Más temprano tenía un par de cosas que podían ser dichas, pero ya se me olvidaron.
Así que trataré de no recordarlas para que se me ocurran cosas nuevas.
Diré entonces que más temprano que tarde te ame, te quise, te estime entrañablemente.
Contaré que fueron tus besos,
y que perdí la cuenta,
encontrando tus destellos
que deleitaron la siesta
y me enjaularon al alba
para soltarme en las velas.
Supondré que nada nos separa,
ni un jarrón
ni un septiembre
ni una espera.
Supondré que eres tan enamorado de mis piernas,
como de aquello que te recuerda pálido,
que te recuerda bello,
que devuelve en esmeraldas lo que consiguió en sahumerios.
Sabré que me has amado olivo;
y chañar, canto y muerte.
Que lo único que extrañas
es el olor a serpientes.
Que no has sido sino rico.
Sabio andar de tus simientes.
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