Primero un Monte verde espera,
segundo un umbral alado cierra tu novela,
tercero te espera un Mundo y explicas,
luego descansas,
luego vuelves a casa.
En medio de tanto oprobio, un Norte,
de tanto cruzar miradas, un Porte,
de esperas y embarazadas, tú apuestas,
de lo que queda: la mitad es para ti.
Y el pequeño ruiseñor que hace su presencia,
y el mundano dictador que mira arrepentido,
y el salario aparcador, el que estaciona en tu puerta,
y el niño espía que te condena a ser canción.
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