en el
plano de la violencia. Fue así en Afganistán, en Irak, en Libia.
La
lucha por un mundo de paz, de resolución pacífica de los conflictos es,
así, una lucha por la quiebra de la hegemonía imperial norteamericana.
Es la lucha por un mundo multipolar.
Cuando
América del Sur crea un Consejo Suramericano de Defensa está
contribuyendo a la resolución pacífica de los conflictos, como lo ha
hecho en el caso de la relación de Colombia con Ecuador y Venezuela, así
como en el intento separatista en Bolivia.
El
rol de las fuerzas políticas en el mundo actual se define por la
posición que tienen respeto a la hegemonía imperial norteamericana. Los
gobiernos de Europa, por ejemplo, son parte integrante del bloque de
fuerzas comandado por EUA, se comportan como sus aliados fieles, rol
similar al de Japón, Israel, entre otros.
En
este marco, toda fuerza que, por alineamiento político e ideológico o
simplemente en la defensa de sus intereses nacionales, se enfrente a la
hegemonía estadunidense, desempeña un rol positivo, favorable al
surgimiento de un mundo multipolar.
Son
los casos de gobiernos como los de Rusia, China, Irán, Siria, entre
otros. Amenazados por la política agresiva de EUA, que busca imponerles
sus intereses por medio de formas violentas, resisten, constituyen
alianzas para ello, buscan debilitar la capacidad de acción de EUA.
Independientemente de las razones que los mueven e incluso de la
naturaleza de sus regímenes políticos, en el ámbito internacional son
aliados de aquellos que luchan en contra de la dominación imperial
norteamericana y por la construcción de un mundo multipolar.
Hasta
hace poco los EUA habían logrado las condiciones políticas, internas e
internacionales, para trasferir los conflictos al plano militar y
resolverlos a su favor. A partir del conflicto con Siria, la situación
ha empezado a cambiar. El gobierno Obama no logró siquiera el apoyo de
Gran Bretaña, tampoco el apoyo de los militares norteamericanos y de la
opinión pública interna. Tuvo que aceptar los términos de la negociación
política del conflicto, al que se agregaron las negociaciones con el
nuevo gobierno de Irán. Han tenido que abandonar las amenazas de
bombardear de Siria, al tiempo que han aflojado las medidas de bloqueo a
Irán.
Actitudes que, de forma automática, han aislado a Israel y Arabia Saudita, antes estrechos e incondicionales aliados de EUA.
Se
ha abierto una nueva coyuntura internacional, donde Rusia surge como un
actor importante. La crisis de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia,
ya son parte de ese nuevo escenario, en el que se debilita la capacidad
norteamericana de imposición militar de sus intereses. EUA sigue siendo
la única superpotencia a escala mundial, pero ya no encuentra las
facilidades que tenía, desde que surgió como potencia vencedora de la
guerra fría, para imponerse en el mundo.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
Tomado de aquí
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