Recuerdo el nocturno cantar de los grillos,
que arrullaban los sueños de cada historia
y fantasía cuentos de hadas sonrientes;
entre palacios, princesas y venadillos.
Tenores de traje verde decoraban el charco,
en la tarde los chicos corrían alegres
para ver las maravillas surgidas del agua,
nacían aventuras de piratas y buzos.
Los rincones de la casa eran el camuflaje
perfecto para las aventuras del día,
cada día una nueva odisea ,
el jardín convertido en selva o bosque.
El viejo camión era una gran montaña
que nos sugería escalar cual alpinistas,
para encontrar en la cima un tesoro
que ganaba la más hábil cabra.
Se reunían los chiquillos a jugar,
esos viejos juegos de rondas
y de papalotes, corriendo y gritando
la niñez se ha marchado ya.
Tzintzuni 1998 julio
No cabe la arena fría, ni el silicio crudo en ocho, sin desangrar la sal de un ardiente tiempo muerto.
ResponderEliminar(personalmente, claro)
qué lindo!!!!
ResponderEliminarY claro que acepto.
Y una advertencia también, estoy seca últimamente, pero ya llegarán las burbujitas!
sólamente frutos personales? o amantes también?
besos y gracias por la invitación!
"el silicio crudo en ocho"... bonita.
ResponderEliminardoña berrysand; todo es aceptado en este espacio... lo personal, lo colectivo, lo que ama, lo que se deja amar, lo que vomita disimulos, lo otro y así.
Un abrazo y vamos sumándonos a la milonga...