Se terminó el ciclo del PT?
Emir Sader
La
cantaleta regresa a cada elección en Brasil. En 2006, ni era
necesario, porque el ciclo del PT en el gobierno habría sido
interrumpido ya en sus inicios, si se cumplían las previsiones de la
oposición que recurrió a una campaña mediática de denuncias de
corrupción en contra del PT y a la asfixia de recursos para el gobierno
desde el Congreso. Lula no lograría reelegirse, la izquierda brasileña
sería derrotada por décadas.
Pero
no contaban con la astucia del gobierno de Lula, que ya podía
contabilizar los resultados de su política que priorizaba lo social, y
pudo así derrotar de nuevo a la oposición en 2006. En 2010, aquellos
que teorizaban que el éxito del gobierno se debía al carisma de Lula,
pronosticaban que éste no lograría elegir a su sucesora.
La
elección de Dilma permitió demostrar que el esquema del gobierno iba
más allá del “lulismo”, manteniendo e intensificando el modelo
económico-social heredado de Lula. En estas elecciones el desaliento de
parte de los candidatos de la oposición llama a un supuesto “fin del
ciclo del PT”, al que también apresuradamente apelaron los críticos de
fuera de Brasil durante las manifestaciones de junio del 2013. Esto es
lo que alienta a la oposición a tener alguna esperanza para impedir la
victoria del PT por cuarta vez consecutiva, la que aparenta ser la más
fácil de todas.
El coro neoliberal en la mídia
dice que el modelo de crecimiento económico inducido por el consumo y
por la distribución de la renta, se habría agotado. Recurre al
terrorismo para que la tasa de interés siga subiendo, argumentando un
supuesto descontrol inflacionario. Propone el abandono del modelo
económico y el retorno a la centralidad del ajuste fiscal, que llevó a
Brasil a una profunda y prolongada recesión que el gobierno de Cardoso
dejó como herencia a Lula.
Los
brasileños conocen lo que es un “fin de ciclo”, con el corto ciclo del
PSDB de Cardoso, a pesar de sus amenazas de que se mantendría por 20
años en el poder. En aquel momento estaba claro que el modelo
económico neoliberal de Cardoso se había agotado. Cuando logró
reelegirse en 2008, vino otra crisis, que condujo al gobierno a elevar
la tasa de interés al 49%, en un intento desesperado por frenar la fuga
de capitales. Pero no impidió la recesión, que solo fue superada en el
gobierno Lula.
El
apoyo al gobierno de Cardoso bajó a su nivel mínimo, él no logro elegir
a su sucesor y posteriormente su partido solo conoció derrotas
electorales. Su partido no tiene nada que proponer hoy, salvo el
retorno del mismo equipo económico que en la década de los 90 condujo el
país al atolladero por tres ocasiones, en medio de la profundización de
la desigualdad y la exclusión social. En estas elecciones, el PSDB
corre el riesgo de, además de ver a Dilma reelegirse en primera vuelta,
llegar en tercer lugar, colocando al partido en una crisis terminal. El
final del gobierno de Cardoso si representó el fin de un ciclo.
Dilma
mantiene un alto respaldo popular, es la favorita para relegirse este
año, los índices sociales son todavía mejores que los de Lula, cuando la
economía crecía mas, Lula sigue siendo el líder político más grande de
Brasil, el PT tiene buenas posibilidades de hacer su mejor elección,
también para gobernadores estaduales y para el Parlamento.
Los
problemas que el gobierno de Dilma enfrenta solo pueden ser superados
no abandonando el modelo que ha permitido al país crecer y distribuir
renta, simultáneamente, como nunca antes en su historia, sino
profundizando este modelo que permita quebrar el poder del capital
especulativo, dar un rol todavía más activo del Estado en la economía,
y extender y profundizar las políticas sociales. Y no por su
abandono, y el retorno de paquetes de ajuste prometidos por los
candidatos de oposición, con las duras consecuencias que los brasileños
conocen.
No
hay fin de ciclo del PT en Brasil. Dilma y Lula tienen la popularidad
que le faltó a Cardoso. El país no ha entrado en recesión, como con el
PSDB, con la exclusión social que ha caracterizado al gobierno de
Cardoso. La mayoría de la población claramente prefiere la continuidad
del gobierno del PT a las propuestas regresivas de la oposición. Brasil
se prepara para su segunda década de gobiernos posneoliberales.
- Emir Sader,
sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del
Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de
Janeiro (Uerj).
30 años del MST y el odio de los medios de comunicación
Altamiro Borges
La
semana pasada, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, MST,
celebró 30 años de lucha. Los medios de comunicación "privados" -en los
dos sentidos de la palabra- simplemente omitieron este importante
acontecimiento histórico. Algunos periódicos, como el oligárquico Estadão,
que nació vendiendo anuncios de trabajo esclavo en el siglo pasado y
siempre ha sido un enemigo acérrimo de las movilizaciones sociales,
incluso publicó un editorial con sus viejos ataques contra el MST. Los
medios impresos alternativos, con sus escasos recursos -el gobierno
prefiere colocar sus anuncios en los medios de comunicación de los
grandes agricultores - destacaron la larga y exitosa trayectoria de este
movimiento social y plantearon con seriedad sus retos a futuro.
Vale destacar la entrevista a João Pedro Stédile realizada por los periodistas Igor Carvalho y Glauco Faria, de la Revista Fórum Digital.
Los autores señalan que hay varias razones para celebrar el
aniversario. "Con presencia en 23 estados además del Distrito Federal, y
más de 900 asentamientos que albergan a 150 mil familias, el Movimiento
de Trabajadores Rurales Sin Tierra cumplió 30 años en esta semana.
Creado en enero de 1984, en un encuentro nacional que reunió a 80
trabajadores del campo en Cascavel (Paraná), el movimiento realizó a lo
largo de su historia más de 2500 ocupaciones, creo 2000 escuelas en los
asentamientos y entre otros logros se destaca el acceso al crédito para
la producción."
En
la entrevista, el miembro de la coordinación nacional del MST da una
visión general del movimiento y señala los retos a futuro de la lucha
por la reforma agraria en Brasil. João Pedro Stédile afirma que es
necesario actualizar esta bandera de lucha, como resultado de los
cambios en el campo, en los últimos años. "El capital está adoptando un
modelo de explotación de la agricultura llamado agronegocio. En este
modelo, hay una nueva alianza entre las clases dominantes, que agrupa a
los grandes propietarios de tierras, empresas transnacionales y medios
de comunicación burgueses. Ellos utilizan todos sus instrumentos, como
el Poder Judicial y el Congreso, para defender su propuesta,
desmoralizar la reforma agraria y toda la lucha social en el campo".
"Hubo
un cambio, en los últimos años, en nuestro programa agrario y creamos
lo que llamamos la propuesta de reforma agraria popular. En el período
anterior, dominado por el capital industrial, existía la posibilidad de
una reforma agraria de tipo clásico, que representaba la democratización
de la propiedad de la tierra e integrar a los campesinos en el proceso.
Pero ahora, la economía mundial está dirigida por el capital
financiero e internacional. En el campo, este modelo implementó el
agronegocio, que excluye y expulsa a los campesinos y la mano de obra
del campo. Ahora, no sólo basta con distribuir la tierra, porque el
proceso en curso es de concentración de la propiedad de la tierra y la
desnacionalización".
Stédile
también critica el ritmo actual de las expropiaciones de la tierra.
"En el gobierno de Dilma, este proceso está totalmente paralizado, como
resultado de una correlación de fuerzas más adversas, por la base
social y política que conforman el gobierno, y una impresionante
incompetencia operativa de los sectores que constituyen el gobierno".
Para él, la lucha por la tierra pasa hoy, más que nunca, por profundos
cambios políticos en el país. Él aboga por la urgencia de la reforma
política, el fin del financiamiento privado de las campañas electorales y
el fin del monopolio de los medios de comunicación. Sin superar esos
obstáculos, entre otros, la reforma agraria no avanzará en el país.
La
próxima semana, más de 15 mil líderes sin tierra se reunirán en
Brasilia en un congreso que definirá los pasos a seguir en la lucha por
la reforma agraria y el cambio político en el país. Los medios de
comunicación "privados", que hasta ahora tiene un silencio casi absoluto
por los 30 años del MST, hasta podrían informar sobre el encuentro.
Pero tienden a seguir la línea reaccionaria del editorial del Estadão
publicado el pasado martes (21). Para el periódico, que no oculta sus
vínculos con los grandes agricultores, el movimiento "se enfrenta a una
grave crisis de identidad" y tiende a desaparecer. El editorial elogia
el agronegocio, "la gallina de los huevos de oro de la economía
nacional", y condena el "sesgo ideológico", socialista del MST.
En
la práctica, el texto confirma la tesis de Stédile, de que la reforma
agraria en el país sólo avanzará con el fin del latifundio en los medios
de comunicación. (Traducción ALAI)
- Altamiro Borges, periodista brasileño, es Presidente del Centro de Estudos da Mídia Barão de Itararé
Tomado de aquí
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