AMBOS
Mira como abro sin llave
la piel impune de mi zurda hipertensa,
el vientre tuyo sonriente y la luz de sol diluída.
Porque avanzo dormida, vidriosa, en ocho y diez,
me declaro inocente del humo perdido
y te invito a sufrir obeliscos,
a la vena las piedras nosiempres,
en el mareo los labios.
La sangre corre sola en tu nombre, caída,
o se amarra los dedos a la cara
pateando su espalda con mi culpa impresa en el ojo,
junto a tu todo vigente
en la lágrima mía
en la risa mía
en la lengua mía, tuya, nuestra.
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(Sin título)
Al aire libre veo una nube y le hablo en semifusas.
Sudo en más de una oportunidad, escaso de ruedas y bastones.
Mi nariz
se desangra
en desamparos sin comillas,
yo, lo dejo perderse
el olfativo
el más grande.
Un dedo mío lo sigue y lo encuentra enrrojecido,
anémico, lo toca no sin pena.
Duermo y despierto y distraigo y disparo.
Dis y des y de, en pautas cuatrocuartas.
El cielo agripado, vomita o tiene miedo,
otoñece o invernea
al verme en pie, ojiabierta, caminante, y sin nubes.
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Difúndase, publíquese, comuníquese, o púdrase
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