El aire siembra un comienzo:
reproduce lo hecho.
El vino o la cebada procesada:
matiza lo dicho.
El arte, el olvido, la memoria:
agiliza a las mentes en lo cierto.
El flujo atroz, el innombrable:
marea en pasiones de lo muerto.
Esa quietud obligada
¿lo escribo o lo olvido?
Ese río que hace nacer a los sinos,
que luego se juntan con sombras mortales,
que entonces festejan cantos yugulares,
que evitan el sol… golpean al cielo,
/abren puertas adentro/
“pase usted”, “hombre a la vista”,
a dejar lo que le sobra,
a enrolarse en una obra
protagónica de esperas;
siente hoy y cierra la puerta.
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