Un día de paz,
un día de montaña.
Un día en donde el Sol abre corazones.
Un día en tu vida de Tierra.
Un momento,
que se reproduce cerca del río,
y que cuenta historias a corazón abierto,
y se mueve al ritmo de tu sahumerio,
con el humo santo una vez muerto.
La codicia,
que no espera niña de tanto crecer,
abraza a la estima perdida,
se refugia entre mis brazos,
cuenta la historia.
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