Una vez Dios me regaló la vida y la muerte
Me dijo que me conformara con lo todo
Que dejara la soncera.
El Erasmo se hizo poesía
Omeriando en la bocanada
Sembrando salsa y hastío
Vieja escoria hecha mirada.
Al paso todo era gracia
Todo zamba adormecida
Arte, pasta, zanahoria
Adormecida historia.
Hombre cimarrón
Te has superado de tanto mirarte
Corazón universal
Hambre ambulante.
Travesías, andanzas varias
Elegidos de los cerros
Sombras, dantes, aspirinas
Suspiros coloridos.
¿Qué cosas te hacen sublime?
¿Cómo los montes viven tu simiente?
Viven los hijos de todos, del pueblo,
Viven los hijos del discurso vespertino.
Chancha la nube a dos aguas
Simple cantar alborada
Todo lo tuyo y la nada
Todo paz, todo centauro, toro alado
Miércoles santo, miércoles medio,
Miércoles arrebatado de servil camino
Miércoles niño progenitor emergente
Miércoles tullido y soberano.
Corre, canta, silba nuevamente;
Desperézate del fatal encanto
Agrégale dos libras más al sutil salario
Silba fortaleza.
Tanto anda la alabanza
La canta Juana y Ana
La siembran Sadas y sambas
La malhumoran de espadas
Te quedan viviendo en el corazón.
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