lunes, 19 de septiembre de 2011

Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 9: La modernidad desbocada






Sumario

1 ¿Qué es el pathos de la indignación?
2 Marx, ¿alaba a la burguesía?
3 ¿Qué lecturas hicieron de Marx los pensadores marxistas argentinos?
4 La burguesía, ¿aprendiz de hechicero?

1 ¿Qué es el pathos de la indignación?
Este es nuestro encuentro 9, pero quedó algo pendiente del encuentro 8 y es importante. En la “Introducción a la filosofía del derecho de Hegel” Marx habla de la crítica como denuncia. Es decir, la crítica dice “eso está mal” - esa es su denuncia. Denuncia una injusticia. Marx va a hablar del pathos de la crítica. El pathos vendría a ser la pasión que alimenta a la crítica. La crítica no es algo desapasionado, no estamos en un quirófano, no estamos en un mundo aséptico, no contaminado o sin pasiones. Por el contrario, esta es una filosofía muy pasional, entonces lo que va a decir Marx es que el pathos de la denuncia es la indignación. ¿Qué es el pathos de la indignación? El pathos de la indignación es que en el momento en que descubrimos nuestra situación de ignominia, no tenemos que descubrirla como un sabio descubre algo en su laboratorio. La descubrimos y ese descubrimiento nos llena de indignación, ¿cómo fue que no descubrimos esto antes? Bueno, no importa, lo hemos descubierto ahora. Pero esto es indignante, porque hay un momento en que los hombres tienen que decir que “no”, la mujeres también (ya se sabe que cuando digo “hombres” en Filosofía son hombres y mujeres). Hay que decir que “no”, este es el pathos de la indignación.
Por ejemplo, he aquí una pregunta incómoda, sumamente incómoda para todos nosotros, argentinos que vivimos la década del ’90 bajo un gobierno que todos recordamos: ¿dónde estuvo el pathos de la indignación? ¿Por qué no nos indignamos más? Si todo era tan evidente, si se robaban el país, lo regalaban, si estaba a la vista de todos, ¿por qué el pathos de la indignación estuvo ausente?
El pathos de la indignación cubre todos los aspectos históricos. Uno no sólo se indigna con las injusticias del capitalismo –como Marx-, se indigna también con las injusticias cometidas por quienes pretendieron realizar los sueños de Marx. Quienes pretendieron realizar los sueños de Marx lo hicieron en la Unión Soviética, o en China o en Cuba. Voy a tomar el tema de la Unión Soviética: ¿qué pasó ahí?, ¿por qué los socialismos del siglo XX tan mal realizaron el sueño de una sociedad igualitaria sin oprimidos ni opresores? ¿Por qué no se realizó ese sueño? No se realizó ese sueño porque el concepto de vanguardia no dejó de estar ausente. Las masas no fueron protagonistas, fueron protagonistas las vanguardias. Las vanguardias suelen ser las que se sienten dueñas de la verdad ideológica, de la ideología, de la verdad revolucionaria. Cuando las vanguardias se sienten dueñas de la verdad revolucionaria crean “el Partido” de la vanguardia. El Partido de la vanguardia es ese partido formado por aquellos que tienen la ideología revolucionaria y que consideran que las masas no la tienen y que ellos deben llevar adelante una función educadora sobre las masas, desde el Partido revolucionario. Ocurre, y ha ocurrido en la URSS, que el Partido de la vanguardia revolucionaria cosifica la ideología. Hace de la ideología un dogma perteneciente a unos pocos elegidos. Estos pocos elegidos se transforman en la burocracia del Partido. La burocracia del partido es la que luego administra el dogma ideológico al cual toda la sociedad tiene que someterse. Finalmente, el Partido dogmático de la vanguardia dogmática elige a su líder, y ahí aparece el culto a la personalidad. Aparece la figura del dictador revolucionario.
Lo mismo pasó en China y lo que abordo ahora es una cuestión muy polémica. La revolución cubana triunfa en enero de 1959 y abre una aurora de esperanzas en América latina. Pero estamos en el siglo XXI y la figura emblemática sigue siendo la de Castro quien, para mi total desolación y repulsa -lo confieso-, hace pocos años ordenó fusilamientos. Uno es totalmente enemigo de la pena de muerte. Y considero que ninguna figura política puede extenderse tantos años al frente de un país sin desgastarse y sin cosificarlo. O sea, sin impedir que la historia avance en él creativamente. La historia tiene que avanzar creativamente y para eso hay que formar cuadros políticos nuevos. Lo que tiene que hacer un gobernante revolucionario es formar cuadros políticos nuevos porque una revolución tiene que ser constante, no puede detenerse.  Y si un tipo está cuarenta años en el mismo puesto esa revolución está detenida, congelada.
2 Marx, ¿alaba a la burguesía?
Vamos a volver ahora al Manifiesto Comunista de Karl Marx. Marx firma este texto junto con Engels pero nosotros se lo vamos a atribuir a Marx. Es un texto importantísimo que le es encomendado a Marx por la Liga de los comunistas, es un texto militante, es un texto escrito en un momento álgido de Europa en el cual Marx revela un optimismo histórico notable que ojala pudiéramos tenerlo nosotros hoy. Pequeña digresión voy a hacer acá: ustedes observen qué afortunado era Marx; Marx era un hombre que todavía creía que el proletariado iba a enterrar a la burguesía. Nosotros hoy estamos verificando que el proletariado no sólo no enterró a la burguesía sino que la burguesía ha enterrado al proletariado y que en principio lo ha lanzado a los márgenes, lo ha quitado de la esfera del trabajo, y no tenemos sujeto histórico que venga a redimir la historia que vivimos. Que venga a ponerla en orden, que venga a encarnar nuestros sueños como el proletariado encarnó los sueños históricos de Marx.
Entonces, el Manifiesto Comunista es un texto que expresa el profetismo de Marx. Marx aparece aquí como un profeta de la historia. Es un hombre que dice: hay dos clases –ese es el comienzo, la primera parte del Manifiesto- la burguesía y el proletariado. Hay una dialéctica histórica, hay algo que se realiza internamente en la historia y es la dialéctica de la historia. Esa dialéctica va funcionando así ­–va a decir Marx- la burguesía ha liquidado todas las formas feudales de producción y ha generado al proletariado industrial. Este proletariado industrial va a ser la clase revolucionaria que va a terminar con el orden burgués capitalista y va a instaurar un nuevo orden de igualdad. Marx –observen este paso delicadísimo-, para que el proletariado surja, necesita que la burguesía triunfe. La burguesía tiene que triunfar en todas partes para que sea posible el surgimiento del proletariado. Si la burguesía no triunfa en todo el planeta, el proletariado va a surgir en algunos lados, pero no se va a poder dar la revolución mundial. Marx considera que para que eso sea posible, la burguesía tiene que triunfar en todas partes.
Va a decir Marshall Berman en un libro valioso titulado “Todo lo sólido se desvanece en el aire” que pareciera que Marx no viene a enterrar a la burguesía sino a alabarla. Y Marx alaba a la burguesía, en efecto, lean ya el Manifiesto Comunista porque si ustedes aman a la burguesía yo puedo asegurarles que pocos le han cantado loas tan brillantemente como Karl Marx, quien se presentó para enterrarla. Como el filósofo alemán necesita, insisto, que la burguesía triunfe para que el proletariado emerja y aniquile a la burguesía, Marx se enamora de la burguesía. Yo sé que esto que estoy diciendo es un poco exagerado pero es bueno ser exagerado a veces.
Entonces comienza a analizar la dinámica de esta clase social que es la burguesía. La burguesía –dice Marx- es la clase más revolucionaria de la historia. Porque la burguesía ha liquidado todo. Ha liquidado fundamentalmente al mundo medioeval y al mundo feudal. Ustedes piensen en lo que era un feudo, un feudo era un espacio limitado en el cual había un Señor feudal y estaban los siervos de la gleba que trabajaban para el Señor feudal. Pero era una estructura cerrada en sí misma. El feudo es una estructura cerrada en sí misma. En cambio los burgos comienzan a comerciar entre ellos, los feudos no comercian entre ellos, los burgos sí. La burguesía es siempre expansiva –para decirlo con una palabra de hoy- la burguesía es siempre globalizadora. La gran globalización de la burguesía es el descubrimiento de América. Ahí la burguesía crea un mundo. La burguesía es la primera que crea un sistema mundo. O sea que la burguesía nace como clase globalizadora. Este mundo que crea la burguesía es un mundo de mercancías y la burguesía, de ahí en adelante, constantemente, comienza a destruirlo todo. Entra en la India, entra en China, y esto es lo notable de Marx, ¿qué va a decir Marx de las atrocidades que los ingleses hacen en la India? –Marx se ocupa mucho de India, tiene dos textos fundamentales: “La dominación británica en la India” (1852) y “Futuros resultados de la dominación británica en la India” (1853). Hay un corpus importante de textos sobre el colonialismo que analizó Marx y uno de ellos era sobre Bolivar, Marx estaba contra Bolivar, porque justamente Marx no quería que América latina fuera independiente de Inglaterra, porque eso iba a retrasar el desarrollo de la burguesía. En cambio, si Inglaterra invadía América latina iba a instaurar cuanto antes aquí en sistema de producción capitalista y de ahí iba a surgir el proletariado que iba a liberar América latina, en consecuencia Marx está  en contra de Bolivar-. Por ejemplo, en la batalla de “El Álamo” (película de 1960), donde los norteamericanos van a conquistar Texas, Marx hubiera estado al lado de John Wayne. Le hubiera dicho: mire, usted es un cerdo capitalista, usted tiene que triunfar aquí, imponer el moderno sistema de producción capitalista para que surjan los proletarios y hagan la revolución. No es mi propósito –le diría John Wayne. A mí no me importa­ –le diría Marx. Me importa el objetivo que usted desarrolla en la historia. Para mí, lo que usted está realizando en la historia, son los fines del sistema de producción capitalista. Este sistema de producción tiene que imponerse en todos lados. Y también en la India, al costo que sea. “Qué importa los estragos si los frutos son placeres. ¿No mató a miles de seres Tamerlán en su reinado?” Es un poema de Goethe que cita Marx. Los estragos no importan, lo que importa es que entre el modo de producción capitalista porque de ahí van a surgir los proletarios que van a liberar a la India. Estamos esperando eso.
3 ¿Qué lecturas hicieron de Marx los pensadores marxistas argentinos?
Los seguidores de Marx en la Argentina que no se caracterizaron nunca por su creatividad sino que copiaron mecánicamente las verdades del maestro, justamente se basaron en estos escritos sobre el colonialismo de Marx para interpretar la historia argentina. Al basarse en estos escritos de Marx resultó que entonces los representantes del progreso y del desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas terminaron por ser, fundamentalmente, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca. No sé si ustedes piensan que esa gente desarrolló el sistema de producción capitalista en la Argentina, yo no lo creo. Creo que lo único que hicieron fue construir una ciudad importadora de la manufactura británica y exportadora de los granos y las vacas argentinas. Un esquema de monoproducción y de no desarrollo industrial. Un capitalismo que no desarrolla industrias no es capitalismo, es un capitalismo totalmente primitivo dependiente de la fructificación de la tierra. Apenas ese esquema entró en conflicto con la crisis del ’29 colapsó la Argentina próspera de los llamados “nuestros abuelos” –yo no tuve abuelos prósperos, creo que ninguno de nosotros-. Ahí tuvo que ir Julito Roca a pedir a Inglaterra que por favor no dejara de comprar las carnes argentinas y dijo esa famosa frase “la Argentina es una de las joyas más preciadas de la corona británica”.
Los pensadores marxistas fueron mitristas porque tomaron el esquema de Marx y dijeron: ¿quiénes representan el capitalismo en la Argentina? Bueno, Buenos Aires. Las clases ilustradas por la razón ilustrada, la burguesía. No esos harapientos caudillos federales del interior. Y este es el esquema que desarrolla Sarmiento en el “Facundo”, el esquema civilización/barbarie, donde la civilización son las clases ilustradas de la centralidad de Buenos Aires y la barbarie es todo el interior, el de la Mesopotamia y el interior mediterráneo. Los pensadores marxistas siguieron este esquema extraído de los escritos de Marx sobre el colonialismo. Allí donde entra la clase burguesa ilustrada entra el capitalismo y todos esos contendientes de un país del interior como era el Federalismo, eso es la barbarie, y adhirieron a la versión mitrista de la izquierda. No les gustaba Mitre pero era necesario Mitre porque Mitre era la burguesía y si Mitre triunfaba, en la Argentina se iba a desarrollar un capitalismo productivo, tan productivo que iba a surgir un proletariado revolucionario.
Esta concepción que tiene Marx de la historia como que la burguesía capitalista tiene que adueñarse de toda la territorialidad del planeta para que de ella suja el proletariado revolucionario condenó al mundo colonial a tener que esperar el ser conquistado por las burguesías de los países metropolitanos, de los países centrales. Entonces, Marx se condenó a sí mismo a apoyar todo avance de la burguesía colonizadora en los países coloniales y este es uno de sus más gruesos errores.
 4 La burguesía, ¿aprendiz de hechicero?
Lo que Marx dice es que la burguesía capitalista desarrolla unas potencias económicas tan poderosas que finalmente no las va a poder controlar. Lo que Marx está diciendo es que la burguesía capitalista es como “El aprendiz de hechicero” (1940). Yo creo que Walt Disney pensó muy poco en Marx pero, sin embargo, hizo uno de los dibujos animados más marxistas que se han hecho y de los mejores. Es “El aprendiz de hechicero” que está en la película “Fantasía” de Walt Disney –que en cualquier momento aparece, no sé si ustedes piensan como yo, pero yo creo que si no lo descongelaron todavía, lo están por descongelar. En cualquier momento, ustedes no se sorprendan, descongelan a Walt Disney, le meten un corazoncito ahí en cualquier lugar, y aparece ¡oh!-, basado en una partitura del compositor francés Paul Dukas, que está basado a su vez en un poema de Goethe, el aprendiz de hechicero es Mickey; resulta que se va a dormir el brujo y Mickey le roba el bonete, se pone el bonete y empieza a hacer locuras como –diría Marx- la burguesía. La burguesía sigue creciendo, sigue creciendo, sigue creciendo, ¿quién va a detener a este monstruo que no puede controlarse a sí mismo y sigue creciendo? Bueno, lo mismo hace Mickey. Mickey desata una hiper producción de escobas. Estas escobas no se detienen nunca y cuando corta una aparece otra y aparece otra y aparece otra. Y esta es la pesadilla del aprendiz de hechicero que no puede controlar aquello que ha desatado. No puede controlar lo que desató. Marx va a decir de la burguesía que la burguesía no puede controlar lo que desató.
Traigámoslo al día de hoy: ¿ustedes creen que la burguesía, el capitalismo puede controlar hoy lo que desató? ¿Porque creen ustedes que los musulmanes en cualquier momento incendian París? Porque el neoliberalismo de la democracia de mercado no puede controlar lo que desató. Desató una exclusión, una marginalidad social incontrolable y en cualquier momento la negritud se apodera de la ciudad. Por eso Bush levanta un muro, porque no puede controlar lo que desató. Y lo siguen desatando porque insisten en el capitalismo, neoliberal, una democracia de mercado y todo eso que es un sistema de una crueldad infinita porque genera constantemente hambrientos, desesperados, moribundos; y los genera en las periferias mientras que en el centro la riqueza es cada vez mayor.
Volvemos a Mickey. Es el mago. Este sistema de la burguesía sigue desarrollándose como Mickey sigue fabricando escobas. Pero lo de Mickey termina bien porque aparece el brujo, lo controla a Mickey, se pone él el bonete de mago y las aguas se aquietan, le da una patada a Mickey que se va corriendo como un simpático ratoncito y todo vuelve a su cauce. Bien, ¿quién es en Marx el mago? Es el proletariado industrial, porque Marx cuando nos dice que la burguesía ya no sabe cómo contener los conjuros que ha desatado, nos va a tranquilizar y nos va a decir: quédense tranquilos, eso lo va a hacer el proletariado. Una vez que el proletariado sepulte a la burguesía va a instaurar un mundo justo y un mundo racional. Eso no ocurrió. La burguesía sepultó al proletariado y la burguesía está desbocada, en el siglo XXI más que nunca. Y en lugar de burguesía se da a sí misma el nombre de neoliberalismo, democracia liberal de mercado, que es un sistema que concentra y excluye. Concentra y excluye. Al excluir excluye tanto que los que viven en la opulencia de la concentración están aterrorizados porque los excluidos son tantos que en cualquier momento invaden las ciudades de la opulencia.
En consecuencia yo creo que hoy vivimos una situación histórica pre apocalíptica porque, además, estos tremendos problema históricos de hoy se van a solucionar con guerras nucleares localizadas. Pero ninguna guerra nuclear va a ser localizada porque lo nuclear raramente puede ser localizado. Ustedes perdonen, yo admito que no es una visión muy optimista de la historia, pero acá no regalamos optimismo. Hay determinados problemas ante los cuales las categorías de “optimismo” o “pesimismo” son risibles. Porque acá no es una cuestión de ser optimistas o pesimistas, esto está ocurriendo, y aunque uno sea optimista no puede dejar de verlo ni puede dejar de señalarlo.       
Estamos viendo, hoy más que nunca, el mundo que Marx anunció en el Manifiesto que la burguesía no iba a poder controlar. Entonces este mundo de hoy, aunque Bush ponga muros, aunque París lo vote a Sarkozy en lugar de a la socialista Royal y aunque en la Argentina se vote a las políticas que aseguran la seguridad antes que la cultura –porque se vota desde el miedo-, igual va a ser muy difícil -si se sostiene el sistema económico-político de la exclusión, de la marginación- que esto se solucione sin un enfrentamiento de características pre apocalípticas.  

 Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.




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