Una poesía.
A la vez, tu prejuicio por la poesía.
Tu todo anclado en la nada, extremos
Y otra poesía barrio de oro.
Una poesía.
Tu mirada que pregunta: ¿qué es eso?
Y apenas si puedo devolverte tu luz
Y suponer tantos finales felices como finales tristes
Y asumir que, ahora, sólo tengo tu mirada.
Una poesía.
Y el embrujo indio galopando por mi cuadra
Y un sin fin de amores que, gracias a dios, no me pertenecen
Ni serán míos
Usted sabrá entender la libertad que me proporciono
Le gano a la soledad si te dejo
Esa es mi patria.
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