Jorge Bergoglio brindó una entrevista en la que recordó su época como
superior provincial jesuita durante la dictadura; también llamó a
acompañar a los homosexuales "a partir de su condición".
En la entrevista más extensa y profunda que brindó desde que se convirtió en papa, Francisco habló
de los temas más sensibles de la Iglesia católica y también de su
pasado e ideología. "Jamás he sido de derecha", aseguró en el reportaje
publicado por la revista jesuita del Vaticano La Civiltà Cattolica y en otros 16 semanarios de la Compañía de Jesús en todo el mundo.
Consultado por el director de La Civiltà Cattolica, el
padre Antonio Spadaro, sobre su experiencia de gobierno en la Compañía
de Jesús, el primer papa argentino respondió reflexivo.
"En mi experiencia de superior en la Compañía, si soy
sincero, no siempre me he comportado así [como ahora], haciendo las
necesarias consultas. Y eso no ha sido bueno. Mi gobierno como jesuita,
al comienzo, adolecía de muchos defectos", dijo.
"Corrían tiempos difíciles para la Compañía: había
desaparecido una generación entera de jesuitas. Eso hizo que yo fuera
provincial aún muy joven. Tenía 36 años: una locura", explicó antes de
continuar con otra autocrítica. "Había que afrontar decisiones
difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista",
dijo.
Jorge Bergoglio asumió como superior provincial de los
jesuitas en la Argentina en 1973 y continuaba en ese cargo cuando se
instauró la última dictadura militar, en la cual secuestraron sacerdotes
cercanos a la Compañía.
"Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me
ha llevado a tener poblemas serios y a ser acusado de ultraconservador.
Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré
sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derecha.
Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas",
señaló el Papa.
En otro fragmento sobre sí mismo, el Papa se definió
como una "persona despierta", pero también "bastante ingenua", que
prefiere "el contacto personal". "No estoy hecho a las masas", dijo y
también admitió ser "un indisciplinado", lo cual lo llevó a ingresar en
la Compañía de Jesús.
"De la Compañía me impresionaron tres cosas: su
carácter misionero, la comunidad y la disciplina. Y esto es curioso
porque soy un indisciplinado nato, nato nato. Pero su disciplina, su
modo de ordenar el tiempo, me ha impresionado mucho".
La entrevista es el resultado de tres reuniones entre
Bergoglio y Spadaro los días 19, 23 y 29 de agosto -en un total de seis
horas- en la habitación que el Santo Padre ocupa en la Casa Santa Marta.
Sobre la homosexualidad
Entre los temas controvertidos que el Papa decide
hablar pese a los tabúes de la Iglesia, se encuentra la homosexualidad, y
Spadaro buscó profundizar al respecto.
"Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con
mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los
corazones de los fieles, cercanía y proximidad", dijo.
"Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí
entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las
personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay
que acompañar con misericordia [1]. Cuando sucede así, el Espíritu Santo
inspira al sacerdote la palabra oportuna", agregó el Santo Padre.
"En Buenos Aires recibía cartas de personas
homosexuales que son verdaderos «heridos sociales», porque me dicen que
sienten que la Iglesia los ha condenado. Pero la Iglesia no quiere eso",
dijo.
En ese sentido, recordó lo que dijo al respecto a periodistas que viajaban con él desde Río de Janeiro hasta Roma, en julio pasado.
"Dije que si una persona homosexual tiene buena
voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he
dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar
sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la
creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en
la vida personal", explicó.
Como un castillo de naipes
En una crítica a la Iglesia, el Papa pidió que no se
siga "insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio
homosexual o al uso de anticonceptivos". "Es imposible (...) Tenemos,
por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el
edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de
naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. La propuesta
evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de
esta propuesta surgen luego las consecuencias morales", señaló.
Agencias EFE, Reuters y AP
[1] Nota del autor del blog: entendemos que la "misericordia" de la que habla el Papa refiere a una persona que ha sufrido y no a la homosexualidad. De lo contrario, poco valdría su "solidaridad" hacia la diversidad sexual.
Tomado de aquí.
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