«Cuando el niño era niño... era el momento de hacerse esta pregunta:
¿por qué yo soy yo y no soy tú, por qué estoy aquí y no estoy allí;
cuándo empieza el tiempo y dónde termina el espacio;
¿no es la vida bajo el sol un mero sueño?...»
Wim Wenders
I
Recorre la mirada
los ribetes en las cortinas,
los muros y sus latitudes,
todo lo que esconde
la palabra, el grito,
y un silencio como tonada.
campos fértiles a la adivinanza,
a la esquizofrenia, a la pereza. . .
decir profuso y no decir nada.
1
una rúbrica queda en el cielo
ni asciende ni desciende,
se hace cúmulo, se hace nube,
flecha la travesía y llueven letras.
2
observa a lo lejos como crecen
dos estrellas que no saben
vencer brisa y humo
laurel de triunfo
ni hojas en la acera.
II
Un nudo gordiano
se atesora un a veces,
comulga su silabario
cuando dos mundos
se avienen, sutiles,
en el dilema
como un soplo existencial.
1
un suspiro parte la brecha
cede el nudo una mirilla
y dos miradas extrañas
como de otras tierras
se trinchan un entierro.
2
entonces,
inunda la tormenta
más epopeyas
de los ojos cuando oyen
y se restan,
adictos, otros acordes.
3
en paz se reposan
en la feria de la nada,
. . . el espejo
hecho escarcha,
o en el Arca de Noe
con nadie más a bordo.
III
Otro mundo en carabela
otro ordinario ayer
deshaciendo el nudo
del sueño futuro
bajo el sol de la clave
sin timón
sin tripulación.
desierto es el mar,
los niños se han ido
y el espacio escapó. . .
es apenas otra travesía
otro sueño en la maleta
a descontar,
. . . empieza ya,
¡abre cerrado de ojos!
. . . destaca el cielo de hoy
en el timbre del despertador.
Fuensanta González®
a 18 ~ 20 de febrero de 2008
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