miércoles, 5 de noviembre de 2008

La punta de tu sexo

¡Miércoles! Otra vez el día en que te recuerdo. Si, al final, todo alado olvido vuelve. Nadie debería preocuparse por olvidar… nunca lo recordaremos. Caminaba lejos, sin rumbo, por las mismas calles conocidas de esquinas conocidas. Siempre cruzo por los mismos lugares. No todas las veredas son iguales, no todas las calles se asemejan, el vecino Juan jamás será el desconocido aquel.


Volvía otra vez tu imagen desnuda a mi recuerdo… había tratado de olvidarla, juro que esto no es cierto, pero prefiero suponer lo primero: había tratado de olvidarla mil veces y siempre volvía, caminando, volando, silbando bajito, camuflada en otra imagen desnuda, a veces azul, otras veces hembra… siempre volvía. Dejé que se quedara conmigo un tiempo más. Tantas veces me había acompañado en vivo y en directo que, un par más de ficticias vueltas en nada podía afectarme. Allí estás, aquí estoy.


Agradezco que sólo sea mi imaginación. Lo agradezco porque simplemente así, como un recuerdo de contornos y figuras, curvas y contracurvas, idas y vueltas, ya me posees por completo. Te me presentas tan cierta que estremeces lo mucho que fuimos. Al fin y al cabo sólo es eso: la punta de tu sexo.

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